Portada » Filosofía » Filosofía practica de Descartes
Busca la felicidad: “vivir lo más felizmente que pudiese». Su objeto son las acciones: “ver claro en mis ac-ciones y andar seguro por la vida”. La acción no admite demora; no se puede permanecer irresoluto. Es necesario, pues, una “moral provisional” mientras buscamos la moral perfecta. Seguir con constancia las opiniones dudosas. Seguir las opiniones más probables. Seguir las opiniones más moderadas porque son más cómodas y verosímilmente las mejores. Evitar la inconstancia y vacilación, que es señal de debilidad y lleva a la irresolución.
Busca “distinguir lo verdadero de lo falso” y hacernos dueños de la naturaleza. Su objeto son las verdades científicas y metafísicas. Se debe suspender el juicio en estos asuntos mientras no descubramos la verdad. No conformarse con verdades provisionales, sino con verdades evidentes indudables. No admitir lo dudoso ni lo probable. No admitir como verdadero lo verosímil. Cultivar la duda, aunque sea como método.
Todas estas diferencias nos llevan a admitir que Descartes distingue entre un “uso teórico” y un “uso práctico” de nuestra razón. Sin embargo, Descartes no admitiría nunca que haya una “Ra-zón teórica” y una “Razón práctica”, esto es, dos facultades diferentes. Su concepción de la Ciencia es una, precisamente porque la Razón humana es una, aunque se aplique a objetos distintos. La Razón humana es, pues, una, pero según se aplique a la matemática y a la naturaleza o a las acciones humanas alcanzará certezas indudables u opiniones probables.
Ha sido necesario elaborar la moral provisional antes de poner en práctica la duda metódica para tener seguridad en el obrar, algo que no puede permanecer en suspenso. En efecto, se puede vivir con la suspensión del juicio teórico, pero no es posible sin unas normas morales que diri-jan nuestra acción con los otros hombres. En el plano teórico no es aceptable lo verosímil ni lo probable, pero en el plano moral sí, pues no existen opiniones evidentes. En el plano moral to-das las opiniones son probables. De ahí que en la primera máxima moral recomendara mode-ración, pues al ser sólo probable, si cometíéramos un error, sería menos grave que si hubiéra-mos optado por una actuación extremada. Aceptado el valor de la moral
como probable y teniendo una guía para la vida ya es posible dedicarse por entero a la