Portada » Filosofía » Filosofía política y ética: desde el contractualismo hasta Kant
El Estado es un ente natural que precede al individuo. La existencia individual cobra sentido únicamente dentro del marco del Estado.
El individuo precede al Estado, el cual surge a partir de un acuerdo entre los primeros. El Estado existe para servir a los intereses de los individuos, por lo que los derechos colectivos no pueden tener prioridad.
Los contractualistas plantean la hipótesis de un estado de naturaleza, previo a la fundación del Estado y la vida en sociedad. Se trata de una conjetura sobre cómo sería la vida humana al margen de la sociedad.
Inglaterra, Guerra Civil Inglesa (Partidarios del Parlamento vs. Seguidores de Carlos I). Para evitar el conflicto, se buscaba un gobierno fuerte que impusiera el orden.
Revolución Gloriosa (1688), que consolidó el poder del Parlamento sobre la monarquía. Tras la salida de Jacobo II, los derechos y la limitación del poder adquirieron relevancia. Locke desarrolló una teoría política que defendía los derechos naturales de los individuos y un gobierno limitado.
Ilustración. Época de descontento social y político, marcada por la desigualdad social. Las ideas de Rousseau influyeron en la Revolución Francesa (1789).
La teoría del conocimiento de Kant representa un giro copernicano. Todas las éticas anteriores a la suya eran materiales. Kant propuso una ética formal, vacía de contenido, como la única capaz de superar las fallas de las éticas materiales.
La ética formal de Kant se ocupa únicamente de cómo debemos actuar, de la estructura que deben tener nuestras acciones morales, independientemente de su contenido.
Kant afirma: «Ni en el mundo ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad«. Esta buena voluntad es buena en sí misma. El ser humano actúa moralmente cuando actúa por deber (la necesidad de una acción por respeto a la ley).
Es la exigencia de obrar moralmente de forma universal y autónoma. Se expresa en dos formulaciones principales:
Kant reubica la metafísica en la razón práctica, ya que conceptos como Dios o la inmortalidad del alma no pueden conocerse empíricamente. Para alcanzar el bien supremo (síntesis de virtud y felicidad), la razón debe postular tres principios esenciales:
Kant aclara que la felicidad y la vida eterna no deben ser la motivación para obrar moralmente; lo importante es ser dignos de la felicidad.