Portada » Filosofía » Filosofía de Platón y Aristóteles: Ideas, Sustancia, Conocimiento y Felicidad
Platón diferencia dos tipos fundamentales de conocimiento. Por un lado, el conocimiento sensible, que se basa en la percepción de un mundo material en constante cambio. Este solo nos proporciona opiniones (doxa) a través de la imaginación (eikasia) y la creencia (pistis). Por otro lado, el conocimiento inteligible (episteme), que es el conocimiento verdadero. Se alcanza mediante la razón y la intuición intelectual (noesis) y su objeto son las Ideas o Formas: entidades universales, eternas e inmutables. Platón explica la posibilidad de este conocimiento a través de la teoría de la reminiscencia (anámnesis), según la cual el alma, al conocer, recuerda las Ideas que contempló en el mundo inteligible antes de unirse al cuerpo.
Para Platón, la realidad está dividida en dos ámbitos distintos:
El ser humano es concebido como una unión dualista de cuerpo y alma:
La virtud fundamental, entendida como justicia en el individuo, surge cuando existe armonía entre estas tres partes, es decir, cuando la parte racional guía a la irascible y ambas controlan la concupiscible. Esta estructura y dinámica es ilustrada por Platón en el Mito del Carro Alado.
Platón diseña un Estado ideal (República) basado en una analogía estructural con su concepción tripartita del alma humana. La sociedad justa se organiza en tres estamentos o clases sociales, cada una cumpliendo una función específica:
La justicia en la sociedad se logra cuando cada estamento cumple adecuadamente su función específica, contribuyendo así a la armonía y al bien común de la polis. Platón también describe un ciclo de degeneración de las formas de gobierno, partiendo de la aristocracia (gobierno de los mejores, su ideal) y decayendo sucesivamente en timocracia (gobierno del honor), oligarquía (gobierno de los ricos), democracia (gobierno del pueblo, que considera anárquico) y, finalmente, tiranía (la peor forma de gobierno).
Aristóteles, discípulo de Platón, rechaza la Teoría de las Ideas. Argumenta que si las Ideas (esencias o formas) están separadas de las cosas sensibles, no pueden ser su causa ni explicar el cambio y el movimiento que observamos en el mundo. Para Aristóteles, las esencias son inmanentes, es decir, residen *en* las propias cosas sensibles, no en un mundo inteligible separado.
Frente al problema de cómo explicar la realidad sensible y el cambio, Aristóteles propone su Teoría Hilemórfica. Sostiene que todo ser individual (sustancia) se compone de dos principios indisociables:
La unión de materia y forma constituye el compuesto hilemórfico, que es el individuo concreto (ejemplo: la estatua terminada).
La noción central de la metafísica aristotélica es la sustancia (ousía), aquello que existe por sí mismo y subyace a los cambios. Aristóteles distingue:
La sustancia es lo que permanece a través de los cambios accidentales (cualidades, cantidades, etc.).
El cambio o movimiento, un aspecto fundamental de la realidad sensible que Platón no lograba explicar satisfactoriamente con sus Ideas separadas, es explicado por Aristóteles mediante los conceptos de potencia y acto:
El cambio es, por tanto, el paso de la potencia al acto; la actualización de una potencialidad inherente a la sustancia (ejemplo: el proceso por el cual la semilla se convierte efectivamente en árbol).
Aristóteles adopta una postura fundamentalmente empirista: afirma que todo conocimiento comienza con la experiencia sensible. Rechaza las ideas innatas platónicas.
El proceso del conocimiento sigue estos pasos:
Los grados del conocimiento se pueden resumir en:
Aristóteles defiende un realismo gnoseológico: aunque los conceptos universales solo existen en la mente como abstracciones, reflejan fielmente la estructura esencial (la forma) que existe realmente en las cosas particulares.
La ética aristotélica es teleológica (busca un fin) y eudemonista (ese fin es la felicidad).