Portada » Filosofía » Filosofía de Ortega y Gasset: Raciovitalismo y Perspectivismo
1875: Golpe de estado de Martínez Campos. Proclamación del rey Alfonso XII. Restauración borbónica. El sistema político se caracteriza por la alternancia pactada entre el partido conservador y el liberal, con gran influencia de los caciques.
Muerte de Alfonso XII y regencia de María Cristina. Alfonso XIII continúa este sistema político desde 1902, alejado de la sociedad e impidiendo la participación de otras fuerzas: socialistas, sindicalistas, anarquistas, republicanos y regionalistas.
Desastre del 98: Síntoma de la crisis. La situación socioeconómica a principios del siglo XX muestra la inoperancia política: esperanza de vida de 34 años, alta mortalidad infantil y altísimo analfabetismo. Escasa industria, concentrada en el País Vasco y Cataluña, mientras el 70% de la población vive en el campo en condiciones miserables. Éxodo rural y emigración.
Primera Guerra Mundial: Aunque España no participa, el conflicto beneficia a algunas empresas, pero la demanda europea encarece los productos, perjudicando a obreros y campesinos. Aumento de la conflictividad social: huelgas generales, pistolerismo y atentados anarquistas. La tensión sociopolítica se agrava con el desastre de Annual.
Esta situación provoca desconfianza hacia los partidos tradicionales y facilita el auge de los totalitarismos. Ortega y Gasset, en La rebelión de las masas, muestra su preocupación por las consecuencias de la revolución rusa y el fascismo. En España, el golpe de estado de Primo de Rivera instaura una dictadura que dura 8 años.
Este periodo coincide con la Edad de Plata de la cultura española: Picasso y Sorolla en pintura, Gaudí en arquitectura, Albéniz y Falla en música, Eugenio D’Ors, Pérez de Ayala y Ortega y Gasset en el campo del pensamiento y Ramón y Cajal en ciencia.
Ortega y Gasset continúa la línea de los movimientos que aspiran a resolver los problemas de España: el regeneracionismo de Joaquín Costa, la renovación pedagógica de Giner de los Ríos y la Generación del 98.
Inicialmente, Ortega y Gasset se inspira en el neokantismo alemán. Pronto abandona este modelo, considerándolo parte del idealismo que ha causado la crisis de la modernidad.
Para Ortega, superar el idealismo no es solo una cuestión filosófica, sino la solución a los problemas de España y Europa. Si se supera el principio de racionalidad de la modernidad con una idea más básica, se abrirá una nueva época.
El vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl son decisivos en la configuración de la propuesta orteguiana para superar el idealismo. Ortega confronta el vitalismo nietzscheano con su raciovitalismo.
De Husserl hereda la preocupación por una filosofía con fundamentos firmes, descubiertos a partir de una reflexión autónoma. Para la fenomenología, ese fundamento es la conciencia; para Ortega, es la vida.
Los existencialismos de Heidegger y Sartre configuran su contexto filosófico más cercano. La descripción orteguiana de las categorías de la vida se asemeja al análisis heideggeriano de la existencia humana.
Ortega comparte con Sartre la idea de que el ser humano carece de naturaleza, ya que la vida es un «quehacer». Ambos coinciden en que el hombre es un «náufrago» en la existencia, que debe decidir continuamente la vida que ha de vivir.
Finalmente, la influencia del historicismo de Dilthey es decisiva en el concepto orteguiano de razón vital e histórica: el ser humano es incomprensible fuera de su vida y su historia. También recoge de Dilthey la concepción de la vida como realidad radical, punto de partida para comprender al hombre.
Influenciado por Nietzsche, Ortega considera que la realidad es la vida. Los conceptos tradicionales de la filosofía, como ser, idea, sustancia o causa, son vacíos. La realidad se caracteriza por ser devenir, cambio, movimiento. La realidad para cada hombre es su vida, por lo que es perspectiva, relativa e irracional. Ortega acepta el perspectivismo de Nietzsche, pero eliminando su relativismo e irracionalismo. La perspectiva es el principio organizador de la realidad, que ofrece a cada sujeto una parte de sí misma.
Frente al irracionalismo y relativismo de Nietzsche, Ortega propone una concepción perspectivista. Cada sujeto conoce desde su punto de vista, desde una razón inscrita en su circunstancia (razón vital). Sin embargo, esa circunstancia no le impide acceder a la verdad. Lo que conoce es verdadero, aunque no toda la verdad. La realidad completa nunca será conocida porque presenta tantas perspectivas como seres humanos.
Ortega critica el vitalismo de Nietzsche: el ser humano no puede prescindir de la cultura, de la búsqueda de la verdad, el bien y la belleza. Define al hombre como un «devorador de verdades»: se alimenta de verdades porque necesita saber a qué atenerse. Sin verdad no hay hombre, pero esa verdad solo es accesible y útil desde y para un ser humano que es razón vital (raciovitalismo).