El «postfeminismo» es un concepto que podemos encontrar citado en muchos artículos sobre todo de prensa, que tocan los temas de género en relación con los productos de consumo mediático que se consideran propios de las mujeres jóvenes Y adolescentes. Su significado, sin embargo, es difuso y tiene connotaciones diferentes. Como el término indica, «postfeminismo» alude a algo que ocurre «después» del feminismo, pero también a la idea de que el feminismo ya está superado. Por una parte, se refiere a una actitud antifeminista que surgió paralela al desarrollo de la Segunda Ola de Feminismo a partir de los años setenta, en la que se insistía que el feminismo era propio de mujeres histéricas y agresivas con los hombres. En realidad, esta imagen ha sido una constante desde los inicios del sufragismo a partir de la Revolución Francesa, que calificaba a las mujeres que luchaban por el derecho al voto, de poco maternales, agresivas, o que se cuidan poco físicamente. Este estereotipo no ha desaparecido a lo largo del Siglo XX, y es repetido a menudo en la cultura popular que generan los medios de comunicación. Susan Faludi, escritora y periodista americana, empezó a estudiar cómo, al mismo tiempo que el capitalismo se endurecía en Occidente con las posturas neoliberales, en la época de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, surgía una reacción muy fuerte en contra del feminismo. El concepto «post-feminista» fue adoptado también en otro sentido por mujeres jóvenes que no querían ser asimiladas en los años noventa a las luchas del feminismo que consideraban que había sido propio de sus madres, Y que reivindicaban el poder sentirse felices también dentro de los papeles tradicionales, como la maternidad. En realidad, el término hace referencia un trui_to confusa a ciertas prácticas de generaciones de mujeres más jóvenes que se habían criado ya con la cultura mediática y popular como referente identitario. Y es que existe un elemento generacional en todo esto que no podemos obviar. Un ejemplo esclarecedor de lo que ocurrió en torno a este tema, fue el debate que mantuvo Rebecca Walker con su madre, la escritora mundialmente famosa Alice Walker activista afroamericana, ganadora del.Premio Pulitzer de Ficción en el año 198~ por la publicación de su novela El color púrpura. Rebecca Walker se dirigió a su madre a través de la publicación de una serie de textos en los que le decía que el feminismo no podía ser el mismo para su generación que para la de ella, y acufió precisamente la expresión «Tercera Ola de Feminismo» al fundar la ONG Third wave feminism.
LOS MEDIOS DE Comunicación: CREADORES DE IDENTIDADES
Contemporáneas
Los medios no son ventanas al mundo, ni crean solo descripciones de la realidad, son agentes de socialización que nos proporcionan la información con la que elaboramos ideas sobre lo que nos rodea. Los medios informan, divierten, educan, entretienen y, en los últimos años, con las nuevas tecnologías y el desarrollo de la web 2.0, se han convertido en uno de los elementos más importantes de la interacción humana. Los nuevos medios han conseguido romper los límites del espaciotiempo, de tal forma que las barreras espaciales ya no son un impedimento para el desarrollo de las relaciones interpersonales o el acceso a la información de forma instantánea. Cuando realizamos un ejercicio de reflexión sobre el entorno mediático y lo convertimos en un objeto de observación, nos damos cuenta de que su interpretación es un proceso complejo, porque lo que aparece en ellos etiquetado
como «realidad», es una construcción hecha con recursos técnicos especializados.
Los medios son generadores de subjetividad e inter-subjetividad, ya que contribuyen a la formación de las ideas que tenemos no solo sobre el entorno, sino sobre nosotros mismos: qué somos, cómo nos valorarnos, e incluso qué cuerpo debemos tener o en qué grado de visibilidad podemos mostrarlo en la vida social, todo está determinado por las representaciones mediáticas. En este sentido, los medios son muy poderosos porque pueden hacer que las ideas que tenemos sobre nuestros propios valores o defectos, se deban a una elaboración que no se ha forjado en la realidad interactiva.
LOS MEDIOS COMO PODER CULTURAL
Michael Mann, Las fuentes del poder social (1997), que define el poder como la capacidad para alcanzar objetivos mediante el dominio del medio en el que uno habita. Este autor argumenta que las sociedades están recorridas por múltiples redes de poder que se superponen_. Pueden ser grandes o pequeñas, pero cubren todas las facetas de nuestra vida: el amor, la familia, la economía, el Estado. Cada individuo participa, además, en distintas culturas: laboral, de clase, de vecindad, de género, de generación, de aficiones, etcétera. En la sociedad de la información el poder de actuar y conseguir los deseos propios está limitado, jerarquizado y organizado de determinadas formas en las que unos sujetos o grupos detentan la hegemonía sobre otros.
Mann explica que toda sociedad se mantiene porque desarrolla n1últiples redes socio-espaciales de poder que se superponen e interceptan. Esas formas de poder se pueden clasificar en cuatro estructuras fundamentales.
**El poder de los medios y la representación:
> El poder económico es el que procede de la producción de bienes materiales que aseguren la subsistencia del grupo, y comprende tareas que van desde la extracción de materias básicas de la naturaleza o la acumulación de bienes, hasta el uso de los recursos :financieros. Los grupos que controlan la producción, distribución, el intercambio y el consumo de esos bienes son las clases dominanteS, que van variando a lo largo de la historia.
> El poder político es el que procede de la actividad de coordinar a los individuos y regular los patrones de su interacción. Esta regulación es centralizada, institucionalizada y territorializada. Su forma más evidente hoy día son los estados: sistemas de autoridad que marcan la actuación individual con una serie de límites legales.
>El poder coercitivo es el que surge de la necesidad de defenderse físicamente de forma organizada. Supone el uso o la amenaza de usar la violencia física para someter a un oponente. Con el desarrollo tecnológico los seres humanos hemos ido incrementando la capacidad para causar daño de forma organizada. La forma histórica inás característica es el poder militar, utilizado tanto para las conquistas de otros territorios como la defensa de
las agresiones exteriores. Los sistemas policiales son aquellas estructuras en teoría utilizadas para controlar la violencia en el interior de los estados modernos.
>El poder ideológico, ta1nbién denominado cultural o simbólico, es el que
deriva de nuestra incapacidad de entender el m11ndo a través de la percepción
directa de los sentidos.
EL SISTEMA SEXO/GENERO
Habló por primera vez del «sistemasexo/género» en 1975, definiéndolo como el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en un producto de la actividad humana, separando los atributos sexuales, de las elaboraciones de género construidas socialmente. De entre todos los atributos corporales, en la definición sexo/género se han privilegiado solo aquellos elementos que son necesarios para un sistema de reproducción. Esta construcción esencialista ha proporcionado un sistema binario (masculino-femenino) en el que lo masculino ocupa una posición privilegiada y de dominio sobre lo femenino. En las últiinas décadas estos conceptos siguen siendo pensados y redefinidos de forma constante, de tal forma que la Teoría Feminista sigue debatiendo con intensidad sobre ellos. Las teóricas coinciden en que sexo y género son dos categorías que se explican solo mediante su relación. En general, el concepto «sexo» hace referencia a las
características anatómicas de los cuerpos, incluyendo la genitalidad, las características del aparato reproductor y las diferencias hormonales y cromosómicas, mientras que el género designa la elaboración cultural de lo que significa ser mujer y hombre, que se hace sobre la interpretación del sexo. El género es más una forma de comunicación: cómo nos movemos, cómo nos vestimos, cómo miramos, cómo tomamos la palabra u ocupamos un determinado lugar en el espacio social; todo esto está determinado por la configuración de género. Con el concepto de sistema sexo-género, Rubín vincula explícitamente los dos polos de esta conexión, al advertir que la construcción diferencial entre sexos se concreta en un sistema de prohibiciones, obligaciones y derechos distintos para mujeres y hombres. A esta concreción es a la que podemos llamar en todo caso patriarcado y no tiene sentido intentar definirlo de una manera más abstracta o teórica.