Portada » Arte » Fechas en las que se desarrolla el arte Gótico
Es una iglesia datada aproximadamente entre los años 1.029 d.C. Y 1.040 d.C., perteneciente al arte medieval, en concreto al arte ROMánico. Fue mandada edificar por el vizconde Bermon I de Osona, siendo su impulsor el abad benedictino de la Orden de San Benito, Obispo y Conde de Berga y Ripoll, Oliva (también conocido como Abad Oliva
). Se construyó dentro del recinto amurallado del Castillo de Cardona, situado sobre una colina que domina el valle Salino y el valle de Cardener. Localizado en el municipio de Cardona, perteneciente a la provincia de Barcelona, en la comarca del Bages, en la comunidad autónoma de Cataluña (España). Cabe resaltar que fue restaurada en el año 1.949 por el arquitecto y restaurador español Alexandre Ferrant Vázquez y en el año 1.931 San Vicente de Cardona fue declarada Monumento Nacional (desde el año 1.985 denominado Bien de Interés Cultural). Tiene una altura de más de 19 m, una anchura de 17,5 m y una longitud de 49 m, esta construida en bloques de piedra cortados de un tamaño uniforme. Se trata de una iglesia con planta basilical de cruz latina compuesta por tres naves, se puede apreciar como la nace central es más ancha que las naves laterales. La nave central se encuentra cubierta con una bóveda de cañón y arcos fajones, además se encuentra dividida en tres tramos casi cuadrados. Mientras que las naves laterales al ser muy estrechas presentan tres pequeñas bóvedas de aristas y arcos fajones. Aparte tanto los arcos fajones de la nave central como los situados en las bóvedas de aristas se encuentran apoyados sobre pilares cruciformes
. Las tres naves se encuentran precedidas por un nártex rectangular (construcción ubicada en la entrada de una iglesia). En la zona oriental se encuentra situada la cabecera de la iglesia, ésta se encuentra compuesta por un pequeño transepto (nave transversal que cruza transversalmente a la nave principal). También hay un presbiterioelevado al que se accede por dos escaleras laterales. Aparte se aprecia como en la cabecera de la iglesia hay tres ábsides semicirculares. El ábside central se encuentra elevado y en el centro está situada la mesa de altar. Debajo del presbiterio se encuentra la cripta formada por una planta compuesta por tres naves divididas por dos hileras de columnas monolíticas que tienen capiteles piramidales
sin ningún tipo de ornamentación. Sobre los capitales hay situados bloques de piedra que tienen la función de servir de base para el arranque de las bóvedas de arista que cubren la cripta. Sobre el crucero de la iglesia se levanta una cúpula sobre pechinas que tiene pequeñas ventanas en la base. Desde el exterior las pechinas son triángulos esféricos con una superficie limitada por tres arcos de circunferencia. Además cabe destacar que ésta cúpula esta considerada dentro del arte ROMánico la más antigua de toda la Península Ibérica. En cuanto a la composición resaltar que para su construcción se han utilizado aparejo de obra, aparte para aliviar el grosor de los muros hay abiertos siete nichos en el ábside y otros dos nichos en los tramos rectos que llevan hasta el ábside. Los nichos de encuentran cubiertos por arcos que descansan sobre columnas con fustes redondeados. Por lo tanto los muros se encuentra fortalecidos por bandas lombardas, arcos y galerías de arcos ciegos. Desde el exterior se pueden apreciar como todo el conjunto está formado por volúMenes ordenados con simplicidad geométrica. También predomina el muro sobre el vano (algunos de los vanos son abocinados), en consecuencia el interior de la iglesia presenta una iluminación con zonas de luces y sombras. Para finalizar subrayar que debido a su perfecto estado de conservación San Vicente de Cardona se encuentra considerada uno de los mejores ejemplos de la arquitectura del primer ROMánico catalán
.
data de la segunda mitad del Siglo XI. Edificio ROMánico con función religiosa, de planta basilical con tres naves, la central más ancha y alta que las laterales. Posee un crucero que no sobresale en planta y dos torres de base circular que flanquean la entrada principal. En el punto de intersección entre el crucero y la nave central, se alza un cimborrio octogonal con vanos para dar luz al crucero. La cabecera tres Ábsides de planta semicircular el central más grande al corresponder a la nave central. El material principal es la piedra, utilizada en sillares regulares. El sistema arquitectónico es abovedado El muro de sillería reforzado exteriormente con contrafuertes que recogen los empujes de las bóvedas llevados a través de arcos fajones. Predomina el muro sobre el vano. Predominan en su interior los pilares compuestos formados por columnas que se adhieren en cada una de las caras de un pilar. Estas columnas adosadas son las que recogen los empujes de los nervios de las bóvedas.
El arco utilizado es de medio punto. La cubierta de la nave central es de cañón y se apoya sobre las dos bóvedas de medio cañón de las naves laterales .La iluminación es muy escasa. Procede de pocos y pequeños vanos , con lo que la construcción resulta en su interior más bien oscura. Los elementos decorativos exteriores son prácticamente inexistentes; sólo molduras que recorren el muro con decoración del taqueado jaqués, una decoración que nace en Aragón y que se extiende por la Península y que consiste en tacos de piedra que se alternan en altura y que sirven para decorar molduras, cornisas., además de las esculturas existentes en los canecillos El fin de esta construcción es principalmente religioso. El cristianismo está en pleno auge durante los siglos XI y XII. El ROMánico español se desarrolla a través de las influencias que se van a extender por el camino de Santiago como vía de peregrinación no sólo francesa sino también italianas y de otros lugares de España. La influencia francesa va a ser especialmente intensa en Castilla mientras que en Cataluña lo hacen los maestros lombardos, aportando, por ejemplo, los arquillos ciegos o la torre separada del edificio. El ROMánico en España se inicia en Cataluña en la 1ª mitad del Siglo XI. Hacia mediados de siglo se encuentran ya construcciones en Aragón y Navarra. En la década de los 60 las primeras construcciones en Castilla y en León, y todo este proceso se culmina con la más importante en 1075 se inician las obras de la catedral de Santiago de Compostela. Al lo largo del Siglo XII se van a construir las iglesias ROMánicas más importantes. San Martín de Fromista es una de las iglesias más representativas del ROMánico castellano- leónés. Las torres que flanquean la entrada son posiblemente de influencia alemana o francesa ya que no son típicas del ROMánico que se desarrollará en España. Destaca por ser una iglesia en donde se destaca sobre todo el equilibrio de las formas, el perfecto estudio de la decoración que aún siendo sobria será expresión del espíritu de las formas ROMánicas.
La catedral de Santiago es un edificio de grandes dimensiones perteneciente al ROMánico y con gran riqueza decorativa en el exterior. La catedral de Santiago de Compostela es un único edificio situado en Santiago de Compostela, capital de Galicia, está rodeada por bellísimas plazas. La fachada de la catedral está flanqueada
Nos encontramos ante un relieve que presenta la escena de la DUDA DE SANTO TOMÁS, ubicado en uno de los machones del CLAUSTRO ROMÁNICO DE SANTO DOMINGO DE SILOS.
El origen del monasterio se encuentra en la primitiva fundación de época visigótica dedicada a San Sebastián, en el siglo VII. Gracias a la repoblación del Siglo X se amplió este conjunto, convertido en referente religioso, económico y político, del reino castellano. La obra que vamos a analizar se encuentra en el claustro donde se ubica el sepulcro primitivo del abad que le dio nombre. Los datos sobre su cronología son escasos, además en los relieves, se observa la mano de distintos talleres y maestros, lo que dificulta su datación. El conjunto se situaría entre los siglos XI y XII, pleno ROMánico. La duda de Santo Tomás, obra que encontramos en la imagen, forma parte de del conjunto de relieves tallados en los pilares angulares del claustro, que junto con los capiteles forman una amplia colección escultórica del ROMánico castellano. En los relieves se representan escenas de la vida de Cristo y de la Virgen, siendo este, atribuido al denominado maestro de Silos, probablemente de finales del Siglo XII, distintos de los que representan la Anunciación o el árbol de Jesé convertidos en predecesores del arte gótico. En este relieve vemos un tema religioso, del Nuevo Testamento, la duda de Santo Tomás, pasaje bíblico que narra la presentación de Jesús a sus discípulos después de haber resucitados, ante tal hecho Santo Tomás ,incrédulo, solicita tocar las llagas para comprobar la verdad de lo que está viendo, así, las figuras que aparecen en el relieve son: los discípulos, Jesucristo y Santo Tomás, que aparecen distribuidas en tres franjas enmarcadas en un espacio arquitectónico creado por un arco de medio punto. En la primera fila superior vemos 4 figuras al igual que en la central, y cinco en la franja inferior, destacan sobre todas ellas las figuras de los dos protagonistas que, colocados en un lateral, centran la atención de los personajes en la escena. La clara ley de adaptación al marco, se ve reforzada por la gradación de tamaño de los personajes a medida que ascendemos, creando una vaga sensación de perspectiva. Los apóstoles adoptan posturas inverosímiles, hieráticas, propio del ROMánico, mientras que Jesucristo alza el brazo para mostrar su herida a Santo Tomás que aparece de perfil. La figura más importante, Jesucristo,
aparece resaltada además de por la postura, por la representación jerárquica del mismo, más grande que el resto de los personajes señalando su posición más elevada en el rango. Las figuras quedan perfectamente acopladas al marco arquitectónico, como vemos en la mayoría de las obras ROMánicas (Portada del Perdón , de la colegiata de San Isidoro). Como es carácterística habitual en la plástica escultórica ROMánica las figuras son esquemáticas, los pliegues lineales, los rostros prácticamente inexpresivos y sin individualidad, los rostros, similares, enmarcados por la aureola de santidad, que en el caso de Jesucristo aparece con el nimbo cruciforme, cambian su estado de ánimo mediante leves alteraciones, respetando en general, como en los restantes relieves, el principio de generalidad que es propio del ROMánico: no hacen nada, sino que asisten a un acto de gloriosa trascendencia, además en esta obra el relieve es plano, y no hay ningún elemento que nos sitúe la obra en algún espacio concreto. Esta es una de las obras más representativas de la plástica escultórica castellana del ROMánico, el considerado como el primer arte europeo vinculado a la idea de la religiosidad y difundido gracias al Camino de Santiago, las órdenes monásticas…
La última etapa en la decoración de la Capilla Sixtina es la ejecución del Juicio Final, llevada a cabo en su etapa final estable en Roma, ya con 60 años, cuando atravesaba una profunda crisis espiritual y religiosa. Clemente VII fue quien hizo el encargo y aunque Miguel Ángel trató de nuevo de eludir el trabajo, Pablo III le obligó a realizarlo El tiempo empleado por Miguel Ángel en la ejecución de la obra fue de 391 días repartidos en 66 meses. El tema es la Segunda Venida de Cristo y el Juicio Universal, con la resurrección de los muertos, según el relato del Apocalipsis de San Juan. Miguel Ángel lo representa en una inmensa escena única, sin división alguna del espacio pictórico. El esquema de composición se basa en dos planos superpuestos: el celestial y el terrestre, aunque todo irradia a partir de Dios. En la parte superior se encuentran los ángeles con los instrumentos de la pasión. En el centro de la composición, en la parte alta, Cristo está representado como Juez con la mano derecha levantada en un gesto de condena a los pecadores. A su lado se encuentra la Virgen cuyas menores proporciones acentúan la poderosa figura de Cristo. A sus pies y ocupando un lugar privilegiado hay dos santos:
San Bartolomé aguantando su piel (en ella aparece la imagen de un rostro deformado en el que la tradición ha creído ver un autorretrato del artista) y San Lorenzo con la parrilla. En la parte inferior y sobre un grupo de nubes los ángeles del Juicio Final tocan las trompetas y llevan en un pequeño libro el nombre de los salvados y en otro mucho más voluminoso el de los condenados. Una serie de mártires, con los atributos de su martirio pulula en torno a Cristo como un auténtico torbellino. Abajo, a la izquierda se representa la resurrección de los muertos con los esqueletos saliendo de sus tumbas y revistiéndose de su carne. Sobre ellos una multitud de bienaventurados ascienden con dificultad y esfuerzo. Más arriba y sobre unas nubes a la altura de Cristo, los bienaventurados que ya han alcanzado su destino. A la derecha los condenados se despeñan arrastrados por demonios que aceleran su caída hacia el abismo. Caronte lleva a los condenados en su barca. La desnudez de las figuras no gustó a la iglesia de su tiempo y una década después se pidió al pintor Daniele da Volterra que cubriese esa desnudez por lo que se le dio el apodo de Il Braghettone. En la última restauración se ha decidido dejar la obra tal y se ha visto desde entonces. Miguel Ángel prescinde de los efectos escenográficos de las arquitecturas utilizadas en la decoración de la bóveda lo que supone una ruptura radical con el clasicismo. Un torbellino de figuras se mueve angustiosamente en un inmenso espacio vacío, sin profundidad, que trasciende la realidad. El artista representa en toda su intensidad el profundo drama de la Humanidad enfrentada a su destino final. Este dramatismo anticipa el Barroco. El mensaje es cercano al espíritu contrarreformista: Juicio Final, resurrección de los muertos, ascensión de los bienaventurados al cielo y castigo para los condenados que atraviesan con la barca de Caronte.
Representa la última cena que hizo Jesús con sus discípulos. Se distingue a Jesús entre los tres centrales por la aureola situada alrededor de su cabeza. En los relieves se ve como Jesús le esta ofreciendo un trozo de pan al apóstol que tiene a su derecha, el cual es identificado como Judas, a la vez que este intenta llevarse el pez que Jesús tiene en un plato, símbolo de traición. La otra figura que está a la izquierda de Jesús, fue identificado como Juan y está recostado sobre él, era el apóstol más leal a
Jesús. Estos tres personajes centrales aparecen seguidos por diversos apóstoles a cada lado, todos ellos tras la mesa rectangular. De izquierda a derecha en la Última Cena aparece un total de siete figuras repartidas de la siguiente manera: A la izquierda, dos apóstoles conversan entre sí; a continuación, Judas, Jesús y San Juan; tras éste, San Pedro que incitó al discípulo amado a hacer la pregunta y otro apóstol más. A partir de éste último comienza la escena del Lavatorio de pies. Sobre la mesa aparece una fuente o plato con un pez, cuya cola toca Judas, detalle que puede interpretar de varias formas diferentes, desde una alusión a los alimentos consumidos esa noche a una referencia simbólica al propio Cristo porque desde los primeros tiempos del Cristianismo el pez ha representado a Dios Hijo. Pero el hecho de que sea Judas quien toque al pez y, según los tratados de iconografía, alude a una tradición recogida en los autos sacramentales. Según bandeja, Judas consideró insuficiente la ración que se le había reservado en la cena y, aprovechando un descuido de Jesús, le robó un pez del plato. En relación con esta obra podemos encontrarnos La duda de Santo Tomás (Burgos), Juicio Final (Francia) y el Pórtico de la Gloria (Santiago), todas ella pertenecientes al arte ROMánico.
Esta escultura pertenece al periodo gótico (cuyos rasgos más notables son: la idealización de la belleza, utilización de un canon más esbelto, expresión de sentimientos, etc), concretamente al protogótico (finales del Siglo XII) que se caracteriza por la gradual desaparición de la rigidez y antinaturalismo anterior. A lo largo de esta época estaba cambiando la sociedad (la burguésía financiará el arte gótico) y el concepto de religión, entendida ahora como luz en lugar de oscuridad (los templos pretendían asemejarse al concepto bíblico de la Jerusalén Celeste) que acercaba la divinidad a los hombres. También se aplica el uso de la razón (canon, relación entre personajes…), puesto que en aquella época comenzó el desarrollo de las universidades, y los sentimientos (en parte gracias a la nueva visión de la realidad que está dando San Francisco) que empiezan a aparecer en las esculturas. Los orígenes de este estilo en España se remontan en el maestro Fruchel que elabora en la fachada de los pies de San Vicente de Ávila. De origen borgoñón (una de las vanguardias artísticas de Europa), su alargamiento del canon, la relación entre personajes o el interés por dotar de mayor movimiento a los
paños serán básicos para Mateo (probablemente discípulo suyo). Posteriormente, surge el gótico clásico (Siglo XIII) con esculturas mucho mejor relacionadas (se liberan en gran parte de la arquitectura) y llegan a un mayor grado de idealización y belleza (Catedral de Burgos o León). Más tarde, llegará el manierismo con mayor expresividad, tendencia a la incurvación y canon más alargado. Por último, no debemos olvidar que este pórtico se coloca en el punto final del famoso Camino de Santiago, lugar de peregrinación desde tiempos ya muy anteriores. Una verdadera vía de entrada de las influencias europeas en España en donde se crean algunas de las mejores obras del ROMánico y el gótico.
La obra que a continuación vamos a comentar es una escena que forma parte de la decoración de las bóvedas del panteón real de San Isidoro de León. La fecha de la construcción de dicho panteón para acoger a los cuerpos de los reyes de León tuvo que ser anterior a 1063, fecha ésta de la consagración de la iglesia por el rey Fernando I; aunque su decoración pictórica tuvo que ser posterior, eso sí. Antes de 1149, fecha de la consagración de la nueva iglesia. Nos encontramos por lo tanto ante una muestra de la pintura ROMánica en el reino de León del Siglo XII. Respecto a la autoría de la obra nos es desconocida, algo habitual en el estilo ROMánico. El conjunto de las bóvedas del panteón aparecen recubiertas de pinturas al fresco, temple sobre estuco blanco, que representan escenas relacionadas con el nacimiento de Jesús (Anunciación a los pastores, degollación de los Inocentes), su Pasión (Santa Cena y el Prendimiento) y el Apocalipsis (visión de San Juan y Pantocrátor). Concretamente la obra que vamos a comentar es la de la anunciación del ángel a los pastores.La escena está formada por tres pastores, dos tocando sendos instrumentos, uno el cuerno y otro el caramillo, mientras el tercero da de beber a un perro mastín. Cabras y cerdos conforman el rebaño mientras que un ángel de formas alargadas, coronado con un nimbo, anuncia la buena nueva del nacimiento de Jesús acompañando el anuncio con el gesto de sus manos así como la dirección en el que ha tenido lugar el mismo. Ramas y arboles en flor así como unas líneas onduladas sitúan la escena en el monte.
Las figuras aparecen delimitadas por un grueso trazo mientras que hay un predominio de colores cálidos tales como marrones, ocres, amarillos y rojizos. Éstas carecen de expresividad no mostrando sorpresa ni temor ante la milagrosa aparición del ángel. La escena se adaptan a la forma de la bóveda que decora, de manera que mientras unas figuras aparecen derechas otras lo hacen boca abajo, lo que acentúa la sensación de irrealidad de la misma. Igualmente destaca la ausencia de perspectiva de manera que las figuras aparecen representadas en un plano único y sólo la aparición de ciertos elementos naturales, como ramas y árboles, representados de manera esquemática permiten la localización de la escena. La obra que estamos analizando es un excelente exponente de la calidad que alcanzó la pintura mural ROMánica que entronca claramente, en su aspecto formal e iconográfico, con la iluminación de las miniaturas de códices y Biblias además de otros textos sagrados. Así podemos observar el predominio de la línea para definir formas y figuras, el uso de colores planos, la esquematización en la composición así como la ausencia de perspectiva y de expresividad de las figuras.Todo ello obedece a un sentido artístico y religioso en el que lo primero no se entiende sin lo segundo, de manera que el arte figurativo, escultórico y pictórico, debe tener una clara función didáctica además de decorativa, de manera que los aspectos estéticos pasan a un segundo plano frente a la claridad narrativa. No obstante, en esta escena podemos observar el nivel de observación de la realidad del autor que le ha llevado a representar algunos aspectos anecdóticos como el perro mastín que bebe del agua que le ofrece un pastor, dos cabras enfrentándose o los cerdos que comen bellotas del suelo. La escena de Belén el pintor la ha trasladado a los montes de León como podemos observar por la apariencia de los pastores de manera que uno de ellos porta un callao carácterístico. La escena aparece acompañada con una leyenda que dice «Ángelus A PASTORES» y que ayuda a interpretarla. Ésta forma parte de un conjunto iconográfico formado por escenas relativas al nacimiento, Pasión y Apocalipsis, es decir, se centra en el sentido redentor del nacimiento y pasión de Jesús y la esperanza en el Juicio Final; temas muy apropiados para el lugar en el que se encuentran, un panteón. La escenas de las bóvedas aparecen acompañadas por otras que decoran los intradós de los arcos y entre las cuales cabe citar las que
representan los meses del año en relación con las diferentes tareas agrícolas así como signos zodiacales.
Todos los elementos analizados nos permiten concluir que estamos ante una pintura del ROMánico. En concreto, se trata de las pinturas que decoran el ábside de San Clemente de Tahull, que según los especialistas fueron realizadas bien a finales del Siglo XI d.C., bien a comienzos del Siglo XII d.C. El tema, predominante en la época medieval en general y del ROMánico en particular, es religioso. Se trata del llamado Pantocrátor, la representación de Jesucristo en su faceta de señor todopoderoso, flanqueado por el Tetramorfos, la representación de los evangelistas según sus símbolos tradicionales. En la parte inferior aparecen representados algunos de los doce apóstoles y entre ellos la Virgen María. Este Pantocrátor sigue las pautas habituales de estas representaciones en toda Europa: un hombre barbado, sentado y con la mano alzada en actitud de bendecir y un libro en el que pueden aparecer diferentes leyendas que en este caso es “Ego sum lux mundi” (Yo soy la luz del mundo). La representación de las letras griegas alfa y omega, primera y última del alfabeto heleno, hacen que Jesús se identifique también como Cronocrator, “Señor del Tiempo”, ya que estas letras simbolizan el principio y el fin de los tiempos, dos momentos en los que Jesucristo ha estado y estará presente. El tema del Pantocrátor representado según este esquema iconográfico tiene su origen en el Imperio Bizantino, lugar en el que se consagró la imagen de Jesús como un hombre de barba castaña y larga cabellera. Sin embargo, mientras en Bizancio estas representaciones suelen ser de medio cuerpo, el ROMánico occidental las adaptó y prefirió representar al personaje de cuerpo entero.
El Tetramorfos a su vez es un tema muy frecuente en la decoración medieval de portadas y ábsides, tanto en pintura como en escultura. Es la representación alegórica de los cuatro evangelistas tal y como se describe en el Apocalipsis de Juan.
Los evangelistas aparecen representados flanqueando al Pantocrátor como testigos de su grandeza y responsables de ser cronistas de ello. Más abajo, los apóstoles y María, los humanos que más cercanía tuvieron al Jesús hombre y que le acompañan también tras la resurrección.La función que tenían estas pinturas en los tiempos en los que fueron concebidas y creadas era la de ilustrar a unos fieles en su mayoría analfabetos de forma que el mensaje que el sacerdote transmitía en las celebraciones resultara más sencillo de entender para ellos. Al mismo tiempo cumple también con una función decorativa muy importante que no debemos desdeñar. Esta iglesia y sus pinturas se enmarcan en los primeros tiempos de la Reconquista, un periodo de auge en esta regíón
del valle de Bohí (actual provincia de Lérida) gracias a sus contactos con los reinos europeos al otro lado de los Pirineos.
El autor, como es habitual en esta época, es anónimo, ya que se consideraba a los pintores meros artesanos que ponían su arte al servicio de quien les contrataba y, en caso de hacer pinturas religiosas, para mayor gloria de Dios, por lo que no solían dejar su firma en sus obras. Se ha denominado al autor de forma genérica Maestro de Tahull, y según algunos especialistas a él deberían atribuirse sólo las escenas centrales, mientras los evangelistas y los detalles de las arquitecturas las habría pintado un discípulo con menos talento.
Las pinturas del ábside de San Clemente de Tahull fueron trasladadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona para su correcta protección y restauración. En su lugar fueron realizadas unas copias exactas que son las que pueden verse hoy en la iglesia de San Clemente.