Portada » Filosofía » Fase expositiva del método científico
El contexto en el que se inscribe la obra de Descartes es el surgimiento de una nueva etapa que sustituye el teocentrismo que es carácterístico de la época medieval por una concepción del mundo centrada en el hombre. Los antecedentes de esta revolución filosófica y cultural se encuentran en el Renacimiento, en el humanismo. También es muy importante y muy carácterístico del humanismo el interés y el redescubrimiento del mundo clásico. No obstante, la Modernidad comienza, propiamente hablando, con la obra de Descartes, que inventa el concepto de sujeto, el hombre entendido como ser que piensa. Este cambio de visión del mundo también tiene su reflejo en el ámbito social, económico y político. Esta época se caracteriza por un gran aumento económico que trajo consigo el desarrollo de la burguésía y el crecimiento de las ciudades y en el que tuvo enorme importancia el descubrimiento de nuevos territorios. Desde el punto de vista político, surgíó en este momento una nueva forma de organizar la sociedad: la nacíón-estado. Todos estos acontecimientos se mezclan con las guerras de religión y la Reforma y la Contrarreforma. Descartes también fue un gran matemático y científico, interés que coincide con el enorme desarrollo científico y técnico carácterístico del nacimiento de la nueva ciencia, que se basaba en la experiencia y en la traducción de las observaciones a un lenguaje matemático. Para finalizar, el enfrentamiento entre los racionalistas y los empiristas, que coinciden en la idea de sujeto, se diferencian en la forma de concebir el conocimiento:
Mientras los racionalistas, con Descartes a la cabeza, consideran que sólo la razón proporciona la verdad, los empiristas, por el contrario, piensan que el conocimiento se inicia con la experiencia. Así, en el texto que analizamos se observa cómo Descartes se plantea la demostración de la existencia de Dios a partir de la idea de perfección que existe en mi razón, que no obtengo, pues, a partir de la experiencia.
Descartes se inserta en una tradición filosófica, que va desde Platón hasta la escolástica. Por ello podríamos compararlo con Platón se asemeja en su concepción dualista de la realidad, aunque Platón distingue un mundo sensible que es copia de otro inteligible, trascendente y auténtica realidad. Sustancias pensante o corpórea de Descartes son independientes sujeto no es una realidad trascendente. Ambos rechazar los sentidos, muestran el mundo sensible y en otro nos engañan. La razón única capaz de conocer la verdad, para platón
porque conoce el mundo de las ideas, eterno e inmutable y para Descartes porque se atiene a verdades indudables. De Aristóteles se diferencia radicalmente en su teoría del conocimiento, pues comienza con la información de los sentidos, sobre la cual se aplica el entendimiento. Y Santo Tomás demuestra la existencia de Dios, Santo Tomás parte de hechos del mundo, Descartes se basa en la idea de infinito 3Justificación desde la postura filosofía del autor
En el Discurso del método, Descartes pretende establecer una serie de reglas (método) para alcanzar un conocimiento verdadero, sin ningún género de duda.
Esas reglas nos llevan, sin posibilidad de error, hasta la verdad siempre que las aplicamos con rigor. A continuación, pasaremos a analizarlas. Partiendo de que todas las opiniones que conocemos son dudosas, hemos de rechazar cualquier cosa que no conozcamos que sea verdadera, lo que quiere decir que, a la luz de la razón, se tiene que mostrar cómo indudable que es verdadera, de manera clara y distinta. Así pues, sólo la razón decide sobre la verdad de los juicios, en ningún caso los sentidos, que son una de las fuentes del error. A continuación, se divide cualquier problema en sus elementos simples y comprobamos, aplicando la primera regla, que son verdaderos. Finalmente, avanzamos desde sus elementos más simples, ya demostrados, a los más complejos. Para terminar, revisamos nuestro razonamiento para cuidar de que no se nos olvide nada. Después de exponer el método propuesto por Descartes, en el que la duda desempeña un papel tan esencial, podemos profundizar un poco más en el alcance de esa duda. Hemos de explicar que significa que esa duda sea universal, nos hiciese equivocarnos siempre, y que esas demostraciones matemáticas fueran erróneas. Es solo una hipótesis improbable, pero la tenemos que tener en cuenta. Por tanto, hemos llegado a un punto en el que dudamos de todo, y nada parece ser conocimiento (verdadero). Sin embargo, una cosa es indudable, verdadera: que soy un ser que piensa y, por lo tanto, existe. Descartes ya ha encontrado el principio indudable sobre el que levantar el edificio del conocimiento, pues, aunque todo lo que yo piense sea falso, no hay duda de que pienso. En este punto es donde encaja el fragmento que estamos analizando. El dudar es una imperfección humana, pues significa que entre nuestras opiniones hay muchas que pueden ser erróneas. Esto es lo que nos obliga a tener que dudar de todo. No obstante, esta duda es diferente de la de los escépticos, que consideran imposible
alcanzar el conocimiento, pues se convierte en el punto de partida para conocer. Dudar representa la imperfección y el conocer la perfección. Descartes considera preciso indagar de dónde proviene esa idea de perfección presente en el sujeto, pues no puede provenir de él, que es imperfecto, y de lo imperfecto no se puede seguir lo perfecto. Luego, debe ser de una realidad exterior al sujeto. Hemos de destacar que Descartes, una vez descubierto el yo, trata de salir del solipsismo y encontrar otra verdad exterior a él. Esta sustancia exterior al sujeto y más perfecta que él no puede ser más que Dios. Posteriormente, Descartes acabará demostrando que las cosas corpóreas, el mundo, también existen. Para finalizar, y aunque nos desviamos un poco del tema del texto, podríamos hablar de las sustancias. Descartes define la sustancia como lo que no necesita de ninguna otra cosa para existir. La distinción entre sustancia pensante y sustancia corpórea consagra el dualismo en la filosofía moderna y es el origen de uno de los principales problemas que se encuentra en el Racionalismo: la comunicación entre ambas sustancias.