Portada » Historia » Fascismo, Nazismo y Estalinismo: La antesala de la Segunda Guerra Mundial
El término fascismo, es un concepto que tiene su origen en el movimiento político fascista italiano, creado por Benito Mussolini entre 1919 y 1920. Sin embargo, es un término que se puede aplicar a distintos movimientos políticos surgidos en la Europa del periodo de entreguerras. El fascismo tiene unas características propias en cada país, no es una ideología internacional como puede ser el liberalismo o el socialismo/comunismo. Por ello, aunque presenten características comunes, el fascismo italiano no es idéntico al nazismo alemán.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el término fascista ha ido variando su significado original y se identifica con los grupos radicales de extrema derecha. Si nos centramos en el origen de este fenómeno, podemos señalar que los fascismos originales tenían una serie de características en común:
Benito Mussolini formó los fasci di combattimento, un grupo paramilitar ataviado con camisas negras. Este grupo lo formaban excombatientes que organizaban actos violentos contra políticos, sindicalistas y periódicos de izquierdas. Estos ataques contaban con la complicidad de la policía italiana. En 1921, Mussolini fundó el Partido Nacional Fascista, con un programa que prometía fortalecer el Estado para frenar la amenaza revolucionaria, solucionar los problemas económicos de Italia y conquistar nuevos territorios en compensación por los tratados de paz. El Partido Fascista recibió desde el principio el apoyo de la patronal italiana y de un sector importante del ejército. En octubre de 1922, el Partido Fascista organizó la Marcha sobre Roma, una gran demostración de fuerza que tenía como objetivo hacerse con el poder. Miles de camisas negras llegados de todas partes de Italia desfilaron por la ciudad de Roma y ocuparon los principales edificios públicos de la capital.
Con su acceso al poder tras la Marcha sobre Roma, Mussolini inició un proceso político que eliminó la democracia italiana. El proceso de construcción de la dictadura fue gradual. Primero, el Partido Fascista formó un gobierno de coalición con los otros partidos de derechas. Más tarde, obtuvo mayoría absoluta en unas elecciones generales marcadas por el fraude electoral, la intimidación y la violencia que los camisas negras desplegaron sobre los partidos de la oposición. Cuando el socialista Matteotti denunció estos abusos en el Parlamento, fue secuestrado y asesinado por los camisas negras. Para evitar tener que dar explicaciones sobre el caso, Mussolini asumió plenos poderes y empezó a implantar una dictadura fascista.
En 1929, Mussolini llegó a un acuerdo con el Papa Pío XI para blanquear la imagen del régimen fascista.
El fascismo intentó controlar la sociedad italiana a todos los niveles, no solo desde la política o la economía. Para acceder a ciertos cargos o trabajos era obligatorio pertenecer al partido, se creaban asociaciones infantiles y juveniles fascistas obligatorias, los maestros y profesores de colegios debían probar su lealtad al régimen para educar a los jóvenes en la ideología fascista. Para este control social se utilizaron campañas en los medios de comunicación tradicionales y modernos.
La derrota alemana en la Primera Guerra Mundial y la abdicación del káiser Guillermo II en 1918 trajo consigo la proclamación de la República de Weimar.
Tras la guerra, la hiperinflación arruinó la economía alemana. La puesta en marcha del Plan Dawes por parte de Estados Unidos ayudó a mejorar la situación, pero el estallido de la crisis económica de 1929 hizo que los norteamericanos retirasen sus créditos a Alemania, lo que volvió a sumir al país en la ruina económica. En 1931, el desempleo en Alemania superaba los seis millones de personas.
A nivel político, no existieron mayorías sólidas en el Parlamento, por lo que los gobiernos siempre fueron inestables. La crisis económica y el descontento por la situación política hicieron que cobrara mucha fuerza el NSDAP (Partido Nazi) de Adolf Hitler, que hasta entonces había sido muy poco relevante.
El NSDAP era una fuerza ultranacionalista y racista que no había tenido un gran éxito electoral durante la década de los 20. A partir de la crisis económica que se desarrolló en Alemania a partir de 1929, los nazis empezaron a obtener apoyo entre las clases medias, los militares y antiguos combatientes de la IGM y también entre los grandes empresarios alemanes, que financiaron al partido nazi y las campañas de su líder, Adolf Hitler. Los nazis contaban con su propia fuerza paramilitar, las Secciones de Asalto o camisas pardas.
Tras las elecciones de 1932, los nazis llegaron a un acuerdo con las fuerzas políticas de derechas para formar un gobierno de coalición. Adolf Hitler fue nombrado canciller alemán. Hitler consiguió que el Presidente de la República, convocase nuevas elecciones. Ante estas elecciones, el Gobierno prohibió los periódicos y las reuniones de los partidos de la oposición. Mientras los grupos de camisas pardas sembraban el terror en las calles, el Reichstag fue incendiado. La prensa y el gobierno nazi culparon del incendio a los comunistas, lo que se usó como un pretexto para suspender los derechos constitucionales y detener a opositores políticos. Los nazis no obtuvieron mayoría absoluta en las elecciones de 1933, pero gracias a su acuerdo con el Partido de Centro, el Reichstag aprobó una ley de plenos poderes para Hitler. Con la ley de plenos poderes de 1933, Hitler pudo gobernar sin someterse al control del Parlamento proclamándose Führer.
Una vez asumido el poder absoluto, Hitler y el Partido Nazi tomaron una serie de medidas para destruir el régimen constitucional alemán y construir el III Reich.
El dirigente nazi Ernst Röhm, líder de las SA, fue asesinado junto a otros 300 miembros de las SA por miembros de las SS. Este suceso, conocido como la noche de los cuchillos largos de 1934, fue una muestra del control absoluto que Hitler ejercía sobre su propio partido.
Con su llegada al poder, los nazis crearon un Ministerio de Propaganda dirigido por Joseph Goebbels, encargado de buscar la unidad ideológica de Alemania en torno a los principios del nazismo. Goebbels, a través de sus famosas técnicas de manipulación de masas, se encargó de “nazificar” todos los aspectos de la vida cultural y científica de Alemania. De este modo, la vida cultural, artística y científica del país quedó controlada por la ideología nazi. Por otra parte, la juventud fue sometida a un proceso de adoctrinamiento desde la infancia, a través de los contenidos escolares y de la creación de organizaciones como las Juventudes Hitlerianas. El papel social de la mujer quedó reducido a la procreación y la cría de los hijos como manera de asegurar el futuro de la raza aria germánica. En este punto, el nacionalismo del III Reich tenía una clara base racial. Se consideraba que la raza superior tenía que quedar “protegida” ante cualquier peligro de contaminación por parte de razas inferiores o personas que presentaran cualquier tipo de discapacidad física o intelectual. Dentro de esta política racista del III Reich, el principal objetivo fue la comunidad judía.
En 1935 se crearon las Leyes raciales de Nuremberg que impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos de la ciudadanía alemana. En 1938 se les obligó a llevar un distintivo (una estrella de David amarilla) para poder circular por la calle. Todo ello vino acompañado de campañas de propaganda y discursos de odio hacia los judíos, que se materializaron en distintas persecuciones como la Noche de los cristales rotos (1938), en la que miles de judíos fueron detenidos, muchos de ellos asesinados. Esta persecución sobre los judíos de Alemania y del resto de Europa central y del este fue culminado durante el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, cuando más de 6 millones de judíos europeos fueron asesinados en los campos de exterminio nazis.
La muerte de Lenin en 1924 abrió la puerta a la sucesión en el liderazgo de la URSS. Dos figuras intentaron llegar al poder: Lev Trotski, la figura más respetada entre los líderes de la Revolución de 1917, y Iósif Stalin, secretario general del Partido Comunista de la URSS. Utilizando su poder como jefe del partido, Stalin consiguió apartar a Trotski, que fue expulsado del partido, desterrado a Siberia dos años después y finalmente asesinado por un agente de Stalin en México. De esta forma, Stalin inició una dictadura personal apoyada en sus fieles dentro del Partido. Emprendió una campaña de culto a su persona mediante una intensa propaganda que lo presentaba como el gran líder de la URSS, al tiempo que imponía un férreo control sobre el Estado y el Partido Comunista. A partir de 1930, Stalin inició una política de represión sobre todos aquellos que podían cuestionar su poder dentro de la URSS. Esto incluyó la persecución de líderes comunistas, que fueron condenados por delitos inventados. Miles de ellos fueron arrestados, torturados para que confesasen, condenados a muerte o deportados a campos de prisioneros en Siberia, conocidos como Gulags.
Los orígenes más profundos de la Segunda Guerra Mundial los encontramos en el final de la Primera, especialmente en los efectos que tuvo el Tratado de Versalles sobre Alemania. El problema de la inflación, la crisis económica de 1929, y la principal consecuencia de estos tres factores, el auge del nazismo en Alemania, son fundamentales para entender la forma en que se llegó a la guerra. La llegada de Adolf Hitler al poder fue el principio de una serie de acontecimientos que desembocaron en el estallido del conflicto en 1939.
Hitler llevó a cabo una política de fuerza en el ámbito internacional desde su ascenso al poder. Su política exterior pretendía imponer un nuevo orden en el que la raza aria germánica dominase Europa, sometiendo a las potencias europeas del momento y construyendo su propio “espacio vital” a costa de los países del este de Europa. Para llevar a cabo este plan, Hitler fue aplicando gradualmente su política de expansión:
La política agresiva de Hitler no encontró oposición entre las democracias europeas. En Francia y el Reino Unido la población se dividió: las derechas valoraban el éxito económico y el orden impuesto por Hitler en Alemania, las izquierdas formaron alianzas antifascistas y los gobiernos querían evitar a toda costa una guerra con Alemania.
Los gobiernos de Francia y Reino Unido iniciaron una política de apaciguamiento respecto a Alemania, ya que consideraban que si aceptaban el expansionismo nazi calmarían a Hitler y evitarían la guerra. Dos ejemplos de esta política de apaciguamiento fueron la neutralidad de las democracias en la Guerra Civil española y la Conferencia de Múnich, en la que Francia y Reino Unido aceptaban la ocupación de los Sudetes por Hitler. La política de apaciguamiento fue un absoluto fracaso, como demostraron los hechos posteriormente.
La guerra provocó entre 60 y 70 millones de muertos en todo el mundo, a los que hay que sumar 33 millones de heridos, 3 millones de desaparecidos y millones de víctimas más que fallecieron a causa del hambre y las enfermedades. En Europa, los países más perjudicados fueron los del este. La Unión Soviética perdió más del 10% de su población previa a la guerra, con 23 millones de muertos. En Asia, el país que sufrió un mayor número de víctimas fue China, con casi 20 millones de muertos a causa de la ocupación japonesa. Más de 20 millones de personas, especialmente en Europa central y oriental, fueron obligadas a desplazarse y nunca pudieron regresar a su lugar de origen.
La guerra destruyó miles de ciudades, pueblos, campos de cultivo, fábricas e infraestructuras. La posguerra fue dura en toda Europa, con una enorme inflación, escasez de productos de todo tipo y hambre. Los países que no habían sufrido la guerra en su territorio aumentaron su riqueza y pudieron colaborar en la reconstrucción de Europa.
Las tres grandes potencias aliadas (Estados Unidos, la Unión Soviética y Reino Unido) decidieron celebrar conferencias para organizar el mundo a partir del momento en que concluyeron que iban a derrotar a la Alemania nazi. Estas conferencias fueron las de Teherán, Yalta y Potsdam. En las conferencias de paz se acordó la desnazificación de Alemania, el reparto del país en cuatro zonas de ocupación, la división de Berlín en otros cuatro sectores de ocupación y la creación de nuevas fronteras para Europa. En la Conferencia de Potsdam, donde se reunieron Churchill, Truman y Stalin, ya se empezó a ver el enfrentamiento entre las dos grandes potencias vencedoras, la Unión Soviética y Estados Unidos. Ambos países se acusaron de querer ampliar su control sobre Europa y perseguir la hegemonía a nivel mundial. El crecimiento de esta tensión entre ambas potencias derivó en la Guerra Fría.
La necesidad de una organización internacional que se encargase de preservar la paz y la seguridad a nivel mundial llevó a la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1945. En 1948, la ONU publicó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento firmado por todos los países miembros que establece una serie de derechos fundamentales para todos los seres humanos. Todos los estados miembros tienen representación y voto en la Asamblea General. De esta dependen distintos organismos, siendo el más importante el Consejo de Seguridad, formado por 15 miembros, 5 de los cuales son permanentes y con derecho a vetar decisiones tomadas por la Asamblea (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China).
Los horrores perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial, y especialmente el Holocausto, derivaron en la creación de los delitos internacionales de genocidio y crímenes contra la humanidad. La primera aplicación de estos delitos se dio en los Juicios de Núremberg, en el que un tribunal internacional juzgó a 22 altos dirigentes nazis por los asesinatos masivos llevados a cabo por Alemania durante la guerra.
Una vez derrotada la Alemania nazi, no tardaron en reaparecer las diferencias ideológicas, políticas, sociales y económicas entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Estados Unidos había sido clave para la liberación de Europa occidental, no había sufrido la guerra en su territorio y había consolidado su papel como primera potencia mundial en el aspecto económico y político. Sin embargo, la URSS también había demostrado su poder económico y militar, siendo el país que más contribuyó a la derrota del nazismo.
Las conferencias de Yalta y Potsdam, establecieron el reparto de Europa en dos zonas de influencia delimitadas. Europa occidental sería la zona donde Estados Unidos podría ejercer su influencia política y económica, mientras que la URSS tendría un mayor dominio sobre los países de Europa oriental. En aquellos países que habían sido liberados por los soviéticos se establecieron gobiernos comunistas (Polonia, Rumanía, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Albania, Yugoslavia y Albania).
Al finalizar la guerra, Alemania había quedado dividida en cuatro zonas de ocupación: soviética, estadounidense, británica y francesa. A comienzos de 1948, los países capitalistas unificaron sus zonas y decidieron crear un estado federal alemán. Como consecuencia de esta decisión, la Unión Soviética bloqueó la ciudad de Berlín. Estados Unidos diseñó un puente aéreo para transportar suministros a los sectores de la ciudad que controlaban junto con sus aliados. En 1949, la URSS eliminó el bloqueo. Estos hechos consumaron la división de Alemania en dos estados: la República Federal Alemana, situada en el bloque capitalista, y la República Democrática Alemana. Años más tarde, en 1961, se construyó un muro que separaba los dos sectores de Berlín y que se convirtió en un símbolo de la Guerra Fría.
El miedo a que un aumento de la tensión entre el bloque capitalista y el bloque comunista diese lugar a un enfrentamiento armado con uso de armas nucleares ayudó a que la enemistad entre ambos países tuviese ciertos límites. Tras la muerte de Stalin, su sucesor al frente de la URSS, Nikita Kruschev, puso en marcha un proceso de desestalinización del Estado. Se denunciaron los crímenes cometidos por Stalin durante su dictadura e inició un acercamiento a Estados Unidos a partir de 1956, con el objetivo de asegurar la no agresión y el respeto a las zonas de influencia del adversario. La carrera armamentística fue el espacio sobre el que más influyó la coexistencia pacífica. Se pusieron límites a la fabricación de armas nucleares y al gasto militar, algo a lo que ambas potencias acabaron comprometiéndose mediante los acuerdos SALT.
Las reformas llegaron de la mano de Mijaíl Gorbachov, que accedió al poder en 1985. Su objetivo era introducir cambios políticos y económicos que asegurasen la continuidad del sistema soviético. La primera de las reformas llevó el nombre de Perestroika. Consistía en un conjunto de medidas para liberalizar la economía y democratizar la política, permitiendo la participación de nuevos partidos políticos y de los ciudadanos soviéticos. La segunda medida fue la Glasnost, una política de transparencia informativa contra la censura del sistema. A nivel internacional, Gorbachov propuso frenar la carrera de armamentos, promover unas mejores relaciones entre EEUU y la URSS y no intervenir en la política de los países comunistas de Europa del Este. Todas estas reformas, a pesar de sus teóricas buenas intenciones, fueron un absoluto fracaso para la Unión Soviética. Tanto a nivel económico como político, unos cambios tan radicales aplicados de manera tan rápida produjeron un enorme desconcierto en todos los sectores de la sociedad soviética.
Las reformas de Gorbachov hicieron que la URSS perdiese su influencia política y económica en Europa del Este. En el interior, desencadenaron un proceso de desintegración del país en 15 repúblicas independientes. En varias de las repúblicas que integraban la URSS, el descontento por la mala situación económica ayudó a fomentar el nacionalismo independentista. Gorbachov trató de controlar la situación mediante un referéndum de permanencia en la URSS con un nuevo acuerdo. El nuevo dirigente ruso, Boris Yeltsin, propuso cambios en el sistema soviético que, en la práctica, significaban su desaparición. Los viejos dirigentes del Partido Comunista intentaron dar un golpe de estado para asegurar la supervivencia de la URSS y frenar el proceso reformista. El golpe fracasó y Gorbachov disolvió el Partido Comunista de la URSS por su implicación en el golpe. A lo largo de 1991 se precipitó la desmembración de la Unión Soviética, con la independencia de las 15 repúblicas y la creación de la Comunidad de Estados Independientes.