Portada » Filosofía » Falsacionismo y crítica al historicismo
Karl Popper propuso a mediados del siglo XX una nueva concepción de la naturaleza de la ciencia que llamó falsacionismo. El falsacionismo surge como reacción ante una concepción de la ciencia que podemos denominar inductivista y positivista. Popper cree que esta visión de la ciencia comete, cuando menos, dos errores.
Por una parte, la observación por sí sola jamás puede llevar al hombre a pensar en una auténtica ley científica. Para hacer avanzar la ciencia, el científico no se debe limitar a observar la naturaleza y a tomar nota de lo que ve pasivamente, sino que ha de «imaginar» conjeturas y comprobarlas. De alguna manera, lo que Popper señala es que la formulación de hipótesis se anticipa a la propia observación.
El segundo error en el que, en opinión de Popper cae el inductivismo consiste en su pretensión de que la experiencia puede llegar a probar la verdad de una teoría científica. Para el falsacionismo, la experiencia no es capaz de probar que una teoría es verdadera. Lo único que la experiencia puede probar es que una hipótesis científica es falsa
Un caso especialmente relevante es el estudio de la historia de la humanidad, que explica hechos pasados; los hechos, por sí mismos, carecen de significado; somos las personas las que atribuimos significado a los hechos y hacemos interpretaciones (que incluyen valoraciones). El examen crítico de dichos significados, la investigación de nuevos hechos y la discusión racional sobre las interpretaciones permiten tomar decisiones con mayor o menor peso de justificación racional. Popper concibe la investigación histórica, al igual que otras ciencias sociales, como una reconstrucción racional de la lógica de la situación, «reconstrucciones supersimplifícadas y superesquematizadas y, por ello, en general, falsas. Su contenido de verdad puede ser, no obstante, muy grande, de tal modo que pueden constituir -en un estricto sentido lógico- buenas aproximaciones a la verdad, incluso superiores a otras explicaciones contrastables con la realidad».
(Cfr. La disputa del positivismo en la sociología alemana, p. 118)
Lo que distingue la investigación histórica de otras ciencias sociales es su interés por la explicación causal de hechos específicos, especialmente relevantes; en este sentido difiere del interés por alcanzar leyes que encontramos, por ejemplo, en los sociólogos. Popper habla de ciencias generalizadoras y ciencias particularizadoras, según los distintos intereses de los investigadores, pero esta apreciación no le lleva a establecer ningún dualismo metodológico ni cognitivo.
entonces pues por lo ya indicado, es obvio que Popper no está de acuerdo con la concepción de que los hechos históricos tienen un sentido o una finalidad en sí mismos. Los significados, las interpretaciones, el establecimiento de objetivos y finalidades, todo ello depende de las construcciones conceptuales del devenir histórico que hacen los individuos y de las decisiones que toman sobre la justificación de su mayor o menor aproximación a la verdad. Esta posición es contraria a las metodologías que pretenden derivar valores y sentidos de los hechos, y que quieren presentar determinada interpretación como implícita en los hechos mismos. Este tipo de procedimientos son criticados por su falso objetivismo, por la falacia metodológica que suponen. Para Popper, la historia no tiene ningún sentido, somos los seres individuales quienes ofrecemos un sentido. Pero en nombre de una interpretación particular, falsa, no se pueden deducir situaciones ni decisiones políticas. Invocar el sentido de la historia sólo procura hacer general lo que es un interés particular, fomentándose las decisiones fascistas y destructivas de los derechos humanos.
El historicismo es uno de los ejemplos más claros y perniciosos de lo que se acaba de criticar, en opinión de Popper. Su obra La miseria del historicismo está dedicada a poner de manifiesto los errores de esta concepción de la historia.
El historicismo afirma que existen leyes históricas inexorables, que hay que descubrir para comprender la dirección y el sentido de la historia y para orientar las acciones humanas de acuerdo con esa «racionalidad histórica»; con ello se puede prever su éxito, que depende de la adecuación con la dirección de los acontecimientos. El autor está pensando en las apelaciones al Destino de las ideologías totalitarias de derechas y en el determinismo histórico-materialista del marxismo. En dichas especulaciones se confunden hechos e interpretaciones, prognosis racional con profecía, finalidad de la historia con intereses irracionales humanos, etcétera. ( Popper. La miseria del historicismo, p. 60)
para resumir la cuestion el esquema de Popper del método científico es muy sencillo y él mismo lo expresó en su forma más condensada en el título de su famoso libro, Conjeturas y refutaciones. La ciencia es simplemente asunto de tener ideas y ponerlas a prueba, una y otra vez, intentando siempre demostrar que las ideas están equivocadas, para así aprender, por ensayo y error, de nuestros errores.
De acuerdo con Popper, la ciencia no empieza con observaciones sino con problemas. Ambos modelos del método científico (el inductivo-deductivo y el hipotético-deductivo) requieren la participación de los mismos personajes: el mundo exterior y el hombre de ciencia que examina una pequeña parte de esa realidad.
Pero el método hipotético-deductivo concibe esta interacción de manera más compleja que el método inductivo-deductivo, en vista de que el científico no funciona como una tabula rasa provista de receptores sensoriales listos para registrar fielmente y sin interferencia de ninguna clase a la realidad, sino todo lo contrario. El hombre de ciencia (según Popper y sus seguidores) se asoma a la naturaleza bien provisto de ideas acerca de lo que espera encontrar, portando un esquema preliminar (pero no por eso simple) de la realidad. El problema surge cuando se registran discrepancias entre las expectativas del científico y lo que encuentra en la realidad; la ciencia empieza en el momento en que la estructura hipotéticamente anticipada de un segmento de la naturaleza no corresponde a ella.
Naturalmente, el esquema inicial de la realidad del investigador es una hipótesis (consciente, o quizá con mayor frecuencia inconsciente) derivada de todo lo que aprendió al respecto de sus antecesores + todo lo aportado por su experiencia personal en ese campo + toda su imaginación.
espero pues que entienda usted de la mejor manera el escrito, y que la proxima vez qu me diga miss felipa, sufrira usted las concecuencias de mi ra! !!MONGOLOIDE!