Portada » Geografía » Factores de Localización Industrial y Fuentes de Energía
La industria tiende a localizarse en espacios que le aportan ventajas para producir y obtener rentabilidad, reduciendo costes y aumentando beneficios. Los factores «clásicos» de localización industrial son:
Estos factores hacen que la industria se concentre en zonas que atraen a otras industrias dependientes o relacionadas, creando economías de aglomeración. En estas aglomeraciones, las empresas industriales se benefician de las economías externas, ventajas que reporta un entorno a una empresa.
Estos factores han variado de importancia con el tiempo y según los sectores. La industria pesada tradicionalmente ha estado más ligada a las zonas de extracción de materias primas y fuentes de energía, mientras que las industrias de bienes de consumo se encontraban más próximas a los núcleos urbanos. Sin embargo, esto tiende a cambiar.
Hoy, la globalización y el desarrollo de los transportes y las comunicaciones han permitido que la industria se aleje cada vez más de las materias primas y los núcleos de consumo. La distancia es menos importante, pero crece el valor de la accesibilidad (por ejemplo, la industria pesada situada en los puertos). La mano de obra sigue siendo importante, ya sea por abundante o cualificada. Hoy, sin embargo, es fundamental el acceso a la innovación o la información (proximidad a centros de investigación, infraestructuras de comunicaciones y telecomunicaciones, servicios, entorno empresarial avanzado tecnológicamente, zona receptiva a los cambios, a la creatividad, etc.).
Las materias primas son recursos naturales que, una vez transformados, se convierten en productos elaborados o semielaborados. Pueden ser de dos tipos:
España fue históricamente un importante productor de minerales metálicos, pero a principios del siglo XX los yacimientos se agotaron. Hoy en su mayoría han de ser importados del exterior. No es el caso de las rocas industriales, de las que somos exportadores.
Las fuentes de energía son elementos naturales que, una vez tratados, permiten generar trabajo mecánico para transformar materias primas, mover máquinas o desplazar medios de transporte. Desde el siglo XVIII, con la revolución industrial, el modelo industrial y económico se basó en el uso de fuentes de energía no renovables (son agotables y su génesis o proceso de formación requiere millones de años, siendo un proceso mucho más lento que el de su extracción y consumo). Las más importantes son combustibles fósiles como el carbón o el petróleo. Debido a que son contaminantes, están relacionadas con el calentamiento global actual. La solución al problema medioambiental está en la racionalización del consumo y en el desarrollo creciente de las energías renovables (inagotables, porque no desaparecen al generar energía y permiten una utilización indefinida), como la energía solar, eólica, biomasa, hidráulica, geomotriz o mareomotriz. España es una potencia mundial en las dos primeras.
La energía la podemos clasificar también en energías primarias (constituidas por fuentes de energía tal y como se encuentran en la naturaleza, que no pueden utilizarse directamente, sino que necesitan un proceso de transformación) y energías secundarias (obtenidas por transformación de las fuentes de energía primarias, en luz, calor y electricidad).
La situación energética de España viene marcada por tres factores:
Hoy existe un debate sobre la necesidad de retirar la moratoria nuclear y la prolongación de la vida útil de las centrales (cuarenta años), debido a que la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero y puede ser servir para hacer frente al cambio climático.
Fuentes de energía renovables
LA ENERGÍA HIDRÁULICA: es la de mayor tradición, basada en la construcción de embalses y saltos de agua que mueven turbinas y producen electricidad. Se desarrolló sobre todo en los años centrales del XX con la construcción de embalses en los grandes ríos (Tajo, Duero, Ebro o Guadiana) y minicentrales eléctricas en las cordilleras principales. Hoy la producción de energía hidráulica permanece estancada, debido a las grandes fluctuaciones de la producción por la alternancia de años secos y húmedos y la no construcción de nuevos embalses por su impacto sobre el paisaje y el mundo rural.
El desarrollo de las otras energías renovables es muy reciente, aunque la mejora tecnológica y la reducción de los costes ha permitido su expansión, favorecida por el apoyo del estado en la primera década del siglo XXI, lo que ha convertido a España en una potencia en el sector. Aun así, contrasta el desarrollo de la eólica, solar y biomasa, con la escasa importancia de la mareomotriz y la geotérmica.
LA ENERGÍA EÓLICA: se obtiene mediante aerogeneradores que aprovechan la fuerza del viento y se han extendido especialmente por zonas altas y costeras como Galicia, estrecho de Gibraltar o las cordilleras interiores. España es la segunda productora europea después de Alemania.
LA ENERGÍA SOLAR: usa la incidencia de la radiación sobre paneles fotovoltaicos, y su crecimiento es aún más reciente, aprovechando la gran cantidad de horas de luz y la elevada insolación del sur español. Se desarrolla en Canarias, Andalucía, Baleares, Extremadura y Castilla-La Mancha. España es el tercer productor europeo.
LA ENERGÍA DE BIOMASA: emplea como materia prima productos agrarios, forestales o ganaderos para lograr combustibles por fermentación (biogás o biodiesel).