Este método está centrado en el aprendizaje específico del violín, su lema es “aprender escuchando”. Suzuki se basa en cuatro principios:
El ser humano es producto del ambiente que le rodea.
Cuanto antes, mejor (en todo aprendizaje).
La repetición de la experiencia es importante para el aprendizaje.
Tanto los maestros como los padres deben continuar desarrollándose para que el niño pueda encontrarse en un ambiente cada vez más favorable para su aprendizaje y su propio desarrollo.
El estudio del violín debe comenzar alrededor de los 3 o 4 años, ya que el violín educa el oído y el niño aprende por imitación. Su inicio se lleva a cabo con sencillos motivos rítmicos sobre las cuerdas primera y segunda al aire. Posteriormente abordará un conjunto de piezas adecuadas a sus necesidades y seleccionadas por Suzuki, en las que se cuida mucho la sonoridad pura, su expresividad y su musicalidad.
Es un método individual, por lo que el niño recibe una clase individual semanal. No obstante, es importante señalar que los niños aprenden mejor viendo a otros niños de su edad realizar los mismos ejercicios. Los más adelantados ayudan a los más rezagados, por lo que se convierte en un método de incidencia grupal, potenciando la cohesión y la camaradería. Igualmente, cada 15 días se reúnen formando pequeños conjuntos.
La escritura musical se iniciará una vez que el niño haya adquirido un cierto dominio del instrumento. Suzuki considera indispensable la importancia de la familia en la educación musical, y por ello compromete activamente a los padres antes de iniciar el aprendizaje y durante todo su proceso.
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MÉTODO WARD
Ward centra su metodología principalmente en la formación vocal, es decir, en el canto. Considera tres elementos fundamentales: control de la voz, afinación perfecta y ritmo preciso. El hecho que desencadenó la idea de crear un método que proporcionara una sólida educación musical a los alumnos de primaria fue escuchar en una iglesia a un coro de niños cantando gregoriano.
Este método considera la voz como instrumento más importante. Cada sonido ha de emitirse claro, puro y afinado. Se lleva a cabo una clasificación de las voces según el grado de perfección adquirido, aunque no se descarta a nadie, ya que lo que se busca es el mejor perfeccionamiento posible. Según este grado de perfeccionamiento, Ward clasifica las voces en:
Óptimas: buena voz y sentido del ritmo.
Regulares: buena voz y regular sentido del rimo o regular voz y buen sentido del ritmo.
Mala voz y mal sentido del timo.
Este método también usa la notación cifrada, correspondiendo a una altura relativa de cualquier tonalidad mayor. Los sonidos se representan corporalmente, y su representación gráfica se hace por medio de números.
METÓDO INTEGRAL
Se dirige principalmente a la lecto-escritura no musical. Utiliza otras muchas áreas de una forma global. Establece dos períodos en función del ritmo evolutivo del niño, no de la edad:
1. Período preparatorio: los objetivos musicales básicos son la estructuración del esquema corporal y la manifestación del ritmo musical infantil.
2. Período de profundización: se da importancia a la expresión musical general.
La atención principal de este método es la calidad musical, tanto en actividades vocales como de movimiento e instrumentales. Al principio se comienza por actividades para favorecer el sentido rítmico, con juegos de palmas y de coordinación en función de su grado de psicomotricidad. Estas actividades están sujetas a cambios dinámicos, expresivos y de altura.
El siguiente paso consiste con incorporar a los movimientos ejercicios vocales: primero voces onomatopéyicas para luego pasar a textos. Se pretende que la secuencia lógica de este proceso sea que los propios niños propongan distintos movimientos y textos. Para continuar con esta fase, se pretende asociar movimientos en marcha.
En cuanto a la educación instrumental, primero se aconseja la manipulación de objetos cotidianos con posibilidades sonoras para conseguir despertar en los niños la curiosidad por este fenómeno acústico. La técnica que se usa es la del “eco”: el educador hace un motivo que debe ser repetido instrumentalmente por los alumnos. Ello puede ser realizado por todos o por dos grupos que se alternan.
Más tarde se va a utilizar una parte del método Dalcroze: los niños van a caminar y tocar simultáneamente. Por último utilizará la parte del método Orff que conviene: los niños tocan con los instrumentos el ritmo de sus nombres o de otras palabras.
MÉTODO MARTENOT
Idea principal: Repetición de secuencias encadenadas para fomentar el ritmo y la memorización.
Martenot parte de la concepción de que el niño presenta las mismas reacciones psicosensoriales y motoras que el hombre primitivo, por lo que conviene trabajar el sentido instintivo del ritmo en su estado puro, descartando en un principio las nociones de medida y melodía.
Poner el desarrollo musical al servicio de la educación.
Favorecer el desarrollo del ser.
Dar medios para canalizar las energías.
Trasmitir los conocimientos teóricos en forma viva, concretándolos en juegos musicales.
Formar auditorios sensibles a la calidad.
Así pues, las actividades propias de este método son:
Juegos de silencio.
Ejercicios basados en el uso del lenguaje.
Audición interior.
Formación sensorial.
Considera que para llevar a cabo un buen trabajo rítmico es indispensable que éste se realice como repetición de fórmulas encadenadas. Los ejercicios de “ecos rítmicos” con la sílaba la, son células propuestas por el maestro que deben terminar en un valor prolongado para el reposo. Imitar y repetir una fórmula desarrolla el órgano sensorial.
Con respecto a la entonación, se parte de la imitación. Primero sin notación, con la sílaba nu, que puede subir o bajar de acuerdo con el intervalo, mientras sigue el movimiento melódico con el gesto (asociación gesto-sonido).
Los ejercicios de relajación y los juegos de silencio son también actividades propias de este método.
MÉTODO DALCROZE
Idea principal: Dejaba un poco de lado el trabajo de la técnica para centrarse en relacionar el ritmo con los movimientos del cuerpo.
Dalcroze se oponía a la ejercitación mecánica del aprendizaje de la música, por lo que ideó una serie de actividades para la educación del oído y para el desarrollo de la percepción del ritmo a través del movimiento. Con este propósito, hacía marcar el compás con los brazos y dar pasos de acuerdo con el valor de las notas, mientras él improvisaba en el piano. Llegó a la siguiente conclusión: el cuerpo humano, por su capacidad para el movimiento rítmico, traduce el ritmo en movimiento y de esta manera puede identificarse con los sonidos musicales y experimentarlos intrínsecamente. Dalcroze consiguió que sus alumnos realizaran los acentos, pausas, aceleraciones, crescendos, contrastes rítmicos, etc. Al principio se improvisaba, para luego pasar al análisis teórico.
Para él la rítmica es una disciplina muscular. El niño que ha sido formado en ella, es capaz de realizar la organización rítmica de cualquier trozo musical. No se trata de gimnasia rítmica, sino de una formación musical de base que permita la adquisición de todos los elementos de la música. Pretende, igualmente, la percepción del sentido auditivo y la posterior expresión corporal de lo percibido (el ritmo de cualquier canción escuchada es traducido por su cuerpo instintivamente en gestos y movimientos).
Aunque su metodología está estructurada para los diferentes niveles educativos, se centra más en el infantil.
Los principios básicos del método son:
Todo ritmo es movimiento.
Todo movimiento es material.
Todo movimiento tiene necesidad de espacio y tiempo.
Los movimientos de los niños son físicos e inconscientes.
La experiencia física es la que forma la conciencia.
La regulación de los movimientos desarrolla la mentalidad rítmica.
Así, las características básicas del método son:
1. La rítmica Dalcroze se basa en la improvisación. Los niños caminan libremente, y entonces comienza el piano a tocar una marcha suave y lenta, sin advertirles nada, los alumnos adaptan poco a poco su marcha al compás de la música. Así va introduciendo los valores de las figuras: negras para marchar, corcheas para correr y corche con puntillo y semicorchea para saltar.
2. Se desarrollan ejercicios apropiados para la orientación espacial. Por ejemplo, marchas en círculo hacia derecha e izquierda levantando y bajando los brazos a la voz de “hop”.
3. Se desarrollan ejercicios apropiados para hacer sentir los matices. Ejemplo: el profesor toca una música suave y los niños andan de puntillas, y cuando es fuerte marcan fuertemente el paso.
4. Se desarrollarán movimientos expresivos para la interpretación y el carácter de la obra musical.
MÉTODO MONTESSORI
Idea principal: Uso de una educación más musical para niños con dificultades. Su principal innovación fue relacionar la música con el tacto.
Es un método especialmente utilizado para niños con deficiencias físicas, sobre todo ciegos. Se basa en la educación de sentidos como el tacto y el oído especialmente. Para este método, la mente humana funciona como un ordenador que procesa información que nos llega a través de los sentidos. Los cinco sentidos pueden ser educados mediante ejercicios y prácticas, pero en el caso de los niños ciegos, al carecer del sentido visual, se han de potenciar los demás.
Sus propósitos no fueron muy innovadores, únicamente la aplicación a niños invidentes. Sus principales objetivos fueron:
Fomentar el uso del oído reemplazando la vista.
Desarrollar el sentido del ritmo, a menudo ausente, en niños ciegos.
Desarrollar la autoestima del alumno: en los ciegos y los sordos, la carencia de autoestima suele ser muy grande, llegando a producir complejos de inferioridad.
La parte práctica se centra en los bloques de contenido habituales, variando las actividades. La educación auditiva se centra en juegos de reconocimiento de timbres, actividades de discernimiento de duraciones, de intensidades, de alturas y juegos de silencio.
En cuanto a la educación del ritmo, se realizan actividades relacionadas con el acento, el pulso y el propio ritmo.
Algo que no se contempla en la educación musical convencional es la educación del tacto. Para ello, se van a construir instrumentos sencillos, y los niños van a sentir su vibración de la percusión. También se utilizan la flauta y la guitarra, pero más bien para desarrollar el tacto.
En lo referente a la educación vocal, se emplean los métodos y actividades convencionales.
Por último, este sistema también tiene un apartado dedicado a la educación intelectual: en ella se va a trabajar los nombres y los valores de las notas, la lecto-escritura musical mediante el sistema Braille y la comprensión de la “belleza del sonido”, con actividades como la lectura de poemas líricos, ejercicios de frases cortas para las que el alumno debe encontrar textos, búsqueda de bajos continuos sencillos mediante xilófonos y otros instrumentos.
MÉTODO KODALY
Idea principal: Uso de la voz y el canto para transmitir, a través de canciones populares húngaras, la música.
Kodaly se basó en la música campesina, la cual, según el autor, es conveniente que se comience a introducir en los ambientes familiares de los niños. El valor de Kodaly se cifra principalmente en su labor musicológica realizada en la doble vertiente de la investigación folclórica y de la pedagógica.
Su método parte del principio de que “la música no se entiende como entidad abstracta (solfeo en plan antiguo), sino vinculada a los elementos que la producen (voz e instrumento”. La práctica con un instrumento elemental de percusión y el sentido de la ejecución colectiva son los puntos principales de este método.
Podríamos resumir su método en los siguientes principios:
La música es tan necesaria como el aire.
Sólo lo auténticamente artístico es valioso para los niños.
La auténtica música folclórica debe ser la base de la expresión musical nacional en todos los niveles de la educación.
Conocer los elementos de la música a través de la práctica vocal e instrumental.
Lograr una educación musical para todos, considerando la música en igualdad con otras materias del currículo
Su método, desde el punto de vista pedagógico, se basa en la lecto-escritura, en las sílabas rítmicas, la fononimia y el solfeo relativo.
Con las sílabas rítmicas, pretende relacionar a cada figura y su valor con una sílaba, con lo cual obtiene cierta sensación fonética y, por consiguiente, una relativa agilidad o lentitud en el desarrollo de las diferentes fórmulas rítmicas y su contexto global.
Con la fononimia, pretende indicar la altura de los sonidos mediante diferentes posturas y movimientos de las manos, y que los alumnos los identifiquen con sus nombres relativos.
Mediante el solfeo relativo se plantea la posibilidad de entonar cualquier melodía representada en una sola línea desde el punto de la escritura musical. Esta línea representa el pentagrama convencional y en ella estarán colocadas las diferentes notas con sus nombres respectivos debajo. Dichos nombres no estarían completos, ya que solo aparecería la primera letra del nombre correspondiente.
Con esta actitud y desde el punto de vista de la entonación, da igual la tonalidad en que se encuentre la obra musical original, pues siempre se podrá transportar a la tesitura más cómoda del intérprete