Portada » Biología » Explorando los Sistemas Circulatorio y Respiratorio Humanos
La mantequilla contiene grasas saturadas de origen animal, que pueden ser perjudiciales porque están relacionadas con el aumento de las enfermedades cardiovasculares, ya que incrementan los niveles de colesterol malo. Sin embargo, durante el proceso de elaboración de las margarinas se forman grasas trans, que son aún más perjudiciales que las saturadas.
Los nutrientes contenidos en los alimentos deben llegar a todas las células del organismo para proporcionar energía y formar nuevas moléculas.
El conjunto de las reacciones del interior celular, denominado metabolismo, produce sustancias de desecho que deben eliminarse. Los sistemas encargados de distribuir los nutrientes y el oxígeno son el circulatorio y el respiratorio, y de la excreción de los residuos, el excretor.
Existen dos tipos distintos de sistemas circulatorios, el sanguíneo y el linfático, formados por una extensa red de vasos por donde circulan la sangre y la linfa.
Los vasos sanguíneos llevan la sangre desde el corazón hasta los tejidos y órganos, y recogen el dióxido de carbono y otros desechos. Los vasos linfáticos transportan la linfa desde los tejidos hasta el torrente sanguíneo.
La sangre es un tipo de tejido conectivo formado por células (células sanguíneas) y una sustancia intercelular líquida, denominada plasma.
La linfa tiene una composición principalmente de agua y proteínas. Además, contiene grasas procedentes de la absorción intestinal, linfocitos y, en ocasiones, gérmenes que son capturados y destruidos en los ganglios linfáticos, situados a lo largo de los vasos linfáticos.
El sistema cardiovascular es el formado por el sistema circulatorio sanguíneo (corazón y vasos sanguíneos).
El corazón es un órgano hueco y ligeramente cónico, situado en la cavidad torácica, entre los pulmones, y rodeado por una membrana denominada pericardio. Sus paredes están formadas por el músculo cardíaco o miocardio. Las válvulas cardíacas impiden el movimiento de la sangre en sentido contrario.
El corazón se contrae y relaja rítmicamente. El periodo de contracción se llama sístole y el de relajación se denomina diástole.
La sangre impulsada por el corazón en cada sístole circula por las arterias hacia los capilares y regresa por las venas. Las arterias coronarias, situadas en el exterior del corazón, le suministran oxígeno y nutrientes.
La circulación de la sangre es doble, pues esta se desplaza por todo el cuerpo a través de dos circuitos conectados:
La respiración celular es el proceso que ocurre en las mitocondrias, mediante el cual los nutrientes se combinan con el oxígeno para liberar la energía necesaria para las funciones celulares. Como subproducto, se genera dióxido de carbono que debe eliminarse.
Para la respiración celular es necesario tomar el oxígeno del exterior y eliminar el dióxido de carbono producido. Este proceso de intercambio de gases se realiza en los pulmones, por ello también se llama respiración pulmonar o ventilación.
Está formado por:
Los pulmones están recubiertos por una membrana doble, llamada pleura, que facilita sus movimientos durante la respiración.
Cada pulmón tiene alrededor de 150 millones de alvéolos. Tienen paredes muy delgadas y están recubiertos por capilares sanguíneos, de modo que los gases se difunden fácilmente entre el aire alveolar y la sangre.
Difusión: Consiste en el paso de oxígeno y de dióxido de carbono a través de las membranas alveolar y capilar, desde la zona de mayor concentración hacia la de menor concentración. En los alvéolos, el oxígeno (más concentrado en el aire) pasa a la sangre, y el dióxido de carbono (más concentrado en la sangre) pasa al aire alveolar para ser expulsado.
En los tejidos, el intercambio gaseoso se da en el sentido contrario al de los alvéolos. El oxígeno (más concentrado en la sangre capilar) se difunde de la sangre a las células de los tejidos, y el dióxido de carbono (producto del metabolismo celular y más concentrado en los tejidos) pasa de las células a la sangre.
La ventilación pulmonar es el proceso mecánico por el que se renueva el aire contenido en los pulmones, mediante los movimientos de inspiración y espiración.
Tiene lugar con la contracción de los músculos intercostales y el diafragma, lo que provoca la expansión de la caja torácica. Como consecuencia, los pulmones se dilatan, disminuye la presión en los alvéolos y el aire rico en oxígeno entra desde el exterior por las vías respiratorias.
Normalmente es un proceso pasivo donde los músculos respiratorios (intercostales y diafragma) se relajan. El volumen de la caja torácica disminuye y los pulmones se contraen por su elasticidad. Esto aumenta la presión en los alvéolos y el aire (ahora con más dióxido de carbono) es expulsado al exterior por las vías respiratorias.
La ventilación mecánica o respiración artificial es un procedimiento médico para suplir o colaborar con la función respiratoria de una persona que no puede realizar el intercambio gaseoso por sí misma de forma eficaz.
El aire que introducimos en los pulmones puede contener partículas, gérmenes o sustancias nocivas (como las del humo del tabaco) que causan enfermedades. Muchas de las afecciones que afectan al sistema respiratorio, especialmente las causadas por el tabaquismo (como bronquitis crónica, enfisema o cáncer de pulmón), pueden prevenirse evitando la exposición a estos agentes. El ejercicio físico, sobre todo al aire libre, también contribuye a mantener una buena salud respiratoria.