Portada » Filosofía » Explorando las Corrientes Filosóficas Clave: Estoicismo, Utilitarismo, Sofistas y Más
El estoicismo postula que el universo está regido por leyes fijas, y el ser humano, para ser razonable, debe adaptarse a ellas. Cada individuo tiene un destino inevitable, y la felicidad se encuentra en la aceptación, no en la modificación de este. Es necesario cambiar la actitud ante la vida antes que la vida misma, ya que todo ocurre por una razón. El sabio debe mostrarse imperturbable, alcanzar la ataraxia y ser independiente de los azares del destino (autarquía). Los estoicos se consideraban cosmopolitas, proclamando la fraternidad universal, la igualdad entre los seres humanos y la ausencia de fronteras.
Jeremy Bentham y John Stuart Mill sostienen que el criterio que determina la felicidad y la finalidad de las acciones morales es la utilidad. La finalidad de la vida es la felicidad, entendida como la búsqueda del placer y la huida del dolor, similar al hedonismo. Sin embargo, los utilitaristas consideran a los seres humanos como miembros de una sociedad, donde la felicidad debe entenderse como un bien colectivo. El principio de felicidad establece que hay que buscar la mayor felicidad para el mayor número de individuos. La sabiduría consiste en procurar el interés general, ya que el placer personal depende del de la mayoría. El utilitarismo se asemeja al hedonismo en el procedimiento para elegir opciones, utilizando un criterio aritmético para calcular la cantidad de placer y dolor de cada elección. La bondad de los actos depende de sus consecuencias. El altruismo, la capacidad de preferir el bien de la humanidad antes que el propio, es una virtud que debe promover la educación.
En el siglo de Pericles, con la democracia directa, los sofistas (sophos = sabios) se preocuparon por dar a los jóvenes una educación auténtica. Eran cultos, viajeros y críticos con quienes se creían en posesión de la verdad absoluta. Criticaban la esclavitud y estudiaban el lenguaje. El dominio de la retórica era esencial para convencer y tener éxito. Las leyes eran convencionales, fruto de acuerdos o costumbres. Según Trasímaco, las imponen los fuertes para dominar a los débiles, mientras que Calicles decía que las imponen los débiles para frenar a los fuertes. Negaban que las leyes provinieran de la naturaleza y que fueran universalmente válidas. Las normas morales eran convencionales y relativas. Protágoras defendió el relativismo, valorando las acciones y las circunstancias. El escepticismo, la incapacidad humana para llegar a una verdad absoluta, también fue un tema central.
Discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno, Aristóteles fundó El Liceo. Su ética, expuesta en la Ética a Nicómaco, establece que la finalidad del ser humano es alcanzar la felicidad, perfeccionando la razón. Vivir bien es vivir conforme a la razón, ejercitando las virtudes y corrigiendo los excesos. La felicidad es «la actividad del hombre conforme a la virtud». Las virtudes éticas se adquieren a través de la costumbre y consisten en el dominio de la parte irracional del alma, regulando las relaciones (fortaleza, templanza, justicia). Las virtudes dianoéticas, propias del intelecto, se aprenden a través de la educación (inteligencia y prudencia). La virtud es un hábito racional, el justo medio entre dos extremos. El ser humano es social por naturaleza.
Contemporáneo de los sofistas, Sócrates se opuso al relativismo y escepticismo sofista. Buscaba una moral no relativista, válida para todos. Su método, la mayéutica, consistía en sacar a la luz la verdad mediante preguntas. Su intelectualismo moral afirmaba que saber es igual a virtud, y la falta de saber es ignorancia. El criminal no es malo, sino ignorante, y debe ser educado.
Kant buscaba una ética universal, a priori, válida para todos en cualquier tiempo y lugar. La conciencia moral contiene principios que rigen la vida y forman juicios morales. El deber es el fundamento de su ética deontológica. Hay tres tipos de acciones: 1. Acciones contrarias al deber (inmorales). 2. Acciones conformes al deber (meramente legales). 3. Acciones por deber (morales). Los calificativos morales se refieren a la voluntad del hombre. La buena voluntad se manifiesta en forma de imperativos: 1. Imperativo hipotético (depende de una condición). 2. Imperativo categórico (incondicional). La moral de Kant es autónoma y formal: 1. Voluntad autónoma (se da su propia ley). 2. Voluntad heterónoma (recibe la ley de otro).
Epicuro, fundador del Jardín, sostenía que la finalidad de la vida es buscar el placer y huir del dolor. La felicidad se alcanza con un placer que supera el dolor físico (aponía) y la preocupación (ataraxia). Hay tres tipos de placeres: 1. Naturales necesarios (supervivencia). 2. Naturales no necesarios (refinamiento). 3. No naturales no necesarios (vanidad). Epicuro recomendaba satisfacer los placeres naturales y necesarios, limitando los deseos para evitar la preocupación y el dolor. La filosofía debe liberar de prejuicios, temores y sufrimiento. Para evitar temores, propuso el tetrafarmskon: 1. No temer a la muerte. 2. No temer al dolor corporal. 3. No temer a los dioses. 4. No temer al futuro.