Portada » Griego » Explorando el Arte y la Cultura de la Antigua Grecia y Roma
La figura de Homero es legendaria, ya que nada se sabe con certeza sobre su vida. Según la tradición, nació en Esmirna o Quíos, era ciego y tenía el oficio de aedo: un cantor épico o juglar, que iba de corte en corte interpretando sus poemas con acompañamiento de lira. En la actualidad se piensa que cada poema (Ilíada y Odisea) es obra de un autor diferente, y que ambos fueron escritos en la región de Jonia en el siglo VIII a.C. Los autores eran aedos continuadores de una tradición de poesía épica oral formada por generaciones de aedos que se había sucedido a lo largo de los siglos. Esta tradición épica que desemboca en Homero arranca, por lo menos, del siglo XV a.C. En los poemas aparecen retratados aedos improvisando sus poemas, como Demódoco en Odisea VIII.
Los aedos improvisaban sus poemas acompañados de una lira delante de su auditorio. Esto sólo era posible debido a que:
La métrica griega se basa en la alternancia de sílabas largas y breves. El verso usado en la poesía épica es el hexámetro dactílico, consistente en repetir seis veces el pie llamado dáctilo (-UU), que se puede sustituir por el espondeo.
Los poemas están escritos en una variedad de griego artificial (lengua literaria) que no coincide con ningún dialecto. El dialecto base es el jónico debido a que los poemas se escribieron en esta región, con formas de otros dialectos contemporáneos, sobre todo del eolio que era hablado al norte de Jonia. También hay formas arcaicas conservadas por la tradición. Finalmente, hay formas artificiales forzadas por la métrica.
Los poemas se centran en la acción, y las emociones que se describen son simples: amistad, ira, amor, vergüenza… La psicología de los personajes es muy primitiva y a menudo sólo se destaca un rasgo de su carácter (la soberbia de Agamenón, la astucia de Odiseo…). Trazar un carácter complejo y hacerlo evolucionar a lo largo de la obra es una característica de la novela moderna. Es frecuente el uso de comparaciones muy elaboradas, de varios versos de longitud, tomadas del mundo de la caza o de la vida diaria. El narrador está ausente. La única mención al narrador consiste en la invocación a las musas con la que empiezan ambos poemas, ya que se afirma que son éstas quienes hablan por su boca (inspiración divina).
Es una característica llamativa de los poemas homéricos la repetición de partes de versos (sobre todo epítetos), versos enteros y grupos de versos (escenas típicas: banquete, embajada, etc.). Esto se debe a que Homero era un aedo y utilizó en su composición la técnica de la poesía oral. Por ejemplo, para mencionar a Aquiles hay disponibles varias fórmulas, según qué parte del verso vaya a llenar.
Los griegos de la antigüedad creían que en los poemas homéricos se narraban hechos reales. Más tarde se pensó que eran meras obras de ficción, hasta que en el siglo XIX Heinrich Schliemann desenterró la ciudadela de Troya. Hoy se piensa que efectivamente hubo una guerra en Troya en torno al año 1200 a.C. (estrato VIIa). El recuerdo de esta guerra puede estar en el origen de los poemas homéricos: las armas, numerosos objetos, la geografía, la organización social corresponden fielmente a los existentes en la época micénica (siglo XVI-XII a.C.). Sin embargo, los cuatro siglos transcurridos hasta la composición de los poemas han introducido anacronismos y mezclado datos de distintas épocas. Por otra parte, una parte importante de los episodios de la Odisea parece proceder del folclore (episodio de los cíclopes, etc.).
Al parecer, hubo aedos hasta el siglo VII a.C., en que Homero puso por escrito la Ilíada y la Odisea; hubo otros poemas similares que no han llegado hasta nosotros. El éxito de las obras de Homero fue tal que el oficio desapareció y surgieron los rapsodas, que recitaban de memoria, con acompañamiento de un bastón, episodios de los poemas. En el siglo VI a.C. había competiciones de rapsodas en los festivales religiosos. En Atenas, a finales del siglo VI a.C., se reunieron varias versiones de los poemas y se creó una edición oficial; de ella procede, en último término, nuestra versión. Homero es el primer escritor de la literatura occidental. Los griegos se referían a él como “el poeta” por antonomasia, y sus obras eran el libro de texto de la educación griega. Sus obras han sido leídas y admiradas por los europeos durante 2.500 años, y la cultura europea está llena de referencias a ellas.
Hesíodo fue un poeta épico beocio del siglo VII a.C. del que se conservan dos poemas: la Teogonía, que como su nombre indica trata el origen de los dioses, y Trabajos y días, una obra con consejos dirigidos al hermano del poeta sobre la gestión de una propiedad agrícola.
El teatro surge de la lírica coral: el coro de la tragedia era en origen un coro de machos cabríos, el de la comedia era una comparsa. Con el tiempo, la importancia del coro fue disminuyendo y aumentando el papel de los actores que dialogaban. En el 534 a.C., el tirano Pisístrato instituyó los festivales dramáticos en Atenas.
En Atenas, las obras teatrales se representaban durante las fiestas conocidas como Grandes Dionisias, que duraban cinco días de marzo. Se representaban tres tragedias por cada autor y un total de cinco comedias, que competían por obtener un premio, como ocurría en los festivales atléticos. Las representaciones se realizaban en el teatro; el mejor conservado es el de Epidauro. El público se sentaba al pie de una ladera semicircular, y el coro bailaba en un espacio circular. También estaba la tienda, que originalmente era una tienda de campaña donde se cambiaban los actores, y que evolucionó hasta ser una plataforma de piedra. La entrada se realizaba a través de los pasillos laterales. Sólo intervenían tres actores en cada obra, con lo que podía haber un máximo de tres personajes con diálogo en escena simultáneamente, aunque podía haber figurantes (personajes sin diálogo). Los cambios de personaje se hacían cambiando de máscara y vestimenta. En la tragedia, las túnicas eran muy lujosas para solemnizar el personaje, y en la comedia, a menudo los actores llevaban almohadillas bajo la ropa y miembros viriles postizos. Tanto los papeles masculinos como femeninos eran interpretados por hombres.
Tragedia y comedia difieren en cuanto a personajes, tiempo, intención, tema y lenguaje.
Nació en un pueblo contiguo a Atenas. Participó en la batalla de Maratón. Los temas que trata Esquilo giran en torno a la relación entre el humano y la divinidad. De todas sus obras, solo se conservan siete: Persas, La Orestía (trilogía que comprende…)
Nació en una rica familia del Ática. Obtuvo numerosos triunfos en los festivales dramáticos y un gran renombre en su ciudad. A su muerte, ocurrida durante la Guerra del Peloponeso, se decretó una tregua para que los atenienses pudieran acudir a sus funerales. Su lenguaje es menos poético; en sus obras hace retratos psicológicos de los personajes y del proceso mental que atraviesan. Ideológicamente es un hombre religioso y en sus obras no deja de recordarnos la pequeñez del ser humano y el poder de los dioses y el destino. Se conservan siete de sus tragedias: Antígona, Electra, Edipo rey, Áyax.
Fue el más joven de los tres autores. Es un escéptico sobre la justicia de las clases sociales, y sus personajes no están idealizados, son más realistas; además, introduce a mujeres y esclavos como protagonistas, porque cree que el comportamiento noble o innoble de una persona no depende de su extracción social. Es el más moderno de los autores clásicos, y hoy en día uno de los más representados. Se conservan 19 obras suyas.
Nació en Atenas y se sabe muy poco sobre su vida. De él conservamos once obras: Lisístrata es un alegato pacifista, en el que las mujeres de Atenas y Esparta se confabulan y realizan una huelga sexual para que los hombres firmen la paz durante la Guerra del Peloponeso.
En tiempo de los aqueos, los lugares consagrados a los dioses se encontraban en parajes naturales al aire libre o en estancias destinadas al culto, dentro de las viviendas. Sin embargo, la necesidad de dotar a los dioses, que poco a poco habían ido adquiriendo caracteres antropomórficos, de una morada digna dio lugar a la creación de un edificio independiente, el templo, resultado de numerosas influencias. Entre ellas hay que destacar la del megarón (en la imagen), un tipo de edificio característico de las culturas egea y micénica formado por una sala rectangular, en cuyo centro se hallaba el hogar, y un vestíbulo de acceso. Su planta es, pues, un claro precedente de la planta del templo griego.
Los templos se levantaban en zonas aisladas, de carácter sagrado, que constituían el témenos. No eran lugares de reunión de los fieles, aunque la entrada sí les estaba permitida (al contrario que en los templos egipcios). Las ceremonias de culto se celebraban alrededor de un altar para los sacrificios, situado justo enfrente del templo, cuyas puertas permanecían abiertas para que la divinidad pudiera contemplar los ritos celebrados en su honor. Ello explica la despreocupación de la arquitectura griega por el espacio interior y la ausencia de una verdadera concepción espacial, que posteriormente desarrollarán los romanos.
Los primeros templos griegos se construyeron en adobe o ladrillo y madera, materiales humildes y poco duraderos, por lo que apenas se conservan ejemplos de esta época. Algunos elementos del templo, como los triglifos o las metopas, parecen recordarnos a las primitivas construcciones en madera. A fines del siglo VII, estos materiales serán sustituidos por la piedra, preferentemente la caliza, que se recubría de estuco para obtener una superficie más fina. También se utilizó el mármol, procedente de las numerosas canteras del Mediterráneo oriental (Naxos, Paros…). Célebres fueron las canteras del monte Pentélico, cercanas a la ciudad de Atenas. Las columnas se realizaban a base de tambores (bloques cilíndricos) superpuestos y los muros con sillares perfectamente trabajados, unidos, sin argamasa, por grapas metálicas.
La planta más utilizada será la rectangular. En ella, a pesar de la existencia de numerosas variantes, podemos encontrar habitualmente los siguientes elementos:
Es el más antiguo de los órdenes griegos. Ya aparece documentado en Grecia y las colonias griegas (en Sicilia y la Magna Grecia particularmente) a partir del siglo VII. La columna carece de basa y arranca directamente del estilóbato. El fuste, estriado en arista viva, disminuye progresivamente su diámetro, sobre todo a partir del segundo tercio, lo que provoca un engrosamiento llamado éntasis. Un collarino (moldura formada por varios anillos) limita la parte superior del fuste. El capitel es geométrico y está formado por el equino (moldura circular convexa bajo el ábaco) y el ábaco (pieza en forma de tablilla sobre el equino). Sobre las columnas descansa el entablamento formado por el arquitrabe, el friso y la cornisa. El arquitrabe es un elemento transversal liso. En el friso se alternan las metopas, espacio generalmente cuadrado con decoración escultórica, y los triglifos, con dos acanaladuras verticales. La parte que sobresale del entablamento es la cornisa. Sobre el entablamento descansa una cubierta a dos aguas. El espacio comprendido entre la línea horizontal de la cornisa y el ángulo del tejado recibe el nombre de frontón y en él suele haber decoración escultórica. En los vértices del frontón se colocan las acróteras, elementos ornamentales con forma vegetal, animal o humana.
La creación del orden jónico fue el resultado de una larga serie de experiencias que se llevaron a cabo durante el siglo VII en las costas de Asia Menor e islas adyacentes, colonizadas por pobladores jonios. De las regiones de origen, el jónico pasó a la Grecia continental y a las colonias occidentales. En ocasiones se utilizó en el interior de los templos dóricos. La columna del orden jónico descansa sobre una basa formada por varias molduras, basa que se apoya en un plinto. El fuste de la columna, que se estrecha gradualmente hacia arriba y no presenta éntasis, está recorrido por 24 acanaladuras (de borde romo). Es más esbelto que en el orden dórico. El capitel consta de un equino, decorado con un haz de volutas, y un ábaco, estrecha tablilla cuadrada. El entablamento está constituido por el arquitrabe, formado por tres fasciae o platabandas (bandas) en saledizo cada una sobre la inferior. El friso es continuo y suele presentar decoración escultórica. Al igual que en el orden dórico, la parte que sobresale del entablamento es la cornisa. Sobre el entablamento descansa una cubierta a dos aguas. El espacio triangular comprendido entre la línea horizontal de la cornisa y el ángulo del tejado recibe el nombre de frontón y en él suele haber decoración esculpida. En los vértices del frontón se colocan las acróteras, elementos ornamentales con forma vegetal, animal o humana.
El origen del teatro griego está íntimamente ligado al culto que los griegos rendían a Dioniso, dios del vino, y alcanza su plenitud durante el siglo V a.C. En las fiestas dionisíacas se celebraban representaciones en honor al dios que dieron lugar a la tragedia y comedia griegas. Desde estos inicios, en los que el coro tenía un protagonismo absoluto, el teatro evolucionó y poco a poco personajes concretos se independizaron hasta convertirse en el centro de las representaciones, que terminaron apartándose del culto a Dioniso. El teatro desempeñó un importante papel en la vida de los griegos: la tragedia era un medio de purificación y a través de la comedia se realizaba una dura crítica de las costumbres y personajes del momento.
Los teatros eran espacios abiertos y las representaciones teatrales se realizaban al aire libre. Tenían una acústica perfecta y en ellos se distinguen tres partes:
–El koilon (lo que los romanos llamaron cavea). Es la zona de las gradas en las que se sitúa el público y tiene planta ultrasemicircular. Estas gradas están adosadas a una pendiente natural o excavadas en la roca. Se divide en pisos mediante pasillos o diazomata y en secciones o kerkide (2) mediante escaleras radiales. –La orchestra es un espacio circular (en el teatro romano será semicircular) reservado a las evoluciones del coro, en cuyo centro se encontraba el altar de Dioniso. –La skené es una construcción rectangular que servía al mismo tiempo como depósito de vestidos y máscaras y como fondo escenográfico. El proskenion (4), espacio anterior a la skené, era donde actuaban los actores. El teatro griego mejor conservado es el de Epidauro, construido a fines del siglo IV a.C. Los romanos adoptaron el modelo griego en la construcción de sus teatros, aunque introdujeron algunas modificaciones. ESCULTURA GRIEGA ha sido durante siglos referencia fundamental de toda la escultura occidental. Se han conservado, sin embargo, pocos originales de la época griega, por lo que nuestro conocimiento se basa sobre todo en las copias realizadas durante la época romana. Los materiales preferentemente utilizados por los escultores griegos fueron la piedra caliza y el mármol, materiales a los que aplicaban policromía y diversos accesorios y también el bronce, trabajado mediante el método de la cera perdida. La técnica de trabajo del bronce ofrecía al artista mayor libertad al requerir un modelado previo en el que se podía rectificar. Es un material que no se rompe, al contrario que el mármol, más frágil en las partes salientes, lo que permite que las figuras adopten mayor variedad de posturas. Se conservan pocos bronces griegos, pues se fundía para otros usos. También se utilizaron la madera y el hierro. Famosas fueron las estatuas criselefantinas realizadas en marfil y oro. La decoración de los templos se realizaba mediante relieves escultóricos (metopas, frisos y frontones) y la escultura exenta estaba destinada fundamentalmente al interior de los templos (estatuas de culto o de carácter votivo). Su finalidad es religiosa, aunque también encontramos esculturas de carácter conmemorativo y funerario. Temas: la mitología, el cuerpo humano; concepto de belleza ideal.
Los kuroi. Estas esculturas fueron, en principio, identificadas con el dios Apolo. Sin embargo, actualmente se cree que representan a jóvenes muertos prematuramente o atletas victoriosos, cuyas estatuas estaban dedicadas a un dios. Son figuras colosales, como las esculturas egipcias, y sus dimensiones superan las del cuerpo humano (algunos miden más de 3 m). El kuros es un joven que se representa desnudo, ancho de hombros y de cintura estrecha, posando frontalmente en perfecta inmovilidad, con una pierna ligeramente adelantada. Tiene los brazos pegados al cuerpo con los puños generalmente cerrados. Esta postura, de avance ritual, es característica de la escultura egipcia. En el rostro, los ojos son prominentes y la boca esboza la llamada “sonrisa arcaica” que tal vez simboliza el gozo en el más allá. Llevan una larga cabellera ceñida por las sienes con una cinta. El esquematismo con que están realizadas estas obras puede apreciarse en el tratamiento de su anatomía o de la cabellera. Un eje vertical divide el cuerpo en dos partes destacando su casi perfecta simetría. Todas estas características (el colosalismo, el tratamiento esquemático, la frontalidad, el concepto de estatua-bloque, la inmovilidad…) reflejan la influencia de la estatuaria egipcia. Son numerosísimos los kuroi conservados. Entre ellos cabría destacar el kuros de Anavyssos (en la imagen). Las korai. Son figuras femeninas vestidas, a diferencia de los kuroi, que responden también a un esquema fijo. Se han encontrado menos ejemplos que de kuroi y no tienen sus colosales dimensiones. Eran probablemente exvotos pues aparecen en santuarios y llevan ofrendas en sus manos. Posan inmóviles, de frente, esbozando también una tímida sonrisa. Llevan el cabello peinado en largas trenzas. Una de sus manos aparece extendida, ofreciendo un don (fruto, flor o animal) a la divinidad, o bien sobre el pecho en actitud de súplica o agradecimiento. Con la otra mano se recogen el vestido en el que el artista realiza un minucioso estudio de los pliegues. Pueden llevar dos tipos de vestimenta: el peplo dórico de lana, pesado y grueso, que no deja adivinar las formas del cuerpo, o el jitón, la túnica jónica, una túnica larga de manga corta realizada en fino tejido de lino que sí permite adivinar las formas del cuerpo humano y que presenta abundancia de pliegues. Sobre esta túnica solía colocarse el himatión cruzado diagonalmente sobre el hombro derecho y bajo el brazo izquierdo. Uno de los mejores ejemplos de este tipo de figuras es la koré del peplo (en la imagen). Obra también importante de la época arcaica es la Dama de Auxerre.
2.1. Materiales. La arquitectura romana utilizó como materiales constructivos la piedra, el mármol, la madera (para el armazón de cubiertas, puertas y ventanas) y la arcilla, en sus diversas modalidades: tapial, adobe y ladrillos. Pero, sin lugar a dudas, el mayor hallazgo fue el desarrollo y perfeccionamiento de una especie de hormigón, el opus caementicium, constituido por piedras de mampostería cementadas con una mezcla de cal y arena a las que se agregaban cenizas volcánicas. Se consiguió así un material barato utilizado tb como soporte de pesos importantes. Este hormigón, una vez fraguado, alcanzaba una dureza extraordinaria y una resistencia asombrosa. Sin embargo, los romanos siempre lo revistieron de otros materiales como la piedra o el ladrillo. Los romanos tenían múltiples formas de disponer los materiales en el muro. Es lo que denominamos aparejo. Distintos tipos de aparejo fueron: el opus incertum, formado por pequeñas piedras irregulares y hormigón, el opus reticulatum, formado por piezas piramidales.2.2. Sistema y elementos constructivos. la combinación del arco, la bóveda y el opus caementiciumhizo posible la construcción de edificios tan complejos. Las formas más espectaculares fueron las grandes cúpulas, con o sin óculos cenitales, lisas o casetonadas, y apoyadas sobre plantas circulares u octogonales. Sin duda alguna la cota más alta alcanzada por la arquitectura romana fue la construcción del Panteón. No dejaron, sin embargo, los romanos de utilizar el sistema constructivo adintelado, para edificios en los que no se necesitaban espacios tan amplios e incluso, en ocasiones, combinaron ambos sistemas. Los romanos adoptaron el uso de los órdenes clásicos, utilizándolos a veces con un valor exclusivamente decorativo en las fachadas y alterando a veces las proporciones griegas. Como invención romana encontramos el llamado orden toscano, una versión romana del dórico, con basa, fuste liso y capitel más pequeño y de perfil más complejo, orden muy utilizado posteriormente. También es invención romana el capitel compuesto en el que se combinan las volutas del orden jónico con las hojas de acanto del capitel corintio. 3.1. Arquitectura religiosa: el templo. El templo romano no parte del modelo griego, sino que tiene un origen etrusco-itálico. De planta rectangular, se levanta sobre un zócalo (podium) al que se accede por una escalinata frontal. En lugar de una columnata circundante, esta suele limitarse a la fachada, ya que los templos romanos, a diferencia de los griegos, presentan siempre una fachada destacada y están plenamente integrados en la ciudad. En tres de sus lados las columnas no son exentas, sino que están adosadas al muro (templo pseudoperíptero). Interiormente carecen de opistódomo. En comparación con los templos griegos presentan una mayor sobriedad decorativa. Los dos mejores ejemplos los encontramos en el Templo de la Fortuna Viril en Roma (en la imagen), de orden jónico y la Maison Carrée en Nimes, de orden corintio, ambos del siglo I a.C.
También existieron templos circulares, relacionados con el culto a la diosa Vesta, que derivan del tholos helénico. Son templos de pequeñas dimensiones, con una columnata circular y una techumbre de madera con salida de humos en el centro. Se cubren con cúpulas que solo se aprecian desde el interior. 3.2. Arquitectura civil. La arquitectura romana desarrolló una variada tipología de edificios civiles propios de una civilización plenamente urbana, especialmente edificios destinados al ocio y espectáculos, como teatros, anfiteatros, circos y termas. También alcanzaron un nivel extraordinario en la construcción de obras públicas: acueductos, puentes, calzadas… Además, la finalidad propagandística del arte romano explica la presencia de importantes monumentos conmemorativos como las columnas o los arcos de triunfo. 3.2.1. Edificios para el ocio. Destacan los edificios para espectáculos que alcanzaron en Roma una enorme importancia y despertaban verdadera pasión entre todos los grupos sociales. Tres edificios estaban destinados a ellos: el teatro, el anfiteatro y el circo. Teatros. Los romanos llevaron a cabo una serie de importantes innovaciones respecto al teatro griego. El teatro romano es un edificio exento e independiente. Las tres partes poco cohesionadas del teatro griego forman ahora un recinto de planta semicircular totalmente cerrado en el que el escenario alcanza igual altura que la parte superior de la cavea (zona de las gradas) a la que está unido. Las gradas descansan sobre un sistema de bóvedas de hormigón y de galerías. La zona de las gradas se divide en ima, media y summa cavea. La orchestra, circular en los teatros griegos, es en los teatros romanos semicircular. La scaenae frons constituye uno de los elementos más característicos de los teatros romanos. Se trata de una pared que se levantaba al fondo de la escena, profusamente decorada, que simulaba la entrada de un palacio y constituía el único decorado de todas las obras. Este muro proyectaba la voz de los actores hacia el público, pero, en cambio, restaba mucho del realismo que tenían los decorados utilizados por los griegos en cada una de sus representaciones. Los teatros eran edificios descubiertos, pero en los días de mucho sol o lluvia se utilizaba un toldo o velum, igual que en el anfiteatro. Anfiteatros. El anfiteatro es una construcción de planta ovalada, como si se tratase de dos teatros unidos por el lado de la escena. Los combates de gladiadores, las luchas de fieras salvajes (venationes) y los combates navales (naumaquias) se celebraban en el anfiteatro. El más célebre anfiteatro construido en Roma es el Coliseo (siglo I d.C.).Un anfiteatro consta de las siguientes partes: -El subterráneo lo forman las construcciones que se encuentran bajo la arena, donde esperaban los gladiadores y donde estaban las jaulas de las fieras, los decorados, etc. Estaba cubierto por una tablazón de madera, por lo que quedaba oculto a la vista del público. -La arena es el espacio de forma elíptica donde se desarrollaba el espectáculo, rodeada por un muro. A su alrededor hay una reja metálica que servía para proteger al público de los posibles ataques de las fieras
La cavea es la zona de las gradas, generalmente construida mediante un sistema de galerías abovedadas que delimitan unos pasillos interiores utilizados como cobijo en caso de lluvia o simplemente para pasear. Las gradas empiezan a unos cuatro metros de altura con respecto a la arena. Están divididas en tres sectores, reservados a los distintos grupos sociales. Se accede a cada sector a través de unas escaleras que desembocan en el interior del anfiteatro por unas amplias puertas o vomitoria. El emperador se sentaba en un palco construido frente al eje menor de la arena. Se podía tender un velarium sobre las gradas para proteger a los espectadores del sol o la lluvia. Circos. Las carreras de carros que se celebraban en el circo constituían el espectáculo que encendía más pasiones entre los romanos. La planta de un circo romano, bastante parecida a la de un hipódromo griego, es un rectángulo alargado cuyos lados menores forman un arco de circunferencia. La pista está dividida por un muro bajo alargado, situado en medio, que recibe el nombre de spina, sobre la que se colocaban obeliscos, procedentes en su mayoría de Egipto, estatuas de divinidades, surtidores y siete grandes huevos de madera o delfines esculpidos en piedra que servían para contabilizar las siete vueltas de que constaba cada carrera. Los caballos y los carros con los aurigas esperaban el momento de ponerse en la línea de salida en las carceres. El más célebre de los circos romanos fue el Circo Máximo, del que apenas quedan vestigios arqueológicos, aunque numerosas fuentes históricas e iconográficas hacen referencia a él. Termas. Era el lugar preferido de los romanos para su tiempo de ocio. Los baños han estado presentes en muchas civilizaciones, asociados a la purificación del cuerpo y el alma, pero también con una clara función social y un valor medicinal. En Grecia existían estancias de baño unidas a los gimnasios que luego se convirtieron en estancias independientes. En Roma se siguió el ejemplo griego. Había espacios separados para hombres y mujeres o en el caso de que esto no fuera posible, acudían en diferentes horarios. Los romanos se dedicaban en las termas al cuidado completo del cuerpo, que incluía además de los baños, masajes y diferentes prácticas deportivas. Eran espacios espléndidos y suntuosos, decorados con pavimentos de mosaico y con las paredes recubiertas de mármol y estucos, aunque en el exterior no solía haber ornamentación. En todos los baños existían una serie de dependencias fijas: baños de agua caliente (caldarium) que era la habitación más luminosa y decorada, baños de agua fría (frigidarium), baños de agua templada (tepidarium) que preparaban al bañista para los baños de agua caliente y baños de vapor (laconicum). El apodyterium eran los vestuarios, cercanos a la puerta de entrada donde los bañistas dejaban sus ropas en una serie de huecos abiertos en la pared. Había salas para unciones de aceite y habitaciones privadas para que los esclavos dieran masajes a sus amos. El interior de las estancias y las piscinas de agua caliente se calentaban mediante un sistema conocido como hipocaustum, consistente en un horno y conductos subterráneos por los que circulaba agua caliente y vapor.
3.2.2. Obras públicas. Constituyen, sin lugar a dudas, uno de los aspectos más característicos de la arquitectura romana. Aunque los romanos no fueron los primeros en construir acueductos, puentes o calzadas, sí alcanzaron en la construcción de las obras públicas un nivel que no se superó durante siglos. Aparte de su finalidad eminentemente práctica, todas estas obras poseían una fuerte carga propagandística: en ellas queda patente la grandeza del Imperio, mostrando así al mundo dominado la potencia de Roma. Vías de comunicación: calzadas. El motivo inicial para la construcción de la red viaria que se extendía por todo el Imperio (90.000 km construidos) fue de carácter estratégico-militar. Los romanos construyeron las primeras calzadas para trasladar rápidamente a sus tropas. Posteriormente añadieron a este carácter estratégico, un carácter económico y comercial. El ejército fue el principal encargado de su construcción. En primer lugar, trazaban el recorrido y excavaban dos pequeños canales recubiertos por hiladas de piedra, quedando así delimitada su anchura. Después, abrían un canal entre las dos hiladas y ponían en el fondo piedras de tamaño mediano sin argamasa (statumen), fundamentalmente para dar solidez a la calzada. Cubrían este primer estrato con una gruesa capa de arena o grava, a veces mezclada con mortero (rudus). A continuación, colocaban un revestimiento formado por piedras trituradas (nucleus) y finalmente disponían el pavimento, que tenía que ser duro y uniforme, formado por losas de piedra (stratum/pavimento). Todas las calzadas estaban ligeramente combadas para que el agua escurriera por su superficie. Estos cuatro niveles fueron los más habituales (así nos dice Vitruvio que debía ser la calzada ideal) pero existieron variaciones en función del tipo de suelo y las características geográficas de la zona.El grosor total de la construcción oscilaba entre un metro y un metro y medio. Las calzadas romanas se caracterizaron por su rectitud, excepto cuando la topografía del terreno no lo permitía. Cada mil pasos había unos monolitos macizos de forma cilíndrica y de unos dos metros de altura, llamados miliarios que expresaban la distancia entre aquel punto y el de partida o llegada de la vía. La más célebre de las calzadas romanas fue la Vía Apia construida en el año 312 a.C. Puentes. En los lugares en los que había que salvar un curso de agua de caudal más o menos regular fue necesario construir una obra de fábrica. Los puentes evolucionaron desde las primeras estructuras de madera hasta las construcciones hechas totalmente en piedra gracias a la utilización del arco. En su estructura pueden distinguirse los tajamares, generalmente de planta triangular, que refuerzan los pilares frente a la presión ejercida por las aguas, principalmente en las crecidas, y los contrafuertes, en el frente de aguas abajo. En la Hispania romana contamos con un espléndido ejemplo en el puente de Alcántara.
Acueductos. En la planificación de las ciudades uno de los principales problemas planteados fue el del abastecimiento de aguas a la población. Los romanos dieron a este problema una solución realmente novedosa: los acueductos. Sobre la construcción de acueductos no poseemos apenas documentación escrita. Los romanos fueron los primeros en adoptar los arcos como soporte del conducto del agua dándoles así su aspecto más característico. El canal por donde circulaba el agua o specus consistía en una galería excavada en la roca o construida sobre arcos, que tenía sus paredes recubiertas con argamasa lo que las hacía impermeables. Esta galería estaba cubierta por una bóveda de medio punto o por losas planas. El acueducto desembocaba en una torre de distribución de agua situada en la parte alta de la ciudad, desde donde se repartía según las distintas necesidades urbanas. Magnífico ejemplo de este tipo de obras lo tenemos en el acueducto de Segovia.
3.2.3. Monumentos conmemorativos. El carácter público y propagandístico del arte romano, cuyo principal cliente era el Estado, así como la afición romana a conmemorar las grandes gestas históricas, explican el gran desarrollo de los monumentos conmemorativos destinados a celebrar los grandes acontecimientos de la vida pública y a glorificar a sus protagonistas. Arcos de triunfo. El mejor ejemplo de este tipo de construcciones es el arco de triunfo, formado por dos pilares unidos mediante un arco de medio punto sobre el que descansa un macizo de mampostería, el ático, en el que una inscripción evoca la victoria que el arco conmemora. Pueden tener de uno a tres vanos abovedados. El conjunto estaba rematado por grupos escultóricos generalmente de bronce, representando el carro triunfal del personaje al que estaba dedicado el arco. Parece una puerta aislada del resto de la muralla pero sin ninguna utilidad arquitectónica, pues su verdadera finalidad es simbólica: reflejar el poder imperial. Los encontramos en los foros, en las entradas de los puentes, en los cruces de las calzadas… Ejemplos importantes son el arco de Tito (81 d.C.), el arco de Septimio Severo (203 d.C.), representado en el dibujo, o el de Constantino (siglo IV). Columnas. También pertenecen a este tipo de construcciones de carácter conmemorativo las columnas, profusamente decoradas con relieves históricos como la columna Trajana (113 d.C.). 3.2.4. Otros edificios de carácter público. Basílicas. De procedencia helenística, la basílica funcionaba como sala de reuniones, bolsa de comercio y tribunal de justicia (su función primitiva). En la época imperial fue elemento esencial en los grandes dispositivos urbanísticos y modelo para las salas de audiencia de los palacios imperiales. La planta de la basílica es rectangular con tres naves longitudinales, la central de mayor altura y doble anchura que las laterales. Se cubren con bóvedas de cañón o techumbre de madera. La nave central se remata al fondo con un ábside cubierto con media cúpula. Esta tipología tendrá importante influencia posterior, al convertirse en el modelo adoptado por la basílica cristiana.
3.3. Arquitectura funeraria. Recibió variado tratamiento aunque la tipología más utilizada fue la del mausoleo, de planta central (circular o poligonal) que servirá de modelo a los baptisterios cristianos.3.4. La casa romana. La mayoría de los ciudadanos romanos vivían en bloques de cuatro o cinco plantas, llamados insulae, construidos generalmente en madera, por lo que el riesgo de incendios y derrumbamientos era grande. Sin embargo, los ciudadanos acomodados vivían en casas unifamiliares, domus. Este tipo de viviendas respondían a un plano más o menos fijo, de acuerdo con un eje central. Un pasillo muy corto, el vestibulum, comunicaba la puerta de entrada con el atrium, pieza fundamental de la casa itálica. Este espacio central estaba porticado y por su abertura superior entraba el agua de la lluvia que caía en un pequeño estanque central o impluvium, comunicado con una cisterna subterránea. En un rincón del atrio estaba el larario, hornacina donde los romanos veneraban a sus antepasados y a los dioses del hogar. Alrededor de este patio se abrían algunas habitaciones entre las que destacaba una amplia sala, el tablinum que el dueño utilizaba como sala de audiencias y reuniones. En la parte posterior, y por influencia griega, añadieron el peristilo, un segundo patio interior muy amplio, porticado y adornado con plantas, flores, estatuas y surtidores. A su alrededor estaban las habitaciones mejor iluminadas y bellas de la casa: los dormitorios (cubicula), los salones (oeci)… y el triclino, sala en que los romanos cenaban, tendidos en divanes ligeramente inclinados y apoyándose en almohadones. En algunas casas había un comedor de invierno y otro de verano, según su orientación respecto a los rayos del sol. Algunas casas tenían locales o tiendas que daban a la calle, las tabernae, donde se vendían los productos cosechados en las tierras del dueño o bien se alquilaban a terceros. Estas casas prácticamente no tenían aberturas al exterior, excepto la puerta. La luz y la ventilación se recibían a través de los patios a cuyo alrededor se articulaban todas las estancias.
ESCULTURA ROMANA:la escultura romana tendrá aspectos absolutamente originales y presentará importantes diferencias respecto a la escultura griega. Por lo que se refiere a la función, la escultura griega siempre fue un objeto votivo en relación con las creencias religiosas, no así la escultura romana que invadió los espacios privados, como objeto decorativo y signo de ostentación, y los espacios públicos, como instrumento de propaganda política. Pero, sobre todo, fue su extraordinario realismo uno de los rasgos más diferenciadores, realismo que se manifestó en el retrato y el relieve histórico, los dos géneros más representativos de la escultura romana, de los que hablaremos en los apartados correspondientes. El decoro romano marcó otra de las diferencias respecto a la escultura griega, ya que los romanos apenas representaron el desnudo humano. Además, en la escultura romana se generalizó el busto, rompiendo con ello la unidad corporal, lo que no habría sido nunca aceptado por los griegos. El escultor romano utilizó todo tipo de materiales, pero preferentemente el mármol y el bronce. Recurrió a tratamientos en superficie para darles color y apariencia policroma. En la época imperial el retrato tendrá una clara finalidad de propaganda al servicio del Estado. Desde Roma se enviaba a la sede de los gobiernos provinciales un busto de mármol o bronce del emperador, del que se hacían copias en los talleres locales por lo que una misma obra aparecía multiplicada por todo el mundo romano. Los emperadores se representaron con armaduras de guerra, en su papel de conquistadores y de jefes militares.PINTURA ROMANA:El primer estilo. Es el más antiguo y conserva muchos elementos relacionados con el mundo helenístico. Se le denomina de incrustación al fingir que la pared está recubierta de ricos mármoles, jaspes y otros materiales suntuosos. Un ejemplo sería la Casa de Salustio en Pompeya. El segundo estilo, llamado arquitectónico, surge en Roma. Consiste en la realización en el muro de arquitecturas ficticias con escenas figurativas en su interior, creando la ilusión óptica de que los aposentos eran mayores. Como ejemplos podemos citar El jardín de la villa de Livia en Prima Porta o la Villa de los Misterios, en Pompeya. El tercer estilo, llamado ornamental es una evolución del anterior. Presenta formas arquitectónicas más estilizadas y menos realistas, por lo que las escenas representadas en su interior aparecen más “libres” y menos enmarcadas. Es el momento en el que mayor grado de perfección se alcanza en la utilización de recursos ilusionistas como la perspectiva. Un ejemplo es El mural de la Villa Farnesia. El cuarto estilo surgió en Pompeya durante la reconstrucción de la ciudad después del seísmo del año 62 d.C. Se denomina teatral o ilusionista, porque no se limita a decorar sino que pretende recrear un ambiente, creando múltiples espacios ilusionistas, mediante recursos teatrales como cortinajes o telones. Aparecen temas nuevos como escenas picarescas, teatrales, de la vida cotidiana y familiar, parodias y sátiras sobre la mitología… Un buen ejemplo de este estilo son los frescos de la casa de Lucrecio Fronto y los de la casa de los Vetii, en Pompeya