Portada » Religión » Exploración de la Sagrada Escritura, la Fe y los Sacramentos
Dios es el autor de la Sagrada Escritura. Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo.
La Santa Madre Iglesia reconoce que todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos.
Dios ha inspirado a los autores humanos de los libros sagrados. En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos.
Es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, “los géneros literarios” usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo.
La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu Santo con que fue escrita.
La fe es una gracia, es un don de Dios, sin su gracia el hombre no puede darla. Es un acto personal y por eso decimos creo, pero no aislado, pues está sostenido por la fe de los otros, la comunidad creyente, por eso decimos creemos.
La fe es un acto personal, la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otro de nuestra fe.
La fe es un acto humano, no es un acto contrario a la inteligencia y a la libertad del hombre, pues creer en otro es habitual en nuestras relaciones con los demás.
En la fe, la inteligencia y la voluntad humana cooperan con la gracia divina.
Es un acto motivado no por la evidencia de las verdades creídas, sino por la autoridad de Dios que revela y no puede engañarse, ni engañarnos.
La fe es cierta, más que ningún conocimiento humano fundado en la razón, pues se funda en la palabra de Dios, que no puede mentir, aunque el creyente experimenta la oscuridad y las dificultades de creer.
La fe es progresiva en cuanto a la comprensión cada vez más perfecta de las verdades que se creen.
La fe no se contrapone a la ciencia, pues la luz de la fe y la luz de la razón proceden de Dios.
La fe es libre, no se puede imponer coacción.
La fe es necesaria para la salvación, ha de conservarse mediante un esfuerzo perseverante y mediante ella anticipamos el gozo de la vida eterna.
No es solamente fe todo aquello que no da sentido a la vida, no es comprometerse, no es un sistema de creencias, y no es sólo creer a Dios.
La palabra Iglesia significa convocación.
En el Antiguo Testamento el término Iglesia es usado para señalar a Israel como “comunidad santa” y “pueblo de Dios” reunido para el culto y la alabanza de Yahvé.
En el Nuevo Testamento le da un nuevo y definitivo sentido. Iglesia designa la nueva comunidad de los santos, al nuevo pueblo de Dios, a la asamblea de los convocados por Dios a su reino y a su gloria.
Se hace referencia a las personas, no a un edificio. Jesús dio el nombre de la Iglesia al grupo de seguidores, dirigidos y orientados por Pedro, a quien puso como su fundamento.
La Iglesia es más que una institución porque por su misterio ya que es a la vez:
El designio nacido en el corazón del Padre. El origen de la Iglesia se remonta a los comienzos de la historia de la humanidad.
La comunidad de los discípulos de Jesús (Nuevo Testamento).
Decimos que la Iglesia es el sacramento universal de salvación ya que se define como templo del Espíritu Santo que le da la vida y fecundidad, también se define como comunión, por la unión íntima de los creyentes en Cristo y por último se define como Misterio al tener su origen en el Misterio de la Trinidad porque es mediadora o instrumento de salvación entre Dios y nosotros a través de los sacramentos.
La Iglesia es “Una” ya que es una misma fe y una cabeza que es Cristo, quien edifica su iglesia sobre Pedro.
La liturgia está hecha de signos, símbolos, gestos y palabras.
En la dinámica sacramental participa la liturgia (que es el hecho que Dios se revela a través de los que vemos para mostrarnos lo que no vemos).
La liturgia comparte características con la historia de Salvación.
Dios sigue actuando en la liturgia a través del Espíritu Santo a través de signos, símbolos, gestos y palabras.
El objeto de la liturgia es Jesucristo y su Misterio pascual.
La celebración del aniversario de la resurrección del Señor. El día de la celebración sería todos los domingos.
Sacramento es el signo sensible instituido por Jesucristo para darnos la Gracia.
La gracia sacrificante es común a todos los sacramentos.
La gracia sacramental es el amor que nos da Dios por medio del Espíritu Santo que se derrama en nosotros, en ese momento concreto de nuestra vida en el que nos acercamos a la celebración del sacramento.
Supone una íntima unión con Cristo y con la Iglesia que consiguen a la persona que la recibe.
El Bautismo supone una elección de Dios: para ser cristiano.
La Confirmación. Recibimos la efusión plena del Espíritu Santo y sus 7 dones, que se nos otorgan para la misión, ser testigos del Señor.
Es fuente porque el resto de los sacramentos emanan de ella, e iluminan el resto de realidades eclesiales.
Es culmen porque significa y realiza la comunicación con Dios y la unidad del pueblo de Dios. Pero lo más importante es que, a través de ella se restaura el diálogo entre Dios y los hombres.
Jesús lo deja instituido en el Evangelio de San Juan.
Pecado es ruptura de la comunión con Dios y con los hermanos. Al mismo tiempo atenta contra la comunión con la Iglesia.
Por eso, la conversión implica a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con la Iglesia.
Sólo Dios perdona el pecado, pero como quiso que toda la Iglesia fuera signo e instrumento del perdón y de la reconciliación, confirió esta autoridad a los hombres, desde los apóstoles, ministros de la reconciliación.
Por parte del penitente:
Por parte del sacerdote: Imponer la penitencia y absolver.
La unción de enfermos puede ser administrada, en exclusiva por sacerdotes, a todos aquellos cristianos en peligro de muerte por padecimientos o vejez.
Se prometen amor mutuo, amor absoluto con el que Dios ama al hombre.
Porque en ello se realiza el memorial de la nueva alianza, en la que Cristo se unió para siempre a la Iglesia.
Son los esposos, quienes como ministros de la gracia de Dios, se confieren mutuamente el sacramento.
La causa eficiente del matrimonio es el consentimiento mutuo.
Se origina una alianza conyugal de vida y amor.
Indisolubilidad. El hombre no debe separar lo que ha unido Dios.
Unidad. Los cónyuges vienen a ser una sola carne.