Portada » Filosofía » Experiencia y conocimiento john locke resumen
La palabra empirismo significa
experiencia.
En un sentido amplio se puede considerar
empirista a toda filosofía que sostenga que el origen y el valor
de nuestros conocimientos dependen de la experiencia. De este modo, serían
empiristas Aristóteles, Santo Tomás…
Se defiende que la experiencia es además
el límite de nuestros conocimientos según la filosofía
kantiana. Por tanto, podemos encontrar el empirismo en distintas épocas
de la historia del pensamiento. Pero como corriente filosófica,
el empirismo tiene lugar en los S. XVII y S.VIII siendo conocido como empirismo
moderno o británico, ya que nació en las islas británicas.
Se puede considerar como un movimiento
contrapuesto al racionalismo. La filosofía empirista fue desarrollada por Hobbes,
Locke, Beckley y Hume.
Las características
del empirismo británico son:
-La primera preocupación
intelectual gira en torno al problema del conocimiento
-La experiencia es el origen de todos
nuestros conocimientos. Nuestra mente es como un papel en blanco. Nada hay en
el entendimiento que no haya pasado previamente por nuestros sentidos.
-Se entiende por experiencia el
conocimiento obtenido a través de los sentidos o por observación
directa.
-Los empiristas niegan la existencia de
conocimientos innatos o ideas innatas.
-El conocimiento humando está
limitado por la experiencia: no podemos conocerlo todo, pues no podemos saber
lo que está más allá de la experiencia.
-Nuestro conocimiento es conocimiento de
ideas. Las ideas son el objeto inmediato de nuestro conocimiento, por tanto, no
conocemos directamente la realidad.
-El empirismo toma como modelo de saber la
física,
que se sustenta en la experiencia, mientras que el racionalismo, se basa en las
matemáticas.
-El empirismo critica la metafísica
por entenderla como una elaboración mental sin fundamento en la
experiencia.
-Los empiristas muestran una gran
preocupación por los problemas humanos: ética, política, religión, pedagogía….
La filosofía empirista niega que existan ideas
innatas al entendimiento. Locke, filósofo empirista, rechaza que existan
verdades universales y leyes morales válidas para todos. Considera que al nacer
nuestra mente es una página en blanco, y que todos los
conocimientos los adquirimos por la experiencia; por tanto, las ideas tienen su
origen en ella.
Locke afirma que nuestro conocimiento está
limitado por la experiencia. Así
pues, la experiencia es el origen de nuestras ideas y el límite
de nuestro conocimiento.
Tanto Locke como los demás
filósofos empiristas investigaron los mecanismos psicológicos
de asociación y combinación de ideas. A esta forma de darle solución
al problema del conocimiento la denominamos “psicologismo”.
Locke entiende por idea todo aquello que es objeto propio de nuestra
mente cuando pensamos. Así, “idea” es todo aquello que conocemos, sea
tanto una noción abstracta,
como un olor, recuerdo…..
Nuestro conocimiento es conocimiento de ideas, las cuales son el objeto
inmediato de nuestro conocimiento, esto quiere decir, que no conocemos
directamente las cosas, sino las ideas que representan en la mente a las cosas,
o lo que es lo mismo, las imágenes de las cosas.
Locke distingue dos tipos de ideas:
·IDEAS SIMPLES: son obtenidas directamente
de la experiencia. Ante ellas, nuestra mente se muestra pasiva, ya que solo las
recibe.
Según el tipo de experiencia de donde proceden, hay dos tipos de
ideas simples:
-Procedentes de la experiencia
externa: Nos informan del mundo exterior a través de los
sentidos, causando en nosotros las sensaciones, que pueden ser de cualidades
primarias (figura, extensión…) o de cualidades secundarias (colores,
olores, sabores…)
Si no existiera alguien que los pudiera experimentar, son subjetivas.
-Procedentes de la experiencia
interna: es la percepción interior o conocimiento que la mente
tiene de sus propias operaciones (pensar, creer….) dando lugar a reflexiones.
·IDEAS COMPLEJAS: surgen de la relación,
combinación y asociación de ideas simples debido a la actividad
del entretenimiento.
Hay tres clases de ideas complejas: de cualidades, de sustancias y de
relaciones.
Locke merece especial interés en el estudio de las ideas de
sustancia.
La sustancia es el soporte de las cualidades de las cosas, pero no
podemos tener directamente impresiones de la sustancia, sino que tenemos
impresiones de sus cualidades.
De esta manera, hemos de suponer que debajo de esas cualidades que
percibimos a través de los sentidos debe existir algo que les sirva de soporte.
Lo permanente es la sustancia, que es la causa de que nosotros tengamos
percepciones, pero no podemos llegar a descubrir su estructura interna.
Sólo conocemos lo que podemos experimentar a través
de las impresiones.
La experiencia, entendida como conocimiento de impresiones a través
de los sentidos no es solo el origen, sino también el límite de nuestros conocimientos.
Nuestra mente posee ideas que no designan solo objetos o realidades
individuales.
Las ideas generales o universales son elaboradas mediante un proceso
abstractivo a partir de las ideas simples: la mente prescinde de las
circunstancias de lugar y tiempo, cualidades y otras determinaciones
particulares de los objetos, quedándose sólo con los rasgos comunes de todos
ellos. Es así como creamos las ideas universales, que corresponden a las
palabras.
Las palabras representan las características comunes a individuos afines o
parecidos.
Por tanto, Locke niega la existencia de una pretendida existencia
universal fuera de nuestra mente y común a los individuos.
Esta posición filosófica ya había sido
defendida por Ockham y los nominalistas.
Locke coincide con Descartes al distinguir tres grandes ámbitos
en la realidad: yo, Dios y el mundo.
Conocemos de una manera intuitiva e inmediata la existencia del yo,
en la que se basa la identidad personal.
Locke utiliza el mismo argumento que propuso antes Descartes.
La existencia de Dios puede ser demostrada aplicando el principio
de causalidad, en cuanto que descubrimos que es la causa de nuestra existencia,
pues no nos la hemos dado nosotros mismos, de manera que tenemos una certeza
demostrativa de la existencia de Dios.
Por último, tenemos una certeza sensitiva de una realidad
exterior a nuestra mente en cuanto que los objetos son causa de nuestras
sensaciones producidas por nuestros propios sentidos, por lo que hemos de
admitir la existencia de una realidad que nos la ocasione.
Aunque la certeza sensitiva no nos ofrece un conocimiento tan cierto y
seguro como el que nos aportan la intuición y la demostración, Locke la
considera suficiente.
Hobbes, en su obra Leviatán propone su
teoría del contrato social con la que rechaza el origen divino del
poder político. El poder seria fruto de un pacto libre entre los
miembros que constituyen la sociedad, por el cual se comprometen a aceptar la
autoridad y las leyes del que gobierne, sea un hombre o una asamblea de
hombres, a cambio de su protección.
Antes del pacto, los hombres habrían vivido en
estado de naturaleza, en una situación hipotética en la que no existían
ni estado ni autoridad común alguna, siendo todos iguales pero no
sociables. Todos los seres humanos tendrían el mismo derecho natural, consistente
en la libertad de usar su propio poder sin limitación alguna. En
ese estado los hombres establecían unas relaciones caracterizadas por el
ejercicio de la fuerza, viviendo en una situación de desconfianza permanente, de caos y
de “guerra contra todos” en la que no había seguridad ni
prosperidad material o cultural, al no haber paz. En el estado de naturaleza “el
hombre es un lobo para el hombre”
Según Hobbes, aunque la ley natural habla de
“no
hacer a los otros lo que no queramos que se nos haga a nosotros”,
la carencia de un poder que se imponga hace ineficaz e inservible la lay, lo
que condujo a los hombres a la lucha por la supervivencia y el miedo.
Para evitar esta situación, los hombres buscaron la paz mediante
un acuerdo. Surge así el Estado fuerte o Leviatán.
De este modo, el Estado se convierte en un poder absoluto e
indivisible en la que el ciudadano solamente conserva un derecho irrenunciable:
la autoconservación.
John Locke también se opone a la teoría
absolutista del derecho divino de los reyes y a la creencia de que su poder
surge directamente de Dios. A diferencia de Hobbes, no cree que el hombre sea
malo por naturaleza, ni que su situación habitual fuera de una guerra
permanente de todos contra todos. Pero tampoco considera que sea bueno por
naturaleza, pues puede quebrantar los derechos de los otros. Para Locke, el ser
humano está dotado de una ley natural, basada en la razón,
que limita el abuso y nos dicta que nadie debe dañar a otro en su vida, su salud, libertad
y bienes.
El estado de naturaleza, regido por la lay natural, no es un
estado de guerra o de anarquía, sino que en el existiría
el respeto mutuo, sin llegar a imponerse el poder de los más
fuertes.
Según Locke, el Estado aparece como fruto de
un contrato social, que supondría un perfeccionamiento del estado
natural, de ahí que sea necesario el establecimiento de una organización
política de la que emane una ley objetiva. A diferencia de lo que
sucedía en la teoría política de Hobbes, el individuo no renuncia
a sus derechos a favor del poder político, pues el contrato, sustentado en el
libre consentimiento, es bilateral y revocable.
Esto implica que las leyes deben ser cumplidas por todos los
ciudadanos incluidos el rey y los gobernantes, rechazando la monarquía
absoluta y se proclama la resistencia del poder como un derecho irrenunciable.
Para que esto sea posible, Locke propone la separación
de poderes. El poder supremo correspondería al poder legislativo, judicial y el
ejecutivo. De esta manera se limita el poder del monarca, fortaleciendo los
derechos y libertades de los individuos.
Por último,
el poder político es responsable ante el pueblo de lograr el bien común.
David Hume
La filosofía de hume va dirigida a crear una ciencia
completa del ser humano. Dos asuntos fundamentales, la teoría del conocimiento
y el análisis de la conducta humana.
Hume
afirma que todo nuestro conocimiento depende de la experiencia. Hume partirá de
la percepción, la percepción puede dividirse en dos categorías impresiones o
ideas.
La impresiones
son las percepciones que obtenemos a través de los sentidos pueden ser a su vez
de sensación y de reflexión.
Las ideas
son representaciones imágenes o copias de las impresiones.
Hume explica los mecanismos psicológicos
por los que se asocian las ideas. La memoria actúa con mayor fidelidad, la
imaginación actúa de un modo diferente, la imaginación que sirve para
relacionar las ideas según tres leyes.
Ley
de semejanza, Ley de continuidad, Ley de casualidad
Los conocimientos de relación entre
ideas son formales carentes o vacíos de contenido
empírico y su negación es un contradicción. Además no nos informan acerca de la
realidad.
Los conocimientos de los hechos
los logramos a través de la experiencia a través de las impresiones
Al
distinguir entre impresiones e ideas como elementos del conocimiento toda idea
le ha de corresponder siempre una impresión. Cuando no sea posible hallarla
hemos de concluir que estamos ante una ficción o un concepto carente de significado.
Hume
instaura el criterio de verdad nuestro conocimiento de los hechos queda
reducido a nuestras impresiones actuales lo que estamos captando a través de
los sentidos en este momento y a nuestro recuerdos o ideas de impresiones
pasadas.
Pero
nunca podemos tener conocimiento de los que va a ocurrir en un futuro sabemos
la causa que produce el efecto por lo que establecemos una conexión necesaria.
No
enuncia una ley de las cosas sino una ley de nuestro modo de pensar las cosas
al crear una asociación basada en la costumbre y en el hábito.
Creemos
y suponemos ingenuamente que así sucederá pero no tenemos un conocimiento
riguroso y seguro de hechos futuros sino una suposición o creencia. En
definitiva nuestra seguridad en el futuro no puede ser absoluta puesto que no
se sustenta en la razón sino en la creencia.
Hume
lleva hasta las últimas consecuencias los presupuestos epistemológicos de la
filosofía empirista desembocando en el fenomenismo y en el escepticismo.
La
existencia de una realidad exterior no acepta la existencia de una pretendida
realidad fuera de nuestra mente, pero no concibe que algo imposible de conocer
sea la causa de nuestras impresiones.
La
existencia del yo también niega que tengamos un conocimiento intuitivo del yo,
como realidad permanente al paso del tiempo y distinta a nuestras impresiones.
La conciencia que tenemos de nuestra identidad personal a través de las
distintas épocas y circunstancias de nuestra vida. De nuevo, Hume recurre a la
memoria que crea en nosotros la conciencia de identidad.
La
existencia de Dios para demostrar la existencia de Dios, apoyados en el
principio de causalidad,
En
resumen, nuestras impresiones no proceden ni de Dios ni del mundo. Pues las
impresiones son el límite de nuestro conocimiento.
La
realidad queda reducida a puros fenómenos, a simples apariencias este es el
sentido del fenomismo de Hume. El fenomismo nos crea inseguridad en el
conocimiento. De esta manera el fenomismo nos lleva al escepticismo. No es un
escepticismo previo, sino consecuente; y también es un escepticismo moderado.
Desde
Sócrates fundamenta en el ejercicio de la razón; contribuyendo a conocer
nuestro deber. Lo que realmente nos mueve a actuar, es la emoción y los
sentimientos. Pero según Hume en el conocimiento de estos hechos descubrimos
impresiones de maldad o bondad; es decir, no hayamos en los hechos, por mucho
que los observemos. Por tanto el fundamento de los juicios morales no está en
la razón ni en el conocimiento de la naturaleza.
Los
juicios morales residen en el sentimiento de aprobación o desaprobación, este
sentimiento, que revela la virtud y el vicio, es natural y desinteresado; es
una forma del sentimiento básico de simpatía que causa la compasión y la
solidaridad. Esta propuesta moral, denominada emotivismo moral nos puede
conducir al relativismo y al subjetivismo. La ética de Hume además de
emotivista es utilitaria.
Hume
aborda el fenómeno religioso de una forma muy critica, de este modo, se
distancia de la teoría de la religión natural y el deísmo. Por otra parte
afirma que la religión no se fundamenta en la razón sino en los sentimientos de
ignorancia de temor y de miedo. Reconociendo que es un enigma y un misterio
inexplicable