Modernismo Y Generación 98:A finales del Siglo XIX España vive una profunda crisis política y social. Las circunstancias históricas
Se ven agravadas por la pérdida de las últimas colonias
De ultramar: Filipinas, Puerto Rico y Cuba dejan de ser
Españolas como consecuencia de la derrota en la guerra
Hispano-estadounidense, en 1898. Este hecho, que se
Conoce como el «desastre del 98», sumirá al país en una
Honda crisis.
Ante este panorama desolador surgen voces entre los llamados regeneracionistas, que denuncian los
Males del sistema político y proponen una serie de reformas con el fin de regenerar España.
Inmersas en este contexto político y social, se
Desarrollan en España dos corrientes literarias fundamentales: Modernismo y generación del 98. Estas dos
Corrientes, si bien comparten una misma preocupación
Por la situación del país, lo hacen desde perspectivas
Distintas. Por un lado, una tendencia que manifiesta su
Disconformidad con la sociedad de una forma directa,
Reflexiva y crítica, y que está representada por los autores de la generación del 98. Por otro lado, el Modernismo, movimiento que también manifiesta un claro
Rechazo a la realidad circundante, pero cuya respuesta
Literaria se formula a través de la evasión.
-El Modernismo, caracterizado por una voluntad de
Independencia artística, reacciona en contra de los postulados realistas y naturalistas anteriores y propone una
Renovación estética completa encaminada a la búsqueda
Del ideal de belleza, búsqueda que permitirá al artista
Escapar del medio hostil que supone el mundo que le
Circunda. Los modernistas reciben la influencia principal
De dos movimientos desarrollados en Francia en la segunda mitad del Siglo XIX: el parnasianismo, cuya
Máxima es la consecución del «arte por el arte», y el
Simbolismo, que pretende sustituir la realidad por todo
Un entramado de emociones y sensaciones de fuerte
Contenido simbólico. A estas influencias habría que sumar otras como el gusto por lo medieval y lo legendario.
La literatura adquiere un aire aristocrático que
Desdeña lo vulgar y cotidiano y se consagra a la exaltación de la Belleza. Esa exquisitez se muestra en la elección de los temas, en el cuidado de la forma y en el despliegue de elementos sensoriales en que se va a convertir
El poema.
Dos líneas principales se distinguen en los temas
Más frecuentes del Modernismo: la que trata de asuntos
Del pasado o exóticos y la que da lugar a la expresión de
La intimidad del poeta. En ambas es perceptible la huella
Del Romanticismo.
1. La primera, la línea escapista, es la más representativa del movimiento. Los ámbitos donde se refugia
El poeta modernista en busca de la belleza son mundos raros: lugares exóticos y épocas antiguas.
Construye palacios, jardines, pagodas, castillos, como un decorado por el que desfilan caballeros de
Títulos nobiliarios, princesas tristes, guerreros legendarios, cisnes, ninfas, sátiros y centauros. No hay
Límite geográfico: Japón o París, Chile o Grecia tienen cabida en el poema si admiten la ambientación
De algo hermoso.
2. La segunda, la línea íntima, permite traslucir el
Malestar del poeta con lo que le rodea. El amor y el
Mundo son vistos con ojos melancólicos y llenos de
Tristeza. Hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. En los poemas, esta nostalgia y este desasosiego se enmarcan en paisajes otoñales o despoblados jardines otoñales crepusculares, de clara raíz
ROMántica.
En cuanto al estilo, los poetas modernistas explotan todas las posibilidades que el lenguaje les ofrece
Para conseguir la ansiada belleza. El poema no sólo
Expresa la sensorialidad del poeta, sino que es también
Causa de sensaciones. El color es el elemento fundamental. La adjetivación cromática recorre todas las gamas,
Intensas o suaves.
La musicalidad del verso es otro de sus instrumentos, una musicalidad que se acomoda a los temas
Tratados. Los ritmos muy marcados se reservan para
Grandes asuntos: el desfile de un cortejo, la hazaña de un
Guerrero. Las melodías suaves acompañan a las emociones delicadas: la tristeza de una princesa, la melancolía
De un atardecer. El poeta modernista se sirve de un léxico muy rico y escogido (neologismos, voces desusadas,
Cultismos) para crear esa sonoridad.
El sentido musical viene dado especialmente por
La habilidad en el uso de la métrica. Las preferencias
Modernistas se inclinan por el alejandrino, el dodecasílabo o el eneasílabo, poco usados hasta entonces. Los
Esquemas acentuales de los versos, medidos cuidadosamente, proporcionan el ritmo musical al poema.
El impulsor del Modernismo es el cubano José
Martí y su figura de mayor relieve el poeta nicaragüense
Rubén Darío, que deja ya sentados los principios de
Esta nueva estética en su colección de poemas y relatos
Breves Azul… (1888), obra a la que seguirán Prosas
Profanas y Cantos de vida y esperanza.
Dentro del Modernismo español destacan, en
Sus primeras etapas, Juan Ramón Jiménez, con poemarios como Arias tristes o La soledad sonora, y Antonio Machado, con Soledades. El intimismo de tradición
Becqueriana, el tono triste y melancólico y el simbolismo
De algunos motivos reiterados (el viento, el agua, la noria, la tarde…) hacen que Machado en esta obra difiera
De la tendencia más llamativa del Modernismo. Su Modernismo es de signo intimista y simbolista.
En la prosa sobresale Ramón María del ValleInclán, cuyas Sonatas narran las aventuras amorosas del
Marqués de Bradomín y constituyen la máxima expresión modernista del autor.
Estos autores desbordarán posteriormente ampliamente los cauces modernistas.
-La generación del 98 agrupa a una serie de escritores
Cuya preocupación por España se hace ya evidente desde
La propia denominación.
Herederos del regeneracionismo, no constituyen
Propiamente una escuela, pero tienen numerosas coincidencias entre sí, como son la preocupación por la decadencia histórica de España, el idealismo de los planteamientos renovadores de la realidad presente o la búsqueda del carácter y la esencia de lo español a través de la
Literatura.
Formalmente, y a pesar de que se aprecie un
Claro interés estético, se produce un rechazo del barroquismo y el retoricismo decimonónicos y se aboga por la
Sencillez y la precisión en el estilo y por la recuperación
De localismos y arcaísmos en el léxico, lo que confiere a
Esta generación un marcado carácter castizo.
Los temas predominantes son:
A) Tema de España; enfocado desde una visión subjetiva e individualista, aunque en todos los autores hay un
Objetivo, el descubrimiento del alma de España y ello
Por medio de tres elementos:
–>El paisaje: el de Castilla en especial, en el que se descubren
El espíritu austero y sobrio del hombre castellano.
–>La historia: pero no de los grandes acontecimientos políticos o bélicos, sino la historia del hombre anónimo, la de la
Vida cotidiana, a la que Unamuno llamó Intra-Historia.
–>La literatura: volviendo a los autores medievales como
Berceo, Rojas o Manrique, y a los clásicos olvidados como
Góngora o Gracián. Especial interés por Cervantes y El Quijote y así como por Larra.
B) Tema existencial que abarca desde la preocupación
Por el sentido de la vida hasta los problemas de carácter
Religioso, pasando por conflictos psicológicos del ser
Humano. Las distintas actitudes ante estos temas difieren
De unos autores a otros. Angustia y obsesión por el deseo
De inmortalidad en Unamuno; preocupación por la caducidad de lo terrenal en Azorín; o incredulidad religiosa en Baroja.
La generación del 98 está integrada, entre otros,
Por Miguel de Unamuno, José Martínez Ruiz, Azorín,
Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y parte de la obra de
Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado.
Si la lírica fue el medio predilecto de expresión
Para los modernistas, los escritores de la generación del
98 prefirieron la prosa, por ser el vehículo más eficaz
Para la divulgación de sus ideas.
El ensayo se convierte así en uno de los géneros
Más empleados –por ejemplo, por Ramiro de Maeztu– y
Adquiere una especial maestría con Miguel de Unamuno; ensayos tales como El porvenir de España, Del sentimiento trágico de la vida o La agonía del cristianismo
Reflejan su pensamiento histórico, religioso y filosófico.
En lo que respecta al género narrativo, en 1902
Se publican cuatro importantes obras que rompen con el
Realismo decimonónico y presentan los rasgos definidores de la novela noventayochista: La voluntad, de José
Martínez Ruiz, «Azorín»; Camino de perfección, de Pío
Baroja; Amor y pedagogía, de Miguel de Unamuno; y
Sonata de Otoño, de Ramón María del Valle-Inclán. Son
Obras que abordan preocupaciones relacionadas con la
Crisis de la conciencia burguesa y el sentido de la vida,
Ofrecen una percepción subjetiva de la realidad a través
De los personajes, desdibujan los límites del género (se
Combina lo narrativo, lo ensayístico y lo poético) y presentan una renovación de la prosa.
Las figuras máximas de este género son Pío Baroja, prolífico escritor de estilo sobrio y ágil, entre cuyas
Obras pueden destacarse las novelas La busca o El árbol
De la ciencia; Azorín, escritor de técnica cuidada y elegante, que también cultivó el ensayo y la crítica literaria
Y Miguel de Unamuno con sus “nivolas”. Sus narraciones se centran también en los problemas de la existencia
Humana. El autor renovó el género novelístico y, con el
Fin de justificar las importantes innovaciones que introdujo, inventó la palabra nivola para denominar su modelo narrativo. Todas sus obras, menos la primera (Paz en
La guerra), se ajustan a ese molde, caracterizado por la
Desnudez narrativa (no aparecen descripciones ni pinturas de costumbres); por la importancia que se concede
Al diálogo; la presencia de un protagonista individual,
Personaje agonista, en lucha contra la idea de la muerte;
La reinterpretación del concepto de Realismo (mezcla de
Personajes reales con los de ficción, interpola relatos,
Etc.); la estructura abierta, con posibilidad de varias
Interpretaciones, que exigen la participación de un lector
Activo e inteligente; y el anticipo de algunos rasgos de la
Narrativa contemporánea como el monólogo interior.
Entre sus nivolas debemos citar: Niebla, un intento de renovación de la técnica narrativa; Abel
Sánchez, donde se plantea el tema de la envidia; La tía
Tula, que recrea el tema de la maternidad; y San Manuel
Bueno, mártir, obra maestra de la literatura española y
Perfecto prototipo de nivola, que se centra en la vida del
Cura rural Manuel Bueno.
El principal representante del teatro noventayochista es Valle-Inclán, creador del esperpento, subgénero dramático en el cual la realidad es sistemáticamente
Deformada. Valle-Inclán inaugura este género con Luces
De bohemia, obra maestra absoluta del teatro español del
Siglo XX.
La lírica también tiene cabida entre los autores
De la generación del 98. Aunque otros escritores cultivaron este género –Unamuno, por ejemplo, con El Cristo
De Velázquez–, el poeta fundamental del 98 es Antonio
Machado, en particular por su obra Campos de Castilla,
En la que, además de otros temas, como el dolor por la
Pérdida de su joven esposa, denuncia los vicios sociales
Y morales que aquejan a España.