Portada » Ciencias sociales » Evolución y Consolidación de la Sociedad de la Información: Impacto en la Era Digital
La información, su almacenamiento y utilización con todo tipo de fines (administrativos, culturales y de comunicación), es un rasgo distintivo de las sociedades humanas, especialmente a partir de las distintas formas de escritura, capaces de almacenarla mediante símbolos alfabéticos o pictográficos. A partir de la imprenta, sin embargo, la información y su papel en las sociedades cobran un impulso decisivo.
En las sociedades modernas, y con especial intensidad a partir del siglo XVII, la información y su circulación han tenido una persistencia decisiva y determinante en la historia de los acontecimientos y en la vida social. A partir de la Segunda Revolución Industrial, la emergencia del telégrafo y posteriormente del teléfono, y más tarde de la radio y la televisión, hicieron de la información y de la comunicación fenómenos de primer orden. La emergencia de los llamados mass media ha conocido desde entonces un impulso creciente.
El término Sociedad de la Información apunta a un conjunto de realidades nuevas que han modificado también el propio concepto de la información y la comunicación manejado hasta la fecha reciente, y que tiene un alcance más profundo. De lo que se habla al utilizar la expresión Sociedad de la Información es del hecho de que la información haya adquirido tal grado de importancia como para que la sociedad en su conjunto pueda adjetivarse a partir de ella, del mismo modo como se habló de sociedad industrial, de la sociedad medieval o de la sociedad esclavista. El término Sociedad de la Información se generalizó a partir de la obra del sociólogo japonés Yoneji Masuda en 1981, cuando publicó La sociedad Informatizada como Sociedad Post-Industrial.
En lo que se conoce como el dogma central de la biología se afirma que la transmisión de la información es la clave mediante la cual se transmite la vida y la organización de la misma.
De manera simultánea, desde los años 50 conocen un enorme desarrollo las ciencias llamadas de la computación. Es en esos años cuando IBM es capaz de fabricar por primera vez una computadora de aplicación industrial.
Lo cierto es que Sociedad de la Información, sociedad postindustrial y sociedad postmoderna parecen ir de la mano, sobre todo a partir de los años 80.
A partir de finales de los años 80, como consecuencia de las nuevas condiciones geopolíticas, cuya máxima expresión es la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS, con la siguiente finalización de la Guerra Fría, en parte como consecuencia de la generalización y el uso masivo de las innovaciones procedentes de la informática, se empieza a hablar de un nuevo fenómeno que recibe el nombre de globalización.
Desde otra perspectiva se ha utilizado y se utiliza el término SOCIEDAD DIGITAL o ERA DIGITAL, para referirse precisamente a la estructura básica y al modo característico de acceder y almacenar la información en la era de la información, es decir, a la estructura binaria dada en el álgebra de Boole que está en la base del desarrollo de las nuevas tecnologías.
Tras la implantación y el imparable crecimiento de Internet se habla también de SOCIEDAD RED para referirse a las transformaciones que, en el seno de la Sociedad de la Información, se han producido como consecuencia de la proliferación de redes y que determina nuevos modos de organización empresarial, de comunicación y de relación social o de ocio.
Según Castells, cabría ensayar una definición de la Sociedad de la Información como la siguiente: Sociedad en la que la información pasa a convertirse en el factor decisivo de la organización económica, como consecuencia de la nueva tecnología digital, y que genera con ello cambios profundos en todos los ámbitos de la vida: culturales, políticos, y sociales, sobre todo determinados por la transformación de las condiciones espacio-temporales en las interacciones entre los miembros de esas sociedades.
Es decir, la información tratada masivamente y de forma casi inmediata permite modificar los procesos productivos tradicionales. Los procesos se hacen dependientes de la información y en esa medida, a la vez que en parte simplifican, pueden hacerse más complejos. Las nuevas tecnologías han modificado de manera definitiva e irreversible la producción de bienes y servicios, hasta un punto en el que la información se convierte en elemento clave de la actividad económica.
Pero a la vez que la información y los procesos informativos se han hecho imprescindibles, se han convertido en una mercancía o en un servicio de importancia creciente.
En definitiva, se trata de preguntarse si estamos ante un tipo de cambio análogo al que se produjo como consecuencia de la Revolución Industrial, acompañada de las correspondientes revoluciones sociales, políticas y culturales del siglo XVIII. Pero para resolver esta cuestión, resulta determinante el último elemento de la Sociedad de la Información, el relativo a las transformaciones espacio-temporales. La percepción simple y cotidiana de las distancias y los tiempos en la interacción humana se han comprimido. Las distancias, obviamente, siguen siendo las mismas, pero en la medida en que uno de los fenómenos más característicos de las nuevas tecnologías lo es precisamente la velocidad, en ocasiones casi instantánea de la transmisión de datos, en esa medida se han reducido en cuanto a la comunicación y la interacción, lo que a su vez tiene un impacto en la percepción del medio físico en el que vivimos: el mundo se vive como más pequeño, la lejanía se convierte en inmediatez. Esa es sin duda una de las dimensiones del término globalización.
El hecho de que la práctica instantaneidad que permiten las nuevas tecnologías en muchas de sus aplicaciones parece llevarnos a algo que nos es ya un concepto desnaturalizado o lo que Castells llama el tiempo atemporal. Una simple observación para mostrar que en el interior de las sociedades industriales avanzadas surge la Sociedad de la Información, y las fronteras, las culturas, las diferencias, tienden a disolverse para confluir en una sociedad única, con valores o desvalores únicos, con mercancías únicas, cultura única, si bien se da la paradoja de que en su interior se celebra el culto a la diferencia.
Castells propone una fórmula que en apariencia podría resolver el dilema planteado, apelando a la noción de Sociedad Red, que constituiría una emergente realidad y sociedad nueva respecto a la surgida de la modernidad industrial. En la Sociedad Red la cuestión no es tanto la presencia y la importancia de la información en los términos descritos hasta ahora, sino una reorganización total en su conjunto en el que el elemento organizativo básico vendría dado por la red, y que como tal estructura debería afectar tanto a las relaciones humanas básicas como a las economías, políticas o culturales. Desde ellas se redefinirían los valores, la actividad económica, la comunicación y cualquier interacción humana. A partir de una distinción como es entre Sociedad de la Información y Sociedad del Conocimiento por un lado y Sociedad Red por otra, parecería poder dar una respuesta a la cuestión, teniendo en cuenta que, justamente la red, sería el elemento decisivo que hace finalmente posible en toda su extensión el cambio espacio-temporal que nos ocupa. La primera en cualquiera de sus denominaciones seria únicamente “una extrapolación repoblación tecnológica de la sociedad industrial, habitualmente identificada con la cultura occidental de la modernización” mientras que la Sociedad Red, supondría “la aparición de una estructura social globalmente independiente”.