Portada » Geografía » Evolución Demográfica de España: Concentración Costera e Impacto de la Inmigración
En el siglo XVIII, la población española inició una etapa de crecimiento continuo que llega hasta la actualidad. Este crecimiento fue lento durante el siglo XVIII y se aceleró a lo largo de los siglos XIX y XX. El aumento de población entre 1830 y 1960 es consecuencia del cambio de orientación del crecimiento vegetativo, pasando de un crecimiento débil a causa de la mortalidad elevada, a un crecimiento demográfico intenso debido a la desaparición de las mortandades catastróficas y a la disminución de la mortalidad infantil, manteniendo una natalidad elevada.
Un rasgo característico del crecimiento demográfico español ha sido su concentración en la zona costera. Este proceso de pérdida de peso demográfico de las regiones peninsulares de interior comienza en el siglo XVII. El estancamiento y la pérdida de importancia relativa de la población de interior peninsular continuó a lo largo de los siglos siguientes. Andalucía y Cataluña ya presentaban un importante crecimiento a finales del siglo XVIII.
Mientras que a finales del siglo XVI la mitad de la población de la actual España vivía en las regiones del Altiplano central, en la actualidad solo vive una cuarta parte de la población, la mitad de la cual está concentrada en el área metropolitana de Madrid.
El reparto de la población en el territorio no es homogéneo. En España encontramos zonas con una densidad de población elevadísima, por encima de los 500 habitantes/km2, y espacios muy despoblados, con menos de 20 habitantes/km2. Esta tendencia a la concentración de la población ha aumentado con el tiempo y es constante en la demografía española de los últimos cincuenta años.
El mapa de densidad de población en España muestra cinco espacios con una densidad de población elevada o muy elevada:
La tendencia actual de la población ha reforzado la importancia demográfica de estos espacios, excepto el de la fachada litoral y cantábrica, que muestra un crecimiento débil.
Por el contrario, identificamos varios territorios casi despoblados:
Estos espacios con baja densidad de población están situados dentro de un conjunto de densidades poblacionales débiles, por debajo de 40 habitantes/km2. Gran parte del territorio que ocupa el Altiplano central peninsular muestra una densidad de población débil. En cambio, dentro de este contexto destaca el área metropolitana de Madrid, con una densidad de población muy elevada.
Esta diferenciación en la distribución de la población responde a dinámicas demográficas, sociales y económicas diferentes. Los espacios densamente poblados tienden a ser zonas con una red urbana compacta y bien integrada, una red de comunicación bien estructurada y una población relativamente joven. Desde el punto de vista económico, son zonas dedicadas a las actividades del sector secundario y con un sector terciario muy potente y diversificado, como en Baleares y la fachada mediterránea. El turismo es un importante motor de la economía dentro del sector terciario por la ocupación que genera en los sectores del ocio, la construcción y la restauración.
Las zonas poco pobladas suelen coincidir con zonas montañosas del interior peninsular, con un acentuado envejecimiento de la población y un crecimiento vegetativo negativo. Son zonas dedicadas tradicionalmente al sector primario. Buena parte de la población intenta subsistir reconvirtiéndose hacia el sector terciario, sobre todo en servicios al turismo. Son zonas que quedan fuera de los grandes ejes de comunicaciones viarias y relativamente alejadas de las principales áreas.
La distribución actual de la población española es consecuencia de dos procesos de movimientos de población importantes en el tiempo:
El desarrollo económico se centró en las ciudades, y la gran mayoría creció gracias a las inmigraciones de origen rural. Las ciudades más importantes y dinámicas, como Barcelona en primer lugar, y también Madrid, Bilbao y Valencia, atrajeron inmigración rural de provincias y regiones muy lejanas.
El área metropolitana de Barcelona y otras comarcas de Cataluña acogieron a un millón de inmigrantes de varias regiones españolas, preferentemente de la zona meridional de la península, mientras que Madrid, Bilbao y Valencia se nutrieron, sobre todo, de inmigrantes procedentes de zonas rurales del Altiplano central.
Este doble desplazamiento de la población comenzó a detenerse a partir de 1975, y en 1980 ya estaba prácticamente terminado. Sin embargo, la disminución demográfica de las zonas de interior o montañosas no se detuvo después de 1980, ya que iba perdiendo a los habitantes más jóvenes, lo que hizo que la población rural entrara en un acelerado proceso de envejecimiento y disminución de la natalidad. La pérdida de servicios también ha acentuado la tendencia al despoblamiento de estos municipios.
Actualmente, el crecimiento vegetativo español es reducido, como en la gran mayoría de los países de la UE. En 2007, la tasa de natalidad era del 10,9‰, y la tasa de mortalidad llegaba al 8,5‰, con lo que el crecimiento vegetativo era del 2,4‰. La natalidad, aunque reducida, tiende a subir lentamente desde 1996, mientras que la mortalidad tiene una ligera tendencia a disminuir por efecto de la inmigración exterior. Sin embargo, la mortalidad se mantiene relativamente elevada debido al alto grado de envejecimiento de la población.
Las tasas de natalidad más elevadas dentro de España se producen en toda la fachada mediterránea y atlántica sur (desde Girona hasta Huelva, centro peninsular, alrededor del área metropolitana de Madrid y Navarra). Las mortalidades elevadas por envejecimiento de la población tienen lugar en la mayoría de las provincias de la costa atlántica y cantábrica, de España y León y Aragón.
Una tercera parte de las provincias españolas tiene un crecimiento vegetativo negativo: todas son provincias situadas en la mitad norte de la península y la mayoría son de interior.
La tasa de natalidad española se encuentra en una posición media en el contexto europeo, mientras que la tasa de mortalidad es relativamente baja debido al elevado número de personas nacidas entre 1960 y 1975.
Las causas de este crecimiento vegetativo débil son las generales de la dinámica de la población europea y compartidas por todos los países desarrollados:
En este comportamiento se mezclan aspectos económicos y sociales.
Desde el siglo XIX hasta el año 1975, España fue un territorio demigració. Dentro en el año 1960, la mayor parte de los emigrantes se dirigió hacia América-Sobre todo en cuba, lArgentina y Venezuela. Las crisis económicas de este países ameicans hizo que, entre 1960 y 1975, lemigració española se dirige preferentemente hacia países desenvolupaats europeos (alemya, Suiza y Francia).
Desde finales del S. XX, España es un territorio receptor de inmigrantes. Las causas inmediatas hay que buscarlas en la demanda de mano de obra debido a la evolución positiva de la economía española entre 1995 y 2007 y del vacío demográfico causado por la bajada continuada de la natalidad a partir de 1975.
La actual etapa de recepción de inmigrantes del estado español comenzó en el año 1995 continúa A principios del s. XXI.
Los principales puntos de procedencia son:
-Países residuos americanos 30%
-Países de la Europa oriental 21%
-Países desarrollados de la UE 17%
-El marruecos 11%
Estas personas han emigrado a España buscando trabajo y una mejora de sus condiciones de vida. A partir de 2006 la inmigración por reagrupación familiar ha constituido una fuente darribada de inmigrantes importante.
España ha conseguido igualar y superar el precentatge de población inmigrada de estos países (amenanya, suizo, bélgica, francia y reino unido) en sólo 15 años. Desde el 2000 España es el país de la UE q recibe más inmigrantes.
1.3LA INMIGRACIÓN dinamiza la DEMOGRAFÍA
Año 2008, vivían en estado español 5,2 millones de personas inmigradas que se han ido instalando en la costa mediterránea, en las islas baleares y canarias o área metropolitana madrileña. En cambio los porcentajes de población inmigrada son reducidos los sectores septentrionales y occidental de España, desde la costa cantábrica hasta lAndalusia occidental. Cataluña y Madrid concentran el 40% de los recién llegados, otro 40% se reparte entre el p. Valenciana, Andalucía, las islas canarias y Murcia, y el 20% restante, entre las otras comunidades autónomas.
Aportación migratoria es muy importante para elevar la natalidad y el crecimiento vegetativo español los que estaban a niveles muy bajos a finales del siglo pasado.
También ha repercutido en el rejuvenecimiento de la población, ya que la mayoría de inmigrantes tienen entre 20 y 40 años.
Si no hubiera sido por esta aportación habría empezado disminuyendo el número de habitantes del Estado español, como ocurre actualmente en otros estados europeos ej: Alemania.
Actualmente, España es el tercer estado de la UE con una mancha de crecimiento de la población más alta, después de Luxemburgo e Irlanda. A partir del año 2000, el 90% de este crecimiento es debido a la inmigración y sólo el 10% corresponde al crecimiento vegetativo.