Portada » Español » Evolución del Turismo: De la Autenticidad a las Experiencias de Masas
Se percibe la experiencia de autenticidad como un atributo de la realidad social que espera ser descubierto y conocido. Se realiza un estudio del turista como individuo concreto, pero también formando parte de una realidad social que permite una mejor comprensión de la modernidad. Para MacCannell (MC), en las sociedades modernas, los dominios de la religión son cada vez más pequeños, aunque lo religioso proviene de lo social. Anteriormente, la religión era central; «la religión emana de lo social». Antiguamente, todo se explicaba con la religión, es decir, por qué llovía, etc.
La modernidad crea nuevos espacios sociales de diferenciación y estructuración social cuando el ocio desplaza al trabajo como centro de los compromisos sociales modernos. El ocio se impone con la proliferación de los «estilos de vida». Los valores sociales básicos se alejan del eje del trabajo para buscar refugio en el ocio. Las relaciones laborales se ven afectadas por actitudes frías, por lo que se buscan nuevos espacios que permitan expresarse con mayor libertad y naturalidad.
MC sugiere que la motivación que está detrás del turismo es la búsqueda de la autenticidad, donde los individuos modernos encuentran las relaciones auténticas en otros periodos históricos y culturas, estilos de vida más puros y simples. De ahí que las atracciones turísticas sean las que mejor se adaptan a la participación del turista. Son experiencias que la industria fabrica y vende como un artículo más de consumo.
Es decir, un especial sistema de «plató cinematográfico» para mostrar algo que no es real y lo aceptamos tranquilamente, por ejemplo, Sioxcity. Aparece así un nuevo valor económico donde la experiencia turística se organiza socialmente en torno a estrategias a través del consumo de «experiencias visuales» de esos otros lugares.
Las vistas turísticas se encuentran organizadas socialmente. Existe una relación entre un turista (observador), una vista (lo observado) y un marcador (lo que define como turístico la vista).
El principal mecanismo utilizado es prometer al turista que le serán relevados sectores de la sociedad que visita, un pasado, unas tradiciones o unas creencias que se ocultan a los visitantes.
El deseo de introducirse en los escenarios de vida ocultos hace que MC analice una división estructural de los establecimientos sociales a través de lo que denomina regiones frontales y traseras.
Esta división entre frente y trasera apoya las creencias populares referidas a la relación de la verdad con la intimidad.
Es por ello por lo que una «parte de delante» es decorada para que parezca «parte de atrás» o una parte de atrás cuyas normas y funcionamiento habían sido modificadas a fin de abrirla a los turistas.
Esta supuesta eliminación de las barreras es el fundamento de la nueva «autenticidad representacional» que motiva en los turistas el deseo de ver la vida como realmente se vive, incluso mezclarse con los nativos.
El Grand Tour (GT) es un viaje placentero y educativo para la aristocracia, mientras que para la burguesía el GT se basa en la búsqueda de la naturaleza como un viaje de huida de la civilización. Lo recreativo gana peso, y por ello el mundo mediterráneo es un ambiente perfecto para el relajamiento y el placer. Se explica como práctica de ocio y consumo ostentoso de las clases aristocrática y burguesa. Con ello aparece un movimiento romántico de carácter filosófico que influía en los viajes, que se recreaban en la cultura, la naturaleza y el deporte. De ahí el surgimiento de la literatura de viajes, exótica, de deseos imaginarios, y los viajes por interés científico.
El declinar del GT coincide con la revitalización del balneario en el siglo XVIII, que eran viajes basados en el desplazamiento residencial temporal (estacional), menos arriesgado y más económico. En paralelo, surge el termalismo como recurso terapéutico de aguas naturales y marinas que propició el traslado de los balnearios a la costa (este higienismo se transforma en actividad lúdica) y, también, los balnearios-casinos.
A partir de fines del siglo XIX tuvo lugar el origen del turismo organizado a consecuencia de una serie de cambios económicos, técnicos y sociales, donde cabe destacar la actuación de Thomas Cook con la organización e innovación de nuevos viajes. De esta manera, el turismo organizado se va extendiendo a otras clases sociales y se diluye su dimensión cultural educativa.
Después de la Primera Guerra Mundial, se crea un nuevo estilo de ocio centrado en el individuo que busca el sol en la costa, un nuevo estilo de ocio tomando como escenario la playa, el baño en el mar y el bronceado. Desde el lado cultural, constituye una novedad la exhibición pública del cuerpo y el bronceado como rasgo de belleza. El litoral pierde el sentido de exclusividad y las clases más pudientes se desplazan al sur buscando nuevos destinos más cálidos y abren el futuro del turismo de masas.
A finales del siglo XIX, la clase trabajadora industrial británica empezó a veranear en la costa, lo que dio lugar a la jerarquía entre resorts y a una producción fordista del viaje masivo, caracterizada por la generalización de la regulación fordiana de la economía basada en una organización de la producción masiva y mecanizada.