El Teatro Español desde la Posguerra: Evolución, Autores y Obras
Características de los Años Cuarenta
Cumple dos funciones básicas: entretener al público y transmitir ideología.
Transmite la ideología mediante la negación de las aportaciones más relevantes de la posguerra (teatro de Valle-Inclán y Lorca), la vuelta al teatro del Siglo de Oro clásico y el estreno de obras que exaltaban los valores de los vencedores.
El Estado y la Iglesia establecieron un gran control sobre las obras nuevas y los repertorios, lo que derivó en la autocensura de los dramaturgos.
La crítica también actuó como modalidad de censura, aconsejando y advirtiendo.
Teatro en los Años Cuarenta
Comedia Burguesa: caracterizada por la perfecta construcción de las obras y por su intranscendencia, con dosis de humor, ternura y amabilidad. Las obras suelen dividirse en tres actos, poseen acotaciones minuciosas, hablan del amor, la familia, el matrimonio… y suelen tener finales moralizantes.
Jacinto Benavente (1866-1954): Aves y pájaros (1940), La vida en verso (1951).
Teatro de Humor: alejado de la realidad inmediata.
Jardiel Poncela (1901-1952): caracterizado por la incorporación de lo inverosímil, con ingredientes de locura y misterio. En sus obras predomina la despreocupación, diálogos, personajes burgueses disparatados y finales felices.
Miguel Mihura (1905-1977): idealiza la vida por medio de la humanización de sus personajes y el triunfo de la bondad y la ternura. Su humor es producto de la asociación de la casualidad lógica (absurdo). Sus finales plantean una crítica con pesimismo y descontento.
Teatro Realista: se caracteriza por la complejidad de los espacios escénicos y la profundización de los caracteres en los personajes.
Antonio Buero Vallejo (1916-2000): sus obras constituyen una síntesis de realismo y simbolismo, oponen conflictivamente personajes contemplativos y personajes activos. Integra al espectador en la obra y su teatro es de crítica social, por lo que fue censurado. Obra: Historia de una escalera (crítica contra el entorno que no nos deja evolucionar).
Teatro en los Años Cincuenta
El teatro vanguardista y simbolista son influenciados por el teatro del absurdo y el teatro de crueldad.
Teatro Simbolista
Fernando Arrabal (1932): caracterizado por la confusión, el humor, el terror, el azar y la euforia y por la incorporación de elementos surrealistas en el lenguaje. Obra: El cementerio de automóviles, El Arquitecto y el Emperador de Asiria.
Francisco Nieva (1927): su tema básico es la representación de la sociedad, que degrada al ser humano al impedir el desarrollo de sus necesidades profundas. A ello se erige la transgresión por una necesidad de liberación. Distingue tres géneros en sus obras: teatro furioso (contra todo), teatro de farsa y calamidad y teatro crómico y estampa (informativo). Obra: Pelo de tormenta y Malditas sean Coronada y sus hijas.
Teatro en los Años Sesenta
Teatro Convencional y Burgués: teatro innovador, que repite esquemas del pasado con personajes alejados de las circunstancias sociales del momento.
Alfonso Paso (1926-1978): gran dramático. Empezó con teatro realista que derivó en temas fundamentales de la búsqueda de la felicidad y la defensa del amor romántico.
Teatro en los Años Setenta
Teatro Universitario: de protesta fuera de los itinerarios convencionales. Grupos independientes de actores, decoradores, escenógrafos, etc. Destacan Els Joglars, Dagoll Dagom y TEM (Teatro Estudio de Madrid).
Teatro en la Transición (1975)
Se recuperan los dramaturgos más importantes del s. XX: Valle-Inclán y Lorca.
Los autores realistas más representativos continúan escribiendo: Buero Vallejo, Martín Recuerda, Olmo, etc.
Es muy importante la representación de los vanguardistas Nieva y Arrabal.
Muchos grupos de teatro independiente no consiguen sobrevivir excepto Els Joglars, Dagoll Dagom, La Cuadra…
La nueva comedia burguesa continúa estrenando obras con regularidad y éxito.
Se crea un teatro neorrealista compuesto por un grupo de dramaturgos procedentes del Teatro Independiente.
Teatro desde los Años Ochenta hasta la Actualidad
Autores con importante conocimiento y práctica de la pretensión teatral, consecuencia de su paso por el teatro independiente o universitario.
Actitud realista, personajes y situaciones próximas a lo contemporáneo.
Tradición teatral española, representando en ocasiones elementos del sainete y del vodevil y alejado del teatro vanguardista.
Interés especial por personajes no integrados, fracasados y marginados, ligados a la pequeña delincuencia y a la drogadicción.
Expresa una ruptura de la moral tradicional.
Utilización frecuente de la ironía, el humor y la metateatralidad.
José Sanchís Sinisterra (1940): ¡Ay, Carmela! y Los figurantes.