Portada » Filosofía » Evolución del Pensamiento Filosófico: Principales Movimientos y sus Características
La sofística fue un movimiento intelectual surgido en Grecia entre los siglos V y IV a. C. Los sofistas eran un grupo de sabios, profesionales del discurso, que preparaban a sus alumnos, a cambio de una remuneración, para la vida activa de la polis. Alcanzaron gran popularidad y una notoria influencia social, aunque nunca formaron una escuela de pensamiento. Desde el punto de vista cronológico, podrían dividirse en dos grupos:
Su surgimiento marcó, según Windelband, el paso del periodo cosmológico (temática de los filósofos presocráticos, ss. VII-VI a. C.) al periodo antropológico: se pasa de las teorías especulativas sobre el cosmos, las leyes de la naturaleza, etc., de un individuo solitario, al saber práctico de un hombre en sociedad que dialoga y discute sobre las leyes humanas, las costumbres, la educación, el lenguaje, la virtud (= areté), etc.
El término «sofista» pasó, pues, de tener un significado laudatorio a tener un significado claramente peyorativo, especialmente en la obra de Platón. Este, principal fuente de información sobre los sofistas, puso gran cuidado en pintarlos como fraudulentos practicantes de la filosofía, que solamente buscaban la popularidad y el éxito, en contraste con Sócrates, el paradigma de la verdadera filosofía. También les acusa de ser socialmente subversivos e, incluso, de ser los promotores de la condena de Sócrates. Aristóteles refuerza este sentido al escribir que la sofística es una sabiduría aparente.
En una reevaluación histórica más positiva del papel jugado en su tiempo por los sofistas, se ha querido ver en ellos un movimiento moderno (Spengler ha propuesto una comparación entre los sofistas griegos del siglo V-IV a. C. y los enciclopedistas franceses del siglo XVIII) y emancipador (Cfr. La apología del sofista de Savater), que han llevado a cabo en su tiempo la misma labor que Nietzsche en el suyo: desenmascarar las pretensiones de alcanzar verdades absolutas y mostrar que toda supuesta verdad es una construcción humana al servicio de intereses vitales.
Genéricamente, escolástica, en línea con su sentido etimológico, no se refiere a ninguna corriente específica de pensamiento, sino a la enseñanza que en la Edad Media se practicaba en las escuelas monacales, catedralicias y palatinas. Con todo, comúnmente, se suele reservar el término «escolástica» para designar la filosofía cristiana medieval. La escolástica intentó utilizar la razón natural humana, en particular la filosofía y la ciencia de Aristóteles, para comprender el contenido sobrenatural y dogmático de la revelación cristiana. En esta especulación teológico-filosófica, la mayoría de pensadores mantenían una distinción formal entre razón y fe y, por tanto, una relativa autonomía de la filosofía, pero subordinada a la teología. Para los escolásticos existía una armonía fundamental entre los contenidos de la razón y la revelación (no podían contradecirse, aunque fueran accesibles desde distintos caminos) pues el mismo Dios era fuente de ambos tipos de conocimiento, pero esta última tenía para ellos un mayor grado de verdad y certeza.
Corriente filosófica que sostiene la primacía cognoscitiva de la razón sobre la experiencia sensible. Puede entenderse desde tres perspectivas diferentes:
Los autores principales fueron Descartes, Spinoza y Leibniz, englobados bajo esa denominación común por oposición al empirismo inglés. Afirman que la razón es autosuficiente como fuente de conocimiento y no puede verse limitada por ninguna instancia superior: tradición, fe o autoridad. La confianza en la razón es tal que se acepta su valor sin previa crítica: es una razón dogmática. Afirman, también, que la razón posee ideas innatas que son el origen de todo conocimiento verdadero y la evidencia intelectual es el único criterio de certeza. Toman como modelo de conocimiento las matemáticas, cuya estructura fue aplicada a la realidad física (fundamentando la validez de la ciencia moderna). Esta última tesis se basa en el presupuesto común a todos los racionalistas de la existencia de un isomorfismo entre la estructura inteligible de la razón y del mundo, una analogía entre matemáticas y metafísica. Kant mostró los límites de la razón al afirmar la imposibilidad de la metafísica como ciencia, dada la incognoscibilidad de la cosa en sí.
Significa experiencia, en referencia a la importancia de los sentidos como fuente de conocimiento. Desde la Antigüedad ha habido posturas empiristas: para Aristóteles todo conocimiento tiene su origen en la experiencia, aunque no todo se reduce a ella, pues la razón humana tiene acceso a lo universal (que trasciende a los sentidos) por acción del intelecto agente. También Ockham es un antecedente del empirismo. El término «empirismo inglés» se aplica a la corriente filosófica de los siglos XVII y XVIII, opuesta al racionalismo y cuyos máximos representantes son Locke, Berkeley y Hume.
Sus tesis fundamentales son:
Solamente Hume lleva hasta sus últimas consecuencias las tesis empiristas al afirmar que lo único de lo que podemos estar seguros es de nuestras propias impresiones, pero que no podemos asegurar la existencia de una realidad distinta de ellas. El planteamiento empirista desemboca en el fenomenismo y el escepticismo, que hace imposible la metafísica y cuestiona los fundamentos de la física. Hume abrirá el camino a la filosofía de Kant, que se replanteará la posibilidad de todo tipo de conocimiento humano. El empirismo tendrá entre otras líneas de continuación el positivismo, en el siglo XIX, y el positivismo lógico o neopositivismo, en el XX.
En general, cualquier doctrina que otorgue la prioridad al pensamiento sobre el ser. Desde el punto de vista gnoseológico, afirma que lo que conocemos directa e inmediatamente son nuestras ideas, no las cosas. Desde el punto de vista metafísico, afirma que no existe un mundo extramental que se corresponda con nuestras ideas y representaciones. Se opone, en ambos sentidos, al realismo. Platón es el primer idealista porque postulaba la existencia de un universo de Ideas que se reflejan, de modo imperfecto, en los diferentes objetos de la experiencia común. Sostenía que estas Ideas no son solo más inteligibles con claridad, sino también más reales que sus reflejos transitorios y ilusorios. El término aparece en el siglo XVII y es utilizado por Leibniz para contraponer la filosofía de Platón, que afirmaba la autenticidad del mundo de las ideas, frente al materialismo epicúreo; pero se aplica con mayor propiedad al llamado idealismo alemán de los siglos XVIII y XIX.
El idealismo toma como punto de partida para la reflexión filosófica lo que llamamos «yo», que es fundamentalmente representativo. El idealismo constituye un intento de responder a la pregunta «¿cómo pueden conocerse las cosas?». Desconfiando de la realidad sensible y externa, los idealistas creen que la realidad depende del sujeto. Para el idealismo, ser significa primariamente ser contenido en la conciencia. El idealismo es un modo de entender el ser. El aspecto gnoseológico y el aspecto metafísico, aunque independientes entre sí, se dan unidos.
Los tres grandes representantes de esta segunda corriente del idealismo son Fichte, Schelling y Hegel, que calificó al idealismo de Fichte como subjetivo, al de Schelling como objetivo, y al suyo propio como absoluto, colocándose de esta manera como la culminación del idealismo alemán. Desde un punto de vista histórico, el idealismo defiende que son las ideas las que determinan primordialmente los procesos históricos, frente al materialismo histórico de Marx. Finalmente, suele considerársele como filosofía romántica, como teoría de la Revolución francesa.
Es cualquier interpretación de la realidad que únicamente tenga en cuenta elementos corpóreos, extensos, medibles, cuantificables y perceptibles por los sentidos, olvidando cualquier consideración que rebase estas dimensiones. En la historia occidental, la primera configuración del materialismo corresponde a los atomistas griegos (Leucipo y Demócrito) y a los epicúreos, que se oponían al idealismo socrático-platónico. En el Renacimiento, el materialismo cobró nueva fuerza (aunque sólo como semimaterialismo) a partir del racionalismo cartesiano, que concibe el mundo de lo corporal (del todo separado, en claro dualismo, de lo anímico-espiritual) como una máquina, a la que se reducen tanto el organismo vegetal como el individuo animal y el propio cuerpo humano. El materialismo de algunos filósofos ilustrados acentuó la función crítica con respecto a la religión. Esta función, presente desde siempre en todo materialismo, también se evidencia en Feuerbach y en el materialismo marxista. También se suele considerar como materialista a la filosofía de orientación neopositivista.
Corriente filosófica que surge a partir del pensamiento de Karl Marx, en la segunda mitad del siglo XIX. Encontramos fundamento para la teoría marxista en la filosofía de Hegel, en el socialismo utópico y en el materialismo mecanicista de Feuerbach. Marx desarrolló el materialismo histórico y su amigo F. Engels el materialismo dialéctico. El materialismo histórico interpreta tanto la vida como la historia de los seres humanos como una sucesión de formaciones sociales determinadas por los modos de producción en las que se repiten las luchas de clases entre opresores y oprimidos. La última de estas fases, marcada por el enfrentamiento entre burgueses y proletarios, dará lugar a la sociedad sin clases.
El marxismo se desarrolló y extendió durante los siglos XIX y XX por todo el mundo, tanto en sus manifestaciones teóricas como en sus propuestas políticas. Constituye, en su enfrentamiento al capitalismo y consiguiente bipolarización de la política mundial, uno de los factores más significativos de la historia del siglo XX. Las diferentes versiones del marxismo van desde el leninismo al trotskismo, hasta las interpretaciones socialdemócratas o las de Sartre, Bloch, Althusser y la escuela de Frankfurt. Sin olvidar las versiones más políticas de Mao en China, Castro en Cuba y otros muchos dirigentes del tercer mundo.
Es empleado para designar aquellas doctrinas que niegan radicalmente realidades que se consideran importantes. Cabe distinguir entre el nihilismo epistemológico, que sostendría la imposibilidad de conocer (lo que supondría una dogmatización del escepticismo), y el nihilismo ontológico, que niega la existencia de algo permanente en lo múltiple. El primero que utilizó el término «nihilismo» en sentido positivo fue M. Stirner, quien interpretó dicha noción como una negación de conceptos tales como humanidad e historia, en tanto que abstracciones que pesan como espectros sobre el sujeto individual concreto. El concepto de nihilismo alcanza su significado filosófico más importante en la obra de Nietzsche, que utiliza dicho concepto en un doble sentido:
Por lo tanto, es nihilista la destrucción teórica y práctica de los valores tradicionales, que anuncia el ocaso del último hombre y el advenimiento del superhombre. Heidegger, interpretando a Nietzsche, considera que el nihilismo surge de la separación entre el ser y el ente, propia de casi toda la tradición metafísica occidental. En efecto, tanto la metafísica como posteriormente la ciencia y la técnica han olvidado el problema del sentido del ser y lo han sustituido por el problema del ente y su utilizabilidad (los entes serán meros objetos para el hombre, que ya sólo aspirará a dominarlos), actitud errónea que conduce a la destrucción de la naturaleza.
Corriente filosófica de la segunda mitad del siglo XIX, fundada por Augusto Comte, que considera como único saber fiable el que es obtenido a través de métodos empíricos. Se trata de una actitud teórica que propugna los hechos positivos, empíricos, como base de cualquier ciencia o saber que merezca ser considerado como tal, entendiendo por hechos lo observable y posteriormente expresable por medio de leyes. El positivismo implica el rechazo de toda orientación metafísica (para los positivistas, no puede haber filosofía fuera de los datos que ofrecen las ciencias, puesto que toman la ciencia como paradigma de todo conocimiento). En lugar de la búsqueda de las esencias, la tarea del conocimiento humano consiste sólo en descubrir leyes de la naturaleza, las cuales no son otra cosa que descripciones abreviadas de los hechos mismos, caracterizadas por su capacidad para prever los fenómenos.
A. Comte, en su obra Curso de filosofía positiva, utilizará el término para designar el estado científico del saber humano (ley de los tres estados), en oposición a los dos estados precedentes, calificados por Comte como teológico (donde seres sobrenaturales explican, de forma absoluta, las causas últimas y la esencia íntima de las cosas) y metafísico (donde los seres sobrenaturales se convierten en entidades abstractas). La aparición del estado científico supone, según Comte, la madurez intelectual y social de la Humanidad. El saber positivo, liderado por la Sociología, determinará el progreso efectivo, la desaparición de los desórdenes y la unidad de todos los hombres. En Inglaterra, el mayor exponente del positivismo fue Herbert Spencer, quien afirmaba la existencia de una ley universal de la evolución, considerada válida para cualquier campo de la realidad, desde la materia cósmica hasta la psique humana, mientras que Darwin se había limitado a proponer el principio de la evolución para las especies vivas. Desde el punto de vista moral, el positivismo se suele asociar al utilitarismo (John Stuart Mill), y desde el punto de vista sociopolítico, el positivismo inglés fue netamente individualista y liberal y, como tal, expresión típica de la ideología burguesa; mientras que el positivismo comtiano, basado en la idea de orden y de sometimiento del individuo a la sociedad, es claramente conservador (a pesar de la creencia en el progreso), y, en algunos casos, favoreció con entusiasmo el autoritarismo e, incluso, la dictadura. En el siglo XX, en la década de 1920, surgió el positivismo lógico de los filósofos del Círculo de Viena.
Una de las tendencias del pensamiento más importantes de la primera mitad del siglo XX. Concibe la filosofía como trabajo de clarificación conceptual más que de elaboración de visiones del mundo. Sus máximos representantes se engloban en el llamado Círculo de Viena (M. Schlick, R. Carnap, O. Neurath, etc.), cuyos propósitos esenciales eran:
El Círculo de Viena se disolvió con la llegada de los nazis al poder (M. Schlick fue asesinado por un estudiante nazi en 1936) y la emigración forzada de sus miembros, la mayoría de los cuales marcharon a Estados Unidos.
Corriente filosófica que surge en Alemania hacia 1930, de donde se extiende al resto de Europa, especialmente a Francia. Es una respuesta a la crisis espiritual creada por los desastres de las dos guerras mundiales, que llevaron a replantear problemas filosóficos como la decisión moral y el sentido del dolor, la muerte y la propia existencia. El existencialismo alemán, cuyos representantes principales son Heidegger y Jaspers, se sitúa en la primera posguerra, y su tono es profundamente pesimista: angustia, nada, situaciones límite, existencia caída, etc. El existencialismo francés (Sartre, Marcel, etc.) aparece en la segunda posguerra, e insiste en lo absurdo de la existencia y del mundo, pero también en la creencia de que el ser humano puede arrancarse al caos. Fue una respuesta fundamentalmente individualista a la crisis (rechazo por parte de los pensadores marxistas). Durante las décadas de 1950 y 1960, el existencialismo tuvo fuerte repercusión en todos los campos de la cultura, sobre todo en la literatura (Camus, el propio Sartre, Simone de Beauvoir, etc.). Entre sus fuentes principales cabe destacar a Kierkegaard, valedor de la existencia individual y concreta frente al esencialismo hegeliano, a Nietzsche, pues cabe entender el existencialismo como una radicalización de la filosofía de la vida, y, finalmente, a Husserl, cuyo método fenomenológico será adoptado por los existencialistas para analizar y describir la existencia humana.
:Doctrina filosófica derivada de las enseñanzas de Epicuro. Epicuro nació en la isla de Samos en el 341 a C. y murió en Atenas en el 270 a C. En Atenas fundó en el 306 su propia escuela, El Jardín. Es una filosofía de carácter notablemente sistemático, pero con una intención decididamente práctica. Según Epicuro, la filosofía podría dividirse en tres partes: 1) Canónica ( lógica y teoría del conocimiento ); 2) Física, y 3) Ética, aunque las dos primeras se orientan claramente hacia la tercera: se estudia filosofía para aprender a ser feliz. En su teoría del conocimiento, el criterio de verdad es la percepción, que se produce por la recepción de los efluvios provenientes de las cosas. En física, adoptó la teoría atomista y materialista de Demócrito, pero con una modificación importante: la existencia del clinamen ( movimiento desviado o inclinado, imprevisible, de los átomos), con el que pretendía explicar la libertad del alma humana, al introducir un elemento de indeterminación en el sistema puramente mecanicista del atomismo . Todas estas teorías tienen una intención ética, ya que ayudaban, según él, a eliminar dos de los cuatro temores que impedían la felicidad humana: el miedo a la muerte y el temor a los dioses ( los otros dos son el temor al destino, descartado por la existencia del clinamen, y el miedo al dolor). La muerte no consistiría en otra cosa que en la disgregación de los átomos de los que estamos compuestos ( el alma sería, pues, material y mortal ). En cuanto a los dioses, admite su existencia pero viven en otros mundos por lo que no se ocupan de los asuntos humanos. La ética sostiene que el objetivo de la vida humana es el placer, pero no se trata de un placer puramente material y violento, sino más bien de índole espiritual y afectivo, tranquilo y duradero, natural y moderado, que solo se alcanza al conseguir el ideal de la autarquía. El verdadero placer se halla en el cultivo del saber y la amistad, de los que se deriva la ataraxia ( una especie de gozo por el placer de vivir ). El tipo de sabio propuesto por Epicuro difiere mucho del sabio estoico: no se abstiene de todo placer, sino que goza moderadamente de lo natural y necesario; por otro lado, frente al cosmopolitismo estoico, es apolítico y prefiere la soledad o la compañía de unos pocos; y su libertad no es la aceptación de la necesidad de la Naturaleza, sino que sabe que la Naturaleza está libre de determinismo y que él puede ser el dueño de su destino temporal. Finalmente, vive sin temor alguno: la muerte no le afecta ni le aterroriza, los dioses no intervienen en su vida, no hay un castigo futuro, los fenómenos naturales no esconden ninguna cólera divina, los placeres naturales son fáciles de conseguir y el dolor puede ser vencido… Sin duda, este ideal de hombre feliz no puede ser separado de la época que lo vio nacer: un momento en que dominaban los terrores y las histerias colectivas.
ESTOICISMO: Doctrina filosófica fundada por Zenón de Citio ( 336 a C.- 246 a C. ). Fundó en Atenas ( 300 a C. ) la Stoa o escuela estoica. Zenón sostenía que la naturaleza estaba regida por un orden natural inconmovible, razón por la cual es absurdo querer resistirse al destino que la providencia marca. Según Zenón, la actitud del sabio consiste en dejar que se cumpla el destino, sin inmutarse ante los acontecimientos que depara la existencia. Se divide en tres etapas: 1) Estoicismo antiguo ( s. III a C. ), 2) Estoicismo medio ( ss II-I a C. ) y 3) Estoicismo nuevo, coincidente con el periodo imperial romano y representado por Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. En esta última etapa estuvo centrado en cuestiones morales y religiosas y alcanzó gran influencia política y social. Los estoicos dividen la filosofía en tres partes: lógica, física y ética. Su teoría del conocimiento era de carácter empirista. La física estoica se inspira en Heráclito y ofrece una visión materialista y panteista del mundo: el universo es un todo unitario, armonioso y divino en el que no existen más que cuerpos compuestos de materia animada por el fuego, verdadera alma del cosmos. En este universo una misma ley cósmica q lo rige todo, los acontecimientos están férreamente determinados por una cadena causal inexorable. La vida es un cambio continuo, regido por ciclos eternos, siempre exactamente iguales, que terminan con una gran conflagración universal (ekpirosis), que daría paso a un nuevo ciclo. La ética estoica deriva de este determinismo cósmico y es la culminación de toda la doctrina estoica. El alma humana posee una pequeña chispa del fuego original, la verdadera ley cósmica que regía el universo, por lo que el ser humano es un ser individual que al mismo tiempo debe someterse a la necesidad del orden universal. Así, la moral del sabio debe consistir en vivir de acuerdo con la Naturaleza, conformar su alma al destino providente, aceptando que pasa lo que debe pasar, que todo cuanto acontece es racional y justo, pues nada escapa a la providencia y necesidad del logos. Esta convicción deparaba la apatía o imperturbabilidad. La virtud consistía en la eliminación de las pasiones, que obnubilan la razón, y en la disposición permanente a vivir de acuerdo con la razón y el deber, aceptando el orden de la naturaleza. Sin embargo, esta resignación cósmica no significa conformismo y pasividad políticas ( los estoicos defendieron la abolición de la esclavitud, por ejemplo ), sino que se trata de un ideal tan alto, que se convierte, casi siempre, en inalcanzable.
TEORÍA CRÍTICA: En 1924 se creó, el Instituto para la Investigación Social. Max Horkheimer fue uno de sus fundadores. Junto a él destacarán Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse y, aunque más tarde se separará del grupo, el psicólogo Erich Fromm. La Escuela de Frankfort podría insertarse en el movimiento de liberación del marxismo occidental, reinterpretado desde una nueva lectura de Hegel y la incorporación de las aportaciones de Max Weber y Freud, entre otros. Estos autores, aunque provienen del ámbito de la filosofía, combaten, a través de análisis e investigaciones sociológicos, las estructuras de la moderna sociedad capitalista, así como sus manifestaciones culturales. Su crítica social converge en una crítica de la conciencia burguesa y tiende a la transformación socialista de las relaciones de producción y de todo el aparato estatal mediante la revolución. Consideran a la metafísica y a la religión como superestructuras ideológicas que reflejan los sistemas de opresión feudales y burgueses. Una de las características de la Escuela es la crítica de la razón ilustrada y de la sociedad tecnológica. Según esta crítica, la razón humana habría sufrido en la sociedad burguesa de consumo una honda transformación: ha quedado instrumentalizada, reducida a ser instrumento de ciertos fines que la desvían de su propio objetivo de saber y la prostituyen, haciéndola servir a la dominación sobre los hombres. Con ello, la razón ha degenerado en razón pragmática y utilitarista, lo que ha traído consigo la degeneración de la cultura humana, que ha quedado tecnificada y mecanizada. El ejemplo más extremo de esta razón instrumental de dominación habría sido la barbarie nazi. Según Adorno, las características de la Teoría Crítica serían: negatividad, mediación y praxis. Según la dialéctica negativa de Adorno, lo real no es racional (con Marx y contra Hegel). La realidad social e histórica presente es irracional porque es injusta y opresora por lo que necesita una profunda transformación que la haga más racional y humana. Pero, por otro lado, no es posible construir una utopía positiva (han llevado al desastre, históricamente). Únicamente se puede, pues, determinar cómo no debe ser el futuro, lo cual es suficiente para criticar el presente. Además, todo conocimiento está determinado por mediaciones, es decir, ninguna teoría o investigación es imparcial, sino que está sustentada por intereses, y su aparente objetividad oculta su carácter ideológico: ser mero instrumento de justificación de la realidad socio-histórica dada.