Portada » Ciencias sociales » Evolución del Concepto de Areté y la Educación en Atenas, Roma y Más Allá
En Atenas, la aparición de la filosofía marcó un hito importante, influyendo en la búsqueda de la perfección. Aquí surge el concepto de Areté, la máxima expresión de todas las virtudes, aspirando a la perfección tanto física como intelectual. Este ideal, aunque inherente al griego, requería desarrollo a través del esfuerzo y trabajo. Inicialmente, el Areté se centraba en el hombre, especialmente en la nobleza y aristocracia, con un fuerte énfasis en el aspecto físico. Con el tiempo, se integraron virtudes espirituales como la belleza, la justicia y la sabiduría, logrando un Areté integral que abarcaba valores tanto militares como cívicos.
En Roma, la educación buscaba consolidar una identidad, centrada en la familia, el clan y el pater familias. Con el objetivo de unificar los clanes y fomentar un sentimiento patrio, surgieron las escuelas públicas a cargo del Estado. Roma adoptó la cultura griega, adaptándola a sus necesidades, lo que generó tres niveles educativos: cultura básica y educación cívica para todos, formación de funcionarios del estado para la nobleza (patricios), y educación superior para formar nuevos gobernadores.
El monasticismo, especialmente con San Benito de Nursia y la Regla Benedictina, jugó un papel crucial en la preservación de la cultura. Los monjes se dedicaron al estudio de la cultura griega y otros saberes en los monasterios benedictinos, que se convirtieron en centros culturales. En los scriptorium, transcribían y enriquecían con ilustraciones los escritos de la antigüedad. Se crearon escuelas monásticas para preparar a los futuros monjes, con un régimen de internado.
Maria Montessori, la primera mujer médica italiana, centró su labor en educar a niños considerados «ineducables». Su objetivo era liberar el potencial de cada niño para su autodesarrollo en un ambiente estructurado, maximizando sus capacidades intelectuales, físicas y espirituales. El principio básico de su método es que el niño necesita estímulos y libertad para aprender, basado en un triángulo de ambiente, amor y niño. Su método se fundamenta en actividades motrices y sensibles, aplicable desde la edad preescolar hasta la adolescencia.
La Escuela Nueva, iniciada a finales del siglo XIX, buscaba transformar las formas tradicionales de educación. Sus precursores, aunque con diferencias conceptuales, coincidían en la necesidad de revisar la educación. Tras la Primera Guerra Mundial, tuvo un gran auge. Sus fundamentos pedagógicos incluyen:
John Dewey, creador de la «Escuela experimental», promovió el sindicalismo docente, la igualdad de la mujer y la educación para la democracia. Sus principios incluyen la individualización, socialización, globalización y autoeducación. Dewey propuso una educación por la acción, conciliando las asignaturas con la experiencia del niño. El maestro debe integrar la experiencia con la teoría, generando problemas que conduzcan a soluciones. Dewey identificó cuatro impulsos motores en los niños: comunicar, construir, indagar y expresarse, considerándolos recursos naturales de la educación. Los maestros deben crear el ambiente adecuado para formar hábitos sociales y responsabilidades.