Portada » Español » Evolución de la Literatura Catalana: Desde las Crónicas Medievales hasta el Romanticismo
Hay cuatro crónicas en la narrativa de los siglos XIII y XIV: la de Jaime I, la de Bernat Desclot, la de Ramon Muntaner y la de Pedro el Ceremonioso. La crónica de Jaime I (o Llibre dels feits) es la crónica más antigua. Fue escrita en dos etapas por el mismo monarca. Narra en forma autobiográfica la vida y las hazañas más importantes del rey, sobre todo las conquistas de Mallorca y Valencia. Además de los hechos militares, nos da detalles interesantes de su vida cotidiana. La crónica consigue un tono verídico gracias al uso de un lenguaje popular y de la lengua propia de algunos personajes forasteros. La crónica de Ramon Muntaner es considerada la mejor y la más emocionante de las cuatro. Abarca desde el engendramiento de Jaime I hasta la coronación de Alfonso el Benigno. Muntaner es el protagonista de los hechos que narra, pero sobre todo pone énfasis en las empresas militares de los reyes catalanes.
En el siglo XV destacan dos novelas caballerescas: Curial e Güelfa y Tirant lo Blanc (novela total: caballeresca, histórica, social, erótica y psicológica).
Partes de un currículum: datos personales, formación, experiencia profesional, datos complementarios y fecha y firma.
En el siglo XVI, durante el Renacimiento, en el teatro se cultivan los autos sacramentales, piezas en un acto, de carácter alegórico. En prosa destacan Los coloquios de la insigne ciudad de Tortosa, de Cristòfor Despuig, que por la variedad de temas tratados es un primer intento de ensayo en catalán. En poesía se alternan los modelos medievales con las nuevas actitudes renacentistas y algunas de prebarrocas. Joan Timoneda publicó Flor de enamorados, con una quinta parte de poemas en catalán.
En el siglo XVII, el Barroco se caracteriza por los siguientes procesos en el lenguaje:
Francesc Vicent Garcia, conocido con el apodo del Rector de Vallfogona, cultivó la poesía artificiosa y galante siguiendo los modelos castellanos de Góngora y Quevedo. Sus poemas más populares fueron los de carácter festivo y escatológico, de tono y temática vulgares (Armonía del Parnaso). Francesc Fontanella escribió poesía básicamente amorosa.
En el siglo XVIII se empezaron a difundir los principios del Neoclasicismo, sobre todo en la Cataluña norte, bajo dominio francés, y en Menorca, en manos de los ingleses. La poesía y el teatro son los géneros más cultivados del Neoclasicismo catalán. La poesía neoclásica se sirve de la fábula didáctica y la sátira, siguiendo el modelo del francés La Fontaine. En Menorca cabe destacar la obra de Joan Ramis i Ramis, que escribió poesía idílica y amorosa y la tragedia Lucrecia (en la que defendía los valores éticos y democráticos). En Cataluña, el barón de Maldà redactó Cajón de sastre, un conjunto de sesenta volúmenes manuscritos en forma de dietario que abarcan desde 1769 hasta 1816, con una lengua muy castellanizada.
El Romanticismo surgió en la segunda mitad del siglo XVIII en Alemania y en Inglaterra. En Cataluña no se manifiesta hasta 1823. Se creó un arte nuevo basado en la imaginación, por tanto, contrario a la razón y a la imposición de normas.
Bonaventura Carles Aribau publicó en El Vapor la oda La patria, que se convirtió en la primera muestra de poesía romántica en catalán. Su ejemplo fue seguido por Joaquim Rubió i Ors, Manuel Milà i Fontanals y Víctor Balaguer, que pusieron las bases para el restablecimiento de los Juegos Florales, sobre todo con dos publicaciones: Los trovadores nuevos y Los trovadores modernos.
Los Juegos Florales, fundados en 1859, fueron la plataforma de recuperación del catalán como lengua de uso culto y el trampolín para que aparecieran los grandes nombres literarios de la Renaixença. Siguiendo el lema «Patria, Fides, Amor», en los Juegos Florales se otorgaban tres premios ordinarios:
El que conseguía los tres premios, el mismo año o en diferentes convocatorias, era proclamado maestro en gai saber. Posteriormente, los juegos también premiaron la mejor obra en prosa y el mejor ensayo. Los Juegos Florales consiguieron algunas de las metas básicas de normalización cultural:
Jacint Verdaguer escribió La Atlántida (el poema narra el hundimiento del continente de los atlantes y la premonición de Cristóbal Colón del descubrimiento de América. Está estructurado en dos planos: uno histórico, protagonizado por Colón, y otro mitológico). En El Canigó, la historia es protagonizada por el joven caballero Gentil, que se enamora de Flordeneu, la reina de las hadas del Canigó. Otros libros: Montserrat, Virolai, El Emigrante, Dietario de un peregrino a Tierra Santa, Cuentos y Folklore.