Portada » Historia » Evolución de la Educación en España: De la Dictadura Franquista a la Autonomía Educativa
La modernización de la educación española, iniciada en el siglo XIX, se vio truncada con la llegada de Franco al poder. Los avances y esperanzas generados durante la República fueron suprimidos, y la escuela se convirtió en un instrumento de adoctrinamiento en los valores del régimen.
Se implementaron una serie de cambios para legitimar la dictadura, como la presencia de símbolos en las aulas, el izado de bandera diario y discursos ideológicos del profesorado. Para ello, se llevó a cabo una depuración del magisterio, con el objetivo de crear un cuerpo docente fiel a las consignas del régimen. Este proceso afectó a todos los funcionarios, ya que el régimen necesitaba maestros leales, capaces de disciplinar y hacerse obedecer. Unos 300 maestros fueron asesinados y muchos otros se exiliaron, principalmente a Francia y, desde allí, a Hispanoamérica, llevando consigo sus métodos pedagógicos.
Para llevar a cabo esta depuración, se estableció en cada instituto una comisión provincial. Esta comisión estaba compuesta por:
Estas comisiones recababan información sobre los maestros a través de impresos. La información provenía del alcalde, la Guardia Civil, el cura y personas consideradas de «buena familia». Con estos informes, se redactaba un pliego de cargos contra el maestro, quien tenía 10 días para defenderse o renunciar. La información era considerada más creíble si estaba avalada por curas, falangistas o familias de «bien», lo que permitió a muchos maestros continuar ejerciendo.
Los maestros que no demostraban afinidad al régimen eran suspendidos de empleo y sueldo, desterrados a ejercer lejos de sus familias, o incluso asesinados. No hubo oposiciones libres para los maestros depurados hasta 1946. Hasta entonces, los puestos se reservaban para excedentes del ejército, hijos de caídos en la guerra civil, excautivos y mutilados.
El control sobre los maestros se ejercía a través de la depuración, pero también se extendía a los alumnos. Para matricularse, se requería un certificado del cura y otro de la Falange. Las mujeres debían recibir cursos en las Secciones Femeninas de la Falange, y los hombres asistir a campamentos de la Organización Juvenil Española (OJE).
En 1945, se aprobó la Ley de Educación Primaria, que otorgaba un papel central a la religión y dejaba la educación en manos de la Iglesia, la cual adquirió un gran poder durante esta etapa.
El cambio comenzó con el ministerio de Joaquín Ruiz Giménez (1951-1956). Durante esta etapa de transición, se introdujeron criterios pedagógicos y técnicos, y se empezó a observar lo que se hacía en otros países. El confesionalismo estatal se moderó, y la Iglesia, antes muy conservadora, comenzó a separarse del Estado. Además, se redujo el autoritarismo y se plantearon las primeras huelgas estudiantiles. El ministerio de Ruiz Giménez se centró principalmente en la enseñanza secundaria y la formación profesional, marcando la transición entre el nacionalcatolicismo y la tecnocracia.
Durante la tecnocracia (1960-1970), se inició una época de modernización y avances tecnológicos. El régimen se consolidó, y la necesidad de control ideológico en las escuelas fue sustituida por la necesidad de crear mano de obra cualificada. En 1969, el Ministerio elaboró el «Libro Blanco», un diagnóstico de las carencias del sistema educativo, que condujo a una reforma para paliar estas deficiencias.
En 1970, José Luis Villar Palasí promulgó la Ley General de Educación (LGE), que reformó el obsoleto sistema educativo. La ley introdujo los siguientes cambios:
Tras la EGB, existían dos posibles titulaciones:
En 1975, con la muerte de Franco, se cerró este capítulo de la historia de España.
Esta etapa abarca desde la muerte de Franco hasta el año 2000, cuando Aragón asumió las competencias en materia de educación.
Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, seguía vigente la LGE de 1970, que no se adaptaba a los cambios sociales. En 1975 y 1976, se heredó una escuela pública precaria, creada durante la Guerra Civil, que no había logrado la extensión de la enseñanza deseada. La educación carecía de calidad, faltaban maestros bien formados, becas y escuelas.
En 1977, unos 800 docentes se reunieron para transformar la escuela y la sociedad, abriendo la escuela a temas antes vetados, como la sexualidad, y buscando democratizar las instituciones educativas. Se promovió la elección del Consejo Escolar por parte de los maestros, la creación de asociaciones de padres y la elección del director. En estas fechas, se celebró la I Edición de la Escuela de Verano de Aragón (EVA), que editó la revista «Al Rebullón».
La sociedad, marcada por un alto nivel de crispación, necesitaba un consenso. Este se reflejó en la Constitución de 1978. La izquierda aceptó el derecho de los padres a decidir la educación religiosa y moral de sus hijos, el derecho a la creación de centros públicos y la subvención de centros privados bajo ciertas condiciones. La derecha, a su vez, permitió la participación de la sociedad en el sistema educativo y la intervención de padres, profesores y alumnos en la gestión de los centros sostenidos con fondos públicos. Estos principios marcaron un cambio y una modernización en la educación del país.
En 1979, las Comunidades Autónomas comenzaron a adquirir competencias educativas, respetando los mínimos establecidos por la Constitución, las Leyes Orgánicas y los Reales Decretos. Estos mínimos garantizaban la igualdad en la educación de todos los ciudadanos. Cada comunidad autónoma podía ampliar el currículo para adaptarlo a sus necesidades. Las comunidades que no desarrollaban un currículo propio se consideraban territorios MEC (Ministerio de Educación y Ciencia), regidos por el currículo estatal. Aragón asumió sus competencias en 1999/2000.
Tras estas reformas, se aprobó la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) en 1984. Esta ley desarrollaba la participación ciudadana en la organización y control de las escuelas a través de los Consejos Escolares, que realizaban la programación general anual y participaban en la gestión del centro. Los centros que deseaban un concierto escolar debían tener un Consejo Escolar y adaptarse a normas de admisión iguales para todos.
En 1990, entró en vigor la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE), que estableció una educación infantil de 0 a 6 años, no obligatoria ni gratuita, dividida en dos ciclos: el primero (0-3 años) a cargo del ayuntamiento y el segundo (3-6 años) a cargo del ministerio. La LOGSE extendió la obligatoriedad de la educación hasta los 16 años, tras lo cual se podía acceder al Bachillerato o a la Formación Profesional, y posteriormente a la universidad, que seguía el modelo de 1970.