Portada » Arte » Evolución de la Arquitectura y el Arte: Del Neoclasicismo a la Postmodernidad
La llegada del Neoclasicismo supone nuevas ideas políticas y sociales de las que participa una burguesía intelectualmente inquieta por una renovación basada en la antigüedad clásica. La arquitectura neoclásica se integra al medio urbano, con ciudades planificadas donde predomina lo civil sobre lo religioso. Los planos urbanísticos se diseñan y los nuevos edificios muestran su importancia arquitectónica y social.
El Neoclasicismo francés, con la influencia de Claude Nicolás Ledou, se caracteriza por edificios desornamentados donde la línea y el volumen son el medio expresivo, buscando la claridad. J.G Soufflot destaca como el arquitecto más importante. El Arco del Triunfo en la Plaza de la Estrella, obra de J.A. Raymond y J.F.T. Chalgrin, y el templo de la Magdalena son ejemplos de la arquitectura clásica. La Escuela Politécnica, con un fuerte dirigismo estatal, desempeñó un papel importante en la enseñanza de la arquitectura y sus publicaciones influyeron en Europa y América.
En Alemania, el Neoclasicismo incorpora elementos griegos, romanos y egipcios. K.B. Langans, con obras como la Puerta de Brandemburgo y el Teatro de Potsdam, y K.M. Schinckel, con grandes conjuntos neoclásicos, son ejemplos destacados. En Munich, Leo von Klenze intervino en tres plazas, construyendo monumentos como los Propileos, la Gliptoteca, el Palacio de Maximiliano José y el Teatro.
En España, el Neoclasicismo es impulsado por los Borbones y la burguesía. En Madrid, Carlos III inicia la transformación urbanística, embelleciendo la ciudad con puertas y edificios. Su política económica lleva a la fundación de nuevas ciudades con trazas neoclásicas. Ventura Rodríguez evoluciona del barroco al neoclasicismo, con obras como la capilla del Palacio Real de Madrid y la fachada de la Catedral de Pamplona.
Juan de Villanueva, con su perfecto empleo de la piedra y sus escaleras abovedadas, es la gran influencia del neoclasicismo español. El Museo del Prado, el Observatorio Astronómico y la Puerta del Jardín Botánico son algunas de sus obras destacadas. En EEUU, el Neoclasicismo se convierte en el estilo nacional, introducido por Thomas Jefferson, quien proyectó la Universidad de Virginia, la Casa Blanca y la ciudad de Washington.
La escultura neoclásica reacciona contra el rococó, copiando e imitando las esculturas clásicas, buscando la sencillez, la claridad y la nobleza. Las academias se convierten en centros de aprendizaje.
Antonio Cánova, el principal representante, realiza obras de tema mitológico y mausoleos como los de Clemente XIII y Clemente XIV, de composición geométrica y gran simplicidad. Su obra maestra, el mausoleo de la Archiduquesa María Cristina, de forma piramidal, representa la muerte y la ultratumba con figuras alegóricas.
Bertel Thorwaldsen, artista académico y frío, busca la belleza serena y grandiosa. Sus obras incluyen a Jasón, grupos mitológicos y el León de Lucerna. En España, destaca José Álvarez Cubero, con obras mitológicas y retratos como el del Duque de Berwick y la Duquesa de Alba.
El Neoclásico en pintura se caracteriza por el deseo de enlazar con Rafael y Correggio, uniéndolo al gusto greco-romano y reaccionando contra el Rococó, un arte aristocrático dirigido a los sentidos.
El dibujo predomina sobre el color, inspirándose en la escultura clásica y la cerámica griega. El color acompaña al dibujo en manchas lisas, sobrias y difuminadas. La monocromía y la frontalidad favorecen la claridad compositiva, buscando la sencillez noble y la grandeza tranquila.
Jacques-Louis David, el gran maestro del movimiento en Francia, se caracteriza por un dibujo claro y limpio, con interés en la solemnidad y gravedad de sus personajes. Obras como El Juramento de los Horacios y El Rapto de las Sabinas pertenecen a su periodo pre-revolucionario y revolucionario. Su fidelidad a Bonaparte lo lleva a pintar las glorias del Emperador, como en la Consagración de Napoleón. Con Madame Récamier, deja un ejemplo del retrato sobrio y elegante de la época.
Goya inicia su formación en Zaragoza y Madrid, ampliándola en Italia. Trabaja en el Pilar de Zaragoza y en la Real Fábrica de Tapices. En 1792, una enfermedad lo deja sordo, transformando su carácter alegre en pesimista. En La Familia de Carlos IV, muestra sus simpatías y antipatías, y su admiración por Velázquez.
Su liberalismo y afrancesamiento hacen dolorosa su experiencia en la Guerra de la Independencia, plasmando esta visión dramática en obras como La Carga de los Mamelucos. Goya se convierte en un claro reflejo de las tendencias que marcarán la pintura contemporánea.
Entre su producción, destacan El Crucificado y los frescos de San Antonio de la Florida. En el grabado, destaca la serie Los Caprichos, una crítica social con humor. Los Desastres de la Guerra muestran su visión personal de la guerra y critican los excesos franceses. En su etapa final, practica la litografía, muriendo en 1828.
En la década de 1970, se simplifican las tendencias arquitectónicas, destacando el Postmoderno, que niega la validez del Movimiento Moderno, y el Tardomoderno, que lo considera vigente. A mediados de los 90, el Tardomoderno se impone como tendencia dominante.
Considera el Movimiento Moderno como un fenómeno histórico sin vigencia, criticando su arquitectura fría y aburrida. Teóricos como Robert Venturi y Philip Johnson proponen una arquitectura variada, imaginativa y comprensible. Sus seguidores, como Charles Moore y Michael Graves, utilizan referencias históricas y elementos reconocibles para el público. Obras como el Edificio AT&T y el Edificio Humano son ejemplos de esta corriente.
Cree en la vigencia del Movimiento Moderno, con diferentes interpretaciones, desde el racionalismo de los años 20 hasta la Deconstrucción. Sus principios básicos incluyen edificios con sentido escultórico, composiciones variadas, disgregación del espacio y uso de elementos tecnológicos e industriales.
Se caracteriza por el uso obsesivo de elementos tecnológicos, con cristal reflectante que potencia un aspecto brillante y agresivo. El Centro Pompidou de París, de Renzo Piano y Richard Rogers, es un ejemplo destacado.
Presentada en 1988 por Philip Johnson, se opone a la claridad racionalista, con estructuras de elementos dispares que chocan y se distorsionan, transmitiendo inestabilidad. El Museo Guggenheim de Bilbao, de Frank O. Gehry, ejemplifica esta tendencia.
Rafael Moneo, con un estilo equilibrado y clásico, respeta los materiales clásicos y dota a sus obras de funcionalidad y grandiosidad, como en el Museo de Mérida y la Estación de Atocha. Santiago Calatrava, siguiendo la línea de Eiffel, crea obras de peculiar belleza por la suavidad de sus formas, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.