Portada » Magisterio » Evaluación e Intervención Comunicativa en SAAC: Guía para Profesionales
El objetivo principal de la intervención comunicativa en el ámbito de los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC) es que los usuarios adquieran estrategias para comunicarse de manera efectiva, superando las limitaciones impuestas por su discapacidad. Esta intervención se integra dentro de un programa más amplio que busca desarrollar la competencia comunicativa de la persona.
La competencia comunicativa es un término amplio que abarca la capacidad de una persona para comunicarse de forma eficaz. Incluye el conocimiento de la lengua y las habilidades para utilizarla en diferentes contextos.
La primera fase consiste en recopilar datos cualitativos y cuantitativos sobre el usuario. Esta información servirá para elegir el sistema de comunicación más adecuado, así como para seleccionar y adaptar los recursos y ayudas necesarios.
En esta fase se determina qué SAAC es el más apropiado para el usuario, considerando sus necesidades y características individuales.
Se implementa el SAAC seleccionado, brindando al usuario la oportunidad de aprender y practicar sus habilidades comunicativas.
Se evalúa la efectividad de la intervención y los resultados obtenidos, con el objetivo de realizar ajustes y mejoras en el plan de intervención.
La evaluación se realiza con el propósito de mejorar la comunicación del usuario. Una evaluación sistemática permite obtener datos que luego se interpretan para determinar qué cambios se deben introducir en el plan de intervención.
Es la primera evaluación que se realiza, como parte del proceso de diagnóstico. Su objetivo es investigar y conocer las características del usuario, sus intereses, necesidades y expectativas. También se valora la pertinencia, adecuación y viabilidad de diseñar un plan personalizado.
Se realiza de manera constante para mejorar las condiciones de atención en función de las necesidades del usuario. Proporciona información sobre la evolución y el progreso, identifica las dificultades e impedimentos, y determina las circunstancias y acciones que pueden perjudicar el proceso.
Es la última evaluación que se realiza y depende de diversas circunstancias. Su objetivo es valorar la consecución de los objetivos planteados inicialmente, así como los cambios producidos. También se verifica la validez de la intervención para satisfacer las necesidades previstas.
El técnico en integración social se encarga de la recogida de información a través del seguimiento diario del usuario.
La evaluación en CAA se refiere al proceso de recopilación de información sobre las habilidades comunicativas del usuario, las situaciones en las que necesita comunicarse y las dificultades que enfrenta. La evaluación es fundamental para obtener datos que permitan diseñar una intervención efectiva.
La evaluación debe considerar los diferentes contextos en los que se desenvuelve el usuario, como el entorno familiar, el trabajo, los centros de atención, los círculos de amigos y las asociaciones.
Se debe recoger información sobre los diferentes contextos en los que participa el usuario, las situaciones rutinarias y la interacción con las personas de su entorno. Esta información permitirá elegir los SAAC más adecuados, la forma de indicación, el soporte comunicativo, el vocabulario inicial y el diseño de la intervención.
El objetivo principal de la evaluación es determinar si una persona puede mejorar su competencia comunicativa y social a través del uso de SAAC.
La historia del usuario es el conjunto de documentos que contienen datos, valoraciones e información sobre su situación y evolución clínica a lo largo del proceso de intervención.
La entrevista es un proceso de comunicación entre un profesional técnico y el usuario o su familia.
Los principales instrumentos de evaluación son la entrevista, la observación, las grabaciones en video y los test.
Se debe elaborar un informe sobre el usuario y las características generales del sistema SAAC, considerando aspectos como el nivel de abstracción, la amplitud del vocabulario, la versatilidad, la saturación, la naturalidad o artificialidad. También se deben tener en cuenta las habilidades sensoriales del usuario, el proceso de enseñanza y desarrollo, y la relación esfuerzo-logro.
Las estrategias para la valoración incluyen el modo de actuar de los profesionales, los materiales utilizados y el lugar de trabajo. La evaluación durante la intervención se realiza mediante hojas de registro, fichas de seguimiento o diarios de campo.
Los criterios para un cambio de sistema incluyen el deterioro de las funciones mentales, el agravamiento de las patologías sensoriales y la dificultad en la generalización de las competencias comunicativas.
La evaluación final consiste en la recogida, valoración y análisis de datos al finalizar un periodo de tiempo determinado. Sus objetivos son obtener un análisis global de lo realizado, proponer mejoras y establecer un punto de partida para futuras intervenciones.
Los sistemas de comunicación sin ayuda son aquellos que no requieren ningún soporte físico o material externo, solo el propio cuerpo. Los métodos más comunes son los gestuales (signos) y los oralistas (palabra y lectura facial).
Utilizan el cuerpo como medio de comunicación y requieren el canal visual para permitir al interlocutor el acceso a la información. En algunos casos, como la sordoceguera, se necesita apoyo físico.
La lengua de signos es un sistema de comunicación simbólico signado manualmente, que se realiza a través de movimientos de las manos y los brazos, y expresiones faciales. No es universal y existen diferentes lenguas de signos en el mundo.
Las lenguas orales son acústicas, vocales, lineales y temporales, mientras que las lenguas de signos son visuales, gestuales y simultáneas.
La comunidad sorda es un grupo social formado por personas sordas que utilizan la misma lengua de signos, comparten experiencias y objetivos.
La cultura sorda es el conjunto de valores, tradiciones y costumbres de la comunidad sorda, incluyendo sus producciones lingüísticas.
La comunicación bimodal es un enfoque que busca que las personas sordas desarrollen desde la primera infancia una competencia lingüística que les facilite el acceso al lenguaje oral y a la lengua de signos.
La lengua de signos posee una estructura gramatical, léxico y sintaxis propios, mientras que la comunicación bimodal es un sistema aumentativo que no tiene estructura propia y utiliza signos de la lengua de signos junto con el alfabeto dactilológico.
El dactilológico es la presentación de las letras mediante distintas configuraciones de las manos. Existen dos tipos: bimodal (se usan las dos manos) y unimanual (solo la mano dominante).
El implante coclear es un dispositivo electrónico que transforma las señales acústicas en señales eléctricas. Está indicado para personas con sordera total, niños menores de 3 años o mayores que tengan memoria auditiva. Está contraindicado en niños que viven con padres sordos signantes, personas enfermas o no vacunadas contra la meningitis.
El audífono es un dispositivo electrónico que amplifica los sonidos. Es más fácil de usar que el implante coclear.
La sordoceguera es una discapacidad que resulta de la combinación de dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva), provocando problemas de comunicación y acceso a la información.