Portada » Filosofía » Ética del superhombre
Los griegos anteriores a Sócrates habían expresado por medio del arte el desgarro de la realidad;
Habían percibido una dualidad de elementos en el mundo, a través de la tragedia.
Nietzsche llamó a esos dos elementos lo apolíneo y lo dionisíaco en referencia a los dioses Apolo y Dionisos: -Apolo representa la luz, la belleza y la forma. – Dionisos representa la noche, la oscuridad, el frenesí, la crueldad de los instintos y la orgía. La tragedia griega expresa el juego entre esas dos fuerzas. Nietzsche pretendía mantener la tensión entre las dos, sin romper la unidad de fondo. El héroe trágico se destaca como individuo que se enfrenta al destino, lo que le acarrea la desgracia, la tragedia. De ahí que para Nietzsche el sufrimiento proviene de la individualidad. No hay que huir del sufrimiento, sino aceptarlo.
Nietzsche rechazó todo el conjunto de tradiciones culturales occidentales y propuso una inversión completa de los valores vigentes. La voluntad es poder destructivo y creador, que elimina valores caducos e introduce otros nuevos. Ese cambio o transformación radical de los valores fue denominado por Nietzsche transvaloración.
Rechazó las siguientes tradiciones culturales: –
La religión, especialmente la cristiana, porque traiciona el sentido de la Tierra
Según Nietzsche, se ha producido una inversión de los auténticos valores de la existencia y propone el regreso a los valores originarios. Así, la moral de los débiles ha convertido lo originariamente bueno -el poder, la fuerza, la vitalidad, el éxito- en malvado, y en su lugar, ha puesto lo débil, lo enfermizo, la compasión, etc., originariamente considerado como malo. –
El liberalismo político y económico, insiste en la libertad. El socialismo, en la igualdad y fraternidad. Pero, para Nietzsche, son consumados hipócritas porque habiendo quitado a Dios de en medio se han empeñado en mantener los valores cristianos.
Según Nietzsche es la razón, y no los sentidos, lo que confunde en la percepción de la realidad. Lo que la metafísica llama > no es nada. La razón reduce la realidad a ser y con ello induce a error, porque la realidad es devenir, puro cambio que no cabe apresar con los conceptos de la razón. El ser, es el engaño introducido por la razón a través del lenguaje. Los conceptos subordinados del ser son todos aquellos que suponen una mismidad o permanencia en la realidad. Según Nietzsche, el origen de este error radica en la debilidad de la voluntad. El miedo a la vida conduce a pactar la detención del devenir.
En La genealogía de la moral, Nietzsche expuso lo que originariamente bueno fue convertido en malo por obra de los traidores a la vida. Esto fue llevado a cabo primero por los filósofos socráticos y después por la religión judía y cristiana. Para Homero, virtud significaba excelencia, fuerza, riqueza, hermosura, astucia y poder. Sócrates, en cambio, afirmó que la virtud es salud del alma, comportamiento conforme a la razón. Posteriormente, esa transformación radical de los valores fue consolidada por el pueblo judío, al cristianismo que divulgó por el castigo eterno para los malvados y la salvación para los buenos. Nietzsche pensaba que esa transformación de los valores del cuerpo en valores del alma, es la forma que la venganza y el rencor del débil adopta como defensa contra el fuerte.
Asimismo, Nietzsche contrapuso la moral de esclavos y la moral de señores. La ética entendida como la defensa de la igualdad de todos es lo que Nietzsche denominó moral de corderos o moral de esclavos. Los corderos son rencorosos porque son débiles. Los depredadores, en cambio, no son vengativos, sino simplemente poderosos. Así el fuerte no se ocupa del débil, simplemente actúa con el poderío que le es propio. Esta es la moral de señores.. Todos se dejan llevar por la compasión y esta es la última forma -la más difícil de desarraigar- de la voluntad débil. La transvaloración que Nietzsche propuso anuncia la superación de la moral: la inocencia que está más allá del bien y del mal.
El término Nihilismo proviene de nihil que en latín significa “nada”. Nietzsche empleo con frecuencia esa expresión para referirse a la demolición de los valores de la civilización occidental que dar como resultado la nada. El Nihilismo para Nietzsche tiene dos significados, uno negativo y otro positivo: -En sentido negativo, el Nihilismo es la constatación de que los valores del hombre civilizado que han estado vigentes, es decir, lo propio de la religión, la metafísica y la moral han de ser destruidos. También significa la decadencia de la humanidad contemporánea, compuesta por burgueses, socialistas, demócratas, etc…, para los que Dios ha muerto, lo que significa que ya no cree en él, pero que de forma hipócrita mantiene los valores de la igualdad y la fraternidad. Según Nietzsche, Dios es considerado una creación humana desechada. Sin embargo, esta humanidad carece del suficiente coraje para aceptar las consecuencias del ateísmo. De ahí, la generalizada hipocresía que mantiene valores cristianos bajo el nombre de humanismo. -Desde el punto de vista positivo, el Nihilismo reconoce la vaciedad de los valores tradicionales y los elimina. Al eliminar esos valores sólo queda la nada, pero es el paso necesario para construir valores nuevos. Así, de la misma forma que destruir es la condición para crear, la nada de valor es la condición para valorar.
Una vez superado el periodo nihilista, llegó la fase constructiva de su filosofía cuyos contenidos aparecen recogidos en la obra Así habló Zarastrusta. En ella, trata fundamentalmente los siguientes temas: la voluntad de poder, el superhombre y el eterno retorno de lo mismo.
La voluntad no es una facultad de la persona sino la fuerza de la que surgen todas las cosas, y también los sujetos humanos. Para Schopenhauer la voluntad es deseo mientras que para Nietzsche es poder. El deseo no tiene y busca, mientras que el poder pone lo que tiene, es decir, a sí mismo. El poder es puramente afirmativo o espontáneo, se extiende de modo universal y es siempre creciente. Poder es querer más, y también querer todo. Aparentemente, el poder parece referirse al propio yo, a uno mismo, pero no es así. Para Nietzsche, la voluntad no es una facultad de la persona, o del yo. No es el yo el que pone el querer, sino al revés, querer es el que pone al yo, y lo destruye, es decir, lo hunde en el ocaso. Si ello fuera lo principal, entonces no lo sería la voluntad y el ser humano actual no tendría que sacrificarse para que viniera el superhombre. El superhombre de Nietzsche es el hombre que puede querer más de lo que hasta ahora ha querido, que vivirá en la Tierra sin necesitar de los valores metafísicos o religiosos y que es como un niño, o que, como el Dios Dionisos, está por encima del bien y del mal.
Para Nietzsche, el eterno retorno de lo mismo significa que todo vuelva a ocurrir como ya ocurríó, una y otra vez. Expuso que como la fuerza del mundo es finita y el tiempo infinito, todo se vuelve a combinar de la misma manera que ya se combinó innumerables veces. Con excepción de su ateísmo, Nietzsche fue ambigua en casi todo. Así, entre el eterno retorno, y la voluntad de poder se observó una incoherencia de tal importancia que aceptar una teoría supone rechazar la otra. Según la teoría del eterno retorno, es preciso querer esta vida hasta tal punto de que uno quiera su repetición hasta los mínimos detalles. Así, la voluntad es máximo mente fuerte. Pero la voluntad de poder es la voluntad que siempre quiere más, que quiere ser aún más poderosa. -¿Puede o no puede la voluntad ser más fuerte? Del eterno retorno parece seguirse que no, porque es el poder de la voluntad creciera, entonces las cosas no volvería a ser lo mismo. -Por otro lado, el eterno retorno depende de que la voluntad de quiera que ocurra. Y si es así, ¿no se le está concediendo demasiada importancia al yo? -Por último, es preciso considerar que es la voluntad de poder. El símbolo del Dionisos, o del niño que juega, aleja el concepto del eterno retorno, porque el juego infantil evoca el olvido. Pero el eterno retorno es lo contrario al olvido, es tener todo – el pasado y el futuro- presente en el instante.
El sentido de escrúpulo de los ídolos se deduce del propio título, el escrúpulo y ocaso es la fase que precede al final de algo, un ídolo es cualquier cosa objeto de culto. Los ídolos a los que Nietzsche se refiere son los conceptos fundamentales de la filosofía tradicional; yo, ser, verdad, bien, Dios. Estos conceptos que han cimentado en nuestra cultura son falsas creencias pues han dejado fuera la única realidad, la vida. Por tanto constata que estos conceptos y valores están a punto de desaparecer. La obra tiene como subtítulo Cómo se filósofá con el martillo porque utiliza su crítica como un martillo para comprobar si son falsos. Los temas de la razón en la filosofía, tercer capítulo, podrían englobarse bajo el epígrafe crítica a la onto-epistemología de la filosofía tradicional entendido como el modo de pensar que arranca con las filosofías pitagórica y eleata de Parménides y que llega hasta la época de Nietzsche con el positivismo. La razón ha originado los errores que han llevado la filosofía falsificar la realidad, el capítulo se divide en 6 párrafos en los que abordan 4 grandes cuestiones; los dos rasgos específicos de la filosofía tradicional, las causas de los errores de esta filosofía y el resumen y Ana de la crítica a este modo de pensar.
1 ¿me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos? El autor va a describir las carácterísticas propias y distintivas que definen a los filósofos a los que a veces también llama platónicos o eléatas. La invención del ser estático: La filosofía tradicional se caracteriza por su odio al devenir, que es lo carácterístico de la realidad. Por eso inventa un mundo inmutable, el ser estático, que considera la auténtica realidad. Lo tenemos gritan dichosos, es la sensibilidad. Los sentidos nos muestran el devenir, no del mundo del ser. Por tanto, los sentidos nos engañan, son fuente de error: habrá que desconfiar de ellos y confiar exclusivamente en la razón. El odio al devenir y a los sentidos se materializa en el odio al cuerpo, a lo corporal.
Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. El único filósofo al que Nietzsche considera exento del error de los filósofos tradicionales es Heráclito. Este presocrático que la realidad es puro devenir, a pesar de que los sentidos nos muestran cierta unidad y duración en las cosas. Concluía que los sentidos nos engañan, aunque no lo hagan como decían los filósofos.
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Y que sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos. Frente a la filosofía tradicional, Nietzsche considera que los sentidos proporcionan un conocimiento verdadero de la realidad. Si los sentidos nos informan de la realidad, ellos serán el criterio para establecer qué es verdadero, y que disciplinas son científicas o meras pseudociencias.
4. La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa. La filosofía tradicional se caracteriza por la llamada transmutación ontológica. No solo inventa otro mundo, sino que además lo considera más real e importante que el sensible. Esa primera realidad se forma mediante los conceptos supremos, que por ser los más generales, son más vacíos, y por tanto, los menos reales. Al ser generales, olvidan lo que caracteriza a lo real: la individualidad, la diferencia. Son tan universales, que su contenido no dice casi nada.Dios es el ente máxima real y se define por ser causa sui. Esta carácterística es para la filosofía tradicional la máxima garantía de realidad y verdad. Nietzsche señala que esta peculiaridad de los filósofos es un trastorno mental similar a quien se inventa una realidad y acaba por depender de ella al juzgarla más real que la verdadera realidad.
5 contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros. La razón tiende naturalmente a elaborar conceptos cada vez más abstractos. Pretende así ordenar la realidad en constante devenir. El error es creer que la realidad posee realmente ese orden racional. El lenguaje, por su propia estructura, necesita los conceptos de la razón. Por tanto, aun cuando dejáramos de fiarnos de la razón, el uso del lenguaje nos llevaría nuevamente al error.
La filosofía tradicional afirmó la existencia de un mundo verdadero, el mudo del ser estático. Lo sensible, puesto que presenta carácterísticas opuestas, fue calificado de mundo aparente. Nietzsche afirma que esos rasgos de lo sensible fundamentan su realidad, y lo hacen porque provocan en el ser humano inseguridad y miedo. Por tanto, las razones por las que se ha creado ese mundo son psicológicas. Además la existencia del ser estático es indemostrable.
El mundo verdadero se ha elaborado sobre el único mundo real, el devenir. Partiendo de las carácterísticas del devenir, se inventa una realidad con carácterísticas contrarias. Pero ese mundo verdadero no es más que un deseo debido a la consideración del devenir como algo falso. Estamos ante una ilusión que no es solo óptica sino que también moral. El Nihilismo, aparece en esta tesis.
La elaboración del mundo verdadero solo se explica si suponemos en el ser humano un miedo a la vida, que es el devenir. Ese mismo nos lleva a inventar otro mundo donde los conceptos supremos y la realidad se identifican. Por eso se concluye que el mundo inventado es mejor y más verdadero que el mundo real del devenir, de que nos vengamos creando un mundo.
Afirmar la existencia de dos mundos es síntoma de enfermedad y de debilidad de quien rechaza la realidad como es. Hay que asumir lo trágico de la vida por ser un componente de la misma. Aceptar la vida no es ser pesimista sino realista, es tener una concepción dionisíaca de la existencia.