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Tema 11
La crisis de fin de siglo
1.1 Un convulso período de transformaciones: en el último tercio del Siglo XIX, la profunda crisis del modelo liberal burgués tuvo un reflejo inmediato en la mentalidad de la época y sus expresiones artísticas. En poco tiempo se habían sucedido diferentes conflictos sociales y políticos, como la guerra Franco-prusiana, el fin del Segundo Imperio francés o el estallido de la comuna de parís, que habían convulsionado a la sociedad.
En esos mismos momentos, el estallido en 1873 de la primera gran crisis capitalista y la creciente rivalidad entre países, originada por la expansión imperialista, formaron un caldo de cultivo que fácilmente podría desencadenar nuevas guerras.
A estos factores se suma el incipiente movimiento obrero, que estaba incrementando la presión de las clases populares contra la burguésía y otras clases privilegiadas. Esta circunstancia se había reflejado en logros como el sufragio universal masculino, un avance que dio origen a un nuevo modelo social:
La sociedad de masas. Este nuevo modelo llevó a que el proletariado ocupara espacios políticos, lúdicos y culturales. La reacción fue la aristocratización de la burguésía, a través del individualismo, el hedonismo y la ostentación.
1.2 La reacción cultural: la crisis del modelo burgués provocó que se cuestionara la visión optimista del mundo, que hasta entonces se había apoyado en el triunfo de la idea de progreso y que había tenido su reflejo tanto en el Racionalismo proveniente de la ilustración como en la filosofía positivista de Auguste Comte.
El cuestionamiento de la sociedad burguesa había derivado de la disolución de sus límites y de sus conflictos sociales, políticos y económicos. En este ambiente aparecieron nuevas corrientes culturales y filosóficas, como el irracionalismo de Schopenhauer o Nietzsche.
De igual forma, entre algunas élites intelectuales se impuso una visión pesimista de la sociedad, que puede definirse por el decadentismo y que partía del desencanto social.
En este contexto aparecíó la bohemia, un modo de vida al margen de las imposiciones sociales, que criticaba los convencionalismos burgueses. Para los bohemios, la vida intelectual y artística era una prioridad, pues la consideraban una manera de alejarse de mediocridad de lo material. París fue el epicentro de este movimiento y se convirtió en la ciudad haya que todos los artistas querían acudir.
Modernismo
2.1 Influencias del Modernismo:
Los movimientos que más influyeron al Modernismo literario fueron el parnasianismo y el simbolismo, nacidos en Francia en el Siglo XIX.
Parnasianismo. Iniciado por Théophile Gautier, define el arte por el arte, es decir, obras que no pretenden reflejar la realidad, sino que se justifican por su propia belleza. Destaca su culto a la perfección moral, una poesía sometida a la métrica, musical y sensorial, de líneas escultóricas. Se caracteriza por su desprecio del sentimentalismo y la incorporación de mitos clásicos, escenarios exóticos y civilizaciones antiguas.
Simbolismo. Desarrollado por poetas como Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, analiza el mundo como un conjunto de símbolos misteriosos que el poeta debe descubrir, idea que ya se encontraba en Bau del aire. Su estilo prefiere ritmos menos rígidos, sin descuidar el aspecto estético, y se decanta por evocar el estado del alma mediante el reflejo de lo misterioso y lo onírico.
2.2 Carácterísticas: muchos intereses literarios de los modernistas surgen del rechazo a la realidad histórica. El Modernismo triunfó cuando suavizó su discurso radical, aunque nunca renunció a su sensibilidad de raíz ROMántica ni a su afán de lograr un arte total.
Algunos de los aspectos que propiciaron el espíritu modernista son:
Anticolonialismo. En sudamérica, la lucha contra el colonialismo español dejó paso coma tras 1898, el rechazo del creciente Imperio económico y cultural de Estados Unidos.
Sistema político burgués. En españa, la política de la restauración no aportó las soluciones necesarias para los problemas del país. Los intelectuales del momento observaron una necesidad urgente de regeneración a través de la educación, influidos por los pensamientos regeneracionista y krausista.
Irracionalismo. El rechazo de la razón como forma de comprender el mundo supuso una crisis de los valores religiosos y morales tradicionales. Esta actitud empuja a los artistas a divinizar lo pagano, mediante teorías espiritualistas y esotéricas coma que se depuran con el tiempo hacia la búsqueda de un sentido vital y de su mundo interior.
Espíritu antiburgués. Movidos por un idealismo de raíz ROMántica, los modernistas se rebelaron contra el estilo de vida burgués, que tachaban de utilitario y vulgar, bajo el lema épáter le bourgeois. Esta naturaleza se revela en modos de vida como la bohemia, el decadentismo y el dandismo.
Oposición artística. El Modernismo nacíó enfrentado a las corrientes artísticas del momento, pues las consideraban expresión del sistema burgués.
Mercantilización de la cultura. El arte terminó por convertirse en un negocio más, por lo que los artistas tuvieron que preocuparse más por la venta de sus obras.
La primera etapa está delimitada por dos publicaciones de Rubén Darío (azul y prosas profanas). Se caracteriza por una fuerte influencia del parnasianismo en el preciosismo formal que siguen autores como José Martí, Julián del Casal o Rubén Darío. El Modernismo no llegará a España hasta el viaje de este último en 1892.
Desde 1896, la segunda etapa está marcada por una mayor influencia del simbolismo, con poemas donde la atención se centra en lo íntimo y en la exploración del alma. Esta línea predominó en el periodo modernista de poetas como Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado. Sin considerar su repercusión en la literatura posterior, se toma 1914, año del comienzo de la primera Guerra Mundial, como el cierre del Siglo XIX literario.