Portada » Psicología y Sociología » Estructuras y Procesos Cognitivos en el Aprendizaje: Memoria y Atención
Con lo descrito anteriormente, se puede mencionar que existen diferentes tipos de memoria. Uno de los primeros tipos es el de la memoria sensorial, la cual consiste en la breve retención de información sensorial visual, auditiva o de otro tipo de una forma no analizada (Wingfield, 1988). A esta breve retención se considera la memoria de este tipo. Es decir, se da cuando la sensación visual se retiene durante algún tiempo, aun después de que el objeto percibido ya no se encuentre presente.
De hecho, este tipo de memoria tiene momentáneamente estímulos del mundo exterior. Toda la información que estamos percibiendo entra a través de los sentidos: vista, tacto, oído, etc. Se dice que el recuerdo es muy vívido cuando están los sentidos muy alerta de las percepciones en el momento, pues a veces solo se tienen recuerdos parciales como olores, percepciones, etc. (Red (E), 2000).
Dentro de este tipo de memoria se pueden encontrar otros tipos de memoria como son: la memoria ecoica e icónica, las cuales se describirán brevemente a continuación.
La ecoica o sensorial auditiva es la que, al menos, puede mantener brevemente los primeros segmentos del estímulo auditivo hasta que el oyente haya tenido la oportunidad de recibir la suficiente estimulación que le permita procesar y recordar lo que el hablante le está comunicando. Tal almacenamiento es posible gracias a la existencia de un registro sensorial auditivo, es a lo que Neisser (EN: Ruiz, 1991) llamó memoria ecoica.
En el segundo tipo de memoria, varios autores han sugerido que la memoria icónica juega un papel muy importante en el proceso perceptual, ya que puede almacenar información de una fijación ocular durante el movimiento sacádico siguiente. De esta manera, el procesamiento de la información obtenida durante la fijación puede continuar incluso durante el movimiento sacádico (Ruiz, 1991).
Muchos teóricos suponen que la memoria sensorial es como un eco sensorial de la información que se recibe, al igual que la que proviene de otros sentidos. La duración de este tipo de memoria es muy breve. Esta capacidad de retener información nos proporciona más tiempo para procesarla y codificarla. Es por ello que se considera como una estructura diferente de memoria.
Comenzaremos por describir a la memoria a largo plazo. En efecto, se trata de una memoria muy compleja, en la que se encuentra almacenado todo lo que conocemos acerca de nosotros y el contexto en el que vivimos. Es, por lo tanto, difícil imaginar alguna actividad de una persona que pueda llevar a cabo alguna actividad de recuerdo sin la participación de la MLP.
La memoria a largo plazo, según Roy (1987), es una especie de depósito o almacén en el que se encuentran todas las cosas que no están siendo utilizadas en el momento presente, pero que son potencialmente recuperables.
Una de las ideas más importantes entre los investigadores es que todo lo almacenado en la MLP no desaparece nunca, sino que, en ocasiones, alguna información determinada no se encuentra accesible.
Cabe señalar que la idea de la duración de la información en la MLP es ilimitada tiene como base lo que es más empírico que experimental. Esto ha llevado a suponer, lo que menciona Roy (1991), que la información de la MLP no se pierde jamás y que el olvido podría explicarse como un fallo para recuperar una determinada información en cierto momento.
Whittaker (1987) mencionó que la memoria a corto plazo es el almacenamiento breve de la información, posiblemente en término de segundos. Las investigaciones han demostrado que este almacenamiento es limitado en capacidad.
Según Haller (1980), la memoria a corto plazo tiene que cumplir con frecuencia con la atención, ya que si existen interrupciones cuando se codifica la información, tiene que volver a repetirse para que se dé el almacenamiento en esta.
Una de las primeras teorías de memoria a corto plazo fue Brown (en: Norman 1980), quien sugirió que el material se desvanece al pasar el tiempo, a menos que se haga algo para retenerlo mediante el ensayo. Sostuvo que el ensayo conserva un ítem en la memoria de corto plazo renovando la huella en forma muy paseada, a fin de revivir una nueva presentación. Propuso una segunda teoría, la cual sostiene que la transferencia del depósito a corto plazo es ejecutada por un mecanismo de atención o de ensayo que pueden manejar un ítem por adquisición.
Davinoff (1989) afirmó que la memoria tiene varias funciones. La consideró como el centro de la conciencia humana que almacena pensamiento, información y experiencia, que se encuentra en la mente de una persona en un tiempo limitado.
El primer intento de explicación de los fenómenos de interferencia fue la teoría de competición de respuestas de MacGeoch (EN: Ruiz, 1991). En esta teoría se asume que las respuestas aprendidas dentro de una misma situación compiten unas con otras a la hora del recuerdo, y esto produce los fenómenos de interferencia. El resultado de esta competencia dependerá de la fuerza asociativa de las respuestas a recordar. Por ejemplo, una mayor cantidad de práctica en una de las listas hará que las respuestas de esta lista sean más fuertes y dominen sobre otras posibles respuestas.
Entendemos por interferencia que el aprendizaje de algunos ítems puede interferir con la recuperación de otros.
Interferencia proactiva: la cual se refiere al efecto negativo del aprendizaje previo sobre la rememorización de alguna información nueva. A medida que uno recoge información, el desván mental no se llena nunca, pero sin duda se produce una acumulación.
Interferencia retroactiva: alude al efecto negativo de la información nueva sobre el recuerdo de la información previa.
De acuerdo con la teoría, el olvido aumenta con el tiempo solo debido al incremento en la interferencia entre recuerdos competitivos. Es decir, a medida que la información almacenada crece, se hace cada vez más difícil identificar o localizar un elemento en particular, lo cual lleva a un fracaso en la recuperación a partir de la MLP.
Mitchell (1984) señaló que cerca del proceso de almacenamiento, la interferencia de material ajeno puede evitar que la nueva información pase de la MCP a la MLP.
Desde Bartlett (EN: Norman, 1988), una de las hipótesis más importantes que se ha explicado sobre la memoria es la explicación que dan de que la memoria es reconstructiva, es decir, que es un proceso activo en el cual se trae del pasado al presente aquella información que se ha almacenado o aprendido, reconstruyéndolo en forma de imagen. Se puede mencionar que la memoria reconstructiva ha sido difícil de probar experimentalmente. Sin embargo, uno de los intentos para estudiarla ha sido el de Figueroa (1983).
Basándose en dicho autor, y sobre todo para tener más en claro de cómo la información que se encuentra almacenada puede ser utilizada, dando como resultado una información de la cual el individuo no aprendió directamente, se llevó a cabo una investigación para demostrar la relación entre la memoria reconstructiva y la memoria semántica. Para ello, se realizó un experimento por Figueroa (1983), donde trabajaron con 95 estudiantes no graduados de la UNAM, de ambos sexos, bajo 4 condiciones. En la primera, se les hizo 5 preguntas con el mismo orden a todos los estudiantes, de forma concisa y rápida. Se les indicó que, cuando escucharan el clic del cronómetro, dejaran de hablar.
En la segunda condición, participaron voluntariamente 30 estudiantes, donde se les presentaron 24 letras del alfabeto verbalmente, así como 15 palabras de las cuales los sujetos que visualizaron las letras del alfabeto en forma de mayúsculas, presentándoles figuras de muestra. En esta condición, se trabajó individualmente, donde se les decía una serie de letras y palabras, las cuales visualizaban como al principio. Cuando el sujeto escuchaba la letra o la palabra, comenzaba a contar el número total de ángulos que tenía la letra o palabra, lo más rápido que pudiera, y enseguida se le decía al experimentador, inmediatamente que escuchara el cronómetro. El tiempo que se tomó fue después de decir la letra y terminaba cuando el sujeto daba su respuesta. Para observar que el sujeto había entendido, se le pedía que dibujara la letra, así como contar lo que se le había dicho.
En la tercera condición, se les presentaron 37 tarjetas con 24 letras del alfabeto, así como 13 palabras. Se trabajó individualmente. Se les mostraron las tarjetas una por una, que contenían letras solas o palabras, donde tenían que contar lo más rápido y exacto el número de ángulos de cada letra o palabra, el cual tenían que decir de inmediato. Contaban enseguida de que se les presentaba frente a ellos la tarjeta (los ángulos los contaban a simple vista, sin ningún instrumento).
La cuarta condición consistió en una serie de 20 tarjetas con figuras irregulares con diferente número de ángulos en cada una. Se les presentaron 20 tarjetas a cada individuo, una por una, donde tenían que contar lo más rápido y exacto el número total de ángulos de cada figura. Lo tenían que decir tan pronto terminaran.
Los resultados obtenidos apoyan la hipótesis de la reconstrucción, y los tiempos obtenidos, los cuales indicaron que, según la tarea, varía el tiempo que se tardaba el sujeto en responder. También se demostró que el conteo abierto y cerrado son tareas para el estudio de la memoria reconstructiva, en las cuales reconstruían una imagen y la contaban. Esto conllevaba un tiempo relacionado con la cantidad de objetos a contar.
Ardila, A. (1985). Aspectos Biológicos de la memoria y el aprendizaje. México, D.F.: Trillas.
Baddeley, A. (1999). Memoria humana: Teoría y práctica. México, D.F.: McGraw Hill.
La atención es la capacidad de aplicar voluntariamente el entendimiento a un objetivo, tenerlo en cuenta o en consideración.
Es atención activa y voluntaria cuando se orienta y proyecta mediante un acto consciente, volitivo y con un fin de utilidad práctica, y en su aplicación buscamos aclarar o distinguir algo.
Es la orientada por una percepción.
Es atención pasiva la que es atraída sin esfuerzo.
Fuente: Wikipedia – Atención
Dentro de este campo de estudio, ha sido muy difundida la concepción multialmacén de Atkinson y Shiffrin, la cual, a partir de un punto de vista estructural, establece como idea central que la información se adquiere en distintas fases, correspondiendo a cada una de ellas un determinado almacén.
Para la explicación de la memoria, la teoría del procesamiento de la información adopta como modelo a la computadora, pues considera que ambas absorben información, operan con ella, la guardan y la recuperan cuando es necesario responder a cuestionamientos situacionales.
Esquema básico propuesto por la teoría del procesamiento de la información
Teoría de los niveles de procesamiento, la cual niega que la información de la que disponemos dependa de la existencia o contenido de una especie de almacén determinado.
Los procesualistas afirman que su funcionamiento nunca debe considerarse totalmente aislado, ya que el ser humano siempre establece algún tipo de relación entre la información nueva y la que ya posee.
Algunos defensores del modelo procesual, como Craik y Lockhart, sostienen que la información pasa por diversas fases de tratamiento, en un proceso que va desde el momento en el que se le extraen las características sensoriales, hasta la extracción de su significado. Por ello, la información de la cual disponemos depende directamente del grado en el que el input informativo ha sido procesado.
El término inglés input es de uso elemental en la psicología cognitiva, y se traduce como «entrada». En el contexto teórico de la psicología cognitiva, designa a la información procesada por un individuo.
Debe decirse que la psicología cognitiva considera que el ser humano es un sistema procesador de información. De ahí la gran influencia que sobre esta psicología ha tenido el desarrollo de la cibernética, sobre todo el aspecto que corresponde a la inteligencia artificial.
Fuente: Psicothema, Wikipedia – Memoria Humana
Las concepciones actuales sobre la memoria y el aprendizaje suponen que las personas aprenden habilidades. Gagné y Glaser (1987) han planteado que los seres humanos no aprendemos respuestas, sino la habilidad para producirlas y, en particular, clases de respuestas; no adquirimos ejecuciones, sino la habilidad para demostrar ciertas clases de ejecuciones; tampoco aprendemos hábitos básicos simples, ya que ello supone una concepción muy limitada del rango y de la capacidad de generalización de las ejecuciones humanas. Lo que las personas almacenamos y evocamos en nuestra MLP son habilidades.
Podría decirse que las habilidades humanas constituyen los resultados del aprendizaje y, además del conocimiento declarativo (información verbal) y el conocimiento procedimental (destrezas intelectuales) como contenidos de nuestra MLP, existen también otros contenidos como son las habilidades, las estrategias cognoscitivas, las destrezas motoras y las actitudes. Las dos últimas han sido consideradas, por mucho tiempo, productos del aprendizaje. Sin embargo, las estrategias cognoscitivas han comenzado a examinarse más recientemente, considerándose que constituyen habilidades que permiten el control interno de otros procesos involucrados en el aprendizaje, el recuerdo y el pensamiento, incluyendo los procesos de control sugeridos por Atkinson y Shiffrin (1968) en su modelo sobre la memoria.
En síntesis, podría señalarse que los contenidos de la MLP son variados y diferentes, y entre ellos podemos mencionar las imágenes, el conocimiento declarativo y el procedimental, los esquemas y las habilidades cognoscitivas. Como ya se ha señalado a lo largo de este trabajo, todos estos contenidos de la MLP tienen implicaciones para la enseñanza y el aprendizaje. En consecuencia, es conveniente tomarlos en consideración en el momento de planificar el desarrollo de la actividad pedagógica en las aulas de clase.
Cuando una unidad de información llega a la MLP para su almacenamiento, podemos decir que esa información ha sido aprendida. Esto significa que los procesos de registro y almacenamiento sensorial, de almacenamiento en la MCP y de codificación semántica han operado sobre el material que está siendo almacenado en la MLP, ya sea en forma de proposiciones o en forma de imágenes.
Cualquiera que sea la forma que el material aprendido adquiera en la MLP, este se traduce en cinco categorías de habilidades: 1) conocimiento declarativo, 2) conocimiento procedimental, 3) estrategias cognoscitivas, 4) destrezas motoras y 5) actitudes (Gagné, 1984).
Aunque el almacenamiento en la MLP pudiéramos constituirlo en una definición de aprendizaje, existen otros cambios que pueden ocurrir con un procesamiento posterior, los cuales pueden concebirse como etapas avanzadas del aprendizaje. Por ejemplo, la fase de compilación del conocimiento ha sido considerada como una fase profunda y compleja en la cual se almacena un procedimiento. La práctica de estas reglas nos conducen a la adquisición de cierta velocidad en el uso de las reglas, lo que luego nos permite alcanzar un cierto nivel de automatización. Si recordamos el ejemplo sobre cómo realizamos las operaciones de suma con dos columnas, observaremos que, una vez adquirido el procedimiento, este tipo de operación se hace automática y la podemos realizar con cierta velocidad.
En relación con el conocimiento declarativo, también se han descrito otros cambios que reflejan etapas más avanzadas del aprendizaje. Supuestamente, después que codificamos unidades de conocimiento declarativo, la práctica contribuye a que fortalezcamos no solo las unidades de información, sino las relaciones entre ellos, incrementando, de esta manera, el tamaño de la amplitud de las proposiciones relacionadas (Anderson, 1980).
Otros tipos de cambios avanzados en el material inicialmente adquirido se refieren a la organización del conocimiento almacenado. Rumelhart y Norman (1978) señalan que esta organización la llevamos a cabo mediante tres procesos: 1) acumulación, mediante el cual adquirimos nueva información; 2) reestructuración, nos permite la creación de nuevos esquemas; y 3) ajuste o afinamiento, nos permite la modificación gradual y el refinamiento de un esquema como resultado de su utilización en diferentes situaciones.
Fuente: García, G. Alfredo (2000) Motivación individual, Universidad Abierta. Capítulo 3