Portada » Biología » Estructura y Función de las Proteínas
Los aminoácidos son moléculas orgánicas sencillas que contienen un grupo amino (-NH2), un grupo carboxilo (-COOH) y una cadena lateral o grupo R, unidos a un átomo de carbono denominado carbono α. Son los monómeros cuya unión da lugar a los péptidos y a las proteínas. El grupo R determina el aminoácido de que se trata. Existen muchos aminoácidos, pero solo veinte componen las proteínas. Son los denominados aminoácidos proteicos.
Los aminoácidos proteicos se clasifican según su cadena lateral en:
Los aminoácidos son compuestos sencillos solubles en agua, poco solubles en disolventes orgánicos, debido a la baja masa molecular de sus cadenas y a la presencia de grupos ionizados. Por la misma razón, son cristalizables y sólidos, ya que el punto de fusión de los compuestos iónicos es alto.
Debido a la presencia de los grupos amino y carboxilo, unidos al carbono α, los aminoácidos presentan comportamiento anfótero y estereoisomería.
Los aminoácidos pueden comportarse como ácidos o como bases, según el pH de la disolución acuosa en la que se encuentren. Este comportamiento, denominado anfótero, permite amortiguar los cambios de pH actuando como un sistema tampón natural, y se debe a la capacidad que tienen los grupos carboxilo y amino para ionizarse.
Todos los aminoácidos, excepto la glicina, tienen isomería espacial.
Cada estereoisómero es la imagen especular no superponible del otro; es decir, son enantiómeros. Existe un convenio por el que se denomina configuración espacial D a la que presenta el grupo amino a la derecha, y configuración L, a la que lo presenta a la izquierda.
En las proteínas de los seres vivos, excepto en algunas bacterias, solo se encuentran aminoácidos de configuración L.
El enlace peptídico es la unión entre el grupo carboxilo de un aminoácido y el grupo amino de otro aminoácido.
El enlace peptídico es resultado de la reacción de condensación entre un grupo carboxilo y un grupo amino, para dar lugar a una amida y una molécula de agua. Una vez unidos los aminoácidos se denominan residuos de aminoácidos.
La ruptura del enlace se produce por una reacción de hidrólisis, que puede ser química o enzimática.
El enlace peptídico presenta resonancia, es decir, hay una gran movilidad en una pareja de electrones del enlace amida, lo que le confiere un carácter parcial de doble enlace. Como consecuencia presenta las siguientes características:
Los carbonos α pueden rotar, por lo que la posición del plano de cada enlace peptídico es independiente de las demás.
Los péptidos son polímeros formados por aminoácidos unidos por enlaces peptídicos. Su función depende del número y la secuencia de los aminoácidos que los componen.
Los péptidos se clasifican en función del número de aminoácidos en:
La estructura primaria es la secuencia ordenada de los aminoácidos que constituyen la proteína.
La estructura primaria es específica para cada proteína y esencial para su función, ya que determina la estructura tridimensional final que adopta la proteína. La secuencia de aminoácidos está determinada genéticamente.
La estructura primaria es una forma lineal en la que se distingue un esqueleto en zigzag, formado por la repetición de los planos del enlace peptídico unidos por carbonos α, y las cadenas laterales o grupos R de cada uno de los aminoácidos, que alternan su posición a cada lado del eje. La cadena presenta un extremo N-terminal con un grupo amino libre, a partir del cual se numeran los residuos de aminoácido hasta llegar al extremo C-terminal, con un grupo carboxilo libre.
La estructura secundaria es el plegamiento local de la cadena de aminoácidos en cada sección.
La estructura terciaria es la forma que adopta en el espacio la cadena polipeptídica. Para muchas proteínas, este es el nivel máximo de estructura.
Como resultado de todas las estructuras secundarias locales, las proteínas adquieren una forma tridimensional global, denominada conformación. Esta se mantiene gracias a interacciones químicas entre grupos de las cadenas laterales de los aminoácidos separados en la secuencia polipeptídica. Estas interacciones pueden ser:
Las proteínas pueden adoptar dos tipos de conformación:
La estructura cuaternaria es la unión de varias cadenas polipeptídicas o monómeros, que dan lugar a dímeros, trímeros, tetrámeros, etc.
La estructura cuaternaria se presenta solo en algunas proteínas, que pueden estar formadas por monómeros iguales o diferentes entre sí. Las fuerzas que mantienen unidos los monómeros son las mismas que actúan en la estructura terciaria.
Las propiedades de las proteínas dependen sobre todo de la naturaleza de los aminoácidos que las forman, ya que vienen determinadas por los grupos químicos de las cadenas laterales y de su capacidad de reacción con otras moléculas. Las principales propiedades son la solubilidad, la especificidad, la desnaturalización y la capacidad amortiguadora del pH.
La solubilidad se debe a la presencia de aminoácidos polares, cuyas cadenas laterales establecen puentes de hidrógeno con el agua. De esta forma, la proteína queda cubierta de una capa de moléculas de agua, lo que la mantiene soluble. La mayoría de las proteínas globulares son solubles, ya que las cadenas laterales polares se sitúan en la periferia, quedando los grupos apolares en el interior. Por el contrario, las proteínas fibrosas suelen ser insolubles en agua.
La especificidad es consecuencia del elevado número de combinaciones en la secuencia de aminoácidos de la proteína.
La desnaturalización consiste en la pérdida de la estructura nativa de la proteína cuando se rompen los enlaces y las interacciones que la mantienen.
La consecuencia es que la proteína deja de ser activa, coagula y precipita, aunque mantenga su estructura primaria, pues los enlaces peptídicos no se ven afectados. La desnaturalización se puede producir por:
La desnaturalización puede ser reversible, ya que, al no afectar a los enlaces peptídicos, cuando cesa el agente causante y se recuperan las condiciones normales, las proteínas pueden sufrir un proceso de renaturalización y adquirir de nuevo la estructura nativa. Es menos frecuente la desnaturalización irreversible, como ocurre con la ovoalbúmina cuando se expone a temperaturas elevadas.
Las proteínas son sustancias anfóteras, que pueden comportarse como un ácido o como una base, y amortiguar así las variaciones de pH del medio.
Las proteínas desempeñan una gran variedad de funciones en los seres vivos, entre las que destacan:
Las enzimas son biocatalizadores de las reacciones químicas, que constituyen el metabolismo; intervienen en concentraciones muy bajas y aumentan la velocidad de las reacciones en las que participan, sin experimentar por ello modificaciones.
En todas las reacciones químicas se produce un intercambio de energía con el medio, que se denomina calor de reacción, y que es la diferencia entre la energía de los reactivos o sustratos, energía del estado inicial, y la energía de los productos, energía del estado final.
Sin embargo, aunque sea energéticamente favorable, para que una reacción química tenga lugar, se requiere el aporte de una determinada cantidad de energía, denominada energía de activación.
Una vez superada esta barrera energética, se dice que las moléculas han alcanzado el estado de transición, y la transformación tendrá lugar de forma espontánea. En el estado de transición, las moléculas tienen la suficiente energía cinética y la configuración adecuada para que se rompan y formen los enlaces necesarios para la transformación de los reactivos en productos.
Las enzimas catalizan reacciones que son energéticamente posibles, pero que no se llevarían a cabo ya que no alcanzarían la velocidad necesaria para los procesos celulares.
Como el resto de catalizadores, las enzimas actúan disminuyendo la energía de activación de la reacción favoreciendo la formación del estado de transición y el progreso de la transformación. Como resultado de la acción enzimática, aumenta la velocidad de las reacciones metabólicas, adaptándola a las necesidades fisiológicas.