Portada » Historia » Estructura económica y social de Venezuela 1830 y 1936
Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra
. La caída del gobierno del Partido Radical y la CEDA a finales de 1935, muy desgastado por los escándalos de corrupción que afectan especialmente al entorno del jefe de gobierno
Lerroux, precipita de nuevo un adelanto electoral. A principios de 1936, dos grandes bloques electorales se perfilan, las izquierdas y las derechas, enfrentados y sin entendimiento posible, mientras que las posibles opciones de centro –radicales y republicanos conservadores- prácticamente están desaparecidas. Todo el país era consciente de lo que estaba en juego y se produce una importante polarización política y electoral, concretada en coaliciones, sobre todo en la izquierda:
La dura represión de la revolución de Octubre de 1934 y las medidas involucionistas posteriores del gobierno radical-cedista posibilitan la creación de una gran coalición electoral de las fuerzas de izquierda (republicanos de Izquierda Republicana, Uníón Republicana y ERC en Cataluña;
socialistas del PSOE; comunistas del PCE y el POUM;
federales, galleguistas e incluso el Partido Sindicalista de antiguos cenetistas; con el apoyo de la UGT y los sindicatos comunistas, más la postura de la CNT en no pedir la abstención). Tras rápidas negociaciones, en Enero de 1936 se acuerda el programa:
Concesión de amnistía para todos los encarcelados por la revolución de 1934, reintegración en sus cargos y puestos de trabajo de los represaliados políticos, aplicación sin dilación de la legislación reformista suspendida y restablecimiento de las garantías constitucionales, el Estatuto catalán y la Generalitat.
Por el contrario, se presentan desunidas y en distintas coaliciones, lo que despista a su electorado. La CEDA forma en algunas circunscripciones un Frente Nacional Contrarrevolucionario con las fuerzas antirrepublicanas del Bloque Nacional, mientras en otras se alía con el centro-derecha republicano (radicales, conservadores y liberal-demócratas) o con la Lliga Catalana.
La tercera opción centrista del Partido del Centro Democrático para superar la polarización no cuaja, mientras que el Partido Radical de Lerroux está completamente desprestigiado, lo que le lleva a su hundimiento electoral. Solo el Partido Nacionalista Vasco en las circunscripciones vascas sale reforzado.
La campaña se realizó con cierto orden y relativa calma, aunque en un clima de mucha radicalización y violencia verbal. La participación fue masiva y los resultados muy ajustados.
El Frente Popular obtuvo la victoria (48% de los votos, 278 diputados, 99 del PSOE), gracias a su triunfo en las grandes ciudades, en el sur y la periferia, frente a las derechas (46,5%, 124 diputados, 88 de la CEDA) y el centro (5,4%, 51 escaños).
encabezado inicialmente por Azaña y formado, según lo firmado, solo por ministros republicanos, hasta que es elegido presidente de la República en la 1ª sesíón de las Cortes el 7 de Abril, tras destituir a Alcalá Zamora (perdiendo la República una figura de cierto consenso). Azaña pretendíó que volviera a formarse un gobierno de coalición de republicanos y socialistas (Prieto), pero el PSOE se negó. Azaña entonces llamó a Casares Quiroga, que formó un gobierno sólo con republicanos con apoyo del PSOE y aplicó rápidamente el programa del Frente Popular: Sin embargo, la conflictividad social se intensifica: el triunfo de las izquierdas trajo consigo una intensa movilización popular. Las organizaciones sindicales vuelven a movilizar a los obreros y se acentúan las huelgas y en el campo se acelera la ocupación de tierras por los jornaleros mientras los terratenientes se resisten y el Gobierno intenta legalizarlas. También se producen algunas quemas de iglesias. La CNT propone acciones revolucionarias, mientras UGT-PSOE y la CEDA se radicalizan, contribuyendo con ello a la inestabilidad y al incremento del clima de tensión social:
La nueva situación política fue recibida por las derechas con absoluto rechazo, que iniciaron una conspiración contra la República. En la primavera de 1936, se desata un enfrentamiento abierto entre grupos radicales y se produce una escalada de violencia social con atentados y choques callejeros. Todo ello favorece la apuesta por un levantamiento militar.
El asesinato el 12 de Julio del teniente Castillo de la Guardia de Asalto y simpatizante socialista y el 13 de Julio del diputado derechista Calvo Sotelo en venganza por lo sucedido, precipita los acontecimientos: el 17 de Julio se subleva la guarnición de Melilla, dando inicio a la Guerra Civil.
La Guerra Civil constituye el episodio más trágico de la Historia Contemporánea de España. El 18 de Julio de 1936, se produce un Golpe de Estado militar contra la Segunda República que, ni triunfa totalmente, ni puede ser sofocado por el gobierno. Se inicia así una cruenta Guerra Civil. La “guerra de España” tuvo una gran repercusión internacional desde el primer momento, porque fue vista como una confrontación entre las fuerzas democráticas y revolucionarias (socialistas, comunistas o anarquistas), y los regíMenes fascistas en ascenso (alemán e italiano), y como un precedente del siguiente gran conflicto, la Segunda Guerra Mundial. El contexto internacional era muy complejo y no favorecía a la República, debido a la fragilidad del sistema de relaciones internacionales surgido tras el final de la I Guerra Mundial y origen de la crisis del orden europeo de los años treinta: había una gran tensión entre las democracias occidentales, cada vez más reducidas y debilitadas, y los estados totalitarios. El organismo encargado de mantener la paz y el orden internacional era la Sociedad de Naciones, pero partir de 1929, cuando se desata una enorme depresión económica, se terminó por romper ese precario equilibrio y su papel prácticamente desaparecíó, como sucedíó en 1936.
A favor de la Repúblicase manifestaron la opinión pública democrática y progresista del mundo, junto a México, las organizaciones obreras y la URSS, mientras que apoyaron al bando sublevadolas fuerzas conservadoras de las democracias occidentales (Francia, Gran Bretaña), los gobiernos de Italia, Alemania y el de Portugal, y el catolicismo tradicional y el Papado, que veían a Franco como un freno al comunismo.
La República pidió colaboración política y militar a Francia –también con un gobierno de Frente Popular- que envió aviones pero que fue rápidamente cortada por la postura internacional, y los sublevados enviaron agentes a las potencias fascistas para conseguir armas y aviones (prestigio de Franco por el éxito de su gestión) y cuya asistencia en el puente aéreo para el traslado de tropas entre el protectorado marroquí y la península en Agosto de 1936 es decisivo.
Creado en Agosto de 1936 por los gobiernos de las democracias occidentales, en extremo prudentes por temor a que el conflicto pudiera extenderse por Europa. El Reino Unido defendía una política de apaciguamiento ante la Alemania nazi y comunicó a Francia que si intervénía en España ayudando a la República no apoyaría la política internacional francesa ante la amenaza de Hitler, y esta impulsó la creación del Comité, con sede en Londres y al que se sumaron 27 países. Sin embargo, esta política de no intervención y embargo de armas fue en realidad una farsa y constituyó una injusticia para la República, que quedó aislada e incluso fue causa de su derrota final.
Debido a la intervención internacional –militar y financiera-, la guerra se alargó pero el desequilibrio entre ambos bandos fue bastante evidente, también en este aspecto.
Recibíó la ayuda de las Brigadas Internacionales, 40.000 voluntarios llegados de todo el mundo (más de 30 países, 10.000 muertos) bien disciplinados y articulados fundamentalmente a través del Komintern (Internacional Comunista) aunque de procedencia ideológica variada (mayoría comunista, pero también origen demócrata, socialista o anarquista). Fueron retirados unilateralmente en Noviembre de 1938 por la presión del Comité. La República compró material bélico donde y como pudo, fundamentalmente a través de la URSS (pagado con las reservas de oro del Banco de España) y, en menor medida, México.
Mucho más favorecidos, al recibir ayuda masiva –armas y créditos- hasta el final de la guerra, pagadera con emisión de deuda o recursos mineros. Alemania proporciónó aviación (Legión Cóndor, 17.000 hombres) y armamento muy superior al resto (ensayó armas y tácticas en el bombardeo de Gernika). Italia envió armas y tropas (CTV, 40.000 hombres), pero sufríó mucho desgaste. Portugal e Irlanda enviaron voluntarios y unos 70.000 marroquíes se enrolaron en el ejército africano de regulares.
Hasta el final de la guerra, las instituciones republicanas siguieron funcionando sobre la base de la pluralidad y con la Constitución en vigor, pero con crecientes limitaciones económicas, mientras en el bando sublevado se produce un proceso de militarización y mando único, en el que los problemas económicos son menores.
El 19 de Julio, el nuevo gobierno de Giral decretó la licencia de los soldados de reemplazo y el reparto de armas: la necesidad de recurrir a las organizaciones políticas y sindicales de izquierda para hacer frente al Golpe de Estado originó la aparición de una estructura de poder popular. Durante el verano de 1936, el poder del Estado sufríó un desplome y fue sustituido por organismos dispuestos a imponer un nuevo orden revolucionario –consejos, comités y juntas- unificados en Consejos Regionales y que desencadenan un proceso espontáneo de revolución social, a través de la colectivización de la economía y la propiedad privada en amplios sectores. También se desató un movimiento anticlerical y antiburgués, con asesinatos (checas) de religiosos, militares, empresarios y todo sospechoso de derechista, protagonizado sobre todo por grupos descontrolados de las organizaciones obreras: la represión fue menos institucional y disminuyó notablemente a finales de 1936, cuando el Estado republicano volvíó a tomar el control, y fueron especialmente graves los casos de Paracuellos del Jarama y la cárcel Modelo de Barcelona. Internamente se produjo la gran disyuntiva entre los partidarios de hacer la revolución para ganar la guerra (CNT-FAI, POUM, una parte de la UGT) y los que insistían en ganar primero la guerra para después hacer la revolución o afrontar grandes reformas (PCE, PSOE, republicanos). Dos grandes etapas de gobierno:
Largo Caballero (Septiembre 1936–Mayo 1937): a finales del verano de 1936 los milicianos no conseguían detener el avance del ejército sublevado y las fuerzas republicanas eran conscientes de la necesidad de formar un ejecutivo fuerte, capaz de aunar esfuerzos para ganar la guerra. Se constituye un gobierno de concentración presidido por Largo Caballero, secretario general de la UGT, en el que estaban presentes republicanos, socialistas, nacionalistas catalanes, vascos y comunistas y cuatro ministros anarquistas. Su proyecto de “gran alianza antifascista” trataba de recomponer el poder del Estado –orden público y eliminar juntas y comités, manteniendo los Consejos Regionales- y dirigir la guerra militarizando las milicias en el Ejército Popular, además de aprobar el Estatuto de Autonomía Vasco (Octubre de 1936). Pero Largo Caballero tuvo graves problemas con los comunistas (empeño personal en dirigir la guerra) y los anarquistas (que insistían en las colectivizaciones y se resistían a integrarse en un ejército regular). Los Hechos de Mayo debilitaron definitivamente al gobierno, cuando se produjeron en Barcelona enfrentamientos armados entre militantes de la CNT y el POUM por un lado y fuerzas de la Generalitat, el PSUC y ERC por otro, donde fueron derrotados los primeros (pérdida influencia de la CNT e ilegalización del POUM y ejecución extrajudicial de su líder por orden de la URSS), pero forzó la dimisión del presidente.
Negrín (Mayo 1937–Marzo 1939): tras la crisis se formó un nuevo gobierno dirigido por el socialista Juan Negrín, muy apoyado en los comunistas, fortalecidos y convertidos en árbitros, sin la presencia de los sindicatos y con un reforzamiento del poder central y del ejército (Prieto). El gobierno permanecíó en el poder hasta el final de la guerra y propuso una política de resistencia de la República hasta el fin. Pero paralelamente buscó una salida negociada al conflicto que salvaguardara la República, la democracia y el cese de la lucha sin represaliados (Trece puntos), rechazado categóricamente por Franco, que solo acepta una rendición sin condiciones.
Económicamente la zona republicana tuvo numerosos problemas. Por un lado, se produjo una colectivización de la economía y gran parte de la propiedad industrial y agraria, al calor de la revolución social y sancionada por decretos del Gobierno central y la Generalitat.
Desde el primer momento hubo un orden mantenido por la disciplina militar y la proclamación del estado de guerra, a pesar de que algunos de los generales sublevados actuaban también como pequeños virreyes en su territorio ). La muerte accidental del general Sanjurjo el 20 de Julio (considerado el líder del futuro directorio militar) y el hecho de que la insurrección no triunfase, originando una guerra, plantearon el problema del liderazgo:
La misión era gobernar el territorio ocupado y sus medidas fueron prohibir la actividad de los partidos políticos, suspender la Constitución y paralizar la reforma agraria.
El general Franco fue ganando cada vez más adeptos y su liderazgo se impuso gracias al peso del ejército de África, la liberación del Alcázar de Toledo y el apoyo de Mussolini y Hitler.
A diferencia del bando republicano, fue sistemática e institucionalizada, buscando la eliminación del enemigo y la oposición como una de las tareas básicas del alzamiento y utilizando una violencia extrema y exhaustiva que aterroriza a la población y sigue después de la guerra. Los asesinatos (sacas y paseos) se aplican sobre militares leales al gobierno, autoridades republicanas, dirigentes del Frente Popular, sindicalistas, intelectuales y funcionarios de izquierdas (maestros), con algunas masacres como las de Sevilla, Málaga o Badajoz. Además se legaliza en la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) con carácter retroactivo a 1934, para depurar totalmente a “subversivos” y colaboradores de la República.
Partido único (Abril de 1937): había un mando militar único e incontestable, pero faltaba la uniformidad política. Se habían prohibido todos los partidos políticos y sindicatos: solo eran legales Falange Española y de las JONS y Comunión Tradicionalista, y se toleraban la CEDA y grupos monárquicos.
Institucionalización (Enero de 1938): Franco decidíó formar un gobierno en Burgos, suprimiendo la Junta Técnica, con ministros militares y civiles de las distintas tendencias políticas que apoyaron la sublevación. El nuevo estado defendía un modelo social basado en el conservadurismo, el catolicismo y el corporativismo fascista.
Económicamente los sublevados tuvieron una situación mucho más desahogada debido a la aplicación de la ley marcial y la rápida centralización del poder, reorganizando la economía encaminada directamente al esfuerzo de guerra, y a encontrar sin mucha dificultad crédito interior (Juan March) y exterior (Alemania e Italia para financiar la guerra. Además, iniciaron un dirigismo financiero creando otro Banco de España en Burgos, para controlar los préstamos financieros y el endeudamiento por la compra de material bélico
La Guerra Civil es el episodio más traumático de la sociedad española durante el Siglo XX y dejará una profunda huella durante generaciones. Sus repercusiones van a estar aún más presentes durante decenios porque no hay un intento de reconciliación nacional tras su finalización: los vencedores excluyen y persiguen a los vencidos y el dolor, el rencor y el miedo serán el denominador común en la larga y durísima posguerra.
Impacto demográfico El impacto en pérdidas humanas de la guerra fue considerable. Se estima que las víctimas de la contienda superaron el medio millón de personas, incluyendo los muertos en combate (160.000), los represaliados en la retaguardia -represión masiva y sangrienta en muchos momentos de la guerra, 150.000-, los fallecidos por penalidades (enfermedad, hambre, bombardeos… 170.000) y los ejecutados por los vencedores tras la guerra (50.000). A estas cifras hay que sumar la caída de la natalidad en otro medio millón de personas y la salida inicial al exilio de más 450.000 personas, además de los miles de heridos y mutilados.
Represión y exilio Desde el punto de vista social, los vencedores desarrollaron una política de represión sobre los vencidos, de terror y ejemplaridad, apoyada en dos leyes: la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que pretende la depuración total de las personas que habían colaborado con la República, por lo que se aplicó con carácter retroactivo desde 1934, y la Ley de Represión de la Masonería y Comunismo (1940), que abre expediente a los acusados de defender ideas contrarias a la religión, la patria y sus instituciones. La depuración alcanzó al 60% de los maestros, se confiscaron los bienes de exiliados, represaliados, partidos y sindicatos ilegalizados y muchas personas vivieron escondidas durante años (exilio interior) o se echaron al monte (maquis). La represión de posguerra afectó a una gran cantidad de personas: hubo al menos a 50.000 ejecutados. Además, 250.000 presos políticos se hacinan en cárceles, campos de concentración y batallones disciplinarios.Otra herida quedó abierta: los exiliados (unos 450.000), obligados a abandonar el país, y amontonados en los campos de refugiados del sur de Francia o el norte de África. Una buena parte retornó a España –que incumplíó sus promesas de no tomar represalias- y muchos otros tuvieron que volver a huir a México (Gobierno de la República hasta 1977) o Argentina tras la invasión alemana de Francia (1940) y ya no regresaron (unos 200.000). Miles de combatientes del bando republicano acabaron en campos de concentración nazis .13.000 “niños de la guerra” fueron embarcados durante la Guerra Civil por la República a países europeos, americanos o la URSS. Este exilio constituyó un serio impacto en nuestra demografía, tanto más sensible por cuanto desde un punto de vista laboral se compone de personas jóvenes, y porque desde un punto de vista cultural engloba a un importante sector cualificado de artistas, escritores, científicos, técnicos, profesionales, etc.
La guerra ha producido la devastación del país y su ruina económica: destrucción de infraestructuras y comunicaciones (ferrocarril, carreteras, puertos, etc.), bombardeo y destrucción de miles de viviendas (10%, ciudades como Teruel quedaron convertidas en un gran solar), paralización y ruralización de la economía por la destrucción masiva de tejido industrial, enorme endeudamiento e inflación, descenso del nivel de renta (30%) y de vida (hasta la década de los 60 el PIB no se iguala al de 1936), empobrecimiento y hambre.
La convivencia, el frágil sistema democrático republicano y todos los esfuerzos de regeneración cultural y educativa (Edad de Plata de la cultura española, 1898–1936) acabaron destruidos por la dictadura militar. El retroceso de la cultura oficial es enorme, causado por la censura, la represión y el gran exilio intelectual y científico. En el ámbito internacional, España inició un periodo de aislamiento político –en parte finalizado a partir de los años 50- y quedó fuera del fuerte impulso de progreso que se inició en Europa tras el final de la Segunda Guerra Mundial: no se le permitirá la entrada en la ONU ni podrá
Diferencia etapas en la evolución de España durante el franquismo y resume los rasgos esenciales de cada una de ellas.Sin alterar su naturaleza dictatorial, el régimen procuró adaptarse para sobrevivir con cambios cosméticos.
Son los años del hambre, la represión y la lentitud de la reconstrucción, de la autarquía económica y la España ruralizada, y del apoyo exterior al Eje al aislamiento internacional, con un auge inicial del nacionalsindicalismo que decae al finalizar la Segunda Guerra Mundial, conflicto que marca el propio desarrollo del régimen. En el primer gobierno tras la guerra están representadas todas las familias del régimen, pero con un peso importante de la Falange. Ramón Serrano Suñer (el Cuñadísimo) es la figura más destacada y se impone el estilo fascista de gobierno y representación del poder. Se establece un nuevo orden totalitario, a través de la institucionalización y perpetuación de la represión contra los vencidos, que muestra que no hay ninguna voluntad de reconciliación y que sirve como castigo ejemplar para prevenir y evitar toda oposición, a través de:
Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y Ley para la Supresión de la Masonería y el Comunismo (1940) ,El ejército, convertido en el principal brazo ejecutor: delitos políticos juzgados en tribunales militares,Persecución, tortura, encarcelamiento, trabajos ejecución y exilio
Depuración de trabajadores y funcionares de la administración pública (alcanzó al 60% de los maestros), incluso se presiónó en el sector privado, reservándolo para los afectos al régimen. Confiscación de bienes de exiliados, represaliados, cooperativas, entidades, partidos y sindicatos ilegalizados. Se trataba de difundir el terror entre la población para fomentar una despolitización forzada, creando un clima de denuncias políticas y necesitando de influencias o recomendaciones para ocultar el pasado (expediente de buena conducta) y poder trabajar, hacer gestiones administrativas o, simplemente, sobrevivir. El contexto de la II Guerra Mundial marca la política internacional y la evolución del régimen, al pasar de cierta colaboración con las potencias del Eje a tratar de evitar la marginación. En 1945, la victoria aliada obliga a modificar la imagen de España para posibilitar la supervivencia del régimen, por lo que en gobierno se da más protagonismo a los católicos y se aparta a los más comprometidos con el fascismo (suprimiendo simbología como el saludo fascista), aunque la Falange no desaparece. Además, a partir de 1947, el inicio de la Guerra Fría le beneficiará. La autarquía define la política económica intervencionista de estos años, cuyo resultado es miseria, hambre, racionamiento, estraperlo, mercado negro y un profundo estancamiento económico. La dictadura impone una política de adoctrinamiento político, social y moral para controlar las actitudes públicas y privadas.
Son los años del fin del aislamiento internacional, la flexibilización económica y la ayuda norteamericana, caracterizados por el nacionalcatolicismo y una tímida apertura, pero con recrudecimiento de los problemas. El malestar interno provocado por las duras condiciones de vida y de trabajo y por la opresión política genera el resurgimiento de las protestas y de cierta conflictividad social (huelgas). Las dificultades políticas y económicas, unidas a la necesidad de suavizar los rasgos franquistas más fascistas lleva a Franco a remodelar su gobierno en 1951 para facilitar su acercamiento a las potencias occidentales: mayor peso de los católicos en detrimento de los falangistas, fin del racionamiento (1953), impulso de figuras menos comprometidas con el autoritarismo (Joaquín Ruiz Giménez, ministro de Educación) y nombramiento de Carrero Blanco como subsecretario de la Presidencia (máximo consejero de Franco en cuanto a la orientación política del régimen). En cambio, el contexto internacional es muy favorable con la agudización de la Guerra Fría y la progresiva normalización internacional, a partir del apoyo y acuerdos con EEUU y el Concordato con la Santa Sede (1953), que culmina con la admisión de España en las Naciones Unidas (1955) o la OCDE (1958).
Son los años del crecimiento económico, la modernización y el cambio de la sociedad española, caracterizados por el desarrollismo económico pero también por las tensiones internas del régimen (aperturistas frente a inmovilistas) y el aumento de la oposición política. El Plan de Estabilización (1959) que evita el colapso de la economía española –con la ayuda de los préstamos de EEUU y el FMI- y los Planes de Desarrollo elaborados por los tecnócratas, junto al aprovechamiento de la ola de expansión europea y de los ingresos del turismo, la emigración y la inversión extranjera, originan la apertura y vinculación de la economía española al mercado internacional. Se liquida la política dirigista y autárquica y se opta por una economía de libre mercado que apueste por la prosperidad sin cuestionar la dictadura, y que además garantice la continuidad del régimen. Pero crea recelos en los falangistas, relegados a los ministerios más sociales (Trabajo, Vivienda, Sindicatos). Los gobiernos formados con la influencia de Carrero Blanco , quisieron impulsar reformas políticas de acuerdo con los cambios económicos y sociales y que a su vez ocultaran aspectos más autoritarios del franquismo. Su objetivo era promover el desarrollo económico y una renovación política que modernizara la administración, la legislación y las instituciones. Se creía que tras la prosperidad de estos tímidos cambios, se compensarían la falta de libertad y de democracia y se lograría el consenso de amplios capas sociales (cierto éxito en algún sector de las clases media y obrera: identifica su progreso con Franco):
Designación del sucesor de Franco (1969): se nombraba príncipe de España a Juan Carlos de Borbón.
Ley General de Educación (1970): reorganiza el sistema educativo y posibilita el incremento de la población escolarizada en todos los niveles con un considerable aumento de los estudiantes provenientes de familias obreras. Pero todo esto produce un incremento de las discrepancias dentro del régimen e incluso en el propio gobierno, por el temor a que una excesiva apertura desborde el sistema. En 1969 las diferencias se hicieron públicas con el escándalo Matesa, una empresa de maquinaria textil que recibe millonarias subvenciones para la exportación y vinculada a miembros del Opus Dei.
Este caso de corrupción fue ampliamente difundido por la prensa, los inmovilistas culpan a la excesiva tolerancia informativa del descrédito del gobierno y los falangistas aprovechan para lanzar una campaña de desprestigio contra el Opus. La crisis se resolvíó con la victoria de Carrero Blanco la formación de un gobierno monocolor con un enorme reajuste ministerial y la adopción de una solución salomónica: la salida del gobierno de los ministros corruptos y de los más aperturistas. Carrero modifica en un sentido más restrictivo la Ley de Prensa y da orden de reprimir sin contemplaciones a toda oposición. También se produce la crisis, renovación y distanciamiento de la Iglesia católica a partir del Concilio Vaticano II que pone fin a su apoyo incondicional a la dictadura, por su posicionamiento a favor de las libertades democráticas y la reconciliación y por una reorientación condicionada por su propia crisis interna.
Son los años de declive del régimen, de su crisis institucional y la multiplicación de la oposición, la movilización popular y el endurecimiento de la represión como respuesta, con el contexto de la crisis económica de 1973. Desde principios de la década de los 70 hasta la muerte de Franco, el franquismo estuvo condicionado por el aumento de la conflictividad social, la ampliación de la oposición democrática y las divisiones en el interior de régimen, que evidenciaban su desgaste e impopularidad. A estos problemas se le sumaron el inicio de una grave crisis económica en 1973 derivada del aumento del precio del petróleo y un conflicto internacional en la colonia española del Sáhara.La división del franquismo entre aperturistas (adaptar el régimen a la realidad social) e inmovilistas (opuestos a todo cambio) provoca tensiones internas centradas en la continuidad del franquismo a la muerte de Franco. Con el nombramiento de Carrero Blanco como presidente del gobierno en Junio de 1973 se imponen las posiciones inmovilistas, el 20 de Noviembre de 1975 fallece Francisco Franco, dejando un panorama de crisis evidente, en el que se demuestra la imposibilidad del franquismo sin Franco.
Al terminar la Guerra Civil, es evidente que Franco no desea establecer una dictadura militar transitoria que diera paso a la restauración monárquica. Su intención fue crear un nuevo orden político “regenerador de España” que prolongándose en el tiempo desterrase toda idea de democracia liberal. Con este objetivo y desde un principio se establecíó una dictadura personal (poder absoluto), mezcla de fascismo (partido y sindicato únicos) y conservadurismo tradicional católico (oligarquía, ejército e Iglesia), caracterizada por:
Caudillo de España por la gracia de Dios, jefe del Estado y también presidente del Gobierno (hasta 1973: Carrero Blanco y Arias Navarro), Generalísimo de los tres Ejércitos y Jefe Nacional del partido único.
. Se prohibieron partidos políticos y sindicatos, permitíéndose tan solo los oficiales del Movimiento Nacional: el partido único, FET y de las JONS, y un sindicato vertical (CNS-OSE), además de las organizaciones femenina (Sección Femenina), juvenil (Frente de Juventudes-OJE) o estudiantil (SEU).
El carácter unitario y centralista de Estado, aboliendo los estatutos de autonomía republicanos y marginando o prohibiendo el uso de la lengua y cultura propias de Cataluña, País Vasco y Galicia.
La constante represión a los vencidos y a oposición, de forma sistemática y planificada.
El control de los medios de comunicación, sujetos a una rígida censura y utilizados como medio de propaganda del régimen: censura en medios privados y espectáculos, Prensa del Movimiento, NO-DO…
Mezcla de ingredientes reproducidos en la propia simbología franquista y disfrazada institucionalmente como democracia orgánica. Representa los distintos apoyos de la Guerra Civil –nacionalsindicalismo, nacionalcatolicismo, militarismo y autoritarismo, nacionalismo español y tradicionalismo- frente a la “nefasta” democracia liberal y la lucha de clases de la anti-España – de ahí su furibundo anticomunismo, antiparlamentarismo, antiliberalismo o antiseparatismo. El régimen pretendíó darse legalidad jurídica y recrear cierta estructura institucional, sobre todo para dar respuesta a acontecimientos externos (aislamiento internacional) y presiones internas (asegurar continuidad), para maquillar la dictadura personal, a través del establecimiento de siete Leyes Fundamentales:
Fuero del Trabajo (1938): establecía los principios del nacionalsindicalismo, prohibía los sindicatos de clase y se regulaban las relaciones laborales, controladas por el Estado mediante sindicatos verticales.
las Cortes franquistas son un órgano sin capacidad legislativa, solo deliberativo y supeditado a refrendar las leyes elaboradas por el dictador. Responde al concepto totalitario de representación corporativa, por tercios: familia, municipio y sindicato. La mayoría de los procuradores son designados por Franco o por razón de su cargo (como la jerarquía eclesiástica).
definía un sistema político autoritario y confesional, con una declaración de derechos (muy restringidos) y deberes de los españoles subordinada a los principios del Movimiento.
abría la posibilidad de que el dictador sometiera a consulta popular las cuestiones de especial trascendencia. Se utilizó dos veces: Ley de Sucesión y Ley Orgánica del Estado.
establecía a España como reino y prevéía la monarquía como sucesora del dictador, refrendando a Franco como jefe del Estado, que decidiría el momento y la persona que le sucedería. En 1969 elige a Juan Carlos de Borbón, el futuro Juan Carlos I.
: especie de síntesis que actualizaba los principios básicos del régimen, sin alterar su naturaleza dictatorial y con el Estado definido como monárquico, tradicional y católico. Los funcionarios públicos debían jurarlos antes de tomar posesión de su cargo.
coronaba el edificio institucional del régimen, introduciendo algunas novedades funcionales para asegurar su continuidad: separa cargos en las jefaturas de estado y gobierno, asienta la institución monárquica, abre la posibilidad de crear asociaciones políticas y aumenta el número de miembros en las Cortes (surgen los procuradores por el tercio familiar, elegidos mediante sufragio indirecto y restringido por los cabezas de familia –la mujer solo si lo era: Ley de representación familiar)
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Desde principios de la década de los 70 hasta la muerte de Franco, el franquismo estuvo condicionado por el aumento de la conflictividad social, la ampliación de la oposición democrática y las divisiones en el interior de régimen entre aperturistas e inmovilistas, que evidenciaban su desgaste e impopularidad. A estos problemas se le sumaron el inicio de una grave crisis económica en 1973 derivada del aumento del precio del petróleo, el temor al contagio revolucionario portugués y un conflicto internacional en la colonia española del Sáhara.
División del franquismo: entre aperturistas (cierta liberalización adaptando al régimen a la realidad social, Fraga
)inmovilistas (opuestos a todo cambio o relajación, el búnker, Girón de Velasco) y conservadores (los cambios justos para mantener el régimen, pero más proclives al inmovilismo, Carrero Blanco). Aunque la continuidad parece asegurada en el sucesor Juan Carlos de Borbón (1969), surgen discrepancias respecto a su futura orientación, que deterioran la cohesión del sistema en unos momentos de parálisis colectiva estrechamente vinculados a la decadencia física de Franco. Las tensiones internas se habían decantado a favor del inmovilismo, con el gobierno monocolor de Carrero Blanco tras el escándalo Matesa (1969).
En Junio de 1973 Luis Carrero Blanco fue nombrado presidente del gobierno (primera vez que Franco cede ese cargo), siendo considerado como la persona clave y de talante duro para asegurar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco. Sin embargo, en Diciembre de 1973 Carrero fue asesinado por ETA en un atentado perpetrado en Madrid que trunca esa posibilidad y supone un golpe durísimo para el dictador y el régimen. Tras este suceso, aumentó la fractura entre quienes apostaban por el cambio progresivo hacia un modelo parlamentario creando asociaciones políticas (aperturistas) y los que apuntaban hacia la permanencia del régimen a toda costa (inmovilistas). Estos últimos formaban el llamado búnker, integrado por mandos militares, viejos falangistas y políticos obcecados del régimen. En Enero de 1974 se formó un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro que pretendía unir a aperturistas e inmovilistas. Su programa, a partir del llamado “Espíritu del 12 de Febrero” prometíó reformas políticas en el sentido de mayor liberalización (nueva Ley Municipal con elección de alcaldes y diputaciones provinciales, más poder para los procuradores, reformas sindicales y nueva ley sobre Asociaciones Políticas). Ante la ausencia de reformas, los ministros aperturistas salieron del gobierno. El intento de apertura había fracasado, mostrando la incapacidad del franquismo para democratizarse desde dentro.
A partir del segundo semestre de 1974, comenzarán a notarse las consecuencias del alza brusca del precio del petróleo y el inicio de una profunda crisis económica que aún dificultaba más la situación para el gobierno de Arias Navarro, cada vez más desbordado por varios frentes.
A partir de 1973 aumentó espectacularmente la conflictividad social (protesta obrera, vecinal, estudiantil) y la contestación política, con una tendencia creciente a la acción conjunta de los grupos de oposición (Junta Democrática liderada por el PCE y Plataforma de Convergencia Democrática por el PSOE). Se multiplicaron las huelgas y protestas, respondidas por el gobierno con mayor represión policial y judicial (estado de excepción permanente, interrogatorios y torturas). Se produjo un recrudecimiento de la violencia política: ETA incrementó sus atentados y surgíó el terrorismo de extrema izquierda (FRAP y GRAPO). El gobierno franquista respondíó con una intensificación de la represión, con las ejecuciones del militante anarquista Puig Antich (1974) y de cinco activistas de ETA y FRAP (Septiembre de 1975), a pesar de las numerosas peticiones de indulto y protestas internacionales. El distanciamiento con la Iglesia llegó a la ruptura tras la homilía nacionalista del obispo de Bilbao, monseñor Añoveros, y un grupo de oficiales pedía democracia (Uníón Militar Demócratica) y contactaba con la oposición antifranquista.
Aprovechando la agonía de Franco, en 1975, el rey Hassan II de Marruecos, organizó la Marcha Verde, una invasión pacífica de miles de civiles para presionar.
En un contexto de condena y aislamiento internacionales por la represión de los últimos fusilamientos, la agudización de las tensiones internas y la crisis provocada por el Sáhara, el dictador fallecía el 20 de Noviembre de 1975, dejando un régimen en profunda crisis, anacrónico y descompuesto.
La dictadura apostó inicialmente por el establecimiento de una economía de autarquía, que se mostró fracasada cuando en 1957 el país estaba al borde del colapso financiero. Con la ayuda internacional y la implantación de los Planes de Estabilización y Desarrollo, se opta por una economía de libre mercado que la vincula al capitalismo internacional. El contexto de expansión económica europea y la llegada de los ingresos del turismo, la emigración y la inversión extranjera facilitan el importante crecimiento y la prosperidad de los años 60 que, sin embargo, fue escasamente regulada por el gobierno, lo que produjo graves desequilibrios territoriales. La crisis económica de 1973 evidenció las deficiencias de la economía española.
En 1939 España es un país arruinado económicamente. A las destrucciones materiales y el endeudamiento provocados por la guerra se uníó el descenso demográfico motivado por las víctimas y el por el elevado número de exiliados. Las familias se refugiaron en el campo provocando una ruralización de la economía, pero la situación allí tampoco era buena. A pesar de la creación del Instituto Nacional de Colonización para desarrollar los regadíos en zonas no cultivadas e instalar colonos en ellos, la agricultura sufríó un estancamiento, incluso un retroceso. Tampoco la industria pudo recuperarse. La falta de bienes de equipo, recambios, materias primas y energía mantuvo la producción industrial a unos niveles muy bajos. La renta per cápita española no se recuperó hasta bien entrados los años 50, lo que demuestra el bajo nivel de vida de toda la población en la posguerra. La política económica se basaba en la autarquía y el intervencionismo estatal. Se pretende la autosuficiencia del país limitando al máximo su dependencia respecto al exterior imitando los modelos de los estados fascistas y luego obligada por el boicot internacional con la victoria aliada en 1945, que impidió a España beneficiarse del Plan Marshall. El intervencionismo del gobierno se centra en tres ámbitos:
reduce al mínimo las importaciones, pero provoca el encarecimiento de algunos productos que hay que importar (petróleo), Fomento de la industria nacional ,Control del mercado interior:
A través de la regulación de precios y salarios, sobre todo en el sector primario (Servicio Nacional del Trigo), que provoca descenso de la producción y desabastecimiento.
Reorientación económica Las condiciones internacionales que a partir de 1950 implicaron el fin del aislamiento supusieron un respiro político y un ligero cambio de la política económica. Pero los problemas siguen ahí: la producción aumenta muy lentamente y el nivel de vida es muy inferior al resto de países europeos. Se recibe un primer crédito de EEUU y desde el gobierno se toman algunas medidas: aumentar la producción y la productividad industrial, paliar el problema del minifundio con la Ley de Concentración Parcelaria (1952) y el Plan Badajoz (1953) de construcción de pantanos para regadíos y producción eléctrica. Pero la economía española en 1956 se presenta complicada por una creciente inflación, un gran déficit público, un sistema fiscal con una recaudación de impuestos insuficiente y, sobre todo, una balanza de pagos al borde del colapso. Entre 1956 y 1958 se produce una nueva oleada de protestas y huelgas (obreros y estudiantes). Los sectores más conservadores del régimen se oponen a una reorientación mucho más profunda de la política económica y será fundamental el cambio de gobierno de 1957 y la entrada de los tecnócratas en el poder.
El Plan de estabilización y el desarrollismo En el nuevo gobierno del régimen franquista de 1957, en el área económica, destacan dos personalidades del grupo tecnócrata: Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio. Los tecnócratas son hombres de empresa, técnicos o especialistas, que tratan de llevar a cabo una gestión eficaz por encima de planteamientos ideológicos, pero mostrando siempre lealtad a Franco. Creen que la continuidad del régimen se garantiza con el bienestar económico y social que suplirá la falta de libertades. La acción reorientadora que necesitaba la maltrecha economía española vendrá con el Plan de Estabilización de 1959; es decir, la aplicación de una serie de medidas correctoras impuestas por el FMI y la OCDE que supónían la liquidación de la política dirigista y autárquica, a cambio de ayuda financiera, concretadas en 3 grandes ejes económicos.
Para reducir la inflación, se subieron los impuestos, se congelaron los salarios y se limitaron los créditos bancarios, y para reducir el déficit, se redujo el gasto púbico,Liberalización interior:
Eliminando el intervencionismo económico y la fijación de los precios.
Favoreciendo las inversiones extranjeras y devaluando la peseta. Entre 1959 y 1960, según lo previsto, se produjo un parón económico, pero a partir de 1961 la economía española comenzó a crecer a un ritmo altísimo, incluso superior al resto de países europeos. Se iniciaba el periodo de mayor crecimiento económico de la Historia de España conocido como la etapa del desarrollismo, gracias a una rápida industrialización y la conexión de la economía española con la internacional. El llamado “milagro español” fue presentado por la propaganda franquista como resultado de los aciertos del gobierno, pero en realidad es consecuencia del favorable contexto de expansión europea y la incorporación al mercado internacional, junto a los préstamos internacionales y los enormes ingresos que equilibran la balanza de pagos y evitan la quiebra, y que no dejan de llegar del exterior: remesas de emigrantes, divisas de turistas e inversiones extranjeras. La entrada de capital exterior posibilitó la renovación del equipo industrial y la adopción de nueva tecnología. El aumento y diversificación de la producción incidíó sobre la estructura de las exportaciones: los productos agrarios pierden peso y lo ganan los productos manufacturados. Los sectores protagonistas fueron el químico, el energético y el de la maquinaria. Se produjo la crisis de la agricultura tradicional y el campo español inició un proceso de mecanización, diversificación y mejora de las técnicas de cultivo. El sector agrario va disminuyendo su importancia en el conjunto de la economía nacional, mientras el sector servicios y la construcción no dejan de crecer: el turismo, el comercio exterior y la banca cobran una gran importancia. Pero el modelo presenta fragilidades:
La excesiva dependencia de factores externos (tecnología y patentes) y la falta de recursos públicos (ausencia de una reforma fiscal progresiva) impiden dar solidez al crecimiento económico para cubrir las importantes carencias del incipiente estado social (falta de servicios públicos).
En 1970 España había entrado en el grupo de los países industrializados. Pero a partir de 1973, la crisis económica mundial evidenció las debilidades y el agotamiento del modelo de crecimiento económico adoptado durante el desarrollismo. En esta crisis no hay solo factores externos (encarecimiento del petróleo) sino que también hay importantes factores internos. La incidencia de la crisis económica mundial mostró con gran crudeza las deficiencias de la economía española: débil base energética, dependencia tecnológica exterior, rigidez institucional, ineficacia de la empresa pública (INI), endeudamiento empresarial y profundos desequilibrios territoriales. La inflación y el paro (retorno emigración) no dejan de aumentar. La inestabilidad económica agravará aún más la situación de un régimen incapaz de articular medidas de respuesta eficaces.
Explica las alternativas políticas que se propónían tras la muerte de Franco, y quienes defendían cada una de ellas.El 20 de Noviembre de 1975, en medio de una gran expectación, se produce la muerte del dictador Francisco Franco tras una larga y penosa agonía. Con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947 había quedado establecido que España era un reino pero gobernado por Franco y en 1969 las Cortes franquistas habían aceptado al príncipe Juan Carlos como sucesor. Se había previsto, por tanto, la continuidad del régimen en forma de una monarquía no democrática. El 22 de Noviembre Juan Carlos I juró ante las Cortes como nuevo rey. Al haber sido designado por el dictador, muchos españoles contrarios al franquismo recelan de él. Lo cierto es que tras la muerte de Franco se abría un futuro bastante incierto. Básicamente son tres las alternativas que se planteaban sobre el futuro político del país:
El continuismo del sistema político franquista, defendido por los inmovilistas del búnker (Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva, o José Antonio Girón de Velasco, presidente de la Confederación Nacional de Ex Combatientes). La idea era continuar el franquismo sin Franco, aumentando la represión policial. Su poder se asentaba en la mayoría aplastante de las Cortes, el peso del ejército y la prensa del Movimiento.
Los aperturistas que, desde el régimen, apuestan por una reforma del sistema político a partir de las instituciones y las leyes franquistas para, desde ellas, alcanzar la democracia. Es el caso de Torcuato Fernández-Miranda (nombrado por el rey presidente de las Cortes y del Consejo del Reino), Adolfo Suárez (futuro presidente del gobierno) o Manuel Gutiérrez Mellado (ministro de Defensa con Suárez).
Los que aspiran a lo que se denomina una ruptura democrática, con la formación de un gobierno provisional que acabe con las instituciones franquistas de inmediato y convoque elecciones a Cortes Constituyentes. Postura mayoritariamente defendida por la oposición de izquierda y los nacionalistas. Ante este panorama, la posición del rey Juan Carlos I resultaba fundamental. El presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, puso su cargo a disposición del rey, que prefirió mantenerlo para no alarmar a los sectores franquistas. Se esperaba que esta vez sí se iniciara un programa reformador que condujera a la progresiva democratización del sistema, pero Arias Navarro de nuevo se limitó a proponer unos mínimos cambios que fueron rechazados por la oposición y decepcionaron a los sectores reformistas del régimen. La oposición tomó la iniciativa y definíó un programa común tras fusionarse las dos anteriores plataformas, Junta Democrática (liderada por el PCE de Santiago Carrillo, integraba a CCOO, el PSP de Enrique Tierno Galván, personalidades independientes como el abogado García Trevijano o de la derecha democrática como el monárquico Calvo Serer y pequeños partidos de izquierda) y Plataforma de Convergencia Democrática (impulsada por el PSOE de Felipe González, incluía a UGT, los democristianos de Ruiz Giménez, los socialdemócratas de Ridruejo, el Partido Carlista y otros pequeños partidos de izquierda). Coordinación Democrática, popularmente conocida como Platajunta, fue creada el 26 de Marzo de 1976 con la presentación de un manifiesto que insistía en la ruptura democrática como fórmula de cambio, solicitando la formación de un gobierno provisional y la realización de elecciones libres de carácter constituyente que sentaran las bases de un sistema político democrático, y combinando para ello la presión en la calle y la negociación con los sectores reformistas del régimen. Se promovieron una serie de movilizaciones populares (manifestaciones, huelgas, campañas reivindicativas…) que reclamaban las libertades democráticas y la amnistía para los presos políticos. Los conflictos laborales aumentaron y en numerosas ocasiones reivindicaban, además, el cambio político. En Cataluña y el País Vasco se impulsaron huelgas generales y en Madrid varios sectores –metal y construcción- permanecieron en huelga durante semanas. La dinámica social comenzó a desbordar al gobierno, dividido internamente entre ministros aperturistas e inmovilistas, y la represión continuó (Sucesos de Vitoria, cinco muertos tras el tiroteo policial de una asamblea obrera en una iglesia; Sucesos de Montejurra, dos muertos en una concentración carlista). Todo ello contribuyó decisivamente a desacreditar el proyecto continuista de Arias Navarro.
La tensa situación polarizó aún ambas posturas del gobierno y el 1 de Julio de 1976, temiendo que la situación se agravase, el rey y sus colaboradores forzaron la dimisión de Arias Navarro. Su fracaso mostraba que los franquistas no podían transformar solos el régimen en una democracia auténtica. Juan Carlos I optaba por la vía reformista, nombrando a Adolfo Suárez presidente del gobierno: partiendo de la legalidad existente, se conseguiría el restablecimiento de la democracia. Su opción representaba una especie de ruptura pactada.El periodo de 1976 a 1978 es uno de los más importantes e intensos de la Historia Contemporánea de España. La Transición, que se alargará básicamente hasta 1982, tiene los siguientes rasgos definidores:
Es un proceso a medio camino entre la reforma y la ruptura, una ruptura pactada “de ley a ley”, partiendo de la estructura franquista, aprobando una ley fundamental (Ley de Reforma Política) que deroga las anteriores.
Proceso resultado de los cambios y madurez alcanzada por la sociedad española en los años 70: cuando se demuestra que el régimen franquista demostró su incompatibilidad para dirigir un país industrializado y urbanizado. La Transición fue antes social que política.
La evolución no conllevó reformas económicas y sociales profundas, resultando relativamente pacífica: a pesar de la escalada terrorista de ETA, GRAPO y varios grupos de extrema derecha (Guerrilleros de Cristo Rey) o de los excesos de la represión policial, que causó en total más de 500 muertos Fruto de un acuerdo, consenso o pacto político: entre los dirigentes y políticos más aperturistas del régimen franquista y la oposición que renunció a los aspectos más radicales de su programa.
Influyó decisivamente para que se produjeran los cambios sustanciales que pactaron los políticos.
Fueron fundamentales el papel de la Iglesia, que ya apostaba claramente por el cambio democrático (cardenal Tarancón), y el ejército, en su mayoría abiertamente contrario al proceso (hay un constante “ruido de sables” que desembocará en el 23-F), pero también hay que tener en cuenta a los poderes económicos (banca) que muestran inquietud por sus consecuencias.
La cuestión de las Comunidades Autónomas provocaba polémica y visiones políticas muy enfrentadas en 1977.
Esto, que históricamente había luchado contra los deseos de autogobierno, sobre todo, de catalanes y vascos, dificultaba la gestión administrativa del Estado. El franquismo, con su centralismo agresivo, no había hecho sino facilitar el rebrote de sentimientos nacionalistas, asociado además ahora con la libertad.
Las fuerzas políticas democráticas tuvieron claro desde el principio que había que tender hacia la descentralización del estado y ahí se produce uno de principales reivindicaciones de la Transición: las autonomías. La cuestión de la organización territorial del Estado se convierte en una prioridad:
autonomía y democracia van unidas y son incluidas en la mayoría de los programas de los partidos políticos. Sin embargo, a sectores como el ejército le generan mucha tensión y desconcierto, y en el debate constitucional hubo que salvar el escollo conceptual, matizando el término nacíón (solo podía serlo la española) por nacionalidad.
1.
Proceso de preautonomía, anterior a la Constitución y con el que se pretendía ir preparando el terreno para el acceso de las comunidades históricas (Cataluña, País Vasco y Galicia) a su autogobierno, concedíéndose una autonomía provisional a los territorios cuyos representantes políticos lo solicitaran. Pero para iniciar este proyecto era importante que el Gobierno de Suárez tuviera con quién negociar las carácterísticas de cada autonomía. Así se crearon en muchas regiones asambleas de parlamentarios con capacidad de decisión, de negociación y de recepción de transferencias de poderes.
Cataluña fue la primera comunidad que accedíó a la preautonomía de la mano de Josep Tarradellas, el prestigioso presidente de la Generalitat en el exilio. En Septiembre de 1977 Cataluña tenía de nuevo su Generalitat y con ella el primer paso hacia su autonomía definitiva.
En Enero de 1978 se formó un Consejo General Vasco, aunque previamente se había reconocido su preautonomía (Noviembre 1977). La situación en el País Vasco era más complicada por tres cuestiones: – El fuerte peso de un partido claramente nacionalista como el PNV, con un gran calado social. – La presencia de ETA, que complicaba las negociaciones políticas con el País Vasco por su violencia. – El interés del PNV por integrar a Navarra dentro del País Vasco como la «cuarta provincia» y la negativa de los dirigentes navarros (en su mayoría de UCD), que preferían una autonomía propia vinculado a sus derechos forales (Ley de Amejoramiento del Fuero)Desde finales de 1977, Andalucía, Aragón, Baleares, Extremadura y Castilla León fueron aprobando sus organismos pre-autonómicos, y el gobierno fue generalizando las autonomías, antes incluso de que la propia Constitución (Diciembre de 1978) estableciera esta estructura territorial. 2.
La autonómica, con la Constitución ya aprobada, en la que se comienza a regular el acceso de cada regíón a su autonomía. Implicó la elaboración de los estatutos de autonomía, para la regulación de todas las Comunidades que se constituyeron (17 en total, más dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla)Se establecieron dos procedimientos para llegar a la autonomía: – Según el Artículo 151, más rápido y completo (mayor trasvase de competencias), por el que accedieron las comunidades históricas –Cataluña, País Vasco y Galicia- junto a Navarra y Andalucía, tras un duro proceso político. Sus estatutos fueron aprobados en referéndum (excepto Navarra).Según el Artículo 143, procedimiento más lento pero seguido por la mayoría de comunidades.La regulación constitucional de la organización territorial del Estado se regula en el Título VIII, artículos 137 a 158, ambos incluidos.El artículo 137 establece que el Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan.En relación con la autonomía, hemos de establecer también el principio general derivado del artículo 2 de la Constitución. Partiendo de esta afirmación, en la que aparecen los principios de unidad nacional, autonomía y solidaridad territoriales, el Título VIII construye lo que se ha dado en llamar “ Estado de las Autonomías”, una fórmula intermedia entre el denominado “ Estado centralizado” y el “Estado federal”.La explicación de esta opción realizada por el constituyente tiene principalmente, las siguientes causas.
A raíz de la aprobación de la Constitución española de 1931 se establecíó un sistema autonómico que no pudo desarrollarse como consecuencia de la Guerra Civil española de 1936, pero que dio sus frutos en la aprobación de los Estatutos de Autonomía de las actualmente denominadas “comunidades históricas”Cataluña, País Vasco y Galicia.
Describe las actuaciones impulsadas por Adolfo Suárez para la reforma política del régimen franquista: Ley para la reforma política de 1976, Ley de amnistía de 1977, etc.El 22 de Noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España, y a su vez este decide dejar que Carlos Arias Navarro siga al mando del gobierno. Pero su presidencia fue un fracaso, sin apenas plantear reformas, que demostró que los franquistas no podían transformar solos el régimen en una democracia auténtica.
En 1976 la conflictividad social impulsada por la oposición antifranquista –huelgas, manifestaciones- se multiplicó y el gobierno, desbordado y dividido, solo respondía con represión policial. El rey, temiendo que la tensión fuera a más tomó la decisión de sustituirlo el 1 de Julio de 1976 por Adolfo Suárez, un político audaz, aperturista y reformista, proveniente del régimen franquista, pero consciente de su insostenibilidad. Su proyecto de camino a la democracia representaba una especie de ruptura pactada. El nombramiento de Adolfo Suárez despertó la desconfianza de la oposición y la prensa democráticas por su procedencia franquista.
Elegido por el rey –asesorado por Torcuato Fernández Miranda-, tranquilizaría a los sectores más inmovilistas por su pasado falangista y al mismo tiempo afrontaría los cambios que necesitaba el país por su talante reformista y dialogante. Rápidamente, el nuevo gobierno tomó la iniciativa: declaró su empeño de respetar la voluntad popular y las libertades, y decretó una amnistía parcial para todos los presos políticos excluyendo los delitos por sangre (Julio de 1976). Tras establecer contactos con todas las fuerzas democráticas, presentó su gran proyecto, la Ley de Reforma Política (Septiembre de 1976), auténtica pieza clave en el proceso de transición legal hacia la democracia política:
con rango de Ley Fundamental y redactado por Torcuato Fernández-Miranda, reconocía los derechos fundamentales de las personas y prevéía un sistema democrático a partir de la soberanía popular entregaba el poder legislativo en exclusiva a la representación popular (Para lograr su aprobación Suárez, Fernández-Miranda y los aperturistas tuvieron que negociar y convencer a las Cortes franquistas, presentándola como el cambio político de una legalidad a otra y no como una ruptura, pero garantizando a cambio que no se tocaría la monarquía ni la soberanía única, y que no se exigirían responsabilidades políticas. Su aprobación (Noviembre de 1976) por una amplia mayoría de procuradores tras un duro debate significó el suicidio político del régimen franquista. El 15 de Diciembre de 1976, a pesar de un creciente clima de tensión política y la petición de abstención por una oposición tolerada que aún no podía expresarse abiertamente, la ley fue aprobada ampliamente en referéndum popular y legitimó al gobierno. En los meses siguientes, el proceso de transición se fue acelerando en medio de unas difíciles circunstancias:
Crisis económica internacional, oleada de movilizaciones sociales, actos terroristas de ETA, GRAPO y grupos ultraderechistas.
El gobierno siguió disolviendo las instituciones franquistas (TOP, Movimiento Nacional) y negoció con la oposición las bases para celebrar unas elecciones democráticas: ampliación de la amnistía, libertad sindical, ley electoral, legalización de partidos políticos (Febrero de 1977) y sindicatos…
La legalización del PCE resultaba muy problemática, pero su respuesta pacífica –con una masiva y silenciosa manifestación de duelo- al asesinato de 5 abogados laboralistas de CCOO por pistoleros ultraderechistas (Enero, calle Atocha de Madrid) convencíó al gobierno: finalmente se produjo en Abril, pero provocó una crisis de gobierno y el enfrentamiento con mandos militares. El papel del vicepresidente y ministro de Defensa, el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, fue también decisivo para controlar y dirigir el cambio dentro del ejército. Ante las primeras elecciones libres fueron legalizados más de 150 partidos políticos (quedando excluidos los varios partidos de extrema izquierda, el carlista y los republicanos, que solo pudieron presentarse en coaliciones encubiertas aunque fueron legalizados meses más tarde). Por un lado, la izquierda que se había destacado en la oposición a Franco, representada por el PCE (Santiago Carrillo) y el PSOE (Felipe González)
; por otro, una nueva organización de derechas, Alianza Popular (liderada por Manuel Fraga y otros exministros franquistas);
Las elecciones generales del 15 de Junio de 1977 tuvieron una alta participación (casi el 80% del censo), se desarrollaron sin incidentes y dieron como resultado un claro bipartidismo entre la UCD (partido más votado, pero sin mayoría absoluta: 34% del voto, 165 diputados) y el PSOE (29%, 118 diputados). Como tercera fuerza –y sorprendentemente a mucha distancia, tras haber liderado la oposición antifranquista- quedó el PCE-PSUC (9,5%, 20 dip.) y después Alianza Popular (8%, 16 dip.).Adolfo Suárez formó el primer gobierno democrático de España desde la Guerra Civil. Las Cortes comenzaron sus sesiones en Julio, y se convirtieron en Constituyentes por la presión de la oposición. Su principal misión fue la elaboración de una nueva Constitución (1978), pero también se acordaron una serie de medidas políticas, sociales y económicas que exigían un amplio acuerdo, es decir, a través del consenso político:
Pactos de la Moncloa (Octubre de 1977): para abordar la profunda crisis económica se buscó un amplio consenso político y social con partidos, sindicatos y patronal, a través una serie de reformas que sanearan la economía (devaluación de la peseta, lucha contra el paro, reducción de la inflación, moderación salarial, reactivación de la inversión, control del gasto público, nuevo marco laboral, racionalización energética…)
Para que el Estado pudiera recaudar más y de manera más justa, a través de la creación de varios impuestos directos con carácter progresivo, el Impuesto Extraordinario sobre el Patrimonio (1977), el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF, 1978) y el Impuesto de Sociedades
Ley de Amnistía (Octubre de 1977): aprobada con el consenso de casi todos los grupos políticos (excepto la abstención de Alianza Popular) y bajo el espíritu de la reconciliación nacional, planteó una amnistía prácticamente total y retroactiva de los delitos políticos, incluidos los de sangre,Descentralización administrativa:
A partir del reconocimiento de preautonomías, no solo en Cataluña, País Vasco y Galicia (nacionalidades históricas), y realización de los proyectos de estatutos de autonomía.
Una vez aprobada la Constitución de 1978, se convocaron nuevas elecciones en Marzo de 1979, con un resultado similar a las anteriores y la victoria de la UCD, pero el desgaste de Suárez y los problemas se van a multiplicar: se produce una escalada del terrorismo, especialmente el de ETA (años de plomo), para provocar la intervención del ejército –algunos sectores comienzan a conspirar para dar un Golpe de Estado-; la crisis económica se recrudece (segunda crisis del petróleo, 1979), empeorando las condiciones de vida de amplias capas populares e incrementando el desencanto y la conflictividad social;
el consenso político termina tras el triunfo de la izquierda en las elecciones municipales de 1979 (coaliciones de gobierno entre PSOE y PCE, que pasan a una oposición dura en las Cortes:
; se inicia la crisis interna y descomposición de UCD, en la que Suárez será contestado como líder, sufriendo incluso presiones empresariales y militares.
Tras la Guerra Civil, Franco, “responsable solo ante Dios y la Historia”, decide continuar su dictadura personal hasta su muerte. La larga duración del régimen se debe a la obstinación política y resistencia física de Franco y a sus importantes apoyos institucionales y sociales. Hay tres pilares básicos:
apoyo más destacado del régimen, siempre subordinado al dictador a pesar de su precariedad y la no resolución de sus problemas (bajos salarios y arbitraria política de ascensos). Fue configurado como un instrumento de represión política y participó activamente en el poder, como ministros y gobernadores civiles. Solo generaron algún problema algunos militares monárquicos y la UMD (al final de la dictadura)
papel destacado en la justificación y defensa del régimen franquista, definiendo a España como un Estado confesional católico. La alianza será muy estrecha hasta el Concilio Vaticano II, que inicia el distanciamiento: para el franquismo, Iglesia y Estado son inseparables, recibiendo la legitimidad moral del régimen (“cruzada nacional” y nacionalcatolicismo, Franco bajo palio), mientras la Iglesia, a cambio, recibe grandes beneficios económicos (reinstauración del presupuesto de culto y clero, exenciones fiscales), una gran influencia social y en el sistema educativo (titularidad mayoritaria escuelas, enseñanza religiosa), poder político y la imposición de los valores y la moral católica al conjunto de la sociedad española.
: convertido en el partido único, desaparecidos (José Antonio, el Ausente)
.Es el gran instrumento de difusión del discurso oficial del régimen y de control sobre medios de comunicación, propaganda y culto al Caudillo. Realiza el control social, económico y cultural a través de cuatro organizaciones de masas para sumar apoyos sociales: Frente de Juventudes (luego Organización Juvenil Española, adoctrinamiento de la juventud), Sección Femenina (formar a la mujer con sentido cristiano y nacionalsindicalista), Sindicato Español Universitario (encuadrar y controlar a los universitarios) y Central Nacional Sindicalista (Organización Sindical Española o sindicatos verticales, patrones y trabajadores en una sola organización)Las familias del régimen es la denominación de la historiografía de los diferentes grupos ideológicos y corporativos del régimen.
Estaba limitada a los grupos que apoyaban incondicionalmente al Caudillo y la carrera política estaba garantizada por su fidelidad. Franco era la figura de cohesión y se servía de la rivalidad entre familias por alcanzar el mayor poder e influencia para mantener el equilibrio. No son homogéneos.
Durante los primeros años predominaron los grupos que habían participado en la guerra con los sublevados: falangistas (pérdida paulatina de influencia), monárquicos (decepcionados por no restaurarse la monarquía) y carlistas (segundo plano), junto a los militares (no son estrictamente una familia más). Asimismo tuvieron un cierto reconocimiento otros sectores conservadores (CEDA, Lliga). La Iglesia también influyó en la vida política a partir de grupos de presión de inspiración católica (Asociación Católica Nacional de Propagandistas, años 40 y 50; Opus Dei, desde 1960, tecnócratas). Pronto surgíó una clara rivalidad entre falangistas y católicos. Las actitudes sociales respecto al franquismo fueron de tres tipos:
Las clases altas (grandes propietarios y terratenientes, empresarios, industriales, banqueros, comerciantes, profesiones liberales o burguésías provincianas) recuperan la influencia económica, social y política perdida durante la República. También apoya el campesinado católico del centro y norte del país.
Las clases medias es un grupo políticamente desconcertado, ya que durante la Guerra Civil se han visto claramente desbordadas por la revolución social, así que, pese al temor o rechazo a la dictadura de los sectores de mayor tradición democrática, desarrollan una actitud mayoritariamente pasiva.
La mayor parte de los sectores populares (obreros, jornaleros) se consideran los perdedores de la Guerra Civil y son sometidos a una extrema vigilancia. Una minoría ejerce una activa oposición, pero la mayoría se muestra pasiva (miedo por la represión policial junto con la miseria y el afán de supervivencia).
El golpe del 23F:
El 23 de Febrero de 1981 mientras se estaba realizando en el Congreso de los diputados la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como sucesor de Suárez un grupo de guardias civiles al mando de Antonio Tejero irrumpió por la fuerza y retuvo a los diputados.Los objetivos del golpe en el que estaban implicados algunos jefes militares y algunos políticos involucionistas eran confusos y no coincidentes pero había una clara intención de paralizar el proceso democrático y de otorgar al ejercito un papel relevante en el futuro del gobierno.