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El sistema constructivo se basa en un peculiar muro muy robusto, formado por dos paredes realizadas con paramento a soga y tizón de sillería y un hueco vacío intermedio que se rellena de ripio, a base de arena o mampuesto. El problema de la humedad se resuelve levantando el muro en un zócalo de piedra e incluyendo un sistema de desagüe y vertiente a dos aguas con alero y canales. Estas novedades continuarán en el gótico. En el exterior, la necesidad de contrarrestar los empujes oblicuos de las bóvedas hace necesario el uso de contrafuertes o estribos, que dan lugar a un vistoso efecto por el ritmo geométrico que crea la alternancia de entrantes y salientes.
Las iglesias ROMánicas tienen referencias basilicales predominando las plantas de cruz latina, por lo general de tres de naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales.
El punto de intersección de la nave central con forman los brazos menores de la cruz, llamado transepto, da lugar al crucero, donde se sitúa un cimborrio.
Los ábsides se multiplican al final de las naves y a veces aparecen los absidiolos y una girola al final del ábside principal o cabecera.
El conjunto de la iglesia se completa con dos torres gemelas que flanquean la entrada. A veces dicha iglesia forma parte de una abadía o monasterio, en cuyo caso resulta obligada la presencia de un claustro.
Se trata de un patio porticado alrededor del cual se sitúan las distintas estancias del monasterio: refectorio, sala capitular, celdas de los monjes etc.
La arquitectura ROMánica se caracteriza por la utilización de arcos de medio punto en los vanos. Este arco necesita ser moldurado para ganar profundidad, y para refuerzo de otro requiere de un arco complementario. Todo ello da como resultado a los vanos abocinados que se aprecian en portadas y ventanales.
Como soporte se utilizan la columna y el pilar.
La principal novedad consiste en el uso del pilar compuesto de forma cruciforme, que presenta múltiples columnas adosadas. En lo referente a las cubiertas, se emplea la bóveda de cañón reforzada por arcos fajones que descansan en gruesos pilares. Ambos constituyen elementos carácterísticos del ROMánico, del mismo modo que la bóveda de crucería lo será de la arquitectura gótica.
Precisamente la utilización de estos arcos fajones hace que la bóveda quede dividida en tramos que se construyen gracias al uso de una cimbra móvil, todo lo cual permite abaratar el sistema de construcción.
Este sistema constructivo se utiliza para cubrir la nave central de la iglesia.
En cambio, para las naves laterales se emplean bóvedas de arista, formadas por la intersección de dos bóvedas de cañón.
En realidad, este sistema intenta buscar altura y lograr que la luz penetre en el templo: abriendo vanos en la nave central y situar una cúpula ‑ torre llamada cimborrio en el crucero. Este cimborrio se soluciona mediante trompas por influencia oriental.
Si por el contrario utiliza pechinas denota la influencia bizantina.
La búsqueda de altura, luz y del mayor espacio posible para acoger fieles, hacen necesaria la presencia de una tribuna situada sobre la nave lateral y abierta a la nave central. Esto constituye un elemento muy típico de las iglesias de peregrinación francesas.
Se trata de una ingeniosa forma de articular el muro, que logra iluminar y ventilar la iglesia, junto con el uso del incienso que en Compostela adopta la llamativa forma del «botafumeiro», al mismo tiempo que dichas tribunas pueden servir para refugio de los propios peregrinos.
La cabecera de la iglesia se completa, a veces, con un elemento situado en el ábside, la girola, que permite deambular alrededor del altar mayor, posibilitando el abundante trasiego de peregrinos al templo.
Al mismo tiempo, permite la disposición de una corona de capillas absidiales que van a posibilitar la realización de numerosos oficios religiosos y cultos particulares, además de cubrir las necesidades de las enormes masas de peregrinos.
El ROMánico creará un modelo de portada que va a ser continuado por el gótico. Se caracteriza por su estructura abocinada, definida por la existencia de arquivoltas que rodean la parte central, el tímpano.
Estas se prolongan por medio de unas columnitas adosadas, en una porción de muro delimitada por las jambas.
El parteluz divide en dos al vano que se remata por medio de un dintel.
Todo el conjunto se llena de esculturas que responderán a un programa iconográfico concreto.
El monasterio medieval está formado por un conjunto de edificios en donde los monjes viven, oran y trabajan.
Eran centros religiosos, culturales, artísticos económicos y políticos;
Como pequeñas ciudades con una organización rigurosa.
Su origen está en los antiguos eremitorios donde vivían los ermitaños al que iban uníéndose otros.
dictó unas normas para la comunidad, que tuvo gran difusión. Con el tiempo, el trabajo manual fue pasando a los siervos, ocupándose los monjes de orar y de un trabajo más intelectual. San Benito no especificaba cómo debía de ser la arquitectura de un monasterio, pero sus normas condicionaban una serie de dependencias y su organización espacial.
La planta venía dictada por la visión jerárquica y religiosa. Dominando el conjunto estaba la iglesia, se construía con materiales más ricos.
Los edificios anexos eran frecuentemente de madera. El claustro, es un espacio abierto, ajardinado, funciona como un distribuidor de las distintas estancias entre las que destacan: