Portada » Economía » Estrategias de Autofinanciación y Financiamiento Externo para Empresas
La parte de los beneficios que no se reparte entre los socios pasa a formar parte de los fondos propios de la empresa (patrimonio neto) como complemento del capital social y con el nombre de reservas. Las reservas pueden ser:
Los equipos productivos van perdiendo valor con el paso del tiempo como consecuencia de su uso o por envejecimiento tecnológico. Esta pérdida de valor se refleja en el cálculo de los beneficios.
Amortizar un bien supone cuantificar su depreciación, es decir, reflejar como un coste más la parte que se ha consumido del valor total del bien durante un período de tiempo. Es decir, reducir el valor del activo con el paso del tiempo.
Como cualquier otro coste, la amortización estimada de un período se deduce de los ingresos para calcular los beneficios. Así, estos fondos que se detraen de los beneficios son una forma de autofinanciación destinada a ir recuperando poco a poco los bienes amortizables para poder reponerlos cuando se necesite.
La autofinanciación permite a la empresa una mayor autonomía e independencia financiera y, a su vez, mejora su solvencia al aumentar los fondos propios. Además, para las pymes constituye la principal fuente financiera.
Otro inconveniente es el posible conflicto de intereses entre accionistas y directivos. Cuanto menos beneficio se reparta, mayor será la autofinanciación para nuevas inversiones, pero menor será la rentabilidad para los accionistas, por lo que debe buscarse un equilibrio entre ambos intereses.
Las empresas no suelen pagar al contado las materias primas que les suministran sus proveedores. El aplazamiento del pago equivale, de hecho, a la obtención de un crédito concedido por los proveedores por el tiempo que dura el aplazamiento.
Ej: Taberna no mar, bolero… (plazo: 30, 60, 90)
Cuando las empresas necesitan nuevos equipos, pueden adquirirlos o bien arrendarlos a través del leasing. Esta operación consiste en un contrato de arrendamiento por el que el arrendador alquila un bien a una empresa o arrendatario; el arrendatario, a su vez, se compromete a pagar unas cuotas por el alquiler, y es normal que el contrato tenga una opción de compra al finalizar el período.
El leasing es una forma de financiación a medio y largo plazo (suele durar entre 2 y 5 años), ya que permite a la empresa utilizar bienes sin necesidad de disponer de fondos propios o de acudir a un crédito.
Existen dos modalidades de leasing:
El empréstito es una forma de financiación reservada a las grandes empresas, ya que se emplea para solicitar grandes sumas de dinero.
La empresa, al concertar un empréstito, divide la totalidad del dinero que necesita en pequeñas cantidades iguales y emite títulos por ese valor. Estos títulos se denominan obligaciones, bonos, pagarés, etc., en función de ciertas características diferenciales. Pero, dadas sus semejanzas, suele utilizarse la denominación de obligaciones para referirse a cualquiera de ellos.
Las obligaciones se ofrecen al público en general, de manera que los inversores que las compran se convierten en acreedores de la empresa por el valor de los títulos comprados y adquieren el derecho a cobrar un interés y a la devolución de la cantidad entregada en los plazos pactados.