Portada » Historia » España Democrática 1979-2000: Gobiernos Constitucionales y Consolidación
Tras la aprobación de la Constitución de 1978, se inicia el periodo de los gobiernos constitucionales en España. Este periodo comienza con la continuación de los gobiernos de la UCD (Unión de Centro Democrático) en 1979. Después del peligro que supuso para la democracia el golpe de Estado del 23F (23 de febrero de 1981), la victoria socialista en las elecciones de 1982 marcó el final definitivo del periodo de la Transición.
El gobierno de Felipe González (PSOE) se planteó la modernización del país y su vinculación europeísta, gobernando durante cuatro legislaturas consecutivas. Posteriormente, la victoria de José María Aznar y su renovado PP (Partido Popular) llevó las riendas del país hasta la entrada en el siglo XXI.
En las elecciones generales de marzo de 1979, la UCD obtuvo una nueva victoria, aunque sin mayoría absoluta. En las elecciones municipales de abril del mismo año, a pesar de una mayoría de concejales centristas, un pacto entre el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y el PCE (Partido Comunista de España) otorgó la mayoría de las alcaldías importantes a la izquierda.
Durante este periodo, se aprobaron los primeros Estatutos de Autonomía: los de Cataluña y el País Vasco (conocido como Estatuto de Guernica) en 1979, y el de Galicia en 1980. Se configuró así el Estado de las Autonomías con 17 comunidades, cuyos estatutos se fueron aprobando progresivamente hasta 1983.
El Referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía (28F de 1980) y el giro de la UCD respecto al modelo conocido como “café para todos” supusieron un revés para el gobierno. Fracasó su llamada a la abstención (solo mayoritaria en Almería), y triunfó la opción de la autonomía plena (vía artículo 151) apoyada por la izquierda y los andalucistas.
La UCD también obtuvo malos resultados en las elecciones autonómicas del País Vasco y Cataluña (1980).
El problema del terrorismo se agudizó. Grupos que no aceptaban la Constitución ni los estatutos incrementaron sus atentados entre 1979 y 1981:
Paralelamente, grupos de ultraderecha atentaban contra la izquierda, y surgió el denominado “Batallón Vasco Español”, vinculado a sectores del aparato policial franquista aún no depurados.
Crecían los rumores sobre presiones militares al gobierno, acusándolo de “romper España” y de ser ineficaz contra el terrorismo. Sumado a esto, las desavenencias internas en la UCD, que aislaron al presidente, y una fuerte oposición parlamentaria socialista, llevaron a Adolfo Suárez a presentar su dimisión en enero de 1981.
El 23 de febrero de 1981 (23F), durante la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como sucesor de Suárez, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero ocupó el Congreso de los Diputados, secuestrando al gobierno y a los parlamentarios durante casi un día. Simultáneamente, el capitán general Jaime Milans del Bosch ocupó Valencia con tanques y declaró el estado de excepción.
La intervención del rey Juan Carlos I en defensa del orden constitucional fue decisiva, clarificada tras su mensaje televisado durante la noche. El golpe de Estado había fracasado. Al día siguiente, manifestaciones multitudinarias en favor de la democracia recorrieron las calles del país.
Como consecuencia del golpe, el gobierno de Calvo Sotelo pactó con el PSOE la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) para encauzar el desarrollo autonómico (posteriormente declarada parcialmente inconstitucional). Mientras tanto, la investigación judicial del golpe no profundizó en todas las tramas y las condenas a los implicados fueron relativamente leves.
La crisis interna de la UCD se agravó debido a diversos factores:
Finalmente, el ingreso de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en mayo de 1982, una decisión impopular y realizada sin consulta previa al electorado, contribuyó al desgaste del gobierno y al adelanto electoral a octubre de 1982.
En las elecciones generales de octubre de 1982, el PSOE obtuvo una mayoría absoluta histórica (202 diputados) en el Congreso y en el Senado, lo que permitió formar el primer gobierno socialista monocolor de la democracia. La opción liderada por Felipe González prometía un “cambio” político y social, combinando reformas con una imagen de moderación para tranquilizar a los poderes fácticos.
La UCD prácticamente desapareció del mapa político y el PCE sufrió una fuerte caída. Alianza Popular (AP), liderada por Manuel Fraga, se consolidó como la principal fuerza de la oposición.
La modernización económica implicó un duro reajuste de corte liberal, pilotado por el ministro Miguel Boyer:
Como resultado, la economía se saneó macroeconómicamente y la inflación descendió notablemente.
En el ámbito agrario, se creó el Plan de Empleo Rural (PER) en 1984 para Andalucía y Extremadura (posteriormente conocido como subsidio agrario).
Se impulsó una profunda reforma de las Fuerzas Armadas para completar su democratización, modernización y subordinación al poder civil.
Otras reformas sociales y legislativas importantes incluyeron:
El proceso de integración europea, iniciado con la solicitud de adhesión a la CEE por Adolfo Suárez en 1977, culminó durante el primer gobierno socialista tras largas negociaciones. España firmó el Tratado de Adhesión el 12 de junio de 1985, junto con Portugal, convirtiéndose en miembro de pleno derecho el 1 de enero de 1986.
El referéndum sobre la permanencia en la OTAN se celebró el 12 de marzo de 1986. El PSOE, que en la oposición había mantenido el lema “OTAN, de entrada no”, dio un giro y defendió el Sí a la permanencia una vez en el gobierno. Esta permanencia se condicionó a tres puntos: no incorporación a la estructura militar integrada, prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español y reducción progresiva de la presencia militar de Estados Unidos en España. El Sí obtuvo la victoria con el 52,5% de los votos válidos, frente a un 39,8% del No, con una participación del 59,4%.