Portada » Psicología y Sociología » Entendiendo la Desviación Social: Teorías, Etiquetaje y Delincuencia Global
La desviación puede definirse como la falta de conformidad con una serie de normas dadas, que sí son aceptadas por un número significativo de personas de una comunidad o sociedad.
Para los funcionalistas, existe una incompatibilidad entre las aspiraciones de los individuos y lo que ofrece el sistema. Esta disparidad entre deseos y la realización de éstos se percibirá en motivaciones desviadas. Para Durkheim, la desviación es necesaria para la sociedad porque cumple dos importantes funciones:
Para Durkheim, no se trataría tanto de eliminar por completo la desviación como de mantenerla dentro de unos límites aceptables. La interacción entre la desviación y las instituciones de control social suele dar lugar a una especie de equilibrio.
Creen que la desviación y el delito se construyen socialmente. Se preguntan cómo se definen los comportamientos desviados y por qué se le cuelga esa etiqueta a ciertos grupos y a otros no.
Los partidarios de esta teoría la interpretan como un proceso de interacción entre desviados y no desviados. Las etiquetas expresan la estructura de poder de la sociedad. Generalmente, las reglas que definen la desviación las hacen los ricos para los pobres, los hombres para las mujeres, los mayores para los jóvenes y las mayorías étnicas para las minorías. Becker demostró que las identidades desviadas se producen a través del etiquetaje y no mediante tendencias desviadas.
“La desviación no es una cualidad de la acción cometida sino la consecuencia de la aplicación, por parte de otros, de reglas y sanciones” (Howard Becker). Según Becker, el comportamiento desviado no es el factor determinante a la hora de desviarse. La forma de vestir, de hablar o el país de origen pueden ser factores para aplicar una etiqueta. El etiquetaje no sólo afecta a la forma en que un individuo es visto por los demás, también influye en la idea que éste tiene de su propia identidad. La teoría del etiquetaje es importante porque parte del supuesto de que ningún acto es intrínsecamente desviado o delictivo. Como crítica a la teoría interaccionista, hacen hincapié en el carácter activo de la práctica de la desviación, pero no tienen en cuenta los procesos que conducen a los actos desviados.
Tomaron elementos del pensamiento marxista para señalar que la desviación es algo que se elige a propósito y que con frecuencia tiene un carácter político. Rechazaban la idea de que fuera algo determinado por factores como la biología, la personalidad, la anomia, la desorganización social o las etiquetas.
Los individuos optan deliberadamente por implicarse en comportamientos desviados para responder a las desigualdades del sistema capitalista. La “nueva criminología” situaba el análisis del delito y la desviación en el marco de la estructura social, como la desigual distribución del poder y la riqueza y la preservación del poder por parte de la clase dominante.
Esta teoría mantiene que el delito procede de un desequilibrio entre los impulsos que llevan a la actividad criminal y los controles sociales o físicos que lo impiden. Le interesan poco las motivaciones que tienen los individuos para realizar los delitos, presupone que la gente actúa de manera racional y, que si se le da la oportunidad, cualquiera podría participar en actos desviados. Uno de los teóricos de esta teoría, Travis Hirschi, dice que los humanos son seres fundamentalmente egoístas que mediante decisiones premeditadas optan o no por participar en actividades delictivas, sopesando beneficios y riesgos. Señala que las personas se unen a la sociedad y a los comportamientos que respetan la ley mediante cuatro tipos de vínculo: el apego, el compromiso, la implicación y las creencias, y cuando estos elementos son suficientemente fuertes ayudan a mantener el control social.
La expresión “crimen organizado” denomina ciertos tipos de actividades que presentan muchos rasgos de los negocios convencionales pero que se basan en transacciones ilegales (contrabando, juego ilegal, tráfico de drogas, de armamento, de órganos humanos, prostitución, robo a gran escala, formas de protección mafiosa, etc.). Generalmente se basa en la violencia y amenaza para llevar a cabo sus actividades. Tradicionalmente se ha desarrollado dentro de cada país, adoptando formas concretas desde el punto de vista cultural. Manuel Castells, en su obra Fin de milenio (1998) señala que las actividades de los grupos criminales organizados cada vez tienen un alcance más internacional. Dice que la coordinación de las actividades delictivas para salvar las fronteras, con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información, se está convirtiendo en un rasgo fundamental de la nueva economía global.
Los avances tecnológicos han creado oportunidades y beneficios apasionantes y novedosos, pero también acrecientan la vulnerabilidad ante el crimen. Aunque es difícil cuantificar el alcance de la ciberdelincuencia, Grabosky y Smith (1998) han identificado nueve tipos de delitos que se apoyan en avances tecnológicos: