Portada » Biología » Energías renovables y no renovables: presente y futuro energético
La mayor parte de la energía que consume hoy la humanidad se obtiene a partir de las fuentes no renovables, como el petróleo, el gas natural o el carbón. Lo malo es que las reservas de estos tres combustibles fósiles, formados hace millones de años a partir de restos de seres vivos, tienen fecha de caducidad, es decir, se agotan. Además, su combustión acelera el cambio climático.
Según el Informe Especial sobre Fuentes de Energía Renovables (IFRAC), el 77% de la demanda mundial energética en 2050 podría ser cubierto por estas nuevas fuentes. Sin embargo, debemos saber que no hay energía más limpia que la que no se consume y que la eficiencia energética debe ejercer un papel protagonista.
Es una denominación general que abarca todos los minerales ricos en carbono. Se forma por descomposición de materia vegetal y es la manera más barata de generar energía, además del principal recurso no renovable.
La combustión del carbón es muy contaminante, genera gases de efecto invernadero y sustancias que provocan lluvia ácida, como dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO) y dióxido de nitrógeno (NO2). Su principal aplicación es crear energía eléctrica por combustión en centrales térmicas. Estas centrales causan un gran impacto ambiental, si bien se puede mitigar con la tecnología adecuada.
Es hoy en día un recurso básico del que derivan gasolinas, gasóleos, plásticos, etc. Pese a la mejora de las técnicas de producción y extracción, en los últimos años las reservas han disminuido y su precio ha aumentado. La mayor parte de las reservas, un 65%, están situadas en Oriente Próximo, lo que lo convierte en un recurso muy localizado.
El principal problema ambiental de los derivados del petróleo surge en la reacción de combustión, que libera a la atmósfera gran cantidad de gases de efecto invernadero.
Es una mezcla de distintos gases como el metano, el hidrógeno, etc. Se origina, como el petróleo, por descomposición de materia orgánica. Se transporta a través de gasoductos, desde sus yacimientos, que se encuentran sobre todo en Oriente Próximo y Rusia.
De los recursos mencionados hasta ahora, el gas natural es el que posee una combustión más “limpia”, además de tener reservas más abundantes que el petróleo.
Se genera mediante la fisión del uranio enriquecido en centrales nucleares. Esta reacción de fisión se produce al bombardear el núcleo de un átomo pesado con neutrones. El calor producido se emplea para calentar agua, que a su vez mueve unas turbinas conectadas a alternadores.
Aunque en la actualidad su futuro es incierto, en un principio se pensó que la energía nuclear podía dar respuesta a la demanda de energía y relevar al carbón. Tanto es así que en los años 60 la proliferación de centrales nucleares fue muy importante. Este entusiasmo se disipó de golpe en 1979 tras el incidente acaecido en la unidad 2 de la central nuclear Three Mile Island en EEUU. Poco después, en 1986, ocurrió la mayor catástrofe de la historia en la central de Chernóbil en Ucrania. Y más recientemente, la crisis generada en 2011 en la central nuclear de Fukushima en Japón, dañada por un tsunami, ha hecho que muchos Gobiernos se planteen abandonar definitivamente esta forma de energía.
Por otra parte, una de las asignaturas pendientes es la gestión de sus residuos, altamente peligrosos debido a la radiactividad que generan y al tiempo que perduran.
Se entiende como la conversión de los rayos solares en energía que el hombre puede utilizar para su beneficio. Podemos distinguir entre energía solar térmica y energía solar fotovoltaica.
Aunque muy limitada geográficamente, es la energía renovable más utilizada. Aprovecha la fuerza de los ríos o saltos de agua para obtener electricidad. El flujo de agua mueve unas turbinas que generan corriente eléctrica. Esta energía se produce en las centrales hidroeléctricas, donde se requiere un gran desnivel y una masa importante de agua, lo que se consigue con la construcción de presas.
Sin embargo, esto también ocasiona impactos ambientales: reduce la biodiversidad, dificulta la migración de peces, disminuye el caudal de los ríos y modifica el microclima, entre otros efectos.
Está experimentando en los últimos tiempos un empuje muy importante. Los molinos, que aprovechan la fuerza del viento para generar electricidad, se llaman aerogeneradores. Para elegir su ubicación se estudian factores como la velocidad del viento, la continuidad de este a lo largo del año y su impacto ambiental en el entorno.
Es la energía contenida en la materia orgánica de origen animal o vegetal, desde los desechos de la agricultura y la ganadería hasta los residuos sólidos urbanos. La biomasa se puede utilizar en procesos de combustión directa, como biocombustibles líquidos destinados a la automoción (biodiésel o etanol), en forma de biogás, etc.
Se basa en el aprovechamiento de las corrientes marinas.
Es la fuente de energía del Sol y de las estrellas. Se trata del proceso inverso a la fisión nuclear. Los núcleos ligeros chocan entre sí fusionándose a temperaturas extraordinariamente altas. Hoy en día se encuentra en estudio.
Consiste en aprovechar el calor interno de la Tierra. Normalmente su explotación se realiza perforando el suelo para extraer el agua caliente o el vapor acumulado bajo la corteza terrestre.