Portada » Español » El texto argumentativo: Estructura y características
Mediante este tipo de textos defendemos o rechazamos, aportando razones diversas, alguna idea, proyecto o pensamiento. El emisor usa esta forma discursiva para intentar convencer al receptor y utiliza para ello distintos argumentos. Cuando argumentamos tratamos de dar validez a nuestra opinión o a la de otros o, también, podemos rechazar aquello que no nos interesa. Por este motivo, este tipo de textos suele tener carácter subjetivo. La publicidad o los artículos de opinión de la prensa escrita son ejemplos de textos argumentativos.
La intención de este tipo de textos se relaciona directamente con la función apelativa del lenguaje: persuadir, convencer, aconsejar, sugerir implican una respuesta por parte del receptor y, dependiendo de la misma, el emisor verá o no cumplido su objetivo. También pueden aparecer la función referencial (cuando se transmite una información) y la expresiva, según sea el grado de implicación del emisor en el planteamiento del tema.
Las partes en que se puede dividir un texto argumentativo son:
Los rasgos léxicos más característicos del texto argumentativo son:
La argumentación se caracteriza por los siguientes rasgos sintácticos.
Se emplean marcadores discursivos para organizar las ideas de manera subjetiva. Estos pueden ser: ordenadores, opositivos, causativos, consecutivos y de refuerzo.
Denotación y connotación.
Así pues, y dicho de otra forma, el significado «denotativo» es aquel que está aceptado por todos los hablantes, el significado más estandarizado y que aparece en el significado para «denotar» algo que forma parte de nuestra realidad.
En cambio, el significado connotativo es aquel que le da a la lengua otro aspecto fuera de la realidad tangible; estos significados suelen usarse en las composiciones literarias o poéticas ya que buscan una sugestión de emociones o imágenes que se relacionan a una palabra.
La semántica:
El término semántica se refiere a los aspectos del significado, sentido o interpretación de signos lingüísticos como símbolos, palabras, expresiones o representaciones formales. En principio las expresiones del lenguaje formal o de una lengua natural admiten algún tipo de correspondencia con situaciones o conjuntos de cosas que se encuentran en el mundo físico o abstracto que puede ser descrito por dicho medio de expresión.
La semántica puede estudiarse desde diferentes puntos de vista:
RELACION ENTRE SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO. RELACIONES SEMANTICAS.
Situación de un signo lingüístico dotado de un único significado que se corresponde con un solo significante: mesa, nariz.
sinonimia: La sinonimia es una relación semántica de identidad o semejanza de significados entre determinadas expresiones o palabras (llamadas sinónimos). Por tanto, sinónimos son expresiones o palabras que tienen un significado similar o idéntico entre sí, y pertenecen a la misma categoría gramatical. Por ejemplo, sinónimos de desastre son calamidad, devastación, ruina, catástrofe y cataclismo.
La sinonimia estricta es muy rara en las formas de expresión oral, y suele darse por la existencia de formas dialectales coexistentes, o en formas léxicas del mismo significado pero usadas en contextos diferentes. La sinonimia parcial es mucho más frecuente.
Tipos de sinonimia:
Como se puede observar, nervioso y modificado son sinónimos parciales de alterado, pues cada uno es válido para determinados contextos. Sin embargo, en el primer ejemplo no es posible substituir alterado por modificado (sin cambio de significado) ni en el segundo alterado por nervioso.
Específicamente las clases de sinonimia reconocida son:
Polisemia:
en lingüística se presenta cuando una misma palabra o signo lingüístico tiene varias acepciones que se relacionan entre sí.
Por ejemplo:
Homonimia:
Homonimia (del griego homōnymos, ‘igual nombre’) es la cualidad de dos palabras, de distinto origen y significado por evolución histórica, que tienen la misma forma, es decir, la misma pronunciación o la misma escritura.
En un diccionario, las palabras homónimas suelen tener entradas distintas.
Es posible distinguir dos tipos de homónimos:
Las palabras polisémicas no deben confundirse con las homónimas, ya que mientras las homónimas tienen un origen etimológico distinto, las polisémicas tienen el mismo. Por ejemplo, la palabra banco tiene distintos sentidos en español (asiento, institución financiera, etc.) pero todos esos sentidos tienen la misma etimología.
Las palabras que se escriben o pronuncian diferente, pero tienen igual significado, constituyen el fenómeno contrario de la homonimia y se denominan sinónimos.
Se entiende por antonimia, en un sentido general, el hecho de que dos palabras tengan dos significados contrarios. Sin embargo, no siempre se trata de la misma relación. Así distinguimos tres tipos de oposiciones distintas.
- Complementariedad. La negación de uno de los elementos supone la afirmación del otro. Ej: cruento/incruento.
- Antonimia. Entre los dos términos propuestos se extiende una gradación. Ej: caliente/frío.
- Reciprocidad. Un término implica al otro. Ej: entrega/recepción
Relaciones de jerarquización:
La jerarquía es una estructura que se establece en orden a su criterio de subordinación entre personas, animales, valores y dignidades. Tal criterio puede ser superioridad, inferioridad, anterioridad, posterioridad, etc; es decir, cualquier cualidad categórica de gradación agente que caracterice su interdependencia. Tiene un uso frecuente en las clasificaciones mitológicas y teológicas; y se aplica a todo tipo de ámbitos (Física, morales, empresariales, etc.). Cuando existe una jerarquía se dice, por extensión, que hay una organización jerárquica.
Ejemplos de uso son la jerarquía de la Iglesia, la jerarquía militar, la jerarquía de tripulación, la jerarquía burocrática (escalafón), la jerarquía de valores, la jerarquía corporativa, etc.