El Teatro Español del Primer Tercio del Siglo XX

Entre la Vanguardia y la Tradición

Durante el primer tercio del siglo XX, conviven en España dos corrientes teatrales: una comercial y conservadora, y otra innovadora que busca romper con los moldes establecidos.

Teatro Comercial

El teatro comercial, dominante en la época, satisfacía los gustos del gran público y las exigencias de los empresarios. Se distinguen varias tendencias:

• Alta comedia: Representada por Jacinto Benavente, critica los vicios de la alta burguesía con humor e ironía. Destacan obras como La malquerida y Los intereses creados.
• Teatro poético: Conectado con el Modernismo, se caracteriza por el uso del verso, temas históricos y un estilo retórico. Su máximo exponente es Eduardo Marquina.
• Teatro costumbrista: Continuación del sainete decimonónico, ofrece una visión pintoresca de la realidad con humor y lenguaje popular. Destacan los hermanos Álvarez Quintero y Carlos Arniches (El santo de la Isidra, La señorita de Trevelez).
• Astracán: Creado por Pedro Muñoz Seca, se define por situaciones disparatadas, juegos de palabras y guiños paródicos. Obras representativas: La venganza de don Mendo y Los extremeños se tocan.

Teatro Innovador

Paralelamente, surge un teatro innovador que busca romper con la tradición. Algunos autores destacados son:

• Autores del 98: Azorín y Miguel de Unamuno (Fedra).
• Jacinto Grau: Combina la farsa tradicional con elementos vanguardistas en obras como El señor de Pigmalión.
• Vanguardistas y Generación del 27: Max Aub, Alejandro Casona, Rafael Alberti y Enrique Jardiel Poncela (Cuatro corazones con freno y marcha atrás).

Dentro de este teatro innovador, destacan dos figuras fundamentales: Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca.

Ramón María del Valle-Inclán

Tras sus inicios en el teatro poético modernista, Valle-Inclán experimenta con nuevas fórmulas dramáticas:

• Etapa mítica o primitivista: Crea un mundo mítico e intemporal, con personajes dominados por la lujuria, la brutalidad y la avaricia. Destacan la trilogía de las Comedias bárbaras y Divinas palabras.
• Etapa de los esperpentos: Con obras como Luces de bohemia, Martes de Carnaval (Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto, La hija del capitán) y Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, Valle-Inclán deforma la realidad para mostrar su verdadera esencia. El esperpento se caracteriza por la parodia, la animalización de los seres humanos y la humanización de objetos y animales. Según el propio autor: “Mi estética actual consiste en transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas. Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento”.

Federico García Lorca

El teatro de Lorca es esencialmente poético, con un lenguaje rico en imágenes y una ambientación simbólica. Sus temas principales giran en torno al conflicto entre la libertad individual y las normas sociales, resultando en la frustración del protagonista, a menudo femenino.

Su obra incluye piezas modernistas (Mariana Pineda), teatro de marionetas (Retablillo de don Cristóbal) y farsas (La zapatera prodigiosa). En la década de 1930 alcanza su madurez con:

• Teatro vanguardista: Obras cercanas al Surrealismo, como El público y Así que pasen cinco años.
• Teatro convencional: Dramas como Doña Rosita la soltera y sus tres tragedias rurales: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Estas últimas, con elementos clásicos como el coro y la mezcla de verso y prosa, exploran el conflicto entre libertad y autoridad, instinto y represión. La casa de Bernarda Alba destaca por su depuración lírica y su reflexión sobre el poder femenino y las imposiciones morales.