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TEATRO ESPAÑOL ANTERIOR A 1939
A principios de siglo, el teatro presentaba unos condicionamientos comerciales muy fuertes, pues los empresarios tenían muy en cuenta los gustos del público burgués, que era el que iba al teatro. Así se explica que el teatro español del primer tercio de siglo se reparta a grandes rasgos, en dos frentes:
I. EL TEATRO QUE TRIUNFA:
I.1 Comedia burguesa de Jacinto Benavente: Jacinto Benavente es la figura más representativa de las posibilidades y limitaciones del momento. Escribíó obras que criticaban suavemente la clase burguesa, como Los intereses creados, en 1922 se le concede el Premio Nobel. Destacan su habilidad escénica, su ingenio y la fluidez de sus diálogos.
I.2 Teatro en verso:
Nacíó directamente ligado a la estética modernista, pero pronto se centró en temas históricos o legendarios. Sus principales representantes fueron Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina. Dentro del teatro cabe citar las obras escritas en colaboración por los hermanos Machado.
I.3 Teatro cómico: Vino a continuar la tradición del sainete y del género chico. Sus principales autores son:
* Carlos Arniches, que llevó a escena los tipos, los ambientes y las costumbres de Madrid e intentó una tímida renovación del género en la comedia grotesca La señorita de Trevélez.
* Los hermanos Álvarez Quintero se inspiraron principalmente en motivos andaluces. Sobresalen sus sainetes y ciertas comedias, piezas todas ellas ligeras y de diálogo intrascendente: El patio, El genio alegre…
* En un nivel inferior de calidad, aunque no de éxito, situamos el género cómico llamado “astracán” cuyo creador fue Pedro Muñoz Seca: su objetivo era arrancar la carcajada.
II. EL TEATRO QUE PRETENDE INNOVAR:
II.1. Algunas tentativas renovadoras: R. Mª del Valle-Inclán
A las tentativas renovadoras de los autores del 98 acompañó un gran fracaso, pues ni el denso teatro ideológico de Unamuno ni los experimentos teatrales de Azorín en la línea de lo irreal o lo simbólico eran aportaciones que pudieran triunfar, visto el público de la época y los intereses de losempresarios.
Caso aparte fue Jacinto Grau, cuya obra, densa y culta, interesada especialmente por grandes mitos, triunfó en el Extranjero… y fracasó en España. Jacinto Grau está por encima del teatro que triunfó en su tiempo en España por su originalidad y calidad lírica.
Ramón Gómez de la Sierra, pionero del Vanguardismo español, escribíó piezas totalmente distantes del teatro que se veía en las tablas y, en su mayoría, se quedaron sin representar, como Los medios seres, cuyos personajes aparecen con la mitad del cuerpo totalmente negra, como símbolo de personalidad incompleta y parcialmente frustrada.
Quizá el dramaturgo más carismático de estas tentativas renovadoras fue R. Mª del Valle-Inclán “la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá”: manco, con melenas y largas “barbas de chivo”, con capa, chambergo y chalina. Pero, por debajo de su excentricidad bohemia se ocultan un violento inconformismo y, de otro, una entrega rigurosa a su trabajo de escritor en permanente persecución de formas nuevas.
La evolución del teatro de Valle-Inclán es similar a la que sigue en su obra narrativa que se manifestó en dos posturas estéticas distintas:
El Modernismo: en sus primeras obras dramáticas. En ellas aparece el ambiente rural gallego, con toda su miseria, plagado de personajes extraños. Aunque en estas obras prevalece el esteticismo modernista, apuntan ya algunos rasgos que preludian el esperpento.
El esperpento, que es una deformación sistemática de la realidad para manifestar sus aspectos más absurdos. Los procedimientos para esperpentizar son: hacer de los personajes seres grotescos, reducirlos a simples fantoches o marionetas; usar un lenguaje deformado mediante arcaísmos, localismos y términos procedentes del lenguaje del hampa y del caló. Valle escribíó obras teatrales consideradas esperpentos como:
-Divinas palabras, Luces de bohemia…
II.2.
Federico García Lorca:
Tres facetas destacaremos en la dramática de la generación del 27: a) una depuración del teatro poético; b) la incorporación de las formas de vanguardia, y c) el propósito de acercar el teatro al pueblo.
Aparte de las incursiones teatrales de algunos representantes del Grupo Poético del 27 como Pedro Salinas, Miguel Hernández o F. García Lorca, a quien estudiaremos con detalle más adelante, esta generación presenta dramaturgos puros como Alejandro Casona y Max Aub.
Alejandro Casona, dramaturgo puro, se reveló con el premio “Lope de Vega” otorgado a La sirena varada, ingeniosa y poética. La dama del alba es su mejor obra: la dama es la muerte que se presenta a cobrar una presa en una casona rural asturiana, en medio de una lograda atmósfera popular.
Max Aub, importante dramaturgo, pionero de una frustrada renovación escénica. Algunos títulos son Una botella, Narciso, No… He aquí un teatro noble, fuerte, renovador que no pudo ser conocido en su momento en España.
F. García Lorca nos ofrece un teatro que raya a una altura pareja a la de su obra poética y constituye una de las cumbres del teatro español y universal. Cultivó el teatro especialmente en los seis últimos años de su vida. En su teatro, igual que en toda su obra, late un hondo malestar un dolor de vivir. La temática profunda de su teatro es la frustración, el conflicto entre la realidad y el deseo, frecuentemente encarnados en mujeres. Los personajes tienen una frustración en el plano metafísico o en el plano social. En cuanto a sus ideas sobre el teatro, habló duramente del teatro al uso “en manos de empresas absolutamente comerciales” y despreció el teatro en verso, el género histórico. Para él teatro es poesía y es también realidad. Lorca se nutríó de diversas tradiciones: Modernismo, drama rural, los clásicos, el teatro de títeres, la tragedia griega, Shakespeare, teatro vanguardista… En cuanto al estilo, merece destacar el uso del verso y de la prosa. Sus dos primeras obras están escritas totalmente en verso. A medida que gana terreno la prosa, va creciendo el arte del diálogo, vivo e intenso.
Dividiremos la evolución del teatro lorquiano en tres momentos:
a) Los tanteos o experimentos de los años 20, con obras como El maleficio de la mariposa o Mariana Pineda, su primer éxito.
b) La experiencia vanguardista de principios de los años 30. En estos años Lorca sufre una doble crisis vital y estética: en lo vital, la crisis tiene que ver con su homosexualidad. Escribe bajo este influjo obras de difícil representación como El público y Así que pasen cinco años.
c) La etapa de plenitud en sus últimos años. A esta etapa, en la que conjuga el rigor estético con el alcance popular, pertenecen principalmente las tragedias y dramas. Por ej: Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba…