Portada » Historia » El Sistema Canovista: Turno de Partidos y Fraude Electoral en la Restauración Borbónica
El sistema canovista se inspiró en el parlamentarismo inglés. Dos partidos políticos, el Conservador y el Liberal Fusionista, se turnaban pacíficamente en el poder, aceptando puntos en común y evitando los pronunciamientos militares. Ambos partidos representaban los intereses de la burguesía.
**Partido Conservador:**
– Liderado por Cánovas del Castillo
– Apoyado por la alta burguesía urbana, la oligarquía agraria y el clero
– Defendía la limitación del sufragio, la restricción de libertades y el entendimiento con la Iglesia
**Partido Liberal Fusionista:**
– Liderado por Práxedes Mateo Sagasta
– Apoyado por las clases medias
– Defendía la soberanía nacional, el sufragio universal, las libertades de asociación y reunión, y el librecambio
El instrumento para hacer efectivo el turno de partidos fue el fraude electoral, conocido como»pucheraz». Los resultados se decidían de antemano mediante el sistema del encasillado. Así, bajo una apariencia democrática, se garantizaba la estabilidad política, pero se institucionalizaba un sistema oligárquico que no representaba la voluntad popular.
La Constitución de 1876, la más duradera de la historia de España, concretó el sistema canovista. Establecía:
– Soberanía compartida entre el rey y las Cortes
– Ejecutivo nombrado por el rey
– Bicameralismo (Senado no electivo, designado por el rey)
– Centralismo creciente
– Declaración de derechos individuales limitada (ampliada posteriormente por gobiernos liberales)
– Confesionalidad católica del Estado, permitiendo culto privado a otras religiones
Tras la muerte de Narváez y O’Donnell, la Unión Liberal y los progresistas se unieron para poner fin al reinado de Isabel II. La sublevación de 1868, iniciada por el almirante Topete, triunfó rápidamente.
El Gobierno provisional, presidido por Serrano, convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Los progresistas vencieron y marcaron la ideología de la nueva constitución.
La guerra se inició tras la muerte de Fernando VII. Los carlistas, partidarios del infante Carlos, derrotaron inicialmente a las tropas del gobierno. Sin embargo, el apoyo de Francia e Inglaterra inclinó la balanza hacia el bando isabelino. La victoria liberal en la batalla del Puente de Luchana aceleró el final de la guerra con el Convenio de Vergara.
A pesar de la derrota, las ideas y reivindicaciones carlistas no desaparecieron.