Portada » Filosofía » El Siglo de las Luces: Auge y Transformación de la Ilustración en Europa
El sistema de Utrecht rigió las relaciones europeas hasta Versalles, que puso fin a las guerras napoleónicas. Este sistema de equilibrio fue cuestionado y no impidió nuevas guerras en la primera mitad del siglo XVIII, como la sucesión de Polonia y Austria. A partir de la Guerra de los Siete Años, las guerras se trasladaron a América, en la segunda mitad del siglo XVIII, a las colonias. Los conflictos bélicos de las potencias europeas ya no se libraban en el continente, y las colonias adquirieron cada vez mayor importancia.
La Paz de Utrecht y Rastatt se considera el fin de los conflictos del siglo XVII. Comenzó una nueva etapa que coincidió con novedades y cambios en otros ámbitos como el demográfico, social y económico. Estos cambios caracterizaron el siglo XVIII.
Este siglo se conoce como el de la Ilustración o de la Luz, sobrenombre del movimiento cultural que lo caracteriza. Este tipo de referencias encierran la conexión entre los movimientos culturales, la situación social y la realidad política. Es en este momento cuando esa conexión se da con más fuerza, porque los ilustrados colaboran con los políticos para transformar la sociedad conocida.
Cuando se habla de Ilustración, es importante saber a qué nos referimos:
La Ilustración fue el fruto del trabajo de los ilustrados, quienes se conocían, se leían y admiraban, e iniciaron una acción conjunta. Tuvieron un lugar fundamental de acción en Francia, pero también estuvieron presentes en toda Europa.
Eran personas dedicadas a una gran variedad de áreas del conocimiento: psicólogos, pedagogos, economistas, utilitaristas, etc. Esta gran variedad hizo que el movimiento fuera muy rico internamente, enormemente complejo y diverso. Se podría decir que el único lazo que los unía era su deseo de buscar lo que definían como la mayor felicidad para el mayor número de personas. En esta búsqueda, los ilustrados consiguieron ponerse de acuerdo y compartir ideas, sobre todo dos:
Frente a una sociedad donde lo importante era la fe y las creencias.
Fuera de estas ideas, hubo una gran diversidad, e incluso las actitudes frente a la iglesia y a la monarquía variaron según los estados.
Otro elemento común es la cronología, que no es fácil de establecer de manera exacta. Sin embargo, toda la producción entra dentro de unos márgenes cronológicos más o menos similares en toda Europa. Las raíces hay que buscarlas en el siglo XVII, en la revolución filosófica que representó el racionalismo y el empirismo, en el cambio que supuso la revolución científica y en el pensamiento inglés, sobre todo de Locke. Estos cimientos de Inglaterra fueron tomados por los franceses, quienes se convirtieron en los definidores del pensamiento ilustrado. Francia se convirtió en el centro, la cuna de la Ilustración.
Se podría decir que se inició en los años 20 del siglo XVIII y que terminó con los sucesos de finales de siglo. Pero es una cronología difusa, y algunos autores han puesto fechas más concretas: algunos dicen 1720, y otros 1734, fecha en la que se produjo la publicación de tres obras fundamentales: Las cartas filosóficas (o inglesas) de Voltaire, las Consideraciones sobre la grandeza de los romanos de Montesquieu, y el Ensayo sobre el Hombre de Pope. En lo que todos coinciden es que la cima se alcanzó en los años centrales del siglo, cuando se produjo la publicación de la obra más emblemática: la Enciclopedia dirigida por Diderot, que se publicó entre 1751 y 1764. La publicación sufrió interrupciones, e incluso estuvo a punto de abortarse por las presiones al monarca. La última etapa se dio en los años finales del siglo.