Portada » Geografía » El Sector Terciario y su Importancia en la Economía Global
El sector terciario es uno de los tres sectores económicos que, a diferencia de los sectores primario y secundario, no produce bienes materiales, sino que presta servicios a la población. En los países industrializados, el sector terciario o de servicios ha crecido en importancia, tanto por el número de trabajadores que ocupa como por la riqueza que genera, y se ha convertido en el sector principal de la actividad económica. De hecho, casi todos los países del mundo, independientemente de cuál sea su nivel de desarrollo, tienden a incrementar el número de personas ocupadas en el sector terciario o de servicios.
Una de las características principales del sector terciario o de servicios es la gran diversidad de actividades que comprende. Algunas de las más destacadas son:
La máxima expansión del sector terciario se ha alcanzado con la sociedad de la información, que ha producido el desarrollo técnico y científico, la mundialización de la economía y el crecimiento de los intercambios, hasta el punto de que se habla de revolución del sector terciario.
Actualmente, el sector terciario sigue creciendo debido a la demanda de servicios relacionados con los avances científicos y tecnológicos aplicados al campo de la microelectrónica, la informática, la bioindustria, la biogenética y la industria espacial, o bien los relacionados con la gestión de grandes empresas. El conjunto de las actividades relacionadas con la técnica y la ciencia suele decirse que forma parte del llamado sector terciario superior o cuaternario. Las personas que trabajan en este ámbito deben tener una buena formación académica y suelen recibir unos salarios elevados.
En contraposición al sector terciario superior, hay un sector terciario banal dedicado a trabajos que exigen poca preparación y están mal remunerados, como los servicios domésticos y de limpieza y la venta ambulante.
Los servicios también se multiplican para dar respuesta a los cambios sociales recientes. Sirvan de muestra tres ejemplos que resultan muy significativos:
El comercio consiste en la actividad de comprar y vender mercancías con el fin de satisfacer las necesidades de la población. Es una actividad muy antigua que ha permitido el contacto entre culturas diversas. Inicialmente, la función comercial se realizaba mediante el trueque, es decir, el intercambio de unos productos por otros. Posteriormente, con la aparición de la moneda, pudo darse un valor más exacto a las mercancías y se amplió el ámbito de las actividades comerciales, haciendo posible el comercio con pueblos lejanos.
Las actividades comerciales pueden desarrollarse dentro de un mismo país o entre diferentes países del mundo, lo que genera distintos tipos de comercio.
El comercio interior es el que tiene lugar dentro del mismo país y puede ser de dos clases:
El comercio exterior es el que se realiza entre países. Incluye tanto las ventas de productos nacionales o exportaciones como las compras de productos internacionales o importaciones. El valor del comercio entre países se recoge en la balanza comercial y en la balanza de pagos.
La balanza comercial es la diferencia entre los productos que un país vende al exterior y los que compra a otros países. Según cómo sea el tipo de intercambios, la balanza comercial puede ser:
La balanza comercial solo comprende una parte de los intercambios económicos entre países, la que se refiere a los productos o bienes materiales. Para tener una visión completa de todos los intercambios que realiza un país hay que recurrir a la balanza de pagos.
La balanza de pagos registra todos los intercambios comerciales de un país, tanto de productos como de servicios o de capitales financieros. Según el tipo de intercambios, la balanza de pagos puede ser:
Puede ocurrir que un país tenga una balanza comercial negativa y una balanza de pagos excedentaria. En este supuesto, aunque la balanza comercial fuera negativa, podría cerrar su balanza de pagos con resultados positivos gracias, por ejemplo, a las divisas aportadas por el turismo.
Se considera que los intercambios comerciales producen un movimiento entre vendedores y compradores comparable a un curso o corriente de agua; por eso reciben el nombre de flujos comerciales. Estos flujos pueden ser: de materias primas, de productos manufacturados, de servicios, de capitales…
Las materias primas son básicas en los intercambios comerciales internacionales porque los países productores no son siempre grandes consumidores de las materias primas que extraen, pero sí las venden. Por lo tanto, se originan flujos comerciales que representan en torno al 40% de los intercambios mundiales. La materia prima de mayor importancia en el comercio mundial es el petróleo, ya que de él depende en gran medida la actividad industrial de los países desarrollados.
Los productos elaborados son clave en los flujos comerciales de los países industrializados. El 80% de los intercambios de productos manufacturados que se llevan a cabo en el mundo proceden de los países más desarrollados. Sin embargo, cada vez más aparecen nuevos competidores, ya sean potencias emergentes con una importante riqueza minera o energética y un gran capital humano, o países del Sudeste Asiático, de reciente industrialización.
Los flujos de capitales movilizan enormes cantidades de dinero que circulan constantemente por todo el mundo. Con dinero se pueden efectuar préstamos bancarios, inversiones o comprar y vender empresas o acciones en bolsa. Los mayores flujos de capitales circulan entre EEUU, Japón y la UE. Los países más pobres apenas participan en este mercado mundial de capitales.
Los flujos de información se han generalizado con la aparición de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ya que permiten expandir las noticias y el conocimiento de forma inmediata por todo el mundo. La información puede circular a gran velocidad y de forma instantánea por todo el planeta a través de ordenadores, satélites, antenas receptoras y cables de fibra óptica, que constituyen auténticas autopistas de la información. Sin embargo, la expansión de las nuevas tecnologías es muy desigual en el territorio, porque su implantación en un país depende del grado de desarrollo que tenga.
La mundialización de los intercambios ha obligado a muchos países a agruparse en bloques comerciales con el propósito de eliminar rivalidades y regular los flujos. Estos bloques tienen en común aspectos como:
El transporte es el medio de traslado de personas o mercancías de un lugar a otro. El transporte aéreo, el terrestre y el marítimo son los sistemas de transporte que permiten dichos desplazamientos. Las carreteras, las vías férreas, los puertos y los aeropuertos son las infraestructuras necesarias para la circulación de los medios de transporte.
Las funciones del transporte son muchas, pero entre ellas tres destacan como las más importantes:
La revolución en los medios e infraestructuras de transporte en los últimos cincuenta años ha tenido como objetivo prioritario trasladar mayor número de personas y cantidad de carga de una forma cada vez más rápida, segura y económica. Los cambios más significativos que se han producido en el mundo de los transportes han sido los siguientes:
La organización y explotación de un territorio necesita buenas redes de transporte, es decir, un conjunto de infraestructuras por donde circulan con facilidad los vehículos. Las redes de transporte están formadas por ejes o líneas que unen dos o más puntos. Se disponen en forma de malla o red y ocupan un territorio de forma más o menos densa. Los puntos de la red donde concurren los ejes son los nudos de transporte y, en general, coinciden con grandes ciudades, que son los puntos de salida y llegada.
El sistema de transporte más utilizado es el terrestre, lo que ha formado una densa red de infraestructuras por todo el mundo, aunque no es homogénea.
La carretera es la infraestructura más utilizada para transportar personas y mercancías, y ha relegado durante muchos años otras formas de desplazamiento debido a la gran movilidad de los vehículos. La red de carreteras es la más estructurada y densa de los medios de transporte terrestre, aunque presenta grandes diferencias entre los países desarrollados, que tienen una tupida malla de carreteras, autovías y autopistas, y los países subdesarrollados, con una red escasa, poco estructurada y mal acondicionada.
El transporte por ferrocarril es el más adecuado para recorrer distancias medias y largas, tanto para pasajeros como para mercancías. El tren es un medio rápido, seguro y económico, que permite desplazar mucha carga de productos pesados o voluminosos. Sin embargo, la rigidez del trazado ferroviario hace que a veces deba complementarse con el transporte por carretera. Actualmente, el transporte por ferrocarril permite mayor capacidad de pasajeros y de carga y más velocidad. Los trenes de alta velocidad (TAV) ofrecen grandes ventajas para las distancias medias. Los trenes rápidos (TR) pueden utilizar infraestructuras ya existentes. Circulan a menor velocidad que los TAV, pero el coste de mantenimiento de sus infraestructuras y el consumo de energía son menores.
El transporte aéreo es el más adecuado para el traslado de las personas a grandes distancias y para el traslado de mercancías ligeras, perecederas o de mucho valor, gracias a su rapidez y seguridad. Sin embargo, es un medio de transporte que tiene un coste elevado, porque los aviones consumen mucho carburante y necesitan un riguroso mantenimiento. Además, tiene un gran impacto medioambiental por el ruido y la contaminación que generan los aviones. Hasta hace pocos años, el transporte aéreo era monopolizado por las compañías estatales, pero hoy en día la proliferación de compañías privadas ha permitido reducir los costes y aumentar el tráfico de pasajeros y de mercancías. Los aeropuertos exigen grandes espacios para que el transporte aéreo sea eficaz. Además, desde mediados del siglo XX han atraído la instalación en sus alrededores de actividades industriales y terciarias. Dada la importancia del transporte aéreo, existe casi una total coincidencia entre las ciudades que ejercen un papel decisorio a nivel mundial y los aeropuertos internacionales más importantes.
El transporte marítimo resulta la forma más idónea para trasladar grandes cantidades de mercancías a mucha distancia y a un precio más bajo. En ocasiones, puede complementarse con el transporte fluvial, aunque para que un río sea navegable debe tener un régimen regular de agua y un curso sin cascadas ni rápidos. Uno de los inconvenientes del transporte marítimo es que resulta muy lento y, además, necesita grandes puertos para poder manipular las enormes cantidades de mercancías que traslada; por eso apenas se emplea para el desplazamiento de pasajeros, aunque en los últimos años viene siendo utilizado debido al crecimiento del turismo de cruceros como viajes de placer. Además, dado que la carga es muchas veces peligrosa, supone un riesgo para el ecosistema marino. En los últimos años hemos sufrido auténticas catástrofes medioambientales provocadas por los accidentes de petroleros, como el Prestige en el año 2002, que contaminó de crudo las aguas y costas gallegas, o, más recientemente, en 2010, el vertido de crudo en el Golfo de México. La pérdida de combustible de los barcos como consecuencia de accidentes o por un mal mantenimiento de los buques, entre otras causas, ocasiona la muerte de buena parte de la flora y fauna marinas de la zona afectada.