Portada » Economía » El Rol del Estado en la Economía Moderna: Eficiencia, Crecimiento y Redistribución
El peso del sector público ha aumentado tanto en escala como en alcance, pero continúa utilizando métodos tradicionales que son objeto de crítica y debate político. Su impacto en la economía se mide como porcentaje del PIB de cada país, siendo la composición interna del gasto tan importante como su volumen. Es importante destacar que las comparaciones entre países no son sencillas. Un gasto público eficiente contribuye a la cohesión social y a la competitividad económica.
Si bien los gobiernos no han dejado de ejercer sus potestades, han incrementado su rol como productores de servicios a la población, como salud, educación, vivienda y pensiones.
El número de políticas que dejan de ser responsabilidad pública es mínimo. Lograr la finalización de políticas es una gran dificultad para los gobiernos. Toda política tiene sus beneficiarios externos y sus responsables internos que buscan su continuidad. Cada nueva política implica la creación o expansión de un órgano responsable, la asignación de presupuesto, personal, suministros y bienes. Esto plantea la pregunta: ¿puede el sector público asumir más obligaciones o ha alcanzado un punto de sobrecarga?
Existen diversas razones políticas que explican el crecimiento de los presupuestos públicos:
La Ley de Wagner postula que el Estado tiende a crecer a medida que aumenta la riqueza de las naciones. La urbanización y la industrialización generan sociedades más complejas, transfiriendo la producción de ciertos bienes al sector público. El aumento de la renta incrementa la demanda de bienes elásticos respecto a la renta, como la educación. A mayor renta, mayor demanda de bienes económicos superiores e insustituibles proporcionados por el sector público (seguridad, justicia, defensa). También influye la ilusión fiscal, que consiste en la subestimación del coste de los servicios públicos por parte de los ciudadanos, lo que contribuye al crecimiento de su demanda. Finalmente, el crecimiento del gasto durante las guerras, que no suele revertirse, también contribuye a este fenómeno.
La pugna política entre quienes defienden un estado grande y quienes buscan limitar su tamaño existe en todos los países desarrollados. Hasta ahora, ninguna política anti-estado ha logrado reducir su tamaño significativamente. Tan importante como el tamaño del estado, generalmente medido como porcentaje del PIB, es el tipo de gasto que realiza: militar, social, educativo, infraestructuras, etc.
No hay consenso sobre el grado de intervención estatal ideal. Los efectos redistribuidores del Estado nunca son neutrales: unos grupos ganan y otros pierden. La pregunta clave es: ¿quién paga y quién cobra? Cada grupo social o de interés intenta desviar el gasto público en su beneficio («rent seeking»).
Según Stiglitz, el Estado debe intervenir para: