Portada » Arte » El Renacimiento y el Manierismo en Italia y España
El Renacimiento hace referencia a la vuelta a la Antigüedad grecorromana. Durante este periodo hubo una renovación cultural en Europa, centrándose en la Antigüedad. Se llama Renacimiento al arte italiano del Siglo XV y parte del XVI. El Renacimiento comprende el Quattrocento y el Cinquecento, pero hay que hablar de tres periodos: – El Quattrocento, el arte creado en Italia a lo largo del Siglo XV. – El Clasicismo, el arte italiano que se manifiesta durante las dos primeras décadas del Siglo XVI. – El Manierismo, que perdura hasta finales del Siglo XVI y en el que el Renacimiento se extiende por el resto de Europa. El Renacimiento artístico se sitúa entre el estilo gótico y el Barroco. El concepto de Renacimiento se aplica también a la literatura, la filosofía, la política, etc. Se utiliza la antigüedad como modelo para crear la nueva manera. Su origen está en el Humanismo. Pero el humanismo es también componente del Renacimiento y se refleja en su arte. Los artistas renacentistas sabían que vivían en una época de renovación cultural y teorizaban sobre el arte en sí. Del arte griego y romano, en el Renacimiento se retomaron los temas y sus formas. Los artista del Renacimiento, siguieron desarrollando su aprendizaje en talleres bajo la dirección de un maestro. Allí aprendían sobre pintura, arquitectura, escultura, tapices, teología, medicina, música, matemáticas, etc. Los mecenas estaban muy relacionados con los artistas, y como tenían grandes recursos económicos y eran muy influyentes políticamente, eran los que financiaban las obras de arte para resaltar su importancia personal o familiar. Incluso llegaron a contratar permanentemente a artistas. Destacaron como mecenas la familia Médici y el Papa Julio II.
Durante el Siglo XV en Europa, mientras se consolidaban los Estados Modernos, la Península Italiana estaba dividida en pequeñas ciudades-estado, que solían estar en guerra para imponer su influencia y estaban gobernadas por príncipes de familias burguesas ennoblecidas como los Sforza o los Médici. Estas familias ennoblecidas adquirieron un gusto por la belleza monumental, las fiestas y los encargos de obras de arte. Se rodearon de filósofos, literatos, científicos, pintores, escultores, y arquitectos. De entre todas las ciudades-estado italianas, destaca la ciudad de Florencia, que políticamente había conseguido imponer su dominio a toda la Toscana y es donde se inicia el Renacimiento.
Utilización de columnas, pilastras, capiteles, arcos, frontones, etc. El arco de medio punto es el más utilizado y la bóveda de cañón decorada con casetones. Los edificios son simétricos tanto en el horizontal como en el vertical. La cúpula es el elemento constructivo por excelencia y se prefiere la cúpula de media naranja. Las iglesias renacentistas emplean dos tipos de plantas: Basilicales en forma de cruz latina, de tres naves con arcadas sobre columnas y cúpula sobre el crucero y la planta central en torno a una cúpula central. Las fachadas de las iglesias se caracterizan por sobrevalorar lo ornamental. La decoración consiste en la repetición de un mismo elemento, como las ventanas. La influencia romana está en el diseño de la fachada como un arco de triunfo, coronadas por frontones clásicos. Los palacios tienen forma cúbica rematada por una cornisa, molduras horizontales que separan los tres pisos, ventanas alineadas, etc. Los burgueses convierten la ciudad en una manifestación de su poder.
Su trabajo más famoso fue la cúpula de la Catedral de Florencia. Después, realizó otras obras como la Basílica del Santo Espíritu, la Capilla Pazzi, y el Palacio Pitti. En su arquitectura Utilizó columnas lisas clásicas agregando un fragmento de entablamento sobre el capitel para aumentar su altura, Empleó pilastras estriadas en capillas con planta central y prefirió el uso del arco de medio punto, Para las cubiertas, optó por bóvedas de cañón o bóvedas vaídas, aunque prefería las cubiertas de madera. Además, diseñó el modelo de palacio renacentista típico, con una parte inferior de grandes sillares.
c) Alberti fue un estudioso de la arquitectura de la antigüedad y la reflejó sus descubrimientos en este campo en un tratado teórico, De re aedificatoria. Sus construcciones eran más ornamentales que las de Brunelleschi, utilizó la superposición de órdenes, preferiendo el toscano. Sus construcciones más importantes son el Palacio de los Rucellai, la fachada de la Basílica de Santa María Novella, el Convento de San Francisco en Rímini y la Iglesia de San Andrés en Mantua.
La escultura renacentista nacíó en Florencia alrededor de 1400. Influenciada por las esculturas romanas. Los escultores florentinos se inspiraron en la vida contemporánea para crear retratos, monumentos funerarios, estatuas ecuestres y obras religiosas. La innovación clave fue en el relieve escultórico con énfasis en la perspectiva y el paisaje. Los materiales utilizados fueron el mármol y el bronce, además de madera, barro cocido y piedra. Se caracteriza por la proporcionalidad, el contrapposto y las piernas abiertas en compás.
b) Ghiberti fue el primer escultor renacentista. Ganó un concurso en 1401 para crear las puertas de bronce con relieves para el Baptisterio de la Catedral de Florencia. Sus puertas representan escenas evangélicas con una perspectiva pictórica y naturalidad en la disposición de personajes y paisajes. Su obra maestra, la Puerta del Paraíso, exhibe una perspectiva aún más avanzada y un Realismo que supera las obras romanas.
c) Donatello fue el escultor más influyente del Siglo XV. Aprendíó de Ghiberti y rivalizó con él. Su obra abarcó diversos géneros escultóricos y materiales. Recuperó conceptos clásicos como el desnudo, el retrato y la estatua ecuestre. Su estilo se caracteriza por un Realismo y análisis psicológico que impresiónó a sus contemporáneos. Entre sus obras destacan San Jorge, estatuas de profetas, la Tumba del cardenal Brancacci, la Cantoría, el altar de la Capilla Cavalcanti, David, el Condotiero Gattamelata y Santa Magdalena.
La pintura italiana del Siglo XV se centró principalmente en Florencia. Los pintores florentinos se dividieron en dos corrientes: los artistas interesados en la línea ( representada por Fray Angélico y Sandro Botticelli) y los preocupados por el volumen (Masaccio y Piero della Francesca). Utilizaron técnicas como la pintura al fresco y la pintura al temple sobre tabla o lienzo. Los temas elegidos serán además de los religiosos, los mitológicos, los alegóricos y los retratos. Se destacó la representación verosímil de la naturaleza, el antropocentrismo y la armónía y simetría en las composiciones.
b) Fray Angélico se enfocó en temas religiosos. Aunque mantuvo elementos medievales como el uso del oro en sus tablas. Introdujo la perspectiva y la luz en sus obras. Su obra la desarrolla en su convento de San Marcos de Florencia, que decora al fresco con escenas de la vida de Jesús como la de Santo Domingo y el Crucificado, la Anunciación y La Coronación de la Virgen. También son suyos los frescos de la Capilla de Nícolás V en el Vaticano. Pero lo que más caracteriza a Fray Angélico son sus pinturas de Vírgenes con el tema de la Anunciación.
c) Masaccio renovó la pintura con un enfoque monumental y dramático. Sus composiciones son sencillas, con varios personajes, situándolos en un espacio verídico, utilizando la perspectiva geométrica. Sus obras, como los frescos de la capilla Brancacci, muestran un Realismo escultórico y una perspectiva avanzada. El fresco de La Trinidad de la iglesia de Santa María Novella en Florencia.
d) Piero della Francesca exploró la luz y el color de manera única. Sus frescos en la iglesia de San Francisco en Arezzo, como la Leyenda de la Santa Cruz, reflejan un sentido melancólico y un dominio técnico notable.
e) Botticelli fue influenciado por el neoplatonismo y los Medici. Su estilo se caracterizó por líneas nerviosas, el movimiento, y la tristeza que asoma en todos los rostros que pinta, sacrificando la profundidad en favor de la belleza y elegancia. Obras como «La Primavera», «El nacimiento de Venus» y «Palas y el Centauro» reflejan su madurez artística, caracterizados por la delicadeza y elegancia de las figuras, la transparencia de las luces, sin apenas sombras, etc. Otra de sus obras más conocidas es “La calumnia”.
La palabra «Cinquecento» se refiere al segundo ciclo del Renacimiento (el S. XVI). Este periodo se dividíó en un Alto Renacimiento que terminaría con la Muerte de Miguel Ángel y un Bajo Renacimiento (una decadencia del estilo, es decir el “Manierismo”). Dos «estilos» en esta centuria:
Durante el Siglo XVI se mantuvieron aspectos del siglo anterior. Aunque hubo transformaciones en Italia como la disputa militar de España y Francia, la decadencia de algunos pequeños estados como Florencia y la recuperación del poder del Papado.
El clasicismo fue un período breve pero importante en la historia del arte, especialmente en Italia entre 1500 y 1520. Durante este tiempo, figuras destacadas como Rafael, Bramante y Leonardo da Vinci contribuyeron significativamente al estilo. Se caracterizó por la fusión de la ciencia y el arte, donde los artistas necesitaban un conocimiento científico para crear sus obras. Conceptos como la perspectiva aérea, la proporción y la simetría fueron fundamentales para expresar la belleza ideal. Los artistas de esta época alcanzaron un dominio técnico notable gracias a su formación profunda en áreas como la perspectiva, la anatomía y las leyes de la visión. El clasicismo marcó el momento en que los artistas se consideraban intelectuales en lugar de simples artesanos.
El Manierismo surgíó en Italia entre 1520 y 1620 como una reacción al Renacimiento. Se caracterizó por oponerse a la racionalidad de esa época, ofreciendo en su lugar una expresión emocional y sensual más intensa. Los artistas manieristas introdujeron efectos exagerados y discordantes que rompieron con las proporciones ideales del Renacimiento. Este movimiento artístico fue influenciado por eventos turbulentos como la Reforma Protestante, la Contrarreforma y el saqueo de Roma en 1525 por las tropas del emperador Carlos V, que llevaron a una interrupción de los trabajos artísticos en la ciudad y dispersaron a muchos artistas hacia otras regiones de Italia.
La arquitectura italiana del Siglo XVI estuvo influenciada por las iniciativas de los papas de Roma y destacan figuras como Bramante, Rafael y Miguel Ángel. La construcción de la Basílica de San Pedro en el Vaticano marcó esta época y definíó la arquitectura de los siglos XVI y XVII. Durante el clasicismo, se enfatizó el uso riguroso de los órdenes clásicos, se redujo la ornamentación y se dio mayor importancia a la proporción, la simetría y las plantas centralizadas con cúpula como símbolo divino. Además, se combinaron frontones triangulares y semicirculares. El manierismo prefería la libertad, con una decoración extravagante para destacar la capacidad e inventiva de los arquitectos.
Bramante fue un arquitecto destacado del Renacimiento italiano. En Milán, trabajó en proyectos como la Iglesia de Santa María de las Gracias y la reforma de la iglesia de San Sátiro, mostrando su preferencia por el diseño de iglesias centralizadas con cúpula central. A los sesenta años, se trasladó a Roma, donde realizó dos proyectos importantes: el Templete de San Prieto in Montorio y el inicio de la construcción de la Basílica de San Pedro. En Roma, se inspiró en las ruinas de la antigüedad, convirtiéndose en el creador del clasicismo en arquitectura. Su estilo predominaba el orden toscano y evitaba concesiones ornamentales. Su proyecto más ambicioso fue la reconstrucción de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Bramante diseñó un edificio cuadrado con planta de cruz griega y una cúpula central, junto con cuatro cúpulas más pequeñas y pórticos clásicos en cada fachada. Otros arquitectos como Rafael y Miguel Ángel continuaron su trabajo, adaptándolo a sus propias visiones.
Buonarroti fue un artista florentino que se destacó en arquitectura, escultura y pintura bajo la protección de la familia Médicis en Florencia. Trabajó para nueve Papas diferentes a lo largo de su vida. En arquitectura, Miguel Ángel adoptó elementos clásicos pero los distorsiónó y colocó fuera de su contexto original, buscando ruptura y tensión en lugar de la armónía y proporción del clasicismo de Bramante. Sus obras más destacadas incluyen el mausoleo de la familia Médici en la Iglesia de San Lorenzo en Florencia y la Biblioteca Laurenciana, donde su escalera crea una sensación de expansión y claustrofobia. En 1534, se trasladó a Roma y el Papa Pablo IV le encargó reformar la Plaza del Capitolio. Su contribución más importante en arquitectura fue en la Basílica de San Pedro, donde simplificó la planta original y construyó una imponente cúpula en el crucero. Aunque originalmente concebida como una cruz griega, la planta fue modificada más tarde a una cruz latina por el arquitecto Maderno, perdiendo así la visión directa de la cúpula desde la fachada principal.
Palladio fue un arquitecto que buscó revitalizar el clasicismo de Bramante y alejarse del estilo manierista. Aunque en sus obras se pueden apreciar algunos elementos manieristas, Palladio sistematizó los principios clasicistas adaptándolos a las necesidades modernas.
Palladio fue un teórico de la arquitectura, difundiendo el lenguaje clasicista que él codificó. La mayoría de sus obras se encuentran en Vicenza y Venecia. En Vicenza, restauró el Palacio Municipal, rodéándolo de imponentes pórticos en tres de sus lados. En este proyecto, aplicó un sistema de combinar dos tipos de columnas del mismo orden, algunas más altas que sosténían el friso de coronamiento y otras más pequeñas intercaladas, creando una sensación de grandiosidad (orden gigante).
En su obra «Cuatro libros de Arquitectura«, destacó las villas de recreo para casas de campo. Construyó varias de estas villas en los alrededores de Vicenza, como la Villa Rotonda. También diseñó las iglesias del Redentor y San Giorgio Maggiore en Venecia y el Teatro Olímpico en Vicenza, una de sus obras más famosas.
Miguel Ángel Buonarroti marcó tanto el clasicismo como el manierismo. Prefirió la escultura y firmaba como «Miguel Ángel, escultor florentino».
En sus obras, buscaba el Realismo, la expresividad y el movimiento, empleando el contrapposto y destacando la terribilitá, que reflejaba la intensidad emocional y dramática de sus figuras. Sus esculturas, como el David o el Moisés, exhiben ira, dureza y mucha expresividad, transmitiendo fuerza y dinamismo. Trabajaba principalmente en mármol, esculpiendo bloques únicos, y dejó muchas obras incompletas debido a su perfeccionismo, dando lugar al término «non finito».
Comenzó su carrera artística en Florencia bajo la protección de los Médici, creando obras como la Piedad del Vaticano y el David. Recibíó numerosos encargos, incluyendo la decoración de la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro en Roma. Su fama continuó creciendo, y realizó obras importantes como el Moisés y los sepulcros de los Médici en Florencia.
Otros escultores notables de la época incluyen a Gianbologna, conocido por El rapto de las sabinas, y Benvenuto Cellini, famoso por su escultura de Perseo.
La pintura italiana del Siglo XVI se divide en dos corrientes: el clasicismo, que predomina en las primeras dos décadas, y el manierismo, que domina el resto del siglo. En el clasicismo, representado por Leonardo Da Vinci y gran parte de la obra de Rafael, se busca el equilibrio, el orden y la belleza idealizada, con composiciones geométricas y el uso de la perspectiva aérea.
Por otro lado, el manierismo en pintura rompe con el ideal de belleza anterior y enfatiza lo emocional, la expresividad y el dramatismo. Las figuras son alargadas, con posturas inestables, y las composiciones rompen con la perspectiva renacentista, desplazando el tema principal hacia rincones o el fondo. Además, los colores son irreales.
Además de estos dos estilos, destacan dos escuelas pictóricas en el Siglo XVI: la florentino-romana, representada por artistas florentinos pero con Roma como centro de la pintura italiana, y la escuela pictórica de Venecia, que se desarrollará hasta el Siglo XVIII y cuyo principal exponente es Tiziano.
Leonardo da Vinci, combinaba habilidades artísticas y científicas. Fue pintor, un teórico de la pintura y escribíó el «Tratado de la Pintura«.
En su obra, revoluciónó la técnica pictórica del Renacimiento. Su precisión en el dibujo y el refinamiento de la línea se combinaban con el uso del claroscuro, creando un efecto llamado «sfumato», que suavizaba los contornos y producía una atmósfera envolvente. Además, introdujo la perspectiva aérea, que añadía profundidad y Realismo a sus obras.
Aunque acabó pocas pinturas, dejó un legado de mucho bocetos y estudios. En Florencia, creó obras como «La Anunciación» y «La Virgen de las Rocas». En Milán, pintó obras como «La Dama del Armiño», «Santa Ana con la Virgen» y el famoso fresco «La Última Cena». También realizó retratos como «La Joven de la Perla» y el icónico «Retrato de La Gioconda», más conocido como la «Mona Lisa», pintado en 1505. Su obra también incluye «San Jerónimo» y «San Juan Bautista».
Rafael Sanzio fue un destacado pintor del Renacimiento italiano. Se formó en el taller de Perugino, inspirándose en Piero della Francesca, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, desarrollando su propio estilo, caracterizado por una dulzura y equilibrio clásico.
Es uno de los mejores exponentes del arte del Cinquecento, destacando por su medida, belleza idealizada, simetría axial, claridad compositiva, uso del color y luminosidad.
Entre sus primeras obras se encuentra «Los Desposorios de la Virgen», a los 21 años, marcando su transición hacia la madurez artística. Durante su estancia en Florencia, pintó varias obras religiosas, como la «Virgen del Jilguero» y la «Sagrada Familia del Cordero».
En 1508, se trasladó a Roma para decorar las Estancias Vaticanas en el palacio papal. Destacan sus famosos frescos como «La Escuela de Atenas», «La Disputa del Sacramento», «El Parnaso», «La Expulsión de Heliodoro» y «La Retirada de Atila». También fue un innovador retratista, conocido por su penetración psicológica, con obras como el «Cardenal» en el Museo del Prado, el retrato de Julio II y el de la «Fornarina», su amante y modelo.
Aunque su trabajo pictórico reflejaba el clasicismo, desarrolló un estilo propio y precursor del manierismo. Sus obras, como el Tondo Doni o el proyecto de la Batalla de Cascina, mostraban figuras poderosas, reflejando su grandeza.
Su influencia escultórica se reflejó en su pintura. Las figuras que pintaba se trataban como esculturas, con una fuerza muscular exagerada y una tensión dramática. Cada figura se destacaba individualmente, como Dios, Adán, Moisés, etc.
Sus obras estaban llenas de terribilitá, una expresión de fuerza y dramatismo, con posturas tensas y retorcidas. Utilizaba colores llamativos y contrastes de claroscuro para dinamizar sus composiciones. Este estilo manierista reemplazó al clasicismo en el Siglo XVI italiano.
Su obra pictórica más destacada se encuentra en la Capilla Sixtina del Vaticano, donde pintó el techo y la pared del Juicio Final. Representó varias escenas del Génesis en el techo, junto con profetas y sibilas en los laterales. En la pared del Juicio Final, mostró una composición monumental que trabajó hasta 1541.
Dentro del manierismo, destacó Giuseppe Arcimboldo, conocido por sus representaciones de rostros humanos elaborados con objetos naturales como frutas y flores. Su obra incluye famosos cuadros como «Las 4 estaciones» y «Retrato de Rodolfo II como Vertunmno».
El Renacimiento y el Manierismo en España se vieron influenciados por el contexto histórico y político de la época, y por la interacción con Italia y otras regiones europeas. Durante el Siglo XVI, España estaba dominada por una fuerte autoridad monárquica encabezada por los Reyes Católicos, seguidos por Carlos I y Felipe II. Estos monarcas lograron unificar la península ibérica bajo la dinastía de los Austrias. Esta unidad política contribuyó a que el Renacimiento se introdujera en España, aunque su influencia no fue tan profunda como en Italia.
La influencia del Renacimiento en España se produjo a través de contactos económicos y políticos con Italia, y mediante la presencia de artistas españoles que viajaron al país italiano y la importación de obras de arte y libros italianos.
En España, el Renacimiento no se adoptó de manera uniforme y clara como en Italia. Hasta el Siglo XVI, no se puede hablar de un estilo renacentista español definido, sino más bien de una mezcla de la tradición local con elementos renacentistas, especialmente manieristas. El manierismo, última fase del Renacimiento, fue particularmente relevante en España, influyendo en la arquitectura, la escultura y la pintura.
La arquitectura española del Siglo XVI experimentó un desarrollo que puede resumirse de esta manera;
– Estilo Reyes Católicos o Isabelino. Transición del gótico al Plateresco.
– Estilo Plateresco (Reinado de Carlos I, 1520-1550).
– Estilo Clasicista o Purista, contemporáneo al estilo Plateresco.
– Estilo Herreriano (reinado de Felipe II) 2a mitad del XVI.
El Plateresco surgíó en España como una evolución del gótico final, y se caracterizó por su abundante ornamentación en las fachadas de los edificios. Esta ornamentación incluía columnas, medallones, escudos heráldicos y figuras fantásticas entrelazadas con elementos vegetales, conocidas como grutescos.
El interior de los edificios mantuvo la influencia del gótico, con arcos apuntados y bóvedas de crucería. Sin embargo, se empezaron a introducir elementos renacentistas en los patios interiores.
Salamanca era uno de los principales centros del Plateresco, con la Fachada de la Universidad, el Palacio de Monterrey y el Convento de San Esteban.
Otros edificios representativos de este estilo incluyen el Colegio de Santa Cruz en Valladolid, la Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos, el Palacio de la Calahorra en Granada y el Ayuntamiento de Sevilla.
Este estilo florecíó durante el reinado de Carlos V, coincidiendo con el Plateresco. Hace referencia a la pureza de la influencia italiana en estas construcciones, que abandonaron las formas góticas y la ornamentación plateresca, adoptando los modelos clásicos que estaban de moda en Italia en ese momento.
Diego de Siloé, uno de los principales exponentes de este estilo, fue el encargado de las obras de la Catedral de Granada, que bajo su dirección se transformó en un edificio renacentista. La planta de esta catedral combinaba elementos góticos.
Una carácterística distintiva fueron los pilares de proporciones brunelleschianas, coronados por un trozo de entablamento y pilares más pequeños encima para elevar su altura. De Siloé también inició la construcción de la Catedral de Málaga, donde se repitió el uso de los mismos pilares y se completaron las bóvedas vaídas.
Otros arquitectos destacados en este estilo fueron Andrés de Vandelvira, responsable de las Catedrales de Jaén, Baeza y Guadix, así como la impresionante Iglesia del Salvador en Úbeda. Pedro Machuca, por su parte, diseñó el Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, que se considera el edificio más renacentista de España.
Este estilo se desarrolló durante el reinado de Felipe II. Se caracteriza por usar formas simples y sin adornos excesivos, como columnas y frisos básicos, con una decoración mínima.
La obra maestra de este estilo es el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid, que también sirvió como biblioteca, palacio y panteón real.
El diseño de Herrera para El Escorial tuvo una influencia considerable en la arquitectura posterior de España.
Otros proyectos de Herrera incluyen la Catedral de Valladolid y la Lonja de Sevilla, aunque no tuvieron tanto impacto como El Escorial. Este estilo fue popular debido al ambiente de austeridad religiosa que prevalecía en Europa en ese momento.
La escultura durante el Renacimiento en España se enfocaba en temas religiosos. La Iglesia española utilizaba las imágenes religiosas como propaganda de la fe católica. Las esculturas religiosas tenían que cumplir con ciertos requisitos formales para transmitir eficazmente las ideas de la Iglesia.
La escultura renacentista española adoptó un estilo manierista. Se trabajó en retablos, pasos procesionales, sillerías de coro y sepulcros. La madera fue el material más utilizado debido a su ligereza y facilidad para trabajar. Se aplicaba yeso sobre la madera, sobre el cual se pintaban las partes visibles de las figuras. Para los ropajes, se utilizaba la técnica del estofado, que consistía en aplicar colores sobre un fondo dorado y luego rasparlos para formar dibujos dorados.
Los dos escultores más destacados del Siglo XVI en España fueron Alonso Berruguete y Juan de Juñí.
Alonso Berruguete fue un escultor español del Renacimiento, influenciado por su estancia en Italia y de las obras clásicas romanas y griegas que estaban siendo recuperadas, como el Laoconte. Destacó por sus figuras delgadas y gestuales. Trabajó en la decoración de la catedral de Granada y en la Sillería del coro de la Catedral de Toledo. En Valladolid, contribuyó al retablo de la Iglesia de San Benito.
Juan de Juñí fue un escultor francés afincado en España. Establecíó su taller en Valladolid, donde creó obras expresivas con figuras robustas y musculosas. Realizó retablos para iglesias en Valladolid, Osma y Medina del Campo, además de obras independientes como El Santo Entierro y Dolorosas, que destacan por su expresividad gestual.
El Greco, es una figura destacada del Renacimiento manierista y uno de los grandes maestros de la pintura española y universal. Aunque su vida temprana es poco conocida, se establecíó en Toledo en 1576, donde se convirtió en un artista muy apreciado por la nobleza y la Iglesia local, aunque nunca fue reconocido por Felipe II.
El estilo único de El Greco se ve influenciado por varias corrientes:
– La influencia bizantina debido a su lugar de origen, probablemente iniciándose en la pintura de iconos religiosos.
– La influencia veneciana, donde adoptó el uso de colores vibrantes y una luz irreal, influenciado por pintores como Tiziano y Tintoretto.
– La influencia española se refleja en su enfoque dramático y religioso en sus obras, incluso en temas no religiosos.
– La influencia manierista se ve en sus figuras alargadas y posturas angulosas, así como en sus fuertes contrastes de luz y sombra.
Durante su estancia en Italia, El Greco produjo obras como «La expulsión de los mercaderes del Templo» y una primera versión de «El Expolio». Sin embargo, fue en Toledo donde creó algunas de sus obras más destacadas, como «La Trinidad», «El Expolio» y «El Entierro del Conde de Orgaz». También realizó retratos y paisajes de la ciudad, mostrando su habilidad para capturar la esencia espiritual y emocional en sus obras.