Portada » Lengua y literatura » El Renacimiento en España: Literatura, Sociedad y Pensamiento
El Renacimiento define el periodo cultural y social posterior a la Edad Media, cuando renace el interés por los autores griegos y latinos. Los reyes conceden privilegios a las universidades porque cumplen una función social imprescindible: en ellas se forman juristas, médicos, etc. El hombre pasa a ser el centro del mundo. El vitalismo del arte y la literatura renacentista y el esplendor de cortes y palacios, con sus fiestas y lujos, son característicos de esta época. Es una época de optimismo. El racionalismo será un rasgo de la nueva época, de ahí el nacimiento de la idea de progreso. Entonces se considera que el saber hace mejor al hombre. Este deseo de perfeccionamiento tiene que ver con las ideas del neoplatonismo, concepción filosófica según la cual la realidad material es reflejo de otra espiritual.
En España, el humanismo conoce su máximo apogeo en el primer tercio del siglo XVI, cuando llegan importantes humanistas italianos y las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca se convierten en centros humanísticos de primer orden. El holandés Erasmo de Rotterdam defendía una religión libre de supersticiones. Pero el erasmismo cayó en desgracia como consecuencia de la reacción católica ante el peligro protestante. Comienza luego la censura de los libros, que tenían que pasar una serie de controles antes de ser publicados. La mayoría de la población seguía siendo analfabeta y era corriente la lectura en voz alta en grupo, sobre todo de libros de caballerías.
Canciones tradicionales y romances continuaban siendo la poesía más común para las gentes del siglo XVI. Se transmitían de forma oral, pero también por escrito en numerosas antologías. Desde finales de los años 20 y hasta mitad de siglo, se introduce la nueva poesía italiana. La publicación y rápida difusión de las obras de Garcilaso de la Vega contribuyó al triunfo de esta poesía con sus nuevos géneros, motivos, temas y versos. De la literatura grecolatina toman los poetas renacentistas géneros y temas. Además de la presencia constante de la mitología, unos cuantos tópicos clásicos aparecen en la lírica renacentista:
El tema habitual de la poesía renacentista es el amor. Los poetas conciben ahora el amor como una virtud que hace mejores a los seres humanos. Pero el amor es también frustración y dolor. Al lado de la poesía amorosa se desarrolla una poesía moral, que reelabora el tópico latino del beatus ille, mientras que la amorosa insistiría en los del carpe diem o el collige, virgo, rosas. El verso preferido de los poetas es el endecasílabo, con el que alterna frecuentemente el heptasílabo. Se recuperan muchos de la tradición grecolatina: églogas, odas, epístolas, elegías, sátiras. Las estrofas más frecuentes son el soneto, la canción, la lira, la silva, etc. Los escritores más importantes son Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León y San Juan de la Cruz.
Los relatos suelen ser cortos y se incluyen dentro de obras nuevas sin tener autonomía. Siguen editándose y siendo muy leídos los libros de caballerías y las novelas sentimentales. Aparecen los libros de pastores. Estas novelas pastoriles están relacionadas con el éxito de la literatura bucólica en otros géneros, como la lírica o el teatro. Las novelas pastoriles presentan la vida rústica en una naturaleza idealizada en historias de amor entre pastores. Las obras más destacadas son Los siete libros de la Diana de Jorge de Montemayor y La Diana enamorada de Gaspar Gil Polo. Un peculiar tipo de narraciones son las novelas moriscas; se produce en ellas la idealización del moro de forma parecida a la del pastor de las narraciones pastoriles. La primera novela morisca es la breve Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa. Muy interesantes son también La Lozana andaluza, de Francisco Delicado, y El Patrañuelo de Juan Timoneda. Dentro de la narrativa destacan por encima de todo El lazarillo de Tormes y la obra de Miguel de Cervantes.
Nació en 1547 en Alcalá de Henares. En 1570 marchó a Italia y quedó impresionado por su arte, literatura y su vida. Participó como soldado en la batalla de Lepanto. Cuando regresaba a España en 1575, fue apresado por los turcos y conducido a Argel. Volvió a España, donde llevó hasta el final de sus días una vida difícil y azarosa. Vivió en Esquivias (Toledo), en Andalucía, en Valladolid y en Madrid, donde murió el 23 de abril de 1616. Como poeta debió de escribir bastantes poemas de carácter culto.
Solo publicó una obra en verso, El viaje del Parnaso (1614). Como dramaturgo escribió numerosas obras, de las que conservamos más de una decena de comedias y ocho entremeses. Su única tragedia conocida es La Numancia. Muy interesantes son sus entremeses, certero retrato de las clases populares de la época. Entre los más famosos entremeses cervantinos figuran El retablo de las maravillas y El viejo celoso. Pero sobresale como novelista. Escribe novelas de casi todos los tipos conocidos en su tiempo: La Galatea es pastoril, El Quijote de caballerías; sus relatos son moriscos, pastoriles y sentimentales. Su primera novela es La Galatea (1585). Su última obra, El Persiles (1617) es una novela bizantina. Estas novelas son de aventuras en las que los enamorados protagonistas, tras pasar por diversos lugares y peripecias, terminan felizmente su viaje. Si no hubiera escrito El Quijote, Cervantes hubiera pasado a la historia como el autor de las Novelas ejemplares. Esta colección de doce relatos cortos fue publicada en 1613. Suelen agruparse las Novelas ejemplares en dos conjuntos: realistas e idealistas. Realistas son Rinconete y Cortadillo, El celoso extremeño y El coloquio de los perros. Idealistas, El amante liberal, La española inglesa y La señora Cornelia.
La obra cumbre de Cervantes es El Quijote. Consta de dos partes: la primera se publicó en 1605 y la segunda en 1615. Los personajes centrales de la gran novela son don Quijote y Sancho. Don Quijote es un modesto hidalgo de un pueblo manchego que, loco por la lectura de libros de caballerías, decide convertirse en caballero andante. Sancho Panza es el escudero que en los libros de caballerías acompañaba al protagonista. El propósito es la parodia de los libros de caballerías. El Quijote es también un libro de crítica y teoría literaria: no solo los personajes hablan constantemente de literatura, sino que el conjunto de la obra es en sí mismo un ejercicio de experimentación literaria, en ella se encuentran relatos de todo tipo. El lenguaje de El Quijote resume la variedad de estilos típica del Renacimiento. En él se combina el estilo elevado con el propio de la parodia burlesca, el habla culta con la popular, las opiniones eruditas con los refranes y dichos tradicionales.