Portada » Historia » El Reinado de Felipe II y la España de los Austrias Menores: Imperio, Crisis y Colonización
Felipe II hereda todos los territorios de Carlos I excepto Austria. Felipe es un rey puramente hispano, educado en España y residente en el país. Representa la culminación de la monarquía absoluta y de la Contrarreforma católica, siendo también el máximo representante de la Inquisición. Para ello, refuerza la burocracia en el proceso de centralización política. Aparte de los consejos, se encontraban figuras como el Virrey, las Audiencias y las Cortes.
Felipe II tuvo que afrontar graves crisis internas:
Felipe II tuvo también una complicada política exterior:
En 1513, Vasco Núñez de Balboa atraviesa el continente americano por el istmo de Panamá, encontrándose al otro lado con el océano Pacífico, lo que demuestra que las nuevas tierras no eran Asia.
Entre 1519 y 1522, la expedición iniciada por Fernando de Magallanes y culminada por Juan Sebastián Elcano da la primera vuelta al mundo. Tras la muerte del capitán y muchos de sus hombres, se decide que la ruta principal para comerciar con Asia seguirá siendo la ruta portuguesa bordeando África.
América comenzó llamándose ‘Tierras de Américo’ por el cartógrafo italiano Américo Vespucio, quien postuló que se trataba de un nuevo continente.
Aunque el objetivo inicial de los viajes era el comercio de especias, al no encontrarlas en abundancia en las primeras tierras descubiertas, el proyecto se transformó en uno de conquista militar y evangelización.
La conquista se realiza por etapas, generalmente desde Centroamérica hacia el norte y el sur. Para el proceso de colonización, los Reyes Católicos y sus sucesores utilizan las capitulaciones (contratos con los conquistadores).
Se establecieron sistemas de explotación de la población nativa:
Este proceso dio lugar a numerosos abusos y a pésimas condiciones de vida para muchos nativos.
Las posesiones americanas generaron grandes ingresos para el Imperio Español (principalmente a través de la explotación de minas de plata y oro, con la Corona recibiendo el quinto real, y el monopolio comercial ejercido desde la Casa de Contratación de Sevilla). Sin embargo, esta riqueza no sirvió para un desarrollo económico sostenido en la península:
Otras consecuencias de la colonización fueron la emigración, que despobló algunos territorios peninsulares, y el intenso proceso de mestizaje. Además, llegaron a Europa nuevos productos como la patata, el tomate, el maíz o el cacao.
La conquista generó un importante debate moral y jurídico sobre la legitimidad de la misma y el trato a los indígenas (la»polémica de los naturale» o controversia de Valladolid):
Los reyes españoles del siglo XVII (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) son conocidos como los Austrias menores, en contraste con sus predecesores, Carlos I y Felipe II. Estos monarcas destacan por delegar gran parte de sus funciones de gobierno en validos, personajes de la aristocracia que gozaban de la plena confianza del monarca y se encargaban de la administración del Estado. Los validos a menudo otorgaban cargos a familiares y amigos (clientelismo), lo que generó críticas de otros sectores de la nobleza, de los letrados y del pueblo.
Fue un monarca considerado perezoso y poco inclinado al gobierno, que dejó el poder en manos de sus validos, principalmente el duque de Lerma y, posteriormente, su hijo, el duque de Uceda. Su reinado se caracterizó por:
Rey inteligente y culto, pero también con poca vocación de gobierno, otorgó su confianza al valido conde-duque de Olivares y, tras la caída de este, a su sobrino Luis de Haro.
Olivares impulsó una ambiciosa política reformista con el objetivo de restaurar la hegemonía española y fortalecer la monarquía. Su proyecto más conocido fue la Unión de Armas, que pretendía crear un ejército permanente sostenido por todos los reinos de la monarquía en proporción a su población y riqueza. También intentó mantener una política exterior agresiva para preservar la reputación y los intereses españoles, lo que implicó la participación plena en la Guerra de los Treinta Años y la reanudación de la guerra con Holanda.
La política centralista y belicista de Olivares generó un enorme descontento y provocó graves revueltas internas, especialmente en la Crisis de 1640: