Portada » Lengua y literatura » El Realismo: Innovaciones Tecnológicas y Transformaciones Sociales en el Arte del Siglo XIX
Desde mediados del siglo XIX se dieron una serie de innovaciones tecnológicas, energéticas y organizacionales que condujeron a la Segunda Revolución Industrial. La nueva sociedad europea, burguesa liberal y capitalista, se convirtió en la clase dominante. Fue un momento de agitación política y social. La durísima situación en la que se encontraba la clase obrera llevará a la formación del movimiento obrero a partir de la segunda mitad del siglo, con la expansión de las ideologías obreras, tanto el marxismo como el anarquismo, que se plasmará en el internacionalismo obrero con la fundación de la AIT en Londres de 1864.
Ya en las últimas décadas del siglo, se abrió, ante las necesidades del capitalismo tras la crisis de 1873, un periodo imperialista en el que las principales potencias rivalizaron por ampliar sus dominios mediante la creación de vastos imperios coloniales. Estos imperios se caracterizaron por la distinción entre la metrópoli y sus colonias, y la explotación exhaustiva, tanto material como humana, de los territorios coloniales por parte de estas metrópolis dirigidos por sus gobiernos burgueses y liberales.
Las últimas dos décadas del siglo XIX estuvieron marcadas por las dificultades del modelo liberal burgués que permiten hablar de una crisis de fin de siglo. Esta creciente convulsión puede entenderse por una serie de acontecimientos como pueden ser la Guerra Franco-prusiana; la rivalidad imperialista que enfrentó a las metrópolis europeas; la Paz Armada, que llevó a una carrera armamentística ante la certeza de una guerra inminente, y las transformaciones sociales, entre las que destaca el creciente empuje de las clases populares. Destaca la preocupación de los artistas por los graves problemas sociales de la industrialización, quienes denunciarán los mismos, criticando la realidad del momento.
El Realismo surgió en Francia como reacción al romanticismo imperante y desde allí se extendió por el resto de Europa. El realismo fue un movimiento literario y artístico que pretendía representar la realidad de una forma objetiva. Tres principios lo definen: veracidad, contemporaneidad y compromiso social. Conforme a ello, concedieron importancia a los temas cotidianos tratados de un modo objetivo, sin idealizaciones de ningún tipo, rechazando el subjetivismo y el deseo de evasión propios del romanticismo. La felicidad en la observación de la naturaleza se transforma en una obligación estética y moral que pretendía conducir a un verdadero despertar social.
La fatiga se convirtió en motivo de inspiración y la gente corriente en la protagonista de los cuadros. También representaron temas intimistas o familiares, paisajes rurales, urbanos… Los primeros en experimentar el cambio fueron los paisajistas de la Escuela de Barbizon, quienes a través del paisaje transmitieron la conquista de la realidad.
El artista es parte de la sociedad y no puede permanecer impasible ante ella; tiene que comprometerse con los grandes problemas sociales y políticos que le ha tocado vivir.
En el transcurso de la primera mitad del siglo XIX, mientras el Neoclasicismo rivalizaba con el Romanticismo, el Realismo surgió como una nueva fuerza que dominaría la segunda mitad del siglo. El Realismo formó parte inmediatamente del arte occidental. Durante el Renacimiento, los artistas superaron las limitaciones técnicas para representar con fidelidad la naturaleza. Pero en el Realismo, los artistas modificaron los temas e insistieron en la imitación precisa de las percepciones visuales sin alteración.
Los artistas realistas buscaron en el mundo cotidiano y moderno las principales características, distanciándose de temas sobre dioses, diosas y héroes del periodo clásico. Campesinos y trabajadores urbanos fueron los nuevos protagonistas.
El padre del movimiento realista fue Gustave Courbet (1819-1877). Insistió en que la pintura era un arte esencialmente concreto que debía aplicarse a elementos reales y existentes. Cuando se le preguntó sobre pintar ángeles, Courbet respondió: “Nunca vi a los ángeles. Si usted me muestra uno, yo lo pinto”.
Jean-François Millet (1814-1875) también tuvo un papel relevante en el movimiento. Sus trabajos se asocian con los retratos de campesinos de labranza, siembra y cosecha. Nacido en una familia campesina, una vez dijo que quería hacer que lo trivial resultase sublime. Antes de él, los campesinos fueron presentados siempre de manera degradante. Millet dio una dignidad firme a este componente de la estructura social.