Portada » Historia » El Proceso de Transición en España: Un Legado Democrático
La Transición Española es el período en el que se llevó a cabo el proceso por el que el país dejó atrás el régimen dictatorial del general Francisco Franco y se instauró una democracia. Este proceso culminó en la redacción, aprobación y promulgación de nuestra Constitución actual, la de 1978, en la que se recogieron los derechos y deberes de un Estado social y democrático de derecho, consensuada pacíficamente por todos los partidos políticos. Dicha fase constituye la primera etapa del reinado de Juan Carlos I, quien fue ayudado por otro motor muy importante en este proceso: Adolfo Suárez. El pueblo español también tomó un gran protagonismo debido a su maduración ideológica hacia un sistema más aperturista.
Al comenzar los años 70, la principal preocupación de los defensores del régimen de Franco era su avanzada edad, lo que hacía necesario preparar el camino tras la muerte del Caudillo. En 1966, el régimen de Franco se sometió al “referéndum” de los españoles con la “Ley Orgánica del Estado”, aprobada por inmensa mayoría, por la que tendría que regirse el país tras la muerte de Franco. La concentración de poder que acumulaba Franco desaparecería a su muerte. En este clima de incertidumbre y dureza del Régimen de Franco, los mismos ministros estaban divididos. Unos, encabezados por el almirante Luis Carrero Blanco, brazo derecho de Franco y presidente del gobierno desde junio de 1973, criticaban cualquier tipo de apertura política. También existían unas asociaciones políticas, especie de partidos con actividad restringida y que no se opusieron al régimen en sus principios fundamentales. Se les llamaba “ultras” y “aperturistas”. Entre junio y diciembre de 1973, Carrero Blanco había comenzado su actuación excluyendo de su gobierno a las personalidades del Gobierno anterior que se habían manifestado partidarias de la apertura. Pero el 20 de diciembre de ese año, un comando de ETA asesinó al almirante Carrero, hombre en el que Franco confiaba para continuar su régimen.
Franco, que ya tenía 80 años, nombró entonces como Jefe del Gobierno a Carlos Arias Navarro, ministro de la Gobernación en el gobierno de Carrero. Sus primeras manifestaciones fueron esperanzadoras, pues habló de apertura y liberalización, de un nuevo estilo que se llamó “espíritu del 12 de Febrero”, por la fecha del discurso (12 de febrero del 74). Franco sufrió una tromboflebitis que puso en peligro su vida. Don Juan Carlos asumió legalmente la Jefatura del Estado por incapacidad de Franco. Y, cuando todos pensaban que se retiraría del poder, volvió a reasumir sus poderes en unas semanas, en cuanto mejoró su salud. El terrorismo se recrudece y, además de ETA, surge el GRAPO. En 1970 se celebra el Juicio de Burgos en el que se dictan penas de muerte. Varios Gobiernos de Europa y hasta el Papa piden a Franco el perdón, que al final se concede, conmutando la pena por años de cárcel. Los españoles viven días de mucha tensión.
En medio de esta caótica situación, el 20 de noviembre de 1975, y tras una larga y terrible agonía, fallece Franco. Al día siguiente, Arias Navarro lee su testamento, que resume su pensamiento y refleja sus ideales: catolicismo sincero, patriotismo a su manera, autoritarismo, identificación de España con su persona y falta de comprensión con las ideas de libertad y democracia. La muerte del general Franco convirtió en protagonista político a Juan Carlos de Borbón, desde ese momento Rey de España. La desaparición del General iba a poner en evidencia que don Juan Carlos tenía un proyecto político. En realidad, se trataba del proyecto que su padre, don Juan de Borbón.
Se inicia así la etapa llamada de la transición política, un momento delicado en nuestra historia, pues el fantasma de la guerra civil parecía agitarse aún ante un paso en el que existían grupos muy radicales de extrema izquierda y de extrema derecha (el llamado “Búnker”): viejos falangistas, la mayoría de los generales del Ejército, veteranos del sindicalismo vertical, que contaban con un apoyo considerable dentro del ejército dispuesto a dar un golpe de Estado. La realización del proyecto político de don Juan Carlos, transición pacífica a un régimen democrático, exigía que los partidos de la oposición controlaran a sus seguidores para evitar provocaciones y evitar que el Ejército interviniera para salvar al franquismo. En esta doble dirección se movió la actuación política del rey y sus colaboradores.
Don Juan Carlos decide mantener como Jefe del Gobierno a Arias Navarro, que nombró nuevos ministros atendiendo a las indicaciones del rey. De ellos se esperaba que activaran la reforma del régimen. Pero Arias Navarro no era la persona adecuada para emprender dicha reforma, ya que sus propuestas eran muy cortas y no estaba dispuesto a legalizar los partidos políticos, única forma de caminar hacia la democracia. Las Cortes seguían siendo las mismas nombradas por Franco, donde la mayoría eran inmovilistas. No obstante, se aprobaron dos leyes que ampliaban el derecho de reunión y el de asociación. Estas leyes ampliaban la libertad para reunirse sin autorización y se concedían más facilidades para crear grupos políticos, aunque no permitía la legalización de los partidos.
El 3 de julio, el Rey encarga a Adolfo Suárez que forme un nuevo gobierno. Detrás de todo estaba la figura de Torcuato Fernández Miranda, tutor político de D. Juan Carlos, Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Aunque no parecía el hombre adecuado ya que procedía de las filas falangistas, el Rey lo escogía porque reunía las condiciones necesarias para realizar una operación política de evidente dificultad: convencer a los políticos del sistema franquista instalados en las Cortes para que desmantelaran dicho sistema en una especie de autoliquidación.
Adolfo Suárez, con su partido la UCD, ganó otra vez las elecciones de 1979 con una pequeña ventaja sobre el PSOE de Felipe González. Eran los dos grandes partidos a mucha distancia de los demás. A partir de esta fecha, 4 acontecimientos básicos estructuraron la evolución del país:
Como conclusión, diremos que estos 10 años que duró la Transición Española son de máxima importancia, pues se pasó de un régimen autoritario, la dictadura franquista, a un régimen liberal, la democracia. Este proceso se realizó de la ley a la ley, es decir, mediante el consenso y la negociación entre los partidos políticos, pues todos debieron renunciar y pactar debido a la necesidad de un cambio de régimen, finalizándose el gran cambio con la promulgación de nuestra Constitución de 1978, que legislará un Estado democrático que reconoce las libertades de los ciudadanos y el autogobierno de las regiones, no exento de problemas y dificultades. También se ha consolidado, hasta diciembre de 2015, un sistema bipartidista en el que PP y PSOE se han alternado en el poder, cada día más criticado por los partidos minoritarios. Por último, se ha construido un Estado de Bienestar (educación, sanidad, pensiones) que debe enfrentar las dificultades derivadas de las sucesivas crisis económicas.