Portada » Filosofía » El Problema del Conocimiento y la Realidad
El cambio es imposible y solo consiste en una ilusión producida por nuestros sentidos. En su filosofía Platón asume que es nuestra razón la que nos muestra cómo es la realidad, frente a los sentidos que nos muestran solo las apariencias múltiples y cambiantes. Lo que trata de las realidades estables y permanentes, Platón lo llama, episteme, mientras que al falso saber engañoso que nos aportan los sentidos lo llama doxa. las Ideas son modelos inteligibles que constituyen la verdadera realidad de las cosas, aunque la realidad a veces se muestra cambiante siempre permanecen en ella entidades estables e idénticas. Las Ideas hacen que las cosas sean lo que son; les dotan de identidad.
Las características de las ideas son: eternas, inmutables, inteligibles y universales.
Platón considera que las Ideas se relacionan según el principio de symploké. Es decir, que ni todas se relacionan con todas, ni cada una está totalmente separada de las demás. Por otro lado, en La República establece que las Ideas se organizan según una jerarquía. Destaca la Idea de Bien, que es el principio de la realidad del que el resto de ideas participan.
Uno es la materia, de la que se compone todo lo que percibimos a través de los sentidos, donde la materia es el caos y el azar; en ella todo está sujeto al cambio permanente. El otro principio es, las Ideas, que son lo contrario al caos de la materia. Mientras que las Ideas son eternas las cosas materiales se corrompen.
En el Timeo en cambio Platón dirá que las cosas son semejantes o imitan a las Ideas. Para explicar esto recurre al mito del demiurgo, un dios artesano e inteligente que, tras haber contemplado las Ideas, ordena el mundo sensible según dichos modelos perfectos.
De todos los poetas de la tradición sin duda el más famoso fue Homero. En sus obras encontramos dos sentidos de la palabra “alma”: – En la Iliada, el alma o psiqué refiere al calor corporal o la respiración que mantienen vivos a los cuerpos. El alma es por tanto el principio vital presente en el ser humano. – En la Odisea el alma o eidolon, es un doble espectral del cuerpo que queda confinado para siempre en el Hades después de morir.
Según los órficos el alma es un principio divino que habita en el hombre, pero procede de otro mundo. Los órficos proclaman que en realidad el cuerpo es la cárcel del alma; la unión de uno y otra es algo totalmente antinatural. El orfismo también introdujo en Grecia la doctrina de la metempsicosis o reencarnación. De este modo el alma de la mayoría de los hombres está condenada a vivir por siempre encerrada en un ciclo eterno de vida, muerte, juicio y reencarnación. El orfismo también nos dice que está en nuestra mano “escapar de la rueda” y liberar al alma de su condena eterna. Para ello hay que lograr que sea el alma la que gobierne al cuerpo. El verdadero destino del hombre es entonces el de purificar su alma y alcanzar así la inmortalidad. Platón incorporará todas estas ideas del orfismo a su propia filosofía haciendo del alma un principio divino e inmortal.
En el diálogo Fedón Platón cuenta los últimos momentos de la vida de su maestro Sócrates. En este diálogo Platón añade algunas ideas propias. Entre estas aportaciones destaca su doctrina de la reminiscencia:
Platón considera que el hecho de que el alma posea determinados conocimientos que no proceden de su experiencia en el mundo sensible demuestra que los ha debido obtener “en una vida anterior”, antes de que se uniera al cuerpo. Antes de quedar presa en el cuerpo el alma ha contemplado las Ideas; el conocimiento de las Ideas se nos ofrece a los seres humanos siempre en forma de recuerdo
En el Fedón Platón asocia el alma únicamente a la parte racional del ser humano. El alma es entonces algo simple, un único principio que corresponde a la parte racional que hay en nosotros. En otras obras posteriores al Fedón, Platón dejará de creer que el alma es simple y pasará a defender que dentro de ella conviven diversos principios. La respuesta a que se debe este cambio de opinión parece tener que ver con la experiencia del conflicto interno.
Platón se preguntaba cuál es el saber propio de los gobernantes. Desde sus primeras obras Platón mantendrá durante toda su vida algunas ideas clave acerca de la política: – La política es un verdadero saber o ciencia. Para Plantón un buen gobernante debe tener ciertos conocimientos para llevar al Estado a buen puerto.
– El objetivo de la política es tratar de hacer a los ciudadanos más felices y virtuosos. Para Platón los gobernantes virtuosos gobiernan siempre en beneficio de los demás y del bien común.
– El saber político trata del verdadero conocimiento acerca de la justicia y la injusticia. Es decir, la política trata en realidad sobre el conocimiento de las Ideas. Para Platón los que se dedican al conocimiento de las Ideas son los únicos que tienen derecho a gobernar.
Platón parte de la premisa de que el ser humano es un ser sociable por naturaleza y necesita de los demás para poder subsistir. Asumiendo entonces que el ser humano debe vivir en sociedad, en su modelo ideal Platón organizará la sociedad en grupos o castas, cada una encargada de realizar una función específica:
En la Republica Platón dedica la mayor parte de su obra a hablar de la educación que deben recibir los ciudadanos. La justicia ocurría cuando se evitaba a toda costa que cada casta defienda sus propios intereses por encima del bien común. Platón sabe que esto no es nada fácil y reconoce dos grandes obstáculos que amenazan a la ciudad:
– La propiedad privada. Muchos conflictos políticos surgen por el deseo de acumular riqueza y fama.
– La familia. Normalmente obedecían antes a la autoridad de nuestros padres que la de las leyes.
Para hacer desaparecer a la familia, se establece el control estatal del sexo y la natalidad. Por regla general los ciudadanos tienen prohibido procrear, salvo en determinadas fiestas programadas por el Estado. En otras palabras, una especie de colectivización de los hijos.
Platón consideraba que ambos sexos están igualmente dotados para ejercer las funciones de guardianes y gobernantes y que las leyes de la herencia no son infalibles. Para terminar de blindar su sociedad perfecta Platón impone a los poetas y a los autores de teatro un severo régimen de censura.
Los atenienses de la época habían conocido ya multitud de formas de gobierno; En la Republica Platón defenderá que la forma de gobierno ideal es aquella en la que gobierna una minoría de hombres (y mujeres) sabios o, lo que es lo mismo, una república de filósofos
Siendo ya mayor de cuarenta años Platón viaja a la ciudad de Siracusa y es probable que esta amarga experiencia hiciera que Platón dejase de creer en las propuestas idealistas que hemos visto en la Republica. La alternativa que Platón propone en sus últimas obras será que gobiernen las leyes en lugar de los hombres. Para el filósofo las leyes son un sucedáneo del verdadero conocimiento que posee el rey-filósofo.
Aristóteles divide el conocimiento humano en dos clases :
– Teóricas. Se trata de ciencias que aspiran sólo al conocimiento puro y desinteresado de la realidad. Quienes se dedican a ellas no buscan obtener ningún beneficio; simplemente desean saber.
– Practicas. Se trata de ciencias que estudian en qué consiste el Bien del hombre, el fin último que aspira a conseguir en su vida. Las ciencias prácticas se buscan para vivir una vida mejor y más feliz. Aristóteles distingue tres ciencias de la praxis:
– La ética estudia el bien del hombre a escala individual. La pregunta fundamental de la ética en el pensamiento griego es la de en qué consiste una vida feliz (eudaimonía).
– La economía estudia el bien del hombre en tanto que miembro de un hogar. La economía era el saber que permitía administrar adecuadamente una familia
– La política estudia el bien del hombre a escala social, en tanto que miembro de una polis. El bien colectivo del hombre se entiende que es la justicia.
Aristóteles define la praxis como el mundo de las acciones humanas.
Según el filósofo, en nuestra vida el deseo nos impulsa a perseguir determinados fines u objetivos. El filósofo está convencido de que nuestra vida apunta siempre a un fin absoluto, por lo cual queremos todo lo demás. Desde que existe la ética al fin último los seres humanos lo llaman “felicidad” (eudaimonía).
La ética aristotélica es calificada de ética eudaimonista, entiende que la felicidad es el fin último de la vida, y la ética debe ocuparse ante todo de investigar en qué consiste.
Para empezar Aristóteles sostendrá que la felicidad consiste en una cierta actividad, y no en una pasión. Todas las actividades humanas pueden hacerse bien o mal, mejor o peor. Aristóteles dice que la felicidad es una actividad conforme a la virtud (es decir, bien hecha).
Según Aristóteles, la actividad que más plenamente feliz hace al ser humano es la actividad intelectual. La vida más feliz es una vida dedicada al saber y el aprendizaje. Para defender esto Aristóteles decía «Al igual que el resto de seres vivos, el ser humano será feliz ejercitando aquella actividad que le es más propia y lo distingue del resto de animales, la razón«. Muchos filósofos han considerado a esta razón poco convincente. El filósofo británico W.D. Ross se refiere a ella como el argumento del érgon que en griego significa “función propia”. Aristóteles ofrece una segunda razón de por qué la vida contemplativa es la más feliz y divina; su autarquía. La actividad intelectual es la más autosuficiente. Es imposible dedicar nuestra vida por entero al saber. Aunque la vida plenamente feliz es imposible, podemos aspirar a una especie de “felicidad moderada”.
La felicidad se define como una actividad del alma conforme a la virtud. Aristóteles distingue dos clases de virtudes:
A. Virtudes intelectuales. Consisten en el conocimiento de los conceptos universales, y en el conocimiento práctico sobre las leyes.
B. Virtudes éticas, relacionadas con las acciones y las pasiones humanas. Entre ellas encontraríamos por ejemplo la moderación.
Por último, Aristóteles añade a su definición de las virtudes éticas como un término medio entre dos extremos las siguientes observaciones: 1. La virtud no consiste en una pasión ni en una facultad sino en un hábito. 2. El término medio es relativo a cada persona y circunstancias. 3. Para reconocer el término medio en las acciones se requiere de la virtud intelectual de la prudencia. Aristóteles plantea la existencia de tres tipos de bienes para el ser humano. Los bienes del alma que consisten en las virtudes, los bienes del cuerpo como la salud y la belleza, y los bienes externos como vivir en una sociedad justa. Estos bienes se escapan de nuestro control por eso la felicidad depende de la suerte.